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viernes, septiembre 04, 2015

A propósito del niño Sirio

Hay todo un escándalo por la foto del niño ahogado, no me mal interpreten, no es que no me importe, al final quienes somos padres solo podemos imaginar el dolor de perder un hijo, en las condiciones que sean. Volviendo al niñito ahogado, ciertamente me da mucho dolor verlo, sin embargo siento que la tal publicación así como su masificación es en efecto u ardid propagandístico, eso la verdad me incomoda más.

Desde que la fotografía existe han quedado testimonios de la salvajada humana, mientras veía la foto del niño en Facebook, recordaba las de la primera guerra mundial, las de la gran depresión norteamericana con las filas de gente haciendo cola por un plato de sopa, los niños europeos entre las ruinas de las ciudades bombardeadas por la guerra, las de la segunda guerra mundial cuando ya la prensa escrita era un poder y la fotografía su mayor fuerza, los niños judíos de los campos de concentración, los otros no judíos pero igual pasando hambre luego de las batallas, los que sobrevivían a los bombardeos, los niños alemanes de soldados muertos en las trincheras de quien sabe que poblado, los sobrevivientes del sitio de Stalingrado, los sobrevivientes a la toma de Berlín, los que sobrevivían y los que murieron por los bombardeos de saturación alemanes y más adelante los de los aliados sobre territorio alemán, los que morían en los menos publicitados bombardeos “convencionales” sobre territorio japonés que por cierto no solo poco se habla, tampoco se dice que murió más gente por esos bombardeos que por las dos bombas atómicas.

Si vamos más adelante en el tiempo, no me puedo sacar de la cabeza la niña Vietnamita que corría desnuda e incendiada en Napalm. Para este final de siglo los niños croatas y serbios que fueron víctimas de su propia gente en la manía racista de los animales ultranacionalistas, más cercano aún, las victimas de ISIS, Boko Haram, los niños Palestinos, los niños Israelíes, más cerca, los niños que mueren todos los días porque no encuentran la medicación para el cáncer en este país, sin hablar de los que mata la delincuencia a diario, ni los que terminan de delincuentes para sobrevivir, mucho menos de los miles de niños mendigos que pululan por las calles del país, para tener que rasgarse las vestiduras por niños muertos a otro lado del mundo sin ver que la tragedia vive acá mismo, al otro lado de la calle.

Así un largo camino de ejemplos que pueden ser citados y que deberían levantar alarmas desde hace mucho tiempo para que la humanidad fuese más humana. Me niego a caer en la fácil queja del niñito ahogado a orillas de una playa, diariamente se mueren millones y a nadie le importan una mierda, aunque a mí me importen no puedo hacer nada, casi nadie puede hacer nada, creo que lo único que podemos es proteger a los nuestros y hacer algo por los que están a nuestro alrededor, así hacemos más que multiplicando la tristeza de esa imagen espantosa y sin querer apoyando quien sabe cuáles oscuros deseos tras la escalada propagandística. Comencemos por los niños que tenemos cerca, los animalitos también aplican, seamos un poco menos pendejos y no os dejemos manipular, así mismo enseñemos a nuestros hijos como debería ser el asunto para que cuando ellos crezcan no sea unos más de esos que poyan ridiculeces y al final, alguna vez, tengamos un mundo decente donde la gente se mate porque le da la gana, dejando por fuera del conflicto a quienes no están de acuerdo y a aquellos que por edad o condición ni siquiera se les puede pedir opinión ni pertenecen a bando alguno.




José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback


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