Una vez escribí un post sobre la emigración, en este caso lo
haré en primera persona, y expondré mis razones para irme del país, dejar a medias
las luchas políticas cuando menos la de reuniones y proyectos para colaborar al
avance cuando el cambio esté listo, mi partida no tiene nada que ver con el
natural ,miedo circundante por las razones que todos conocemos, sobre todo las
oficiales que por lo general terminan siendo nocivas al pueblo, tampoco porque
tengo meses sin probar mantequilla o margarina, por aquello de que el café es
un misterio para encontrarlo y el azúcar pues otro más, además de las otras
cosas de comer que han desaparecido del mercado.
La verdad me voy porque ya estoy harto de estar harto cada
quincena que no alcanza, los empleos que no aparecen, esto de tener prestigio
tanto académico como artístico no parece sorprender a nadie, más bien te
espantan las pocas fuentes de empleo pues te consideran sobre calificado o engreído
por tus opiniones, harto además de que al salir a la calle nunca sabes si
vuelves pues alguien se moleste ya que al atracarme solo encontraran muestras
de pobreza disfrazada de bohemia, porque en mis sitios de labor natural,
escuelas, liceos o universidades tienen sueldos de miseria, me voy porque me
niego que después de tanto esfuerzo para estudiar, para hacer otras cosas ,
cursar un posgrado con uñas y dientes pues la plata nunca alcanza para los
libros y algunas comodidades, harto además de no poder cumplir a cabalidad mis
obligaciones económicas que como padre tengo y en caso de cumplirlas muchas
veces me quedo sin comer, nada del otro jueves pero si uno se ha preocupado por
prepararse no es justo que a mi edad todavía tenga días de neveras vacías y
miserias rendidas para por lo menos tener una comida al día sin que mi hija
pase por lo mismo.
Aburrido porque eso de tener casa, perro, gato e hijos, para
mi es solo un sueño (así como para muchos) , en otro orden de ideas tampoco ya
me agrada este asunto de recurrir a los “amigos” para solicitar empleo y ellos
se hagan los paisas, que muchas veces eso dependerá de tu filiación política
expresa y la mía por más que la esconda se me ve por encima.
Me voy directo a la incertidumbre que debo confesar a mis
lectores, me ha agravado mi crisis de depresión crónica y de paso hizo que
descubriera que mi hija sufre del mismo mal de ser sensible en exceso y anda
enfermita pues ya sabe próxima la partida de papá, lo que hace mucho más
complicada la cosa esta del exilio.
Sé que no soy el primero, ni el último, también me han
contado todos que son muy difíciles los primeros meses por aquello de la
nostalgia, y les creo pues todavía no he salido y ya me está matando, menos mal
que existen algunas pastillas mágicas que ayudan y el alcohol que anestesia la
tristeza por un rato, sin embargo el salto al vacío es cosa seria.
Este artículo, atípico y seguramente poco popular lo escribo
pues he recibido por distintas vías , no amenazas, quizás recriminaciones por
salir del país, unos dicen que para prestar mis talentos en otros países que no
me han visto crecer, otros pues por sentir que abandono la lucha política y los
menos por considerar que acá la vaina está muy bien, solo que lo que hago no es
de fácil mercadeo, todas pueden ser ciertas, pero cuando consulto con mi cuenta
bancaria, mi recibo de pago de mis horitas en la universidad, las cuentas que
se acumulan y de paso tener que pasar por la vergüenza de pedir un auxilio a mi
viejo para el fin de mes, son incentivos suficientes para pensar e irme del
país.
Por lo menos allá me recibirán mi familia muy cercana, mis
hermanas y mi madre, , pero sin mi hija, mi viejo, mis amigos, esos que les
digo panas pero que en el fondo pienso en ellos como hermanos, mi montaña del
Henry pittier, que me recibe todas las mañanas, mi novia que se parece tanto a
lo que quiero que solo le falta vivir conmigo para ser casi perfecta, eso sin
hablar de mi gato que se ha convertido en un compañero muy bueno.
Los recuerdos que se quedan acá y todas las cosas
maravillosas de mi país, que sin embargo con los bolsillos vacíos, ese otro estrés
de las cuentas no te dejan disfrutar. Me voy para intentar que ese bolsillo
deje de estar vacío, donde tenga cuando menos una esperanza de hacer cosas que
me gustan y que por supuesto me paguen por ellas.
Al final creo que todos los que emigran lo hacen por la
misma razón, calma y futuro, a pesar de saberse estigmatizados de por vida pues
te conviertes de alguna manera en extranjero en todas partes, hasta en tu
tierra, quizás sea por eso que muchos se devuelven entre la nostalgia y la
tristeza de estar en un sitio muy bonito si, con mucho orden, trabajos y
algunas cosas que acá son solo soñadas, pero sin embargo la tierra y las
querencias son cosas importantes.
Pasará el tiempo y veremos cómo me adapto, si me logro
llevar a mi hija y formar una familia sin el incordio del estrés económico más
el adicional del hampa y la política que cada día se parecen más. A lo mejor me
devuelvo en unos meses para seguir pasando trabajo pero no creo que se deba
pasar la oportunidad de hacer otras cosas para lograr cierto éxito en la vida y
explorar aquello de que nadie es profeta en su tierra.
Esto lo escribo hoy, evitando mi tradicional sarcasmo
político pues algunos de mis seguidores expresaron su pesar por mi próxima partida,
por eso me creo en la obligación de exponer mis motivos, quien quita que desde
otras fronteras pueda ser un poco más útil al fin este de sacar a los piratas
que tomaron mi país con armas y milicias, que han creado un caos al que no se
le ve salida.
No me despido de mi tierra, acá quedan mis amores, mi
familia, mis amigos más queridos aparte de los que ya moran en otras tierras,
hasta mis ilusiones pero al parecer no queda más que intentar imitar a Buda con
aquello de que “ cuando ya los has intentado todo lo último que queda necesariamente
ha de ser lo correcto” y muy de corazón espero que sea cierto.
Jose Ramón Briceño Diwan, 2013
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