Profecías lógicas
Arturo Uslar Pietri, quien fue un critico de todo el siglo XX, desde Gómez hasta que murió a finales del siglo pasado, también se hizo eco de los cambios ocurridos en Venezuela en la época del boom petrolero en su obra “De una a otra Venezuela”(1949), sin embargo a diferencia de Picón Salas, este no se resistió a la tentación de hacer análisis y hasta proyecciones del mal que nos causa el petróleo como nación, una de sus grandes preocupaciones. También se interesó por el asunto educativo a todo nivel, solicitando desde sus líneas que la universidad como espacio de investigación y las escuelas sean sitios de enseñanza donde se forme en el valor por el trabajo y no con los rudimentos simples que al final no ayudaban a la superación de las familias de la época, tambien le dedica todo un capitulo a los cambios notables en la estructura social de la época. Claro, hablamos de una época muy diferente a la que hoy vivimos, cuando menos en algunos aspectos, sin embargo se sigue manteniendo el nivel de dependencia económico monoproductora, aun los venezolanos seguimos dependiendo para muchas cosas de la renta petrolera que al final, como dice el autor “…cambiamos petróleo por dinero, y ese dinero no lo cambamos por riqueza permanente…” (pag. 29) , esta frase ejemplifica la preocupación de Uslar Pietri por el asunto de la economía petrolera, notándose entre líneas una genuina duda sobre el petróleo como bendición y maldición al país, bendición por la riqueza súbita y gratuita que siempre llena las arcas que hasta su aparición siempre estuvieron e baja y maldición por que esa misma posibilidad no hace que (al parecer) se invierta en otras actividades económicas de largo aliento y que harían del país una mejor nación. En la edición que revisamos aparecida en el año ochenta y nueve, que como recordamos fue un año convulsionado por una vuelta a los días de la inestabilidad política que creíamos olvidados, estuvo signada por un epilogo donde el autor hizo gala de su esclarecido intelecto al establecer paralelismos entre aquello que dijo cincuenta años atrás y lo que sucedía en aquellos días, terminando con un ultimo apartado llamado “La era del parasito feliz” , frase lapidaria con la que el autor nos avisa que debemos ponernos en movimiento y estimular todos las otras posibilidades económicas antes que el petróleo termine por ahogarnos a la mayoría.
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sábado, abril 07, 2012
miércoles, marzo 21, 2012
domingo, febrero 19, 2012
Domingo por la mañana
Hace unos días estuve de paseo por una playa paradisiaca, donde el cielo y el mar se funden en un azul profundo, un cielo de esos tan azul que produce calma y euforia al mismo tiempo, calma por estar lejos de todo y euforia por la alegría de saber que existen aún días así. Paseando por la arena vi unos niños jugando a la orilla del mar y me detuve a verlos , en ese preciso instante apareció un pelicano que olímpicamente ignoró a todos y se posó sobre los restos de un muelle desaparecido hace años.
Mientras jugaban, los niños se dieron cuenta de la presencia del animal y comenzaron a tirarle piedras, acto seguido y en mi condición de adulto les reclame y exigí que dejasen de lanzar piedras al animal pues este nada les hacia, el niño que parecía ser el líder me respondió que no importaba pues al final el pelicano no era de nadie y el no veía mal alguno en apedrearlo, pero en vista del regaño dejaron de molestar al animalito y siguieron su juego.
Varias cosas me impresionaron de este incidente, primero la violencia gratuita de los niños y segundo el apoyo que le prestaban sus padres, pues si bien nunca dijeron nada, tampoco intervinieron para detener tal barbaridad. Eventos como ese, me imagino, suceden todos los días y comienzan con un animalito indefenso y a medida que van creciendo los jóvenes también lo hacen sus presas, hasta terminar con la vida de un ser humano sin que esto suponga gran problema para nadie. La verdad no creo que sea culpa de la televisión, internet, el cine o cualquiera de los medios de entretenimiento actual, siempre existieron las películas y libros sobre guerras pero la cifra de violencia nunca fue tan alta como ahora, si fuesen culpables de esa visión agentes externos, nunca hubiésemos podido leer a la caperucita roja con su lobo antropófago y el leñador que la rescata de la panza del animal, hasta donde se, en mi infancia nadie mató a ningún niño por jugar al lobo feroz . sin embargo hoy si lo hacen por jugar a los policías y ladrones con el arma de su padre.
En estos tiempos de violencias gratuitas, todos deberíamos hacer una suerte de campaña para minimizar el efecto de tal aberración del nuevo milenio, si cada padre responsable inculca la visión de que la violencia no resuelve nada a sus hijos, seguramente tendríamos un impacto bastante alto sobre las cifras rojas en los próximos años, aunque sabemos que los seres humanos son asesinos por naturaleza, eso no indica que debamos serlo por obligación. Tantas vidas perdidas por la tontería de querer ser superiores y lo peor, creérselo. Los conductores se gritan, los padres andan armados para imponer su ley, los adolescentes se las ingenian para encontrar armas de fuego para amedrentar a sus pares en el barrio y así un círculo vicioso de violencia que siempre se rompe con la muerte de alguien.
Seria interesante que en las escuelas enseñasen la vida y obra de gente como Gandhi y aprendan que una vida ajena es tan importante como la propia.
Prof. José Ramón Briceño
viernes, enero 27, 2012
Apocalipsis
Este texto lo escribí hace un año, hasta que decidí mostrarlo por acá para compartirlo, bueno o malo es decisión de otros juzgarlo, sin embargo me es preciso acotar que aunque para el momento en que escribí esto pensaba que era pura ficción hasta que me tropecé con unos relatos de la guerra civil española , exactamente a la retirada de los republicanos por un puerto español donde (por otras razones) ocurrió un apocalipisis similar con muertos por doquier y de cualquier manera pues aquellos valientes preferían la muerte antes que el presidio en manos de Franco.
Hace unos años, aun no recuerdo exactamente cuantos ha pasado. Era el año aquel en que terminó la temporada de lluvias más larga que nadie recordaba, fueron dos años intensos, con lluvias diarias y en algunos casos hasta por días enteros, de esas que cargaron con todo lo que había a su paso, diluvianas casi. Eran tiempos en que alguien aprovechándose de lo convulsionado del mundo dijo en voz alta que una cultura, de esas casi mágicas, había pronosticado que el fin de los tiempos se acercaba y algunos otros hasta programaron fecha y hora en que el fin comenzar.
Realmente así parecía pues el mundo comenzó a volverse más loco y violento, llegando a superar la ficción mas inspirada. Para finales de ese año la situación política se había transformado en un manicomio mediático con tintes de comedia griega, la televisión, la radio y los periódicos se habían vuelto meros organismos oficiales, que publicaban solamente noticias fantásticas sobre obras realizadas en las fronteras invisibles del país, complots internacionales para opacar la imagen del amado líder y cosas por el estilo, sin embargo en las calles se veía otra cosa, todos tenían un familiar o un amigo desaparecido, todos aquellos que podían se escapaban de las maneras mas ingeniosas del país y pedían asilo político donde fuese, por las noches se oían ordenes gritadas con sordina, botas que corrían, puertas que caían y uno que otro grito sin embargo en las noticias nada pasaba y quienes gritaban en publico rápidamente desaparecían en una anonimia sospechosa, pero que por miedo ya nadie reclamaba. Fue en ese clima que se organizaron aquellas elecciones, supervisadas por el ejercito y sin veedores internacionales, contra un candidato de oposición que apareció de la nada y a quien no le permitieron ni mítines ni publicidad. Por supuesto los resultados oficiales arrojaron un sospechoso 89 por ciento de votos oficiales contra los opositores, esta burla oficial trajo protestas por todo el país, el gobierno decretó toque de queda a partir de las seis de la tarde so pena de fusilamiento, solamente se oía en las noches los gritos ahora sin sordina, disparos, carros a gran velocidad por calles desiertas, puertas que caían a culatazos y de vez en cuando algún camión incendiado por alguna anónima bomba molotov en la soledad de la noche. Mientras el país entero estaba cerrado al exterior, el régimen solamente permitía bajo estricta censura algunos programas de corte humorístico, religioso o de cualquier otra índole que no hablase sobre ningún tema político, fue en ese momento cuando la gente desesperada y con temor comenzaba a buscar los caminos de la espiritualidad a fin de encontrar un poco de sosiego entre tanto caos, aparecieron con mas fuerza que nunca toda la caterva de astrólogos de gestos equívocos, pitonisas de estampa gitana, quienes, entre otras cosas hacían suyas las supuestas predicciones de una raza extinta, asegurando que el fin estaba cerca, siguiendo la corriente general también se sumaron a la onda los predicadores de mil sectas exóticas quienes, además adornaron la profecía con escenas dantescas de fuego, tsunamis, diluvios y demás con el añadido de un dios vengador que cortaría las cabezas de los impíos y se llevaría a los justos a un cielo prometido, claro, si aumentaban las contribuciones ellos aseguraban que tendrías una indulgencia especial de dios para tu automático acenso al cielo.
Los católicos no se quedaron atrás y desde los pulpitos hicieron lo propio, el gobierno aprovecho el impulso y organizó jornadas evangelizadoras asegurando que Marx nunca habló mal de dios, que incluso en unos textos póstumos había dejado instrucciones precisas para que el hombre renaciese sobre las cenizas del exterminio apocalíptico, de forma tal que el asunto de las elecciones se olvidase cuando menos en esas ultimas semanas de fin de año, de repente en medio del frenesí espiritual y ante la perspectiva de la cercana muerte, la gente olvidó el miedo y recrudeció la represión, se abandonaron empleos, hermanos que se odiaban decidieron sus diferencias en borracheras de reconciliación plenas de lagrimas y abrazos de alegría, las familias desafiaron el toque de queda para compartir su ultima cena de navidad, se lloraron los muertos y los desaparecidos. Esas navidades que se preveían tristes terminaron siendo las más luminosas y alegres de las que se tuviese noticia, hasta aquellos solitarios que ahogaban sus soledad en cualquier alcohol que encontrasen a mano salieron a plazas y aceras donde después de algunos saludos hacían el amor en plena calle de manera ruidosa, alegre y festiva que de tan tierna no escandalizaba ni a las beatas que oraban a las puertas de las iglesias dando bendiciones a todo aquel que por allí pasase. Los soldados abandonaron sus carros de guerra y se unieron a la euforia general, quedaron abandonados los cuarteles, las cárceles se abrieron, las armas callaron, las licorerías se quedaron sin inventario. Al final, la víspera del fin del mundo reconcilió a todos. A la mañana siguiente nada pasó, no hubo terremotos, ni ríos de lava salieron de la tierra, tampoco se desplomo el cielo en aguaceros diluvianos. Amaneció extrañamente luminoso y fresco, la resaca de alegría aun se percibía en el ambiente, sin embargo, algo extraño pasaba, después de que durante toda la noche multitudes poblaron las calles, bien avanzada la mañana y a pesar de ser martes, parecía un domingo extemporáneo, ni tan siquiera perros había en la calle, solo había soledad y silencio en la calle. Ese día no hubo periódicos, solo había noticias en los pocos sitios de internet que escapaban a la censura, lo más raro era que en esos sitios nadie hubiese escrito nada negativo esa mañana, solo habían avisos de gente buscando gente, sin reporte de muertes por el hampa o los uniformados. Hasta los portales oficiales carecían de sus típicas noticias falsas que pretendían ser novedades, todas eran del día anterior, la desinformación, total. Después de las emociones de la noche parecía que había perdido toda capacidad de asombro, aun andaba con una suerte de shock lucido y todo lo miraba como filtrado por una luz más brillante de lo habitual pero que no lastimaba los ojos, era una especie de filtro suavizador, de esos que usan los fotógrafos de bodas elegantes para dar un matiz alegre y a la vez melancólico a la imagen, como recuerdo de un evento donde los novios parecieran estar a las puertas del cielo cuando lo más seguro es que terminase como la antesala del infierno.
En ese clima espectral de luz y silencio se comenzaron a dar los primeros signos de lo que quienes recordamos hemos dado en llamar el fin del mundo. Todo comenzó con unas pocas personas que abandonaban sus casas para ir a orar a las iglesias , de repente se oyeron mil gritos y lamentos, como si todo el mundo se hubiese puesto a llorar al mismo tiempo. De la nada cruzaron el cielo unos aviones de guerra (de los que se supo luego que habían sido secuestrados por sus pilotos para viajar a quien sabe donde), gente que corría con dirección definida, como si supieran adonde ir, con rostros ajados de dolor y culpa , los teléfonos dejaron de funcionar por que estaban congestionados, los bancos se llenaron de gente que pretendía retirar sus ahorros , las agencias de viaje colapsaron por la gran demanda, los terminales de autobús se llenaron de gente que esperaba poder abordar alguno, lo más curioso era que todos lloraban sin rabia pero con desesperación. Por un reflejo condicionado me devolví a mi casa a buscar mi cámara para registrar eso sorprendente que pasaba en las calles y que parecía salido de las paginas de una novela del señor aquel que escribía solo cosas de horror y cuyo apellido tenia connotaciones de monarca norteamericano, mientras caminaba por la ciudad fotografiando los rostros de tanta gente, advertí que solamente los niños, los locos y otras pocas personas (como yo) parecían ser inmunes a toda la tragedia que los rodeaba , solo los infantes y los locos se reían y jugaban sin importarles nada lo que alrededor sucedía. Eso me alarmaba aun más ya que ese extraño virus o lo que fuese, era selectivo pues el hecho de encontrarme inmune me obligaba a pensar las posibles razones de tal fenómeno.
Las imágenes eran dantescas por decir lo menos, en las plazas, calle, iglesias y templos la gente lloraba y oraba , los niños jugaban y algunos otros, al igual que yo se paseaban estupefactos con cara de creer que todo es una pesadilla excesivamente real, en ese momento decidí ir a buscar a mi hija, en la confusión alguien me facilitó una bicicleta que tomo de una tienda, donde una pareja mayor, que presumo eran los dueños, lloraban pidiéndose perdón el uno al otro y decían a gritos que tomaran lo que quisieran, que todo valía mierda mientras no les perdonaran sus padres abandonados al otro lado del mar, sus hijos el abandono, sus empleados el maltrato y peor sueldo, su mujer los cuernos, al mismo tiempo la mujer gritaba que esta vida de lujos a costa tanto dolor ajeno , de jóvenes de alquiler, de hijos criados por manos mercenarias , de mentiras diarias , de sexo por obligación, de malos deseos a quien se suponía amaba y a quien a pesar de odio y al asco inicial termino por querer, no valía nada sin el perdón de todos, que por favor alguien los quemase a ver si con la muerte terminaba su suplicio. Comencé a pedalear la distancia esquivando la vorágine en que la calle se transformó, mientras pensaba que era un mal tipo por haberme ido en la mañana, sin sospechar que tanto cariño en la noche era el preludio de algún desastre, pero que sabia yo, eso apareció de la nada y la gente amaneció con una crisis de culpa desesperante y esa casa no fue la excepción, un rato después llegué y escuché el llanto de mi hija, abrí las puertas y ella salió corriendo a mis brazos, cuando le pregunté por su madre, me contestó que no sabia, y que por eso lloraba pues se encontró sola, quien sabe adonde fueron las señoras o como las afectó el virus extraño que está destruyendo el mundo conocido.
La niña me dijo luego de tranquilizarse que tenia hambre, que por eso se había levantado temprano, entonces comió algo de cereal con leche, mientras yo en un morral la mudaba de una vez, le di de comer a los animales y les dejé una porción grande además de las puertas abiertas por si sus dueños volvían, nunca supe de su suerte, ellas nunca nos buscaron, imagino que se perdieron por sus propios caminos purgando las culpas que tenían, ojalá su final haya sido feliz. Nos fuimos por donde fui pero variando la ruta para evitar que su sensibilidad infantil se impactara en exceso por las imágenes de muerte que pululaban por la calle, así llegamos a casa, para pensar en calma como afrontar lo que se venia y sin antecedentes para poder establecer alguna acción. Mientras caminaba junto con mi hija vi caravanas de personas caminando, unos veían a los edificios a ver desde cual se lanzarían, otros (mientras se pudo) se lanzaban al medio de la calle con la esperanza de ser atropellados, los menos imaginativos se colgaron de los postes y desde arriba nos veían con sus caras desencajadas pero misteriosamente su semblante era beatifico, como si la agonía de la muerte hubiese sido un bálsamo para su alma. En los edificios por alguna razón algunos no permitían la entrada de los suicidas, originándose peleas que terminaron en batallas campales con muertos y heridos por el derecho de lanzarse desde un decimo piso de los contagiados, de igual forma el piso alrededor de los edificios era de sangre y cuerpos que a la luz del sol quedaron pues nadie tuvo animo, cuando menos ese día para retirarlos del sitio de su muerte. Otros en cambio hacían fila para utilizar la pistola del policía que gritaba que los muertos que debía eran por ordenes superiores pero que, sin embargo, igual había apretado el gatillo y que tanta sangre al final nunca hizo el bien que decían los oficiales dizque por orden directa del presidente, que por tanto merecía la muerte aun más que los infelices que ajustició, a los diez minutos ni el policía vivía ni la pistola tenia balas pues todo aquel que pudo se disparó en la sien un único disparo que acabó con su lamento, ellos también murieron con una sonrisa, me imagino que desde arriba dios está disfrutando el espectáculo de sus hijos haciendo por su propia mano lo que el por mucho tiempo intentó sin que algún aguafiestas se le ocurriese salvar el mundo con sus pajas pacifistas, seguramente ese era el fin de la guerra fría y a pesar de su omnipotente poder fue incapaz de hacer salir los misiles atómicos que acabarían con todo de manera limpia y efectiva, que para el diez mil años son dos días y por tanto podía esperar a que el mundo agotara la radioactividad para crear alguna otra raza menos jodida para vivir. La verdad el camino que usualmente seria de una hora terminó siendo de más de cuatro por el hecho de ir al paso de una niña que jamás caminó más allá de la parada del taxi. En casa encendí el televisor y en pantalla ya el presidente daba su alocución al país para explicar que nada pasaba, lo poco que había en los noticieros eran una señal intervenida por el imperio y que lo que se veía en las calles era producto de un bombardeo de gases alucinógenos que el enemigo envió para destruir la revolución que tanto bien hacia al país, que todo era una confabulación entre la extrema derecha y la izquierda traidora en conjunto con el imperio merovingio, sin embargo se silenció por unos segundos, dejando su mirada en blanco, acto seguido se dirigió al país expresando sus condolencias por los muertos que no existían para los medios oficiales y de los que nadie hablaba por temor a dejar de existir, también a sus ultimas cinco esposas y diez hijos a quienes si alguna vez golpeo y mandó al hospital no fue por malvado si no por que perdía los estribos al no entender como unos extraños al escuchar recomendaciones obedecían sin pensar y si ordenaba hasta la tierra temblaba, por que coño sus sangre y el amor del momento se empeñaban en llevarle la contraria aun sabiendo de su carácter, se disculpaba por los millones de dólares que se gastaba mientras el país entero estaba en la miseria pues entendía que el como amado líder y gestor supremo de la revolución se merecía los mas altos y delicados lujos para poder pensar en comodidad, con los artistas por no patrocinarlos a menos que lo adulasen por que el no entendía de más arte que el de matar, al mundo por que en medio de sus ansias de compartir la buena nueva de la revolución patrocinó y apoyó terroristas en todo el mundo que además en el argot militar las bajas civiles no importan mucho pues son los riesgos calculados de la guerra que prometía la felicidad suprema del hombre nuevo que sin embargo hoy día reflexionando entiende su error, a los marxistas , los comunistas y los anarquistas por mantenerlos engañados a punta de martingalas retoricas para justificar un gobierno que jamás tuvo mas fin que el de mantenerlo en el poder pues eso de mandar y ser obedecido es un vicio difícil de dejar y tan adictivo como algunas drogas dura, con los norteamericanos y los europeos por hacerlos chivos expiatorios de sus errores acusándolos ser el motor de un imperio realmente inexistente y por ultimo con dios ya que solo el sabia cuantas mentiras dijo, cuantas muertes inocentes o no ordenaba a diario, cuantos presos condenó en juicios de opereta, pidiendo a la historia que no lo juzgase con tanta dureza como lo hace el mismo, que cuando muriese lo cremen y lo boten en la primera cloaca pues el mundo no merecía la infamia de resguardar sus restos, acto seguido sacó su pistola de reglamento y se disparó en la sien sin tener en cuenta el horario supervisado, dejando un reguero de sangre y sesos en las históricas paredes del salón Ayacucho, cegando con su sangre la mirada de un prócer que tenia más de cien años mirando escenas políticas aun cuando fue pintado cien años después de su muerte para convertirse en icono de cuanto militar se le ocurría sentarse en la silla presidencial. Luego de ese disparo el aparato oficial terminó de desquiciarse, justo después (aun al aire) se inmolaron sus colaboradores más cercanos ya que en menor o mayor medida todos compartían las culpas del jefe pues tal era su devoción hacia el que hasta en los crímenes era imitado por todos, los guardias abandonaron todas las dependencias oficiales pues al no tener amo que gobernase sus vidas estaban a su propio albedrio , cosa que no tenían por costumbre tener, unos se suicidaron al darse cuenta de cuanta vida perdieron por tener un trabajo que los alejó de todos, otros que al tomar conciencia de que no existían mas que por ordenes superiores abandonaron armas y demás para salir en busca de quienes en algún momento fueron sus seres queridos, pero que por razones laborales los fueron olvidando hasta que su vida se confundió con la de sus jefes y sus pensamientos fueron los del jefe. Muchos fueron fieles a la nueva urgencia, los que tenían penas de amor o desamor solo lloraban y caminaban sin rumbo, los que habían obedecido ordenes de muerte pagaron su culpa con su arma de reglamento y en la sien derecha como reza el código militar como ultimo homenaje a una vida de violencia oficial matando seres invisibles que se recordaban solo en círculos herméticos y a media voz por si las paredes oían. La censura fue levantada aunque nadie haya dado la orden pues si autoridades ni represión todo tomaba su cauce natural, los medios desataron su furia informativa, me imagino que después de años de estar cayados los periodistas tomaron los micrófonos y las cámaras por asalto y se lanzaron a la calle a informar, luego de la inmolación del tren directivo de la nación la próxima noticia fue el suicidio colectivo con wiski del mejor pero perfumado con arsénico de los presidentes y dueños de medios de comunicación oficiales y privados, quienes llamaron a una reunión urgente pues tenían que tomar medidas para un mundo sin presidente militar, en esa reunión y al quinto trago deciden por unanimidad que ellos eran tan culpables como el difunto presidente por haber dejado sin informar al pueblo de sus desmanes, por obligar a sus empleados a trabajar por miserias mientras ellos viajaban por el mundo con sus amantes veinteañeras, viviendo vidas de lujo a costa del sufrimiento del país, dejando a sus familias aunque bien acomodadas, en el mas absoluto abandono por disfrutar de cuerpos jóvenes y placeres terrenales sin importarles una mierda los sentimientos de sus hijos y esposas, acto seguido vaciaron una botella en una jarra y mezclaron el licor con raticida para, en un ultimo brindis pagar sus deudas de honor con la sociedad. Algo parecido sucedió con los banqueros, pero a diferencia de los otros, estos decidieron lanzarse en conjunto del pent-house que estaba sobre la oficina del presidente del banco central. Lo increíble (si es posible pensar en algo más raro) era que todas las instituciones seguían funcionando con relativa normalidad, solamente los organismos armados, las agencias del gobierno y las instancias políticas habían dejado de existir aunque a nadie parecía importarle lo mas mínimo. Mientras la noche avanzaba se oían disparos de distinto calibre por toda la ciudad, aunque nada de ráfagas ni de intercambios, solamente de uno por vez aunque muy seguidos, se sabían de diferentes armas por lo variable del sonido y la distancias a que sonaban, parecía una celebración de año nuevo sin luces ni cohetes, solo explosiones cortas seguidos de silencios. Gracias a los canales que se transformaron todos en noticieros eternos, se supo que los hospitales estaban a tope, las clínicas de cualquier capacidad no daban para más y hasta en las aceras habían heridos que no gritaban de dolor si no de impotencia pues que coño les importaba la humanidad, que querían morir en la paz de sus manos, que el pecado no existía pues era un invento de curas parea dominar y lograr que la feligresía les donase mas dinero para comprar un lugar en un imaginario cielo, que tuviesen la caridad de una sobredosis para mitigar su culpa, los únicos que se dejaban a tender eran las victimas desorientadas de una catástrofe que no entendían, la gente lloraba y gritaba mientras estos estaban en shock con cara de no creer tanto horror, sufrían sus heridas callados, sin ruidos, esperando su turno de ser atendidos por los pocos médicos que habían sobrevivido a la culpa. Los edificios públicos y privados con más de diez pisos lucían una alfombra de muertos en las aceras quienes cuan si esperasen un premio hacían colas kilométricas y colaboraban en apartar cuerpos para poder tener su turno, unos bebían llorando, otros se drogaban en publico y sin pudor, los menos pues lloraban en silencio esperando dar el paso en el vacío que les tranquilizase la conciencia. En uno de esos escenarios estaba espantado una joven mujer con un perro en brazos que intentaba para esta locura y declaró ante las cámaras de televisión que se fueran todos a la porra pues si querían matarse ya ella no aguantaba y se metería en la cama con tres pastillas que le dejó su madre que podían hacerla dormir sin sueños a esperar que la locura terminase o se terminara de abrir la tierra para tragárselos a todos evitando de paso seguir escuchando tanto ruido de muerte que se colaba por su balcón. Las calles eran un caos total, vehículos abandonados, choques violentos aparentemente voluntarios, atropellados en la vía, todo un museo de horrores donde los humanos por fin exteriorizaron su creatividad para demostrar cuan frágil es la vida. En los foros sociales de la internet que hasta hace días eran espacios para la gente decir sus pendejadas a fin de mitigar la soledad en la aldea global, se leían mensajes cargados de arrepentimiento, cuan testamentos improvisados esperando a ser leídos por quien dispusiese de tiempo y ganas para tal vaina, allí habían desde mensajes de padres al otro lado del mar pidiendo disculpas para los hijos dejados atrás, a los amores idos, hijos buscando el perdón de sus padres por haber peleado con ellos y no haber tenido la suficiente humildad para comprender que sobre cualquier vaina pues los viejos siempre serán los viejos y al final aparte de los hijos son la única familia que todos tenemos, religiosos que abandonaban su fe por haber estado en flagrante hipocresía permitiendo que sus hijos le dijesen padrino en vez de papá que decían estar hartos de dioses mudos y sordos a sus suplicas además de lo dudoso del perdón de los pecados por parecerles como muy fácil hacer barbaridades y arrepentirse a ultima hora para obtener espacio en un paraíso que tiene visos de hotel vacacional.
Los clérigos y pastores de otras religiones decían aproximadamente lo mismo pero con algunos añadidos como la de aquel pastor que pedía perdón por haber sodomizado a los hijos de la feligresía en las horas de la evangelización o aquel otro en el alto amazonas que confesaba haber usado un potente alucinógeno en el café colectivo para inducir visiones apocalípticas que le asegurasen el sustento y las vacaciones anuales en ciudades donde habían bares para fumar y las putas se exhibían en aparadores, todas esas confesiones de culpa quedaban sin castigo pues todos sucumbían al mal suicidándose como bien pudieran. Como ya la etapa del asombro por mi parte ya estaba superada, a ver si me encontraba con alguna explicación racional o no de lo que estaba pasando en mi ciudad y al parecer en todo el mundo, busque las páginas oficiales de los movimientos religiosos y cósmicos que hablaban del próximo fin del mundo y en la mayoría no había nada, es más, estaban en blanco, con avisos en sus idiomas originarios que decían que pedían perdón por haber mentido al mundo desde siempre, aunque ellos en principio realmente creían en sus libros sagrados, en esta hora de muerte han descubierto que todo era una gran mentira pues todos los dioses eran al final uno solo pero que sin embargo habían inventado los propios para asegurarse la existencia, unos negaban las trece huris, otros el valhalla, los católicos el cielo , los budistas la nada, los mormones aclararon que las tablas de los mandamientos que decían tener habían sido hechas por un ebanista de nevada en el siglo XIX pero que a la fundadora de la secta le pareció un buen detalle para los fanáticos decir que dios en persona le había dado las fulanas tablas, que tenían pruebas a las que en principio solo tenían acceso los grandes jerarcas que nunca se atrevieron a hacer publico pues entre el dinero y las mujeres la cosa se hacia cuesta arriba ya que eso de abandonar los vicios que otros pagaban por la creencia en forjar el camino al cielo. La más graciosa de todas era una pagina africana que aseguraba que los rastafaris fueron en principio un ejercicio de mercadeo de unos distribuidores de cannabis que les dio tan buen resultado que mantuvieron la religión a fin de crear nichos de mercado que otras drogas estaba acaparando dejándolos sin espacio para sus ventas, siendo su mejor empleado un tal Bob que cantaba y fumaba en publico cuan si de un comercial actual de coca cola de esos donde alguna estrella participa y convence a las damas que los cuerpos que exhiben son hechos a despecho de muchas latas consumidas por día. Ninguna religión tenia alguna respuesta para lo que sucedía, ni tan siquiera los lamas cuya vida se les va buscando asir una verdad que ahora descubren siempre incompleta, sin embargo todos coincidían que el fin del mundo había llegado, solo que en vez de lava, agua y tierra, lo que se desencadeno fue una crisis de conciencia transformada en una suerte de locura colectiva que en una noche estaba acabando con todo vestigio de maldad en la tierra, ahora digo yo, que realmente de existir dios, es un tipo bien raro por no decir sádico púes su mano ha de estar metida en todo este pandemónium. Mientras esto sucedía, desde mi atalaya me preguntaba que pasaba y no me atrevía a salir por temor a que algún accidente nos ocurriera, nada más quedaba la televisión y el internet para intentar enterarse de algunas cosas, aunque se habían caído los servidores más grandes algunos aun quedaban en funcionamiento así como los servicios, las calles seguían desoladas y los mercados nunca cerraron hasta que se agotaron las existencias, por suerte tenia un buen aprovisionamiento y como somos dos pues la cosa se podía estirar un poco hasta que hubiese que salir a buscar provisiones y a nuestros familiares cercanos.
Justo en mi cuadra estaba accidentado el vehículo de un periódico y me acerque a preguntar que pasaba en el país, la periodista me respondió que aun nada en concreto se sabia, que estaban camino a cubrir lo que pasaba en una de las cárceles más grandes del país adonde había un motín, pues al quedar abiertas se fueron todos sus ocupantes, quienes se colgaron de los arboles y postes cercanos, o se suicidaron con las armas que dejó abandonado el ejercito, solo por nombrar los más impactantes, los pocos que se quedaron decidieron que estaban allí por haber robado por hambre o miseria y sin culpas de sangre pues no merecían más muerte que la de encerrarse por siempre jamás entre los barrotes de la cárcel, sin embargo no contaban con los miles de penitentes de delitos menores que se entregaban en masa con sus legajos de pruebas incriminatorias que afirmaban su derecho al encierro pues las leyes de la republica así lo reclamaba, que era inconstitucional no dejarlos pagar su condena, lo que ocasionó peleas sangrientas que dejaron más muertos que vivos, ya que los guardias que decidieron quedarse bien por no cargar culpas por ser demasiado jóvenes o que sentían que debían quedarse a pagar sus delitos menores por haber torturado a los reclutas con ordenes que solo tenían como razón sentir cuan grande era su poder sobre los demás decidieron hacer lo que se les enseñaba en los cuarteles y abrieron fuego contra la multitud, todo acabó cuando alguien decidió volar las puertas del lugar con bombas robadas a un convoy abandonado en el cuartel vecino, todos murieron pensamos que por la inexperiencia de quienes tuvieron la iniciativa y dieron fuego a un camión repleto de explosivos que acabo con todo vestigio de vida en kilómetros a la redonda (esperemos que en los cuarteles de las naciones atómicas a nadie se le ocurra algo igual). El periodista aseguraba que el camino a la cárcel parecía un gran adorno de navidad pues los cuerpos colgaban desde muchos kilómetros antes de llegar al sitio, también comentaba que curiosamente ningún muerto tenia cara de angustia o dolor por muy fea que haya sido la rezón de su muerte, todos tenían rostros de felicidad cuan si hubiesen tenido alguna visión metafísica u orgásmica. Lo que significa que no había visto mal ni estaba loco, realmente la gente tenía placer al morir, vainas del fin del mundo, pensé en aquel momento pues habían cosas más importantes que resolver antes que muertes ajenas. Ya para el amanecer de un día que en otro tiempo hubiese sido de resaca, mientras veía dormir a mi hija, pensaba y agradecía que mi centenaria abuela se hubiese ido hace unos meses, murió como un pajarito dándonos bendiciones a todos desde su habitación de clínica, pensaba en mis hermanas regadas por el mundo, mis amigos que no han dado señales de vida, mi viejo y sus animales al pie de la montaña en donde vive, los primos y tíos desperdigados por la tierra gracias a la situación política del país.
El mundo tal y como lo conocíamos ha quedado en animación suspendida, las alternativas de la postmodernidad han quedado flotando como fantasmas, los centros comerciales vacíos a excepción de quienes los escogieron como espacio de muerte, al igual que los restaurantes y espacios de diversión que usualmente abrían esos días desde temprano para que la gente gastase sus ahorros en distracciones que desde siempre supimos banales pero que ahora lo comprobamos. Ya habrá tiempo de pensar y de buscar a los que sobrevivan, ojalá las culpas de mis hermanas y madres no las hayan obligado a buscar el consuelo que tantos en esta locura han encontrado de diez mil maneras pero con un solo fin. Mientras estaba sumido en mis cavilaciones, escuché un murmullo de voces en la calle, eran las mujeres sobrevivientes de la noche que buscaban entre las casas a los niños para darles de comer o cambiar pañales, a los ancianos que quedaron a su suerte y a uno que otro adulto que sin sucumbir a la locura colectiva quedaba en su casa encerrado para evitar el contagio. La gente comenzó a salir de sus casas y quienes no tuvieron que buscar a nadie o no encontraron a nadie se fueron agrupando en las plazas de su comunidad, cerca de mi casa a falta de plaza buena fue la cancha deportiva, hasta allí me acerqué a hablar con otras personas junto con mi hija que por primera vez en dos días se sonreía y jugaba con otros niños de su edad también sobrevivientes, también por primera vez constaté que los jóvenes eran quienes empujaban a todos para cuidar a los ancianos, a los niños y a los minusválidos, esa juventud siempre acusada de tonta y floja era quienes impulsaban la marcha de este nuevo mundo, que al parecer tiene futuro por lo menos mientras esto no se olvide. Acabaron todas las peleas tontas, al parecer ya no hay envidia, ni codicia, ojalá todo dure. Mientras estaba en conversaciones con todos esos desconocidos que al parecer eran mis vecinos, me di cuenta de que el loco de la cuadra no estaba por allí, al preguntar por el me comentaron que había recuperado la lucidez, para sorpresa de todos ya que nunca hablaba, solo se reía con una mueca desdentada, desde temprano había comenzado a hablar bajito una letanía ininteligible a la sombra de los almendros de la esquina que fue en un continuo crescendo hasta llegar a los gritos diciendo que estaba aterrorizado por el estado de abandono en el que vivía, que desperdicio de tiempo llegar a viejo en ese estado, que vaina tan terrible había sido la vida que le había negado el amor en cualquiera de sus formas, que nunca tuvo esposa ni hijos, que pena con su familia quienes se tuvieron que aguantar esta carga de nada existencial, que quien coño les había dicho que eso era vida y acto seguido se lanzó un perfecto clavado desde un puente , cayendo en el también perfecto y gris cemento pues hacia poco que en un acto multitudinario habían embaulado las aguas debido a que se desbordaban dejando una marca indeleble de sangre en el rio gris de la obra limpia. Allí mismo una señora llevaba a rastras un niño de aproximadamente once años, de mirada de anciano y sonrisa infantil, quien decía haber sobrevivido por encontrarse descargando el intestino en el canal que pasaba tras su casa pues su familia se ponía violenta en las fiestas entre drogas y alcohol, lo que lo obligaba a refugiarse en la calle donde cuando menos nadie lo golpearía por gusto, explicó que sus hermanos eran distribuidores de drogas muy respetados por violentos y sanguinarios que compartían el negocio con sus padres, en medio de la parranda descubrieron que tanta sangre les había secado el alma, acto seguido llegaron los rivales en el negocio en una caravana de motos baratas y medio camión de ron para hacer las paces y llorar los muertos comunes hasta que decidieron acabar con todo sentándose alrededor de los cilindros del gas de cocinar que abrieron mientras compartían la pipa de la paz cuya chispa encendió una llama muy azul que acabó con sus vidas y la mitad de la cuadra, los únicos sobrevivientes fueron el niño y su perro que ahora iba a la saga de su amo quien desde ese momento. Contaba que al principio tuvo mucho miedo pero que por alguna razón termino casi contento, aunque la razón la imaginamos púes según lo que contaba , su familia se armaba una parranda de proporciones bíblicas hasta caer sin sentido casi todos los días, por tanto desde que tenia memoria se ocupaba de si mismo y al final mas que una tragedia fue una liberación para él lo sucedido y así se quedo dormido abrazando a su perro hasta que esta amable señora lo encontrase en la calle sucio y mal oliente pero sonriente, después de todo lo que ha pasado esa criatura esperamos no tenga más violencia en su vida.
La reunión va creciendo en numero, algunos decían tener por lo menos una hora caminando hasta encontrar gente, la verdad es que esta reunión sin distingos de clases, nos indicaba que seguramente las victimas de este virus eran los que tenían crímenes de sangre en su haber, los depresivos que dejaron de sentir realmente que vivir no tenia sentido, a quienes después de muchos años juntos llenos de hastío y asco decidieron que tanta falsedad no tenia sentido y como homenaje a su dignidad le dieron fin a su angustia, a las mujeres que mataron a sus hijos en el vientre, a los locos pacíficos que recobraron la conciencia recordando el motivo de su mal cayeron en un frenesí depresivo que terminó con su locura y con su fugaz mejoría. Esta mañana plena de horrores que por alguna razón no lo parecían, todos estábamos con una lucidez de diafanidad extraña, ahí me entré que no había comido en todo el día pero aun realmente ni hambre tenía, seguramente ahí afuera todos han de sentir lo mismo, sin embargo nos resguardamos en casa no sin protestas por parte de mi hija quien reclamaba que no había tarea para poder jugar con los niños hasta cansarse, había olvidado a su madre y por lo visto casi toda su vida anterior, seguro son cosas del virus que a quien no ataca con muerte lo ataca de olvido selectivo, cosa que se agradece pues eso hará falta para el futuro. Al caer la noche escuché unos golpes muy fuertes en mi puerta, era mi viejo que había caminado más de treinta kilómetros para venir a pedir perdón por las faltas que pudo haber tenido con sus hijos, clamando un perdón que al final ya se le había dado hacia mucho tiempo, aun antes de este desastre, lo hice pasar con sus perros e intentaba tranquilizarlo, al final era parte de la poquísima familia que seguramente me quedaba, para tranquilizarlo recurrí a mi única debilidad ilegal y le preparé un té de manzanilla reforzado con algo de yerba muy potente de la que uso para el estrés, lo que lo debilitó y lo hizo dormir durante cuatro días y tres noches si sueños hasta que el virus lo abandonase lentamente cuan algún veneno desconocido. El resto de lo que pasó lo recuerdo muy poco, el mundo un buen día arrancó, aunque las religiones desaparecieron y la gente ubicó su espiritualidad recurriendo al instinto evitando caer en los errores del pasado, con el tiempo la gente se encontró con los familiares que sobrevivieron a la epidemia de culpas, la política y sus absurdos fue desterrada de la conciencia colectiva, el mal desapareció desde allí e imaginamos que el recuerdo de la tragedia impide que se recobre el mal humano de los bajos instintos, la naturaleza floreció.
Nació un mundo nuevo sin los males del que murió, nosotros pues nos mudamos a una montaña junto con otras familias, organizamos escuelas donde enseñamos a los hijos lo básico para luego enviarlos a la universidad, mi viejo murió rodeado de sus nietos y los perros que tanto quiso justo a los días después de mi aniversario numero seis con la que actualmente es mi compañera y madre del resto de mis hijos, hoy cuando esto escribo sintiendo cerca mi partida a otro mundo he vuelto del festejo del nacimiento de mi primer bisnieto, siento la necesidad de dejar constancia de lo vivido para las próximas generaciones.
martes, enero 03, 2012
lunes, enero 02, 2012
miércoles, diciembre 21, 2011
domingo, diciembre 18, 2011
martes, noviembre 08, 2011
jueves, septiembre 22, 2011
sábado, septiembre 03, 2011
Un lunes cualquiera
Buen día señora, ¿será que me da un permisito por favor?, -este bus de mierda ya va hasta los cojones de gente y aun no son las siete de la mañana-, permiso señor que voy hasta el final, de todas formas me bajo en diez minutos, ahora solo falta que un ladrón se monte en el bus y pretenda robarme el celular, no puedo con tantos problemas y encima comienzan mis días peleándome por un puesto en un bus que de todas maneras me traslada a un sitio en el que no quiero estar pero que la sola promesa de un futuro y además el solo el placer de cursar algunas materias realmente edificantes hace que de alguna manera tenga sentido este sacrificio que ya parece eterno, cinco años son mucho tiempo para tal trance.
Ahora la cola, que cuernos con las colas, si no fuese tan flojo me bajaría e iría a pie, pero treinta minutos mas de tardanza significarían sacrificar el café y el desayuno en casa, lo único bueno del día entre tanta soledad, que vaina que a medida que uno va haciéndose mayor las cosas se complican y la sensación de equilibrio se pierde fácilmente, la mujer de tu vida te deja por una “confusión” y todo se trastoca hasta parecer toda una odisea el levantarte de la cama y peor aun el volver a casa donde solo toca hablar con el gato y el mueble, las mañanas son mortales, los domingos eternos, solo interrumpidos dentro de su tristeza por la nunca muy larga salida al parque con la niña, la cual hay que devolver a su casa pasando por la tortura de tenerla tan cerca y tan lejos, que mierda, realmente no se que hacer con tanta soledad. Encima de todo esto que me lleva por un derrotero incierto están los politicastros arrastrados que viven en una fantasía digna de un viaje lisérgico por un país que no conozco, pero que ellos llaman igual al país en que vivo, pero donde (según ellos) todo marcha a pedir de boca sin escasez (de bolas a ellos alguien ha de conseguirles la leche por cajas y seguramente la quincena les dura mucho mas que a mi), estos tipos de seguro tienen a sus hijos estudiando en las mejores escuelas, liceos o universidades privadas pero en su fantasía estas no sirven y las publicas son refugio de incapaces cuyas ideas están en contra de los “ideales bolivarianos” gracias al imperio yanqui y no al que las ideas roboilusionarías copia fiel de un pensamiento muerto no solo por impractico sino por inhumano , que pone al ras todo impulso creativo que disienta de los intereses de los perros verdes ,liderados por un perro mayor cuyo interés va mas allá del amor a la patria y otras sandeces románticas pasadas de moda y con un sabor a billete de a quince bolívares que las hace muy difíciles de creer (por lo menos a la gente pensante) , lo que si es simple de creer es que el verdadero motor de todo el ansia desesperada de poder que todos esos tipos desde su resentimiento desean y que como lo han logrado renunciar a el es inconcebible y hacen valedero todo recurso por mas torcido y sucio que este pueda ser, lastima que no pueda irme de aquí con mi hija y su mama (peor aun es que su mama no me quiere) lejos de esta tierra que aunque amo también estoy a punto de odiar solo por que parece que nunca vamos a salir de este atolladero mental y social donde cualquier cosa por insólita que parezca puede suceder.
¿Qué?, OK, tranquilo le doy paso, disculpe señor es que no cabemos en este bus y me veo obligado a empujar para que bajen, -menos mal que ya faltan tres cuadras-, pues bien ¿en que venia?, ah si, los seguidores de los perros verdes, el país y el perro mayor, ahora mas tarde paso por el quiosco para ver los titulares, no vale la pena comprar un periódico cuyas noticias son siempre las mismas, y lo que realmente importa no sale, ahora me resignare a ser maestro de escuela por que con el proyecto de ley donde los autores no tenemos ganancia con lo que hacemos, prefiero nunca mostrar o publicar alguna que otra vez en cosas sin importancia, para que el esfuerzo de pensar , escribir y ejecutar proyectos si cualquier mortal con chapa lo plagia y uno ni puede hacer ni decir nada y encima de gratis, esos carajos en la asamblea de seguro sacaron sus títulos en una caja de detergente y sus tesis las compraron a cualquiera, solo así se explica que alguien con títulos universitarios sientan tal desdén sobre la propiedad intelectual, bueno, como ellos no tienen intelecto propio y dependen de lo que un solo hombre les ordena decir, verdaderamente no seria de extrañar, la gente que no piensa sale con cualquier barbaridad y los ilusos que se creen a buen resguardo de toda consecuencia los apoyan con la esperanza de que alguna sobra les toque, y después se quejan de la fuga de talentos.
Señor, ¡en la parada por favor!, ¡aquí!, permiso, permiso, gracias, al fin me baje del bus, ¿Qué hora es?, coño, voy tarde, que estará haciendo mi hija en este momento, de seguro pelea con su abuela para poder seguir durmiendo y no ir a la escuela, la llamo mas tarde a ver que pasó hoy, además así aprovecho y la visito. Buena época elegí yo para dejar de fumar, la verdad ya me estaba preocupando el asunto de la fumadera, con la excusa de que el estrés y los problemas me estaba mamando dos cajas al día y el precio era demasiado alto, además me estoy dando el lujo de dejarlo por que me da la gana no por que otra me lo haya pedido y de paso me ahorro unos cuantos cobres en el proceso, vamos a ver cuanto me dura la iniciativa, momentáneamente me fumo unos dos al día, en sesiones de dos bocanadas por vez, así calmo el ansia y reduzco de modo drástico el hecho de fumar no sin dejar de notar que le entrego menos mi plata al gobierno, ya que ahora viene un aumento en los impuestos, para que a su vez este dinero termine en cualquier parte menos en mi país por obra y gracia de un señor que como no son de el los regala de manera extravagante a cuanto presidente le jale un poquito.
Tun tun, ¡señor vigilante por favor ábrame la puerta que voy tarde y la clase es importante!, -este tipo tiene cara de creerse policía- , ¿Qué? , ¿Que te muestre mi carné de estudiante?,¡ya va! , (Coño, con lo apurado y este tipo que me ve a diario ahora no se acuerda de mi cara), ¡míralo pues!, ábreme la puerta rápido, gracias.
Me gustaría poder decir como Fito Páez quien le da bendiciones al lexotanil ya que le permite dormir sin soñar, y no le da chance a pensar en algunas cosas, ya que tengo algunos fantasmas que me corroen el alma, que a pesar de que me niego a hablarles ya que si los nombro se hacen corpóreos terminándome de joder la poca tranquilidad que he ganado gracias al diván del psicólogo, quien a su manera me sacó del marasmo de la tristeza y me puso las herramientas para evitar que esto me suceda otra vez , o la flaca vuelve tranquila y terminamos teniendo un hogar o simplemente la próxima no se lo pensara dos veces y lo forma de una vez, tal como debe ser, así que despacho la clase pronto y a darle al trabajo a ver si el niño Jesús se reconcilia conmigo ya que parece que me tiene bronca pues, aparentemente en alguna de mis vidas le robe el tetero y le dieron palo por pendejo, por tanto ahora que se acuerda me jode cada vez que se le antoja y no me deja subir la cabeza ni hacer fortuna.
Buen día profe, aquí tiene lo que le debo y me voy por que tengo algunas ocupaciones pendientes y si no me pongo pilas paso diciembre en la lona y eso si no me lo perdono, mi hija necesita sus regalos en diciembre, por lo demás no es mas que un mes como cualquier otro solo que los recuerdos de la alegría de la niñez y los regalos, las fiestas y las cosas tipicas de esa época siempre se cuelan en el recuerdo y bueno, uno se pone sentimental y hasta dadivoso , pero hasta allí, además es un buen mes para ahogarse en alcohol sin que nadie te censure por borracho.
Si, dígame profesor, el ensayo, coño se lo traigo ahora, no lo he impreso aun, si yo sabia que era a primera hora, pero es que entienda , es lunes y encima por aquí nadie te imprime nada antes de las ocho y media (se me vuelve tarde y este pendejo se pone intenso) , ya vuelvo déme cinco minutos.
-Buenos días señorita, ¿me imprime un trabajo por favor?, son solo cuatro paginas en negro que es mas barato, si ese del nombre grosero, si ese mismo no se asuste, es que ese profesor me tiene verde con sus tonterías, como si con dibujitos vamos a alguna parte, gracias, ¿Cuánto?, ¿tres mil?, yo no partí nada por aquí, es que subió la impresión, bueno déme mi vaina, gracias.
Tome profesor, aquí tiene lo que pidió, aja ya lo espero déjeme sentarme y cuando se desocupe me atiende.
Que lata ahora a esperar que el carajo este se desocupe para que me atienda
Que sueño tengo, esta semana con todo este peo ha sido fatal para eso del sueño, mañana me desentiendo temprano y me tomo dos pastillitas y duermo todo de una vez, ¿que ruido es ese?, un despertador,¿pero donde suena eso?, ¡carajo! era todo un sueño, ahora me toca repetir la rutina y de seguro me sale igualito, que peo, mejor me dejo de tomar nada para dormir , siempre me pasa lo mismo, esas pastillas lo ponen a uno tan cómodo que mi mente fabrica situaciones cotidianas solo para evitar el mal trance de despertarme y darme cuenta de que todo es mentira, mejor me quedo aquí y no salgo no vaya a ser que pase otra cosa y me termine de descalabrar los planes en este terrorífico lunes en este sitio donde nunca pasa nada…….hasta que pasa.
martes, agosto 30, 2011
viernes, agosto 12, 2011
martes, agosto 09, 2011
jueves, agosto 04, 2011
jueves, julio 14, 2011
Un Mensaje....
Gracias
Caracas .2010
Esta mañana calurosa de un domingo como cualquier otro y que a muchos se les hace imposiblemente aburridos, pero que por fortuna para mi es siempre productivo, este en especial se me hace muy placentero pues acaba de terminar una muy larga semana santa. Dando tiempo libre a muchos para cambiar la monotonía de sus oficinas por la alegría de los festejos caseros adonde abundan las bebidas con contenido alcohólico que igual soliviantan el espíritu que agrian al humor haciéndolos émulos de un superman tercermundista y pobre, pero armado y con al animo aumentado por alcohol y alguna droga de esas que elevan la fuerza y espantan la embriaguez para poder beber más que los mortales comunes, son estas mezclas las que mucho me agradan ya que hacen que mi ganancia sea mayor y mientras todos están aburridos o cansados yo solamente me pongo a hacer las cuentas que cada día son mas abultadas, tanto que hasta grotescas se han vuelto en estos tiempos de sagrada violencia gratuita y al por mayor que me regocija.
Agradeciendo a quien inventó la semana santa y en especial a quien en su afán protagonista multiplica feriados como si de panes y peces se tratase, ya que desde su evangelio particular anuncia cosas que desde los barrios celebran, causando algunos desajustes que siempre me dejan algún lucro.
Me mudé a estas tierras desde hace algún tiempo, cuando las míseras guerras de cincuenta muertos diarios me dejaban agotado y con algunos esfuerzos que no valían la ganancia, hice maletas y deje algunos representantes para venirme a Latinoamérica, continente extraño pero que por su exuberancia ha engendrado unos habitantes alegres y violentos a partes iguales que lloran en los velorios de los amigos pero masacran sin razón a la gente por cosas tan fútiles como un par de zapatos o una vaina de esas que llaman blackberries de los que nadie usa como debería pero que les parece muy del carajo tener uno, por cierto son arrechísimos esos aparatos, desde el mío llevo contacto inmediato con mis representantes en todo el mundo sin tener que gastar mucho ni molestarme entre recepción y recepción para tener que conectarme a internet o revisar el twiter o el facebook para ir midiendo fuerzas entre los competidores más cercanos a quienes por cierto también les ha ido muy bien, sin embargo, a uno de ellos (el mas antiguo por cierto) el negocio donde tristemente día tiene menos seguidores ya que en el caos actual ha causado mucho desencanto y esta yendo en franca decadencia desde que un enano alemán le dio por conquistar y matar a todo un pueblo que pensaba que por trabajar para un patrón tan poderoso no le iba a pasar nada y después de tantos reveses muchos le dieron la espalda, cosa buena por que los que lo abandonan, por lo general hacen negocios con otro patrón menos agradable pero ciertamente mas accesible.
Aunque no tengo competidores nunca había deseado tanto tener alguno con quien dividirme el negocio, en estos últimos once años tengo trabajo de sobra en un país que antiguamente nunca me daba tanto, y que hasta me había olvidado de su existencia, perdido en un confín del mundo adonde los únicos que hablaban de esa tierra eran los naturales de allí y los demás se hacían los entendidos solamente por caer en diatribas estériles. Pero que de unos años para acá ha saltado a la palestra mundial ya que en once años han matado mucha más gente que en las guerras de los Balcanes y que cada fin de semana mueren muchos más que en la franja de gaza donde judíos y musulmanes se matan por quítame estas pajas pero que sorprendentemente nadie se inmuta por los muertos adonde, a pesar de la escandalosa cifra cada fin de semana tiene el descaro de hacer protestas por muertos al otro lado del mundo por una barbaridad que si bien no tiene razón de ser, siempre son por lo menos la cuarta parte de los muertos locales, toda una barbaridad muy folclórica y latina.
Esta carta es un breve homenaje a un país que me ha dado en once años mas trabajo que en los últimos doscientos años, mis sinceras gracias por hacerme sentir joven otra vez, ya que las sorpresas diarias por los casos que desfilan por mi sitio de trabajo me han enseñado que por estos lares la regla general es que en la violencia no hay reglas, y es esa misma sorpresa la que me ha dado un vigor que tenia mas de mil años que no sentía, tanto así, que tal como explicaba líneas mas arriba preferí hacer maletas y venirme a ver personalmente lo que por aquí sucedía, ya que no daba crédito a los informes que mis representantes me enviaban por lo raro (y sepan que pensaba que lo había visto todo), fíjense, ni por lo que paso en Haití quise irme de tan divertido que es trabajar por aquí, con los pobres haitianos lo que hice fue articular un operativo de emergencia y mande un buen numero de auxiliares a trabajar por allá, ya que en ese país no iba a haber mayores sorpresas ya que el evento trato de igual manera a todos los posibles clientes lo que lo convertía en un sitio monótono prefiriendo este destino a tener que desplazarme a un pequeño país con menos de diez millones de habitantes, para esas minucias tengo asistentes de sobra.
Desde hace unos meses estoy pensando en irme a otro país cuya pujante actividad esta produciendo bastante, especialmente en un pueblo llamado ciudad Juárez, pero voy a quedarme un poco más por aquí y seguiré monitoreando todo desde mi blackberry y CNN, como soy poliglota veo el canal en sus dos versiones (español e inglés) .
Disculpen que me haya desviado del tema pero hay que hacer algunas aclaraciones para evitar entuertos difíciles de resolver luego. Algunos se preguntaran quien soy para decir las cosas que digo, pero puedo decirles que mi experiencia es incomparable, he conocido de primera mano a todos los hombres y mujeres que han construido y destruido naciones enteras con sus inventos y pensamientos, tengo trato directo con los directores generales de la humanidad y he sido testigo presencial de sus fiestas y apuestas que tanta sangre han costado a la humanidad, he tenido varios nombres desde que existo pero quienes conocen el verdadero tienen vedado decirlo a nadie, unos me llamaron Hades, otros me quisieron dar otro trabajo y me llamaron Plutón pero soy mejor conocido con el apodo cariñoso de Muerte.
Desde estas breves líneas les digo que seguro nos vemos en algún momento, no desesperen que ando por Venezuela y lo mas seguro es que los reciba personalmente a menos que coincidan con alguna muerte importante y en ese caso los atenderá un asistente plenamente autorizado a darles las indicaciones necesarias para el destino final de su alma, sigan así que de esa forma no me iré de estos lares felicidades por ser como son, dejándose ganar por la turba de irresponsables, borrachos y malandros que cada día hacen una delicia de mi trabajo , mis más sinceras gracias a todos y no olviden no cambiar, sigan creciendo y engordando sus arsenales para que algún militar decida completar mi cuota con una guerra declarada a fin de poder ensanchar el negocio y poder solicitar de mis patrones alguna mejoría laboral para mi persona y mis empleados.
Gracias.
Politicamente incorrecto.
de Jose Ramon Briceño, el Viernes, 01 de julio de 2011 a las 23:37
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Hace tiempo que uno escucha a la gente hablar lo correcto y lo incorrecto, de que tal o cual cosa es dañina y cual no lo es, el asunto se ha transformado en un arroz con mango entre los que defienden un tipo de vida sana, los que exageran esa vida sana llevando hasta el extremo sus manías (vegetarianos y demás).
Hasta los organismos multinacionales como la ONU hacen declaraciones y obligan a terceros a suscribir pactos y tratos para reducir el consumo de tal o cual producto por ser nocivos para la salud, al final están acorralando a aquellos que se niegan a asumir esos cambios y han ido volviéndolos una suerte de minorías mal vistas, casi parias que no debieran existir, esa presión social ha llevado a volver a la adolescencia a quienes se han visto obligados a fumar a escondidas cuan criminales y eso que lo que fuman son cigarrillos legales y bajo la responsabilidad legal de estarse matando por mero gusto y sin que nadie los obligue.
El cuento es que con todo este maremágnum de peso oficial , con carteles de cero humo y toda la parafernalia que conlleva esto, ciertamente se han hecho los espacios públicos mas accesibles a todos y sin el humo esparciéndose por allí , pero nadie piensa en quienes fumamos y los fumadores se niegan a levantar su voz como si de un secreto pecado se tratase , estamos arrinconados y nadie grita, los defensores de la salud esgrimen sus argumentos muy validos pero los fumadores hacen mutis por el foro. La camada de fanáticos new age están tomando todos los espacios y aunque suene incomodo deberíamos levantar la voz en público para exigir espacios de distracción donde el fumar no sea pecado, eso si, quien entre allí lo hace bajo su total responsabilidad y no se admitirían quejas de quienes no fuman.
Esos si parecen unas plagas, este país tiene millones de kilómetros cuadrados pero los no-fumadores se arrechan si al pasar alguien fuma y ni de vaina se les ocurre cruzar la acera o evitar ese espacio, arguyen que el país es de todos y ellos tienen derecho a estar en un espacio que no los agreda, es verdad, pero y ¿los derechos de quienes fumamos?, ¿tenemos menos derecho de estar allí por no tener las mismas costumbres?, entonces jodanse no-fumadores, crucen la calle, eviten los espacios de fumadores y no joroben más la fiesta.
Piensen que cada vez que encienden su carro causan mucha más contaminación que mil cigarrillos, que cada vez que sus bebes ensucian un pañal desechable también lo hacen con el medio ambiente, que hay otras sustancias que causan cáncer, desde el cubito hasta el agua clorada que tomamos a diario (la del grifo), el sol que adoran causa muchas más muertes, hasta el sexo que en algún momento fue un vicio “inocuo” mata por aquello del sida, entonces dejémonos de tonterías y hablemos en voz alta que nuestros derechos también valen, asi sea mal visto por no ser chic.
miércoles, junio 29, 2011
viernes, marzo 25, 2011
viernes, enero 28, 2011
Del General Bolivar al Coronel Aureliano Buendia
Cuando veinte años de guerra pesan tanto como cien de soledad
Como García Márquez insufla los vientos macondianos en los últimos días de un Simón Bolívar que busca salir de su laberinto
José Ramón Briceño
Alguien dijo alguna vez que los artistas no tienen el consuelo de poder esconderse detrás de la verdad, eso, en otras palabras, podría resumirse en que los artistas no pueden, por razones estéticas, ampararse bajo la excusa de la siempre árida verdad que por su naturaleza terrenal, y gobernada por las inmutables leyes de la cronología espacio-tiempo que anulan todo intento de penetrar en la psiquis de los personajes.
Ahora nos preguntaremos qué pasa, si por el contrario, el artista decide esconderse tras la verdad para conformar su obra y con este subterfugio realizar el sueño de intervenir en la historia de algún personaje real sin tener que recurrir a los estrechos pasajes de la historia, donde la seriedad de los postulados no soportarían ninguna de las artimañas propias del oficio. Desde esta atalaya que presupone el jugar a ser un dios, mezclando en papel de imprenta realidades probables junto con ficciones edificantes o por lo menos más agradables que la realidad siempre estática y en la mayoría de los casos carece por completo de los matices poéticos del discurso literario.
Nos referimos a Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia 1928) quien, a diferencia de otros autores que han incursionado en el tema de la historia novelada pareciera haber evitado el tema histórico en casi toda su obra literaria, siendo esta novela una suerte de hito dentro de la prolífica producción literaria de este autor, y es en esta novela donde comienza a darse respuesta a la interrogante planteada en el párrafo anterior. Desde sus paginas este poeta de la prosa se atreve a relatar los últimos meses de vida de Simón Bolívar con su novela “El general en su laberinto”(1989), este caso es bien curioso ya que al leer la pieza no solo nos encontramos ante un Bolívar de carne y hueso, si no que aquí este autor se atreve no solamente a fabular, también se toma la licencia de convertir al “Libertador” en un personaje literario del cual, -y tomándonos una licencia- podríamos decir que es un personaje nuevo al que se le adaptó el nombre de Bolívar por casualidad y fue esta casualidad la que lo obligo a adoptar la identidad del otro personaje histórico al cual se parece mucho, pero que por obra y gracia de la literatura este autor nos hace creer que se trata del hombre de las mil batallas.
Para hacer esta aseveración tan aparentemente alocada nos basaremos en algunos rasgos que nos hacen pensar en la historia de “otro” militar, el Coronel Aureliano Buendía, solo que a este la muerte lo azota desde hace años y no lo fulmina en un pueblo imaginario y encantado llamado Macondo sino en una plantación de caña llamada San Pedro Alejandrino a mil leguas de su casa y soñando con recuperar una gloria ya muerta desde el comienzo.
Todas estas consideraciones pierden valor al terminar tan abrumado de datos históricos cuya fidelidad es difícilmente cuestionable. Más bien nos lleva a pensar en un escritor que a pesar de su indiscutible destreza narrativa no puede desligarse de toda la carga literaria cuya carga tiene a cuestas y en especial al Macondo el cual lo lanza a la fama o de alguien tan diestro que osa mezclar su obra narrativa exclusivamente imaginaria con elementos “reales” a fin de redondear un texto para dejar de ser un documento histórico y terminar siendo un sentido homenaje a un hombre que mas allá de las distancias y de los errores propios de su naturaleza y de su tiempo tuvo tal importancia cuando, a más de ciento setenta años de su muerte da que hablar y sigue influyendo en la vida y pensamientos de no pocos acólitos, cosa sorprendente en estas tierras donde el olvido pareciera ser reglamentario.
Esta similitud entre el Coronel Buendía y el General Bolívar podría entenderse como la lógica influencia del entorno geográfico y los vientos ideológicos que hacen de estos héroes casi míticos victimas de sus propias victorias, y que ya para el final de sus días, la lucidez que les otorga el saber que todo esta perdido para ellos les permite entrever las grandes perdidas que les han ocasionado las mil batallas. Por ejemplo podríamos afirmar que el tratado de Neerlandia con el que el militar imaginario termina una guerra civil igualmente inventada, se parece mucho al resultado de la convención de Ocaña (10 de abril de 1828) la cual representó el principio del fin de Bolívar como único en la conducción de la ya debilitada Gran Colombia, pues esta origina una profunda división entre Santanderistas y Bolivaristas (“aquí no habrá mas guerras que las de unos contra otros y ésas son como para matar a la madre” Pág. 255), tal como para el Buendía causa su retiro de la guerra. En ambos casos, tratado y la convención, causaron el cese definitivo de las guerras ni la implantación de ningún régimen de paz para ninguna de las partes terminando todo en un embrollo político, que en el caso de macondo termina con un viento, el cual arrasa desde los cimientos y hasta allí la historia, pero en el caso de la Colombia de Bolívar aun hoy la guerra persiste y la fulana unión de los pueblos que pretendió no existe y no es mas que bandera de demagogia , tal como el Bolívar ficcionado intuyó desde su lecho de muerte.
Nietzche definía la tragedia como todo aquel texto narrativo o no donde los protagonistas no tuviesen posibilidad de salvación alguna y cuyo destino fatal fuese necesariamente, la muerte. En los casos estudiados, y según la definición antes mencionada podremos argüir que tanto en las novelas, El general en su laberinto y Cien años de soledad son tragedias, pues en ambos textos los protagonistas tienen finales para nada felices y específicamente entre el coronel Buendía y en general Bolívar, ambos concientes de lo que ha significado su vida entre guerras, solo esperan la muerte, aunque negándose concientemente a recibirla pero con la calma de quien ya no tiene nada que perder.
Bolívar viaja por todo el río Magdalena enfermo, débil y sin animo conciente de cualquier otra cosa (“ya lo que me falta es morirme”, Pág.251) y aunque planifique y casi grite voz en cuello la necesidad de comenzar otra guerra para continuar su obra, jamás hace real gesto para encabezar movimiento alguno, sin embargo sus acólitos lo animan a seguir, el en cambio, da largas hasta que la muerte esperada (¿lo sorprende?) lo alcanza en Santa Marta y el coronel Buendía cubierto en una cobija por el frío en los huesos (igual al Bolívar del laberinto) se recluye en su casa donde a fuerza de hacer pescaditos de oro se deshace de toda la pestilencia de la guerra y espera con parsimonia a que la muerte se lo lleve. Llama también la atención que la muerte del Buendía que funda la estirpe haya sido en un laberinto de habitaciones y este mismo laberinto (imaginario o no) haya dado titulo al ultimo periplo del héroe.
En cualquier caso “El general en su laberinto” es una pieza literaria sólida que a diferencia de otras obras del mismo género (la historia novelada) que mantienen un tono ajeno al autor o por lo menos éste toma distancias ideológicas con el fin de insuflar cierto rigor histórico dentro de su fabulación.
García Márquez se presiente y hasta podemos sentir la voz de alguien que nos cuenta la historia triste de un hombre conciente de su peso histórico viaja camino a su muerte y , sin pudor alguno se precia de fabular los resquicios de una historia fragmentada y nunca escrita entremezclando los personajes y paisajes reales con todos los elementos propios de su literatura, poblándola de espectros, recuerdos galantes, y hasta se toma la libertad de colocar a su personaje en el preciso momento donde otra de su obras comienza, (Del amor y otros demonios), en una Cartagena de indias asolada por el mal de rabia (“Aún quedaban rastros de pánico por un perro con mal de rabia que había mordido en la mañana a varias personas de diversas edades, entre ellas a una blanca de castilla que andaba merodeando por donde no debía” Pág. 233) pasajes como estos sorprenden al lector atento y pareciera, con esta “coincidencia” condicionar a este lector a hacerse una imagen precisa del escenario geográfico donde se encuentra su personaje, casi como una muleta impuesta desde sus letras, y lo más interesante del asunto es que quien no ha leído esa otra obra no hace mella al relato.
Aunque la distancia tiempo-espacio entre Cien años de soledad y El General en su laberinto, pueda parecer que borra cualquier duda de que la similitud entre el personaje central de esta última y aquel coronel Aureliano Buendía sea pura casualidad y nos aclara de alguna manera cuál fue el personaje que pudo haber inspirado a García Márquez, dejándonos con la sorpresa de que este personaje pudo haber tenido su génesis en los libros de historia y no en la imaginación calenturienta de un genio literario.
Entre los ejemplos que nos hacen pensar que el Coronel Aureliano Buendía es una suerte de alter ego de Bolívar esta el del frío que atenaza al Libertador y que lo obliga a estar abrigado aun en las horas de calor tal como le sucede al coronel de ficción en su retorno a la casa familiar viejo y derrotado con el único anhelo de hacer y deshacer pescaditos de oro hasta que la muerte lo alcance, pero que, además mantiene el mismo aire de ruina y desolación del Bolívar “real” que viaja camino de la muerte. Es decir que ambos personajes realizan un último viaje cuyo destino final solo es la muerte tanto histórica como física.
El general…, como obra literaria tiene características que la definen como una pieza única, tal y como sucede con una pieza artística ya que como tal no aceptaría la posibilidad de ser clon de ninguna otra, pero además, su conformación de novela histórica le confiere otras cualidades especificas como el hecho de entremezclar realidad con fantasía, como si fuese un ejercicio para comprobar aquella teoría de Don Mario Vargas Llosa (Historia de un deicidio) al establecer dos figuras para diferenciar los niveles de ficción dentro de la obra literaria, aunque estos niveles están enmarcados dentro de un estudio sobre Cien años de soledad igual cabe dentro de este análisis , en líneas generales Vargas Llosa nos dice que existen dos “realidades” dentro de la ficción “la realidad verdadera” y “realidad ficticia” , por supuesto estando claros que al pasar la “realidad” por el tamiz de la imaginación ya esta pasa a ser mas fabula que otra cosa, solo que la mala costumbre de creer casi todo lo que este en letra de imprenta es cierto. En la novela histórica de García Márquez estas categorías de Vargas Llosa se mezclan hasta casi fundir éstas en un todo que confunde al lector común, quien termina aceptando este conglomerado de verdades y mentiras (tal como cualquier novela) como un documento histórico de valor absoluto, aunque, sin embargo, describe muchos hechos que bien pudieron haber sucedido en ese viaje; también pudieron ser únicamente obra de la imaginación del escritor( “¡Que cara nos ha costado esta mierda de independencia!” Pág.235) , quien a pesar de todo intercala ciertas referencias en apariencia comprobables sobre el futuro de todos los allegados a Bolívar, pero todo esto no importa más que a la crítica ya que el lector solo se rinde ante el placer de leer una historia que lo acerca al hombre y no al monumento ecuestre de las plazas.
Este Bolívar humanizado es un retrato del romántico latinoamericano clásico, que detesta Europa y sus cortes pero mantiene modales propios de ésta y los combina (según la ocasión con las costumbres caribes), que se permite la sátira, el lenguaje procaz con el afectamiento propio de un caballero de la época. Por ejemplo en un pasaje del libro donde Bolívar conversa con uno de los generales que lo acompañan y que exhibe sus heridas de guerra como trofeos, proclamándose como el más viejo combatiente ya que cada herida de lanza, fusil o espada cuenta como años vividos y al contrastar con Bolívar expresa que siendo este el mas viejo en años es el mas joven en realidad por que no tiene ni un rasguño en veinte años de guerra, una infidencia de este calibre a un personaje de esta categoría causaría alguna consecuencia grave, en cambio solamente produce cierta hilaridad a los personajes que dialogan, otro pasaje de la narración nos cuenta de un hombre supersticioso (“ …tendremos que irnos sin conocer a los amigos de las patas de gallo” Pág.135) lo que contradice su condición de ilustrado pero que también esta en consonancia con su cualidad de hombre nacido en esta parte del mundo, pero, además le confiere al texto esa aura de realismo mágico que forma parte de la literatura garciamarquina.
Todo el texto está lleno de anécdotas que desdibujan al militar para convertirlo en una suerte de don Juan que antepone batallas de cama a las de sangre y fuego, retrasa asuntos de estado por seducir a alguna dama sin importar las convenciones sociales o si esta era casada o no, lo que también nos lleva a sentir que, o era de un poder tan grande que los maridos cornudos preferían hacer la vista gorda, o tenia tal tacto y tal delicadeza para realizar sus fechorías que nadie se enteraba jamás de sus aventuras galantes, pero esta ultima consideración deja de ser valida al pensar que si nosotros que nacimos mas de ciento cincuenta años después lo sabemos, no hay razón alguna para no pensar que en aquellos tiempos de rumores esto no era noticia publica, lo que de alguna manera lo pinta como un caligula caribe manchando la imagen de caballero que todos tenemos de ese hombre, pero también dibuja muy bien el espíritu masculino de la época donde al contrario de estos tiempos era alentado y hasta respetado por todos, dejando en claro que de otra manera no hubiera sido un hombre tan respetado por su poder y por su espada.
En toda la novela nos encontramos referencias más de tono discursivo que de otra naturaleza a Cien años de soledad , aunque la presencia del río magdalena y los buques a vapor nos traiga algunos aromas de otra novela del autor, “El amor en los tiempos del cólera” , sin embargo, el paralelismo más evidente lo encontramos en “Cien años…” , por ejemplo este autor es quien nos dice que luego de la disolución de la gran Colombia, a la nueva granada le quedan cuarenta y siete guerras civiles antes de encontrar la paz, tal y como las que tuvo Coronel Buendía lucho hasta decidir que la guerra no valía de nada, lo que nunca sabremos si este guiño del autor lo hizo para extender un pasaje del libro, para lanzar otra línea entre cien años de soledad o simplemente para exponernos su ideario pacifista, pero en cualquier caso nos transporta mentalmente hasta la otra novela de la que hablamos.
Otra de las particularidades de “El general…” es el tono de clarividencia con que el autor dota a su personaje desde donde el autor hace gala no solo de su ideario político y humano cual licencia literaria poniendo en boca de sus personajes ideas que podrían tranquilamente ser parte del mismo ideario bolivariano “En cambio yo me he perdido en un sueño buscando algo que no existe” Pág. 303, pero que es preciso acotar pues tras las líneas se siente la mano del autor, quien quizás por esas mismas licencias se permite este lujo de jugar con las contradicciones de un hombre que por razones históricas, sociales y hasta de formación fue una contradicción en si mismo, ya que encarnaba lo mejor y lo peor del hombre con todas las crueldades y las bondades propias de los estadistas que vivieron toda una época de barbarie tal como lo fueron esos primeros treinta años de una guerra donde la mitad del continente mato a la otra mitad y al final tuvieron que convivir con sus muertos y su dolor para construir algo desde las cenizas de la desolación que tal devastación dejo sembrado en el corazón mismo de quienes habitaron esta parte del continente americano y que aparece en un pasaje de la novela donde alguien pregunta al general “ahora tenemos la independencia, díganos que hacer con ella”, estas y otras licencias permiten al lector establecer de alguna manera algunos hechos que todavía persisten dentro del ideario latinoamericano y que le otorgan un aura mesiánica que se contradice con la configuración del hombre de carne y hueso mas no con la de semidiós de la guerra con que todos los nacidos en los países “Bolivarianos” hemos sido inoculados desde los libros de texto escolares y hasta en los bandos políticos que se han escudado en algún punto de la historia para fabricar su panteón de hombres de guerra en un continente donde, al parecer, es mas importante la espada a la pluma.
Podremos afirmar que nos encontramos ante una novela con tintes históricos y no ante una historia con ribetes de novela, ya que el autor desdeña el marcar los pasajes “reales” de los imaginarios, a diferencia de otros (Herrera Luque por ejemplo) quienes son puntillosos a ese respecto, bien sea por obra y gracia de los pies de pagina o por un apéndice al final del libro de forma tal que el lector no se deje “engañar” por el autor, sin embargo García Márquez hace gala de una caballerosidad insólita al agradecer a Álvaro Mutis el permitirle robarse la idea y me imagino que cediendo a la presión hace una cronología de los hechos históricos en ese ultimo viaje de Bolívar por el río Magdalena pero obvia los personajes que aparecen en su historia lo que apunta a poder afirmar que esta novela tomada como histórica es un documento de ficción con algunos elementos de la realidad sobre el ultimo año de soledad del hombre que inspiró a un personaje que vivió y sigue viviendo desde las paginas de una novela otros cien años de soledad .
Como García Márquez insufla los vientos macondianos en los últimos días de un Simón Bolívar que busca salir de su laberinto
José Ramón Briceño
Alguien dijo alguna vez que los artistas no tienen el consuelo de poder esconderse detrás de la verdad, eso, en otras palabras, podría resumirse en que los artistas no pueden, por razones estéticas, ampararse bajo la excusa de la siempre árida verdad que por su naturaleza terrenal, y gobernada por las inmutables leyes de la cronología espacio-tiempo que anulan todo intento de penetrar en la psiquis de los personajes.
Ahora nos preguntaremos qué pasa, si por el contrario, el artista decide esconderse tras la verdad para conformar su obra y con este subterfugio realizar el sueño de intervenir en la historia de algún personaje real sin tener que recurrir a los estrechos pasajes de la historia, donde la seriedad de los postulados no soportarían ninguna de las artimañas propias del oficio. Desde esta atalaya que presupone el jugar a ser un dios, mezclando en papel de imprenta realidades probables junto con ficciones edificantes o por lo menos más agradables que la realidad siempre estática y en la mayoría de los casos carece por completo de los matices poéticos del discurso literario.
Nos referimos a Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia 1928) quien, a diferencia de otros autores que han incursionado en el tema de la historia novelada pareciera haber evitado el tema histórico en casi toda su obra literaria, siendo esta novela una suerte de hito dentro de la prolífica producción literaria de este autor, y es en esta novela donde comienza a darse respuesta a la interrogante planteada en el párrafo anterior. Desde sus paginas este poeta de la prosa se atreve a relatar los últimos meses de vida de Simón Bolívar con su novela “El general en su laberinto”(1989), este caso es bien curioso ya que al leer la pieza no solo nos encontramos ante un Bolívar de carne y hueso, si no que aquí este autor se atreve no solamente a fabular, también se toma la licencia de convertir al “Libertador” en un personaje literario del cual, -y tomándonos una licencia- podríamos decir que es un personaje nuevo al que se le adaptó el nombre de Bolívar por casualidad y fue esta casualidad la que lo obligo a adoptar la identidad del otro personaje histórico al cual se parece mucho, pero que por obra y gracia de la literatura este autor nos hace creer que se trata del hombre de las mil batallas.
Para hacer esta aseveración tan aparentemente alocada nos basaremos en algunos rasgos que nos hacen pensar en la historia de “otro” militar, el Coronel Aureliano Buendía, solo que a este la muerte lo azota desde hace años y no lo fulmina en un pueblo imaginario y encantado llamado Macondo sino en una plantación de caña llamada San Pedro Alejandrino a mil leguas de su casa y soñando con recuperar una gloria ya muerta desde el comienzo.
Todas estas consideraciones pierden valor al terminar tan abrumado de datos históricos cuya fidelidad es difícilmente cuestionable. Más bien nos lleva a pensar en un escritor que a pesar de su indiscutible destreza narrativa no puede desligarse de toda la carga literaria cuya carga tiene a cuestas y en especial al Macondo el cual lo lanza a la fama o de alguien tan diestro que osa mezclar su obra narrativa exclusivamente imaginaria con elementos “reales” a fin de redondear un texto para dejar de ser un documento histórico y terminar siendo un sentido homenaje a un hombre que mas allá de las distancias y de los errores propios de su naturaleza y de su tiempo tuvo tal importancia cuando, a más de ciento setenta años de su muerte da que hablar y sigue influyendo en la vida y pensamientos de no pocos acólitos, cosa sorprendente en estas tierras donde el olvido pareciera ser reglamentario.
Esta similitud entre el Coronel Buendía y el General Bolívar podría entenderse como la lógica influencia del entorno geográfico y los vientos ideológicos que hacen de estos héroes casi míticos victimas de sus propias victorias, y que ya para el final de sus días, la lucidez que les otorga el saber que todo esta perdido para ellos les permite entrever las grandes perdidas que les han ocasionado las mil batallas. Por ejemplo podríamos afirmar que el tratado de Neerlandia con el que el militar imaginario termina una guerra civil igualmente inventada, se parece mucho al resultado de la convención de Ocaña (10 de abril de 1828) la cual representó el principio del fin de Bolívar como único en la conducción de la ya debilitada Gran Colombia, pues esta origina una profunda división entre Santanderistas y Bolivaristas (“aquí no habrá mas guerras que las de unos contra otros y ésas son como para matar a la madre” Pág. 255), tal como para el Buendía causa su retiro de la guerra. En ambos casos, tratado y la convención, causaron el cese definitivo de las guerras ni la implantación de ningún régimen de paz para ninguna de las partes terminando todo en un embrollo político, que en el caso de macondo termina con un viento, el cual arrasa desde los cimientos y hasta allí la historia, pero en el caso de la Colombia de Bolívar aun hoy la guerra persiste y la fulana unión de los pueblos que pretendió no existe y no es mas que bandera de demagogia , tal como el Bolívar ficcionado intuyó desde su lecho de muerte.
Nietzche definía la tragedia como todo aquel texto narrativo o no donde los protagonistas no tuviesen posibilidad de salvación alguna y cuyo destino fatal fuese necesariamente, la muerte. En los casos estudiados, y según la definición antes mencionada podremos argüir que tanto en las novelas, El general en su laberinto y Cien años de soledad son tragedias, pues en ambos textos los protagonistas tienen finales para nada felices y específicamente entre el coronel Buendía y en general Bolívar, ambos concientes de lo que ha significado su vida entre guerras, solo esperan la muerte, aunque negándose concientemente a recibirla pero con la calma de quien ya no tiene nada que perder.
Bolívar viaja por todo el río Magdalena enfermo, débil y sin animo conciente de cualquier otra cosa (“ya lo que me falta es morirme”, Pág.251) y aunque planifique y casi grite voz en cuello la necesidad de comenzar otra guerra para continuar su obra, jamás hace real gesto para encabezar movimiento alguno, sin embargo sus acólitos lo animan a seguir, el en cambio, da largas hasta que la muerte esperada (¿lo sorprende?) lo alcanza en Santa Marta y el coronel Buendía cubierto en una cobija por el frío en los huesos (igual al Bolívar del laberinto) se recluye en su casa donde a fuerza de hacer pescaditos de oro se deshace de toda la pestilencia de la guerra y espera con parsimonia a que la muerte se lo lleve. Llama también la atención que la muerte del Buendía que funda la estirpe haya sido en un laberinto de habitaciones y este mismo laberinto (imaginario o no) haya dado titulo al ultimo periplo del héroe.
En cualquier caso “El general en su laberinto” es una pieza literaria sólida que a diferencia de otras obras del mismo género (la historia novelada) que mantienen un tono ajeno al autor o por lo menos éste toma distancias ideológicas con el fin de insuflar cierto rigor histórico dentro de su fabulación.
García Márquez se presiente y hasta podemos sentir la voz de alguien que nos cuenta la historia triste de un hombre conciente de su peso histórico viaja camino a su muerte y , sin pudor alguno se precia de fabular los resquicios de una historia fragmentada y nunca escrita entremezclando los personajes y paisajes reales con todos los elementos propios de su literatura, poblándola de espectros, recuerdos galantes, y hasta se toma la libertad de colocar a su personaje en el preciso momento donde otra de su obras comienza, (Del amor y otros demonios), en una Cartagena de indias asolada por el mal de rabia (“Aún quedaban rastros de pánico por un perro con mal de rabia que había mordido en la mañana a varias personas de diversas edades, entre ellas a una blanca de castilla que andaba merodeando por donde no debía” Pág. 233) pasajes como estos sorprenden al lector atento y pareciera, con esta “coincidencia” condicionar a este lector a hacerse una imagen precisa del escenario geográfico donde se encuentra su personaje, casi como una muleta impuesta desde sus letras, y lo más interesante del asunto es que quien no ha leído esa otra obra no hace mella al relato.
Aunque la distancia tiempo-espacio entre Cien años de soledad y El General en su laberinto, pueda parecer que borra cualquier duda de que la similitud entre el personaje central de esta última y aquel coronel Aureliano Buendía sea pura casualidad y nos aclara de alguna manera cuál fue el personaje que pudo haber inspirado a García Márquez, dejándonos con la sorpresa de que este personaje pudo haber tenido su génesis en los libros de historia y no en la imaginación calenturienta de un genio literario.
Entre los ejemplos que nos hacen pensar que el Coronel Aureliano Buendía es una suerte de alter ego de Bolívar esta el del frío que atenaza al Libertador y que lo obliga a estar abrigado aun en las horas de calor tal como le sucede al coronel de ficción en su retorno a la casa familiar viejo y derrotado con el único anhelo de hacer y deshacer pescaditos de oro hasta que la muerte lo alcance, pero que, además mantiene el mismo aire de ruina y desolación del Bolívar “real” que viaja camino de la muerte. Es decir que ambos personajes realizan un último viaje cuyo destino final solo es la muerte tanto histórica como física.
El general…, como obra literaria tiene características que la definen como una pieza única, tal y como sucede con una pieza artística ya que como tal no aceptaría la posibilidad de ser clon de ninguna otra, pero además, su conformación de novela histórica le confiere otras cualidades especificas como el hecho de entremezclar realidad con fantasía, como si fuese un ejercicio para comprobar aquella teoría de Don Mario Vargas Llosa (Historia de un deicidio) al establecer dos figuras para diferenciar los niveles de ficción dentro de la obra literaria, aunque estos niveles están enmarcados dentro de un estudio sobre Cien años de soledad igual cabe dentro de este análisis , en líneas generales Vargas Llosa nos dice que existen dos “realidades” dentro de la ficción “la realidad verdadera” y “realidad ficticia” , por supuesto estando claros que al pasar la “realidad” por el tamiz de la imaginación ya esta pasa a ser mas fabula que otra cosa, solo que la mala costumbre de creer casi todo lo que este en letra de imprenta es cierto. En la novela histórica de García Márquez estas categorías de Vargas Llosa se mezclan hasta casi fundir éstas en un todo que confunde al lector común, quien termina aceptando este conglomerado de verdades y mentiras (tal como cualquier novela) como un documento histórico de valor absoluto, aunque, sin embargo, describe muchos hechos que bien pudieron haber sucedido en ese viaje; también pudieron ser únicamente obra de la imaginación del escritor( “¡Que cara nos ha costado esta mierda de independencia!” Pág.235) , quien a pesar de todo intercala ciertas referencias en apariencia comprobables sobre el futuro de todos los allegados a Bolívar, pero todo esto no importa más que a la crítica ya que el lector solo se rinde ante el placer de leer una historia que lo acerca al hombre y no al monumento ecuestre de las plazas.
Este Bolívar humanizado es un retrato del romántico latinoamericano clásico, que detesta Europa y sus cortes pero mantiene modales propios de ésta y los combina (según la ocasión con las costumbres caribes), que se permite la sátira, el lenguaje procaz con el afectamiento propio de un caballero de la época. Por ejemplo en un pasaje del libro donde Bolívar conversa con uno de los generales que lo acompañan y que exhibe sus heridas de guerra como trofeos, proclamándose como el más viejo combatiente ya que cada herida de lanza, fusil o espada cuenta como años vividos y al contrastar con Bolívar expresa que siendo este el mas viejo en años es el mas joven en realidad por que no tiene ni un rasguño en veinte años de guerra, una infidencia de este calibre a un personaje de esta categoría causaría alguna consecuencia grave, en cambio solamente produce cierta hilaridad a los personajes que dialogan, otro pasaje de la narración nos cuenta de un hombre supersticioso (“ …tendremos que irnos sin conocer a los amigos de las patas de gallo” Pág.135) lo que contradice su condición de ilustrado pero que también esta en consonancia con su cualidad de hombre nacido en esta parte del mundo, pero, además le confiere al texto esa aura de realismo mágico que forma parte de la literatura garciamarquina.
Todo el texto está lleno de anécdotas que desdibujan al militar para convertirlo en una suerte de don Juan que antepone batallas de cama a las de sangre y fuego, retrasa asuntos de estado por seducir a alguna dama sin importar las convenciones sociales o si esta era casada o no, lo que también nos lleva a sentir que, o era de un poder tan grande que los maridos cornudos preferían hacer la vista gorda, o tenia tal tacto y tal delicadeza para realizar sus fechorías que nadie se enteraba jamás de sus aventuras galantes, pero esta ultima consideración deja de ser valida al pensar que si nosotros que nacimos mas de ciento cincuenta años después lo sabemos, no hay razón alguna para no pensar que en aquellos tiempos de rumores esto no era noticia publica, lo que de alguna manera lo pinta como un caligula caribe manchando la imagen de caballero que todos tenemos de ese hombre, pero también dibuja muy bien el espíritu masculino de la época donde al contrario de estos tiempos era alentado y hasta respetado por todos, dejando en claro que de otra manera no hubiera sido un hombre tan respetado por su poder y por su espada.
En toda la novela nos encontramos referencias más de tono discursivo que de otra naturaleza a Cien años de soledad , aunque la presencia del río magdalena y los buques a vapor nos traiga algunos aromas de otra novela del autor, “El amor en los tiempos del cólera” , sin embargo, el paralelismo más evidente lo encontramos en “Cien años…” , por ejemplo este autor es quien nos dice que luego de la disolución de la gran Colombia, a la nueva granada le quedan cuarenta y siete guerras civiles antes de encontrar la paz, tal y como las que tuvo Coronel Buendía lucho hasta decidir que la guerra no valía de nada, lo que nunca sabremos si este guiño del autor lo hizo para extender un pasaje del libro, para lanzar otra línea entre cien años de soledad o simplemente para exponernos su ideario pacifista, pero en cualquier caso nos transporta mentalmente hasta la otra novela de la que hablamos.
Otra de las particularidades de “El general…” es el tono de clarividencia con que el autor dota a su personaje desde donde el autor hace gala no solo de su ideario político y humano cual licencia literaria poniendo en boca de sus personajes ideas que podrían tranquilamente ser parte del mismo ideario bolivariano “En cambio yo me he perdido en un sueño buscando algo que no existe” Pág. 303, pero que es preciso acotar pues tras las líneas se siente la mano del autor, quien quizás por esas mismas licencias se permite este lujo de jugar con las contradicciones de un hombre que por razones históricas, sociales y hasta de formación fue una contradicción en si mismo, ya que encarnaba lo mejor y lo peor del hombre con todas las crueldades y las bondades propias de los estadistas que vivieron toda una época de barbarie tal como lo fueron esos primeros treinta años de una guerra donde la mitad del continente mato a la otra mitad y al final tuvieron que convivir con sus muertos y su dolor para construir algo desde las cenizas de la desolación que tal devastación dejo sembrado en el corazón mismo de quienes habitaron esta parte del continente americano y que aparece en un pasaje de la novela donde alguien pregunta al general “ahora tenemos la independencia, díganos que hacer con ella”, estas y otras licencias permiten al lector establecer de alguna manera algunos hechos que todavía persisten dentro del ideario latinoamericano y que le otorgan un aura mesiánica que se contradice con la configuración del hombre de carne y hueso mas no con la de semidiós de la guerra con que todos los nacidos en los países “Bolivarianos” hemos sido inoculados desde los libros de texto escolares y hasta en los bandos políticos que se han escudado en algún punto de la historia para fabricar su panteón de hombres de guerra en un continente donde, al parecer, es mas importante la espada a la pluma.
Podremos afirmar que nos encontramos ante una novela con tintes históricos y no ante una historia con ribetes de novela, ya que el autor desdeña el marcar los pasajes “reales” de los imaginarios, a diferencia de otros (Herrera Luque por ejemplo) quienes son puntillosos a ese respecto, bien sea por obra y gracia de los pies de pagina o por un apéndice al final del libro de forma tal que el lector no se deje “engañar” por el autor, sin embargo García Márquez hace gala de una caballerosidad insólita al agradecer a Álvaro Mutis el permitirle robarse la idea y me imagino que cediendo a la presión hace una cronología de los hechos históricos en ese ultimo viaje de Bolívar por el río Magdalena pero obvia los personajes que aparecen en su historia lo que apunta a poder afirmar que esta novela tomada como histórica es un documento de ficción con algunos elementos de la realidad sobre el ultimo año de soledad del hombre que inspiró a un personaje que vivió y sigue viviendo desde las paginas de una novela otros cien años de soledad .
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