El viernes pasado salí con mi hija, la busqué en la
escuela y nos escapamos a comer, ir al cine y de paso hacer un par de vueltas médicas
que ella necesitaba, nada grave, total pasamos el día maravillosamente, al
final tomamos un taxi hasta su casa pues andar en bus a la siete de la noche no
es aconsejable, menos acompañado por mi niña, uno solo puede defenderse,
acompañado es más complicado.
Imagino que mi cara de opositor es algo imposible de
ocultar, pero por culpa del imbécil taxista me di cuenta de que no, resulta que
el fulano, quejándose como todo el mundo, estaba empeñado en obligarme a
aceptar que si el gobierno tiene la cadena de distribución de alimentos todo estaría
mejor, la paciencia y las buenas maneras se volatilizaron, al final lo único que
tuve que decirle es que soy uno de los que mantiene la idea de que el país hay
que dividirlo en dos partes, de una dejamos a los comunistas a morirse de
hambre con alegría y patriotismo y del otro lado nos vamos quienes queremos
futuro, la verdad todo fue un eufemismo para no confesar las ganas de matarlos
a todos que me entran cada vez que me tropiezo a algún idiota que en su
discurso pasivo/agresivo pretende obligarme a pensar como el, sobre todo cuando
ese razonamiento no resiste un mínimo análisis decente.
Mientras estoy revisando mis redes leo que Makro en
ciertas partes del país ahora no va a venderle as particulares si no que va a
estar en un fulano programa gubernamental de alimentación segura o alguna cosa
similar, eso me asusta, además de las declaraciones de los insignes orates
hablando de “Colas sabrosas” “comer piedras y palos fritas” y quien sabe cuántas
sandeces más, eso en otras palabras es el anuncio de una hambruna generalizada,
ya solo falta que algún imbécil del gobierno comience a decirles “mirmidones
soberanos” a los bachaqueros para ubicar simpatías , aunque no votos.
Por supuesto estamos a escasos dos meses de las
elecciones, las universidades públicas están en huelga, tengo la esperanza de
que los colegios públicos también se unan a la huelga, la inflación está
desatada, la vida es muy difícil hasta para el que gana más y el que gana menos
pues se apaña como puede. Ahí entra el comercio informal, las clases màs desposeídas
hacen las infinitas colas para comprar de todo, hay mafias de cédulas múltiples
y arrasan con todo para venderlo a más de 20 veces el precio marcado, como lo
hacen al descampado y sin ninguna persecución del estado he de concluir que son
cómplices unos y otros, los primeros se aseguran unos ingresos que ningún empleo
les dará y los segundos buscan votos de quienes agradecidos por estar
acostumbrados a vivir de, y en la miseria seguramente votaran cónsonos con su
naturaleza.
Me disculpan los amigos opositores pero la verdad no creo
en estas elecciones, esta gentuza ha dado muestras más que sobradas de que les
valen madres leyes , reglamentos, testigos y hasta la honra, tengo la certeza
de que no soltarán los curules así, porque los votos los obliguen, recuerden
que quien hace la lay hace la trampa, quizás vaya a votar pero de una vez les
digo que no creo en los resultados, que seguramente serán trucados y si gana la
oposición a los días saltaran la talanquera unos cuantos, amenazados con
cualquier excusa, en este país de pranes todo es posible.
Amanecerá y veremos pero ya los jerarcas nos han dicho
voz en cuello y con sonrisas que el hambre va a ser más ruda, que van a haber
menos opciones para comer, que los bachaqueros serán reyes, que los pensantes
somos menos y que estamos presos pues irse del país es un beneficio para pocos.
Aquel taxista imbécil me sacudió la conciencia, se está terminando el tiempo de
la concordia, la paz se está distanciando y los jerarcas se están alegrando.
Saludos desde mi aterrorizada esquina.
Josè Ramòn Briceño, 2015
@jbdiwancomeback
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