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viernes, julio 06, 2012

Pensando algunas cosas




Las bodas, estos eventos cuya naturaleza no requiere mayor explicación, usualmente se transforman en una suerte de vitrina con la que el novio le grita al mundo que si puede con la responsabilidad que significa tal paso en la vida de las personas.
También, desde siempre ha sido una pasarela social donde otros (los padres de ambos usualmente) hacen gala de una suerte de competencia interfamiliar que pretende (siempre con disimulo) comparar las bodas de otros familiares y amigos, hasta aquí todo bien. El cuento señores es que como fotógrafo siempre me encuentro con el saludable regateo, cosa que yo realmente no practico mucho pues la verdad considero que parte del respeto es el de considerar las honorarios como un punto de honor, sin embargo veo con sobrada preocupación como hay una camada de jóvenes talentos regalando el trabajo, desde precios de risa como 3000 bs. Por fotos y video, hasta ofertas de 1500 por solo el disco en digital, eso señores va en contra del trabajo de otros pues sabemos todos en el medio que una fotografía de fiesta no debería costar menos de 60 Bs. Por unidad y el video pues tampoco lo deben regalar, hablamos de una millonada en equipos amén de muchos años trabajando para lograr una imagen si no perfecta bastante cercana para que otros con desparpajo regalen el trabajo, eso no debe ser, entiendo de necesidades pero también debemos saber algo sobre respeto.
Claro, otra consideración especial es para los novios, ellos (o sus familias) se gastan ingentes cantidades de dinero en salón, vestido, comidas, grupos musicales y licores. Puedo asegurar que con nada hay regateo, hasta que llegan a las fotografías, todos quieren estudios, miles de fotos, que todas queden bellas, pero además pretenden regalos del fotógrafo. Eso no se vale, si se gastan millones en algo tan efímero como el licor y comidas, que al final terminan en el sanitario, salones que son por horas, vestidos que nunca más utilizarán, por Dios, inviertan en las fotos que sus nietos seguramente verán y son lo único que quedará después de las fiestas.

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