Amanecía como si fuese un sábado cualquiera en Ocumare de la Costa, en realidad estaba amaneciendo el primer fin de semana sin cuarentena, comenzaba el segundo año de la peste, Mayker Pacheco, si ganas, se levanta al filo de la madrugada para preparar los aperos del oficio, este día no sería de pesca por lo que salir al mar de madrugada no tenía sentido, el día integro era para llevar turistas desde la Boca hasta La Cienaga, asunto que los mantendrá ocupados el resto del día, el viernes fue quincena así que quizás tengan tráfico extraordinario de pasajeros, por suerte pudieron conseguir gasolina suficiente pagándola al doble del precio oficial, estaban entre dejarse robar por los vendedores del mercado negro o quedarse en casa comiendo pescado con yuca como ha sucedido durante los últimos meses, sin pasajeros ni combustible. Johnny Pacheco contaba con cuarenta años, mientras se desesperezaba escuchando el trasteo de su hijo en la sala, aprovechaba a ver si su mujer se condolía y le regalaba un mañanero para salir contento a la faena, la señora, luego de dar dos sonoras mentadas de madre y un empujón botó al señor de la cama porque esas no eran horas de andar molestando a una señora decente luego de un largo sábado de trabajo vendiendo empanadas , si bien no era tarde tampoco era tan temprano, el esposo estaba claro en que la señora debía estar antes de las siete en el puesto para tener empanadas que vender a los turistas tempraneros, nadie se quejaba porque así es la vida en la costa, todo mundo trabaja , quien no aprovecha el turismo es candidato a pasar hambre el resto de la semana, esto a nadie agrada .
Ocumare de la Costa, estado Aragua |
Jhonny quería cariño, aunque nunca lo aceptaría, una intensa pesadilla lo mantenía aterrado, había tenido malos sueños toda la noche, esa madrugada una nave espacial que salía del fondo del mar y volcaba la lancha, en su pesadilla iba pasando justo por el Paso de la Virgen , un sitio donde por el que todos los navegantes pasan asustados, el mar siempre está embravecido, aunque a fuerza de costumbre ya tienen el peligro medido, soñaba que al entrar en la rada, mientras pasaba una ola grande del fondo del mar salió un aparato plateado, cuyos flancos poseía un exótico fulgor rojo , el mundo pareció detenerse en esa fracción de segundo donde el aparato surge del agua y la ola vuelca su embarcación, vio claramente a su hijo aterrorizado en la proa y una pareja desconocida gritando como si eso pudiese solucionar nada, luego solo sentía el agua bullendo a su alrededor, luego solo silencio. Se despertó espantado, pero incapaz de asumir que tenía miedo, ningún pescador por mas aterrorizado que esté, se puede permitir el lujo de que su mujer lo vea con pánico, así que el impulso de buscar un abrazo terminó siendo disimulado por toscas caricias que desencadenaron su expulsión del lecho matrimonial.
Se levantó de la cama y antes de cualquier cosa montó un café cerrero con el que padre e hijo desayunarían acompañándolo con sendos sanduches de mortadela con queso y mayonesa para comenzar enérgicos el día, mientras este trasteaba en la cocina preparando el café, Mayker buscaba mentalmente excusas para no salir hoy a la faena, había dormido mal, sin embargo del sueño solo recordaba una sensación de pánico sin que pudiera recordar la razón, solo pensaba en cómo evitar el día de trabajo, hasta ayudar a su abuela en el conuco allá en La Trilla se le hacía más agradable que salir hoy al mar, lo que no entendía porque por lo general este era el día de ver mujeres bonitas en traje de baño, turistas que pensaban que nadie las miraba y se quitaban el bikini para no tener marcas, la ocasional cerveza invitada por los alegres viajeros, poder manejar la lancha cuando su padre lo permitía , sentirse adulto era algo que le agradaba y la sensación de maniobrar el peñero familiar era su mayor orgullo.
Mientras la familia Pacheco preparaba lo necesario para salir al trabajo, en Maracay, Héctor y Luna estaban remoloneando en la cama, él estudiaba derecho y ella, Comunicación Social en la misma universidad, cursaban el noveno semestre, ambos trabajaban en la misma empresa, él como asistente del asesor legal y ella como coordinadora de relaciones públicas, un eufemismo para encubrir que hacía de community manager, el asunto es que si bien trabajaban la vida se les iba en pagar deudas y hacer malabares para completar la cuota de la universidad, por eso habían reunido desde hacía algunos meses para aquel viaje, la noche antes, el padre de Héctor , ofreció prestar el carro como premio por lo mucho que se esfuerza el muchacho, el señor tiene un orgullo inmenso por lo bien que se comporta el hijo, tanto como para permitirle llevar su precioso Mercedez Benz hasta la playa, el muchacho se lo merece (se decía el señor), no solo por ser buen estudiante también trabaja y ayuda a sus padres, además, está casi seguro que ese viaje volverá con la noticia que Luna le dará el sí, ya están por graduarse y tienen un año juntos, es hora que formalicen la relación.
Esa noche Luna se había quedado en casa de Héctor, cena con los suegros y sexo desenfrenado desde media noche hasta que les tocase comenzar su viaje al mar, tenían casi un año que no salían de la ciudad, entre las cuarentenas y la escases ir a la playa era un capricho que no podían darse, demasiado costoso como para gastar el sueldo, sin embargo a estas alturas todo había salido de perlas, sin embargo muy en su interior sentía recelo del viaje, un miedo inexplicable que asumió como flojera, horas más tarde comprobaría que siempre es mejor tener en cuenta los pálpitos , si algo no nos agrada, sin importar el problema que se genere , siempre es mejor dejarlo pasar. El despertar fue normal, café en la cama, más besos y una leve excusa para no salir, sin embargo ambos terminaron colocándose ropa de playa , llenaron la maleta con cuanta chuchería encontraron, hicieron un alto en la carretera para comprar hielo (llevaban cuatro botellas de Cabernet Sauvignony eso del vino a temperatura ambiente en pleno trópico es un despropósito) debían refrigerar las bebidas y algunos embutidos que ya acompañarían con pan cuando el hambre apretase, tampoco había tanto dinero como para gastarlo todo en comida.
La carretera estaba esplendorosa, el abandono por las cuarentenas la dotó de un sentido más agreste, el monte más tupido, los animales más insolentes, así vieron una manada de araguatos comiendo mango a la orilla de la carretera, más adelante, casi en la Trilla vieron a dos venados correteando por la carretera hasta perderse en el monte, ciertamente todo estaba desolado, los mil kioscos de la carretera seguían allí como recordatorio de que alguna vez hubo humanos, todo tenía una capa de musgo que denunciaba un abandono total, a pesar de la belleza del paisaje natural pues la carretera atraviesa al menos cuarenta kilómetros de selvas húmedas , donde atraviesas las nubes para atravesar la montaña hasta el mar, la salida de la montaña los saludó con un sol deslumbrante, demasiado azul había en aquel cielo para ser tan temprano (aun no eran la siete) , a pesar de todo, ambos jóvenes sonrieron aliviados cuando el sol de la mañana los deslumbró, aquella carretera desierta que antes de la peste bullía de turistas y sin embargo ahora parece que todos salieron en desbandada que incluía a los dueños para nunca más volver, en algún punto parecían estar atravesando una suerte de Chernóbil tropical , algo así vieron en internet recientemente, tan triste en este caso que ni la selva lo salvaba.
A la siete de la mañana Mayker y el señor Jhonny Pacheco ya habían sacado su bote al mar, el muchacho voceaba a los posibles clientes las tarifas, con tanta suerte que la primera pareja del día serian precisamente Héctor y Luna, quienes discutían amablemente por su negativa a comprar empanadas de cazón, el alegato básico era que debían llegar temprano a la playa y aún tenían que contratar transporte, solo tenían el día hasta las tres de la tarde pues ambos estaban de acuerdo en que no atravesarían esa carretera de noche bajo ningún concepto, si llegaban tarde dormirían en el carro pero ni de casualidad atravesarían las ruinas de lo que alguna vez fue una suerte de centro social donde todos los viajeros hacían parada más para ver y dejarse ver que para comer, al final ni las empanadas eran tan buenas ni el ambiente tan agradable, con esos mil carros con sus respectivos equipos de sonido compitiendo a ver cuál regetón era más vulgar o la salsa más escandalosa, pero ver y dejarse ver era un vicio que ambos compartían, constatar que las cosas han cambiado gracias a una peste global, los entristecía.
Mayker los llamó y ofreció el servicio por cuarenta dólares para llevarlos e irlos a buscar a la hora que quisieran, Héctor no lo pensó mucho y cancelo la mitad del viaje a fin de obligarlos a estar a la hora convenida, el muchacho, raudo los llevó hasta el bote, donde Jhonny los recibió y les entrego sendos chalecos como condición absoluta para poder hacer el viaje, ambos jóvenes , convencidos de sus habilidades natatorias se colocaron bajo protesta los salvavidas y salieron desde la Boca con rumbo a la Ciénaga, a cuarenta minutos de navegación los esperaba el paraíso al alcance de la mano, el mar estaba calmo como si de una laguna se tratase y no el normalmente encrespado mar caribe de aquella zona, iban mirando alelados toda la costa de aquella playa, sus rompeolas, las montañas , el cielo azul que se fundía en una variedad de tonos que iban desde el casi blanco al borde del horizonte hasta el profundo del alto cielo, pero sobre todo la atípica soledad de la orilla, en los balnearios que siempre estaban a reventar todos los fines de semana, esta vez habrían si acaso treinta bañistas en los cuatro kilómetros de costa, algo extraño que sin embargo achacaron a la temprana hora, nadie va a la playa antes de las nueve de la mañana, excepto ellos que por el entusiasmo de poder salir andaban desde la madrugada viajando solo para volver al mar luego del primer año de la peste.
Mientras el viento salpicado de gotas le mojaba la cara a Héctor este iba soñando en que parte de la playa harían sitio, a qué hora descorcharían el primer vino, cuales selfies se inventarían para que los primos y amigos de la diáspora tuviesen al menos algo que envidiarles a ellos que no quisieron irse a ser obreros por aquello de sus muy justas pretensiones burguesas , en principio estaban tan enamorados que no se separarían para un futuro incierto, al menos acá estarían en su tierra, no habrían redes sociales hasta el lunes, tampoco llamadas de ningún jefe necio, estarán fuera de cobertura, aunque igualmente llevan los móviles para las fotos o videos, solo lo usaran en caso de emergencia, de resto quedarían en los bolsos. Luna por el contrario fingía una calma que no sentía, entre el sentimiento premonitorio y la natural neura ante el mar que se acrecienta con el incómodo, sucio y espantoso chaleco que el dueño de la embarcación les ha hecho usar, como si la ausencia de guardias nacionales en el muelle pudiera sancionar al patrón , aunque en su fuero interno aplaudía la medida de seguridad por parte del señor cejijunto que manejaba la lancha con cara de patibulario, si no hubiese tenido aquel tono de piel tan oscuro seguramente se notaría lo pálido que estaba, el señor Jhonny sudaba frio pues toda la escena se desarrollaba tal cual su pesadilla, al extremo de que , justo cuando pasaban frente al gran rompeolas del Playón, ordenó a Mayker colocarse el salvavidas reglamentario, el muchacho protestó pero al final la autoridad del capitán de la embarcación no se discute, menos si este es tu papá y fácil puede darte tres correazos al final de la tarde, el muchacho sabía que por muy grandote, muchos 17 años igual no serían problema para que su padre lo castigase.
En aquel peñero el único que iba con alegría genuina era Héctor, amaba el mar y un año sin ir se le antojaba una tortura, sobre todo viviendo a escasos sesenta minutos de aquellos paraísos tropicales, al pasar la costa de Maya vieron a los delfines, parecían saludar a la concurrencia pues viajaban por decenas entre la ensenada de la Ciénaga y aquel litoral despoblado frente al que iban navegando, Jhonny comenzó a respirar tranquilo porque los delfines no aparecían en su sueño y la aparición de estos supuso un cambio en aquella pesadilla que se estaba volviendo realidad, Mayker refunfuñaba en la proa por no haber tenido el valor de negarse a ir a trabajar aquel domingo, en vez de estar retozando con María Gabriela (su novia del liceo) en los pozos de la montaña, estaba sentado achicharrándose al sol y con aquel chaleco que sería la burla de los compañeros de clase el lunes siguiente, aunque las clases estaba suspendidas por la pandemia y la sempiterna falta de profesores negados a trabajar por sueldo mínimo siendo licenciados, ya llevaba casi dos años escolares perdidos que ha invertido en divertirse entre las montañas con más de una amiga.
Pasaron a los delfines , y en el instante en que Jhonny se da cuenta que la proa está enfilando hacia el Paso de La Virgen , cae en cuenta que los delfines no están jugando, parecieran avisarles que algo va a suceder, y pasa, tal cual el sueño todo fue un caos, vio a Mayker volando por la borda desde la proa, la pareja aterrorizada luego de un largo grito cayeron al mar y Jhonny , cuyo instinto de conservación fue más fuerte que su amor al peñero se lanzaba de clavado en el mar, todo fue confusión, el viejo pescador agradeció haber tenido el carácter para obligar a Mayker a usar el chaleco, al menos no tendrá chance de ahogarse , lástima que él no hizo lo propio, no estaría tan cansado y el agua fría no le lastimaría tanto, se hubiese dedicado a flotar , la lancha se podría rescatar, quizás el motor pero la vida jamás, todo esto iba pensando mientras al frente, el monstruo que los había catapultado al mar, estaba flotando sin hacer ruido, luego todo fue silencio y oscuridad.Nadie supo cuánto tiempo estuvieron inconscientes, tampoco porque quedaron en aquel estado, Héctor y Luna estaban tan secos como cuando subieron a bordo, tenían puesto el mismo vestuario que tenían en la lancha, pero no había rastro de mar o de cualquier cosa conocida, estaban en una habitación totalmente blanca, solo había una cama (donde despertaron) , una pantalla como de televisión reinaba en la pared frente a la cama, a su izquierda estaba un cuarto más pequeño que supusieron era el baño y una puerta que daba a otro salón, al levantarse y verse a la cara aun con el pánico dibujad en sus rostros, ambos jóvenes decidieron que al menos no estaban muertos, lo que ya era una ventaja, ahora les tocaba explorar a ver si entendían dónde estaban o que les había sucedido.
La pareja encontró a los pescadores sentados en lo que suponían era una suerte de sala, igual decoración a excepción de una mesa redonda con cuatro sillas, paredes blancas, sin marcas, bordes ni puertas, al fondo otra habitación que supusieron era la de los pescadores, todos con la misma cara de desamparo, el señor (que luego se enteraron que se llamaba Jhonny Pacheco, como el de la Fania) tenía la mirada desencajada y el cabello en desorden total, su hijo por el contrario parecía estar impávido, solo estaba sentado con la espalda recta y la mirada perdida, mascullaba oraciones católicas que alternaba con el gesto de persignarse, ambos subieron la mirada al mismo tiempo, veían la pareja como si de una aparición se tratase, comenzó el despelote de gritos, todos estaban intentando convencerse de no estar muertos, el joven seguía como catatónico , Héctor gritaba que no podían estar muertos, que ese era el primer día que iban al mar en un año, aun le quedaban muchos polvos por delante, la universidad, el trabajo, sus padres, carajo ¡SUS PADRES! , lo dijo como un lamento tan desgarrador que Luna y Jhonny se quedaron de piedra al ver a tal hombretón , Héctor media metro noventa junto con noventa kilos de pura fibra ganada a fuerza de pesas y carreras, usaba barba poblada y larga con la cabeza rapada, exudaba reciedumbre, en cambio luego de aquel lamento se largó a llorar como si tuviese cinco años, los únicos sonidos en aquella habitación eran las letanías de Mayker y el llanto de Héctor.
Mientras la mujer abrazaba a su novio para tranquilizarlo, el señor solo mascullaba insultos sobre la hombría del joven que lloraba abrazado a la mujer , él si era un macho, los machos no lloran, sin embargo por dentro estaba peor que todos, sentía que el mundo se hacía muy chiquito, no se podía mover, por eso tampoco había hecho gesto alguno cuando el muchacho se quebró ni podía tranquilizar a su hijo, luego de despertar en aquella habitación y respirar feliz por tener a su hijo vivo, el ánimo solo le llegó hasta que se pudo sentar en aquella silla, no había poder humano ni divino que le hiciera levantar, sabía que si lo hacía se desmayaba y su hijo necesitaba un ejemplo de fuerza, todo era muy raro y en Venezuela lo raro jamás es buena señal de nada, él lo sabía , por eso se había casado tan joven, entregado por completo a la labor monótona de pescar y llevar pasajeros los fines de semana, su mayor sueño era que Mayker se fuese a la universidad, se graduara de doctor y cuando fuesen viejos vivir de la mejor manera posible pero sin la estrechez que los agobia a diario, hasta que llego la puta pandemia y nos obligó a vivir casi como animales porque todo desapareció, para colmo, el primer fin de semana de alto movimiento, donde hasta el precio de la gasolina resultó insignificante ante la cantidad de trabajo que hubo el sábado, y justo cuando el domingo prometía vino y pasó esto, el pobre hombre no sabía si maldecir o bendecir la situación, estaba vivo pero la extraña sensación de estar a medio camino entre un susto digno de perder control de todos los esfínteres y querer matar al responsable con sus manos, lo tenía pagado a la silla, apretando los dientes, peleando consigo mismo para evitar que nadie se enterase de que si se para no solo se desmayaba, seguramente terminaría como cualquier bebé al que nadie le ha cambiado el pañal en tres horas, a su edad pensaba que la dignidad ocupaba mucho espacio como para permitírsela perderla de gratis y a la vista de su hijo mayor, al final los extraños desaparecen pero los hijos te acompañan hasta la muerte.
Mientras la demencial escena se desarrollaba, todas las pantallas se encendieron con ensordecedor ruido estático, los cuatro voltearon a ver lo que hacía tanto ruido, apareció un hombre en pantalla , apareció Gilberto Correa hablando de una tal distancia y categoría desde la sala de ventas de una tienda de trajes en rebaja, el sobresalto fue mayúsculo , mientras los espectadores no salían de su asombro, el locutor miró al frente y les dio un saludo acompañado de sus sinceras disculpas por el accidente , la verdad no esperaban que nadie anduviese por esa zona a esas horas, con la emisión de ondas beta se suponía que a nadie le provocase ir al mar pero seguramente ellos tres estaban genéticamente predispuestos para que la lógica , en realidad la absurda lógica humana pesara más que el desencanto inexplicable por aplazar los planes, disculpen otra vez (dijo el locutor desde la misma tienda de trajes feos), no piensen que Gilberto Correa resucitó y está ahora haciendo comerciales desde el cielo, la verdad es que revisamos sus archivos neurológicos y encontramos este como el único referente que todos mantienen en común, pensamos que una cara conocida sería más amable para con el susto que han de estar pasando, mi nombre no importa porque si les dijese tampoco lo podrían pronunciar en su idioma.
No están muertos ni nada parecido, solo están en shock por el accidente, claro, que los hallamos traído a la nave debe tenerlos aterrorizados, pero tranquilos, en realidad están en animación suspendida , todo esto es una proyección digital pues enlazamos sus cerebros a nuestra computadora principal, somos una delegación científica enviada desde lo que ustedes conocen como AlphaCentauri desgraciadamente no existe traducción para el nombre de nuestro paneta en su lengua, aunque hay un par de tesis de sendos astro antropólogos especializados en la lingüística estelar de nuestro mundo que tratan el tema con bastante seriedad , pero todavía no encuentran consenso. Aunque nuestra raza hace presencia por acá desde hace unos cuantos años terrestres, nosotros estamos recién graduados de la academia de ciencias y nos han enviado como parte de una red de observadores , en este caso estamos examinando el comportamiento humano ante una situación anómala, según todos nuestros historiadores ustedes están a tres pasos de destruir el planeta, si es que antes el planeta mismo no los destruye antes, tal como tiene por costumbre desde sus inicios, por cierto los humanos están en la tierra hace más de cincuenta millones, solo que la tierra los barre cuando su tecnología se pone necia, cada tanto hay expediciones científicas para re habitar el planeta , todo se hace acá mismo con el mismo material genético de los animales locales , no tendría sentido hacer una forma de vida que no tenga similitud con su entorno.Los náufragos veían petrificados la pantalla, Héctor había dejado de llorar, Mayker se había puesto de pie; Luna había quedado de rodillas, Jhonny tuvo que sostenerse a la mesa para no terminar de caer, nadie hablaba, todos miraban el televisor con expresión entres asombro y espanto. Gilberto Correa se sonrió , pidió calma para que escuchen el relato, más tarde los dejarían otra vez en la playa con algunos regalos por la molestia, en ese instante se abrió una compuerta en la pared derecha de la habitación, por ahí salieron bebidas , varias coca colas frías, una hielera acompañada de vasos, una botella de Wisky escoces , una de Anís El Mono y en otro contenedor con hielo par de botellas de champan cuya marca habla de una tal viuda en francés , el hombre de la pantalla los conminó a tomar lo que quisieran , eran las bebidas preferidas por los náufragos, aunque todo fuese una construcción digital a partir de sus recuerdos, el sabor y efecto de cada una seria exactamente el mismo de cuando tuvieron su mejor experiencia, el muchacho se desvivía por una Coca-Cola helada cuyo precio les era prohibitivo a todos en casa, su padre bebía solamente el licor de anís de aquella marca, era lo que tomaba su viejo en las largas expediciones de pesca, como la más celebre del viejo ya muy anciano a quien Jhonny lo llevó de pesca solo para que disfrutase del mar y la sal, aquella noche no pescaron, solamente tomaron y conversaron , aquella fue la última expedición de pesca, seis meses más tarde su padre moría con una sonrisa mientras recordaban aquella noche estrellada en medio del mar, la champaña era el recordatorio de la seguridad para Luna, las fiestas familiares donde sus abuelos, eran el epitome de la felicidad, allí los adultos terminaban tomando champaña para celebrar cualquier cosa, sus abuelos eran una pareja de sobrevivientes de alguna guerra de la que nunca hablaron, decían que cualquier excusa era buena para la alegría y la celebración pues nunca sabemos cuándo se termina, así, cuando cumplió quince años tomó casi dos botellas con los aplausos de la familia en pleno, desde ese momento asoció la bebida con felicidad y aunque este no fuese el caso igual valía para espantar este terror que la tenía petrificada, en cuanto a Héctor, toda su vida quiso ser como su padre, por eso el whisky era su bebida predilecta, según Luna era una mezcla de necedad pues al final ella jamás entenderá como alguien pudiese tomar eso como si fuese una exquisitez.
Mientras tanto Gilberto Correa se había congelado, así como toda la imagen, tres tragos más tarde reapareció y los náufragos, un poco achispados por la ingesta alcohólica (excepto Mayker , aunque este más por pudor con su padre que otra cosa, moría por un trago de anís o de whisky, la champaña solo le causaba curiosidad pero tomar seria delatarse), seguían asustados pero el alcohol los había relajado algo, mientras Gilberto seguía mirándolos ahora con una sonrisa , en la misma compuerta de antes aparecieron tres porros, a los que Héctor, Luna y Mayker se apuraron a encender y calar, ante el espectáculo de ver a su hijo fumando drogas, Jhonny hizo un amago de reprender al muchacho sin embargo este se defendió alegando que era el mejor estudiante de su clase, trabajaba cada vez que lo requería alguien de la familia, no se metía en líos y hasta había dejado de tratar a unos supuestos amigos que querían ponerlo a traficar con los turistas, pero ese era otro cuento el asunto es que estaban en una nave espacial, secuestrados por alienígenas, es más, todo era en realidad algo que sucedía en sus mentes por lo que si acaso estaban rememorando recuerdos aunque pareciera muy real, al final todo es una proyección de nuestras mentes, hasta la realidad era eso, un simple invento así que le agradecía a su padre que lo dejase en paz, él tenía licor (su padre) al joven solo le había tocado Coca-Cola, la marihuana era preferible a hacer espectáculos de borrachos.
La pareja presenció la pelea a distancia, no era su asunto, por su parte, el licor de su preferencia más un porro los dejaba en posición de que les importase nada todo lo demás, lo que por cierto era lo mejor que les podía pasar en tales circunstancias, que el mundo no importase mayor cosa era preferible a esta zozobra de ni siquiera saber qué hora es ni adonde están. En la pantalla su anfitrión cobró vida, aun con el mismo traje horrendo pero ahora el fondo de la imagen había una etiqueta que tenía el ideograma de un león ante las letras HRH todo debajo de un subtítulo que rezaba “Distancia y categoría”, como la concurrencia se debatía entre estar drogados o ebrios, se reían del comercial. Gilberto se largó con un discurso algo más oscuro.El asunto señores es que nosotros estamos acá para salvar a una minoría , solo los justos e inteligentes sobrevivirán para que en la próxima edición hubiesen al menos mejores bases en las cuales construir la nueva civilización, la vez pasada pensaban que la memoria genética haría su trabajo pero pasaron cinco mil años y aún seguían gruñendo, matándose por boberas religiosas (si, el nuevo testamento fue un cuento romano) , negándose a las evidencias de su pequeñez intelectual y empeñados con ahínco en hacer de su planeta un estercolero, en el siglo XX, un equipo multidimensional hizo una petición al supremo consejo científico de las galaxias unidas que hicieran algo por los humanos, comenzaron a enviar misiones para instaurar en las mentes más brillantes las ideas que revolucionaron la ciencia y una vez que descubrieron que al final todo es posible, se callaron la información y continuaron en el mismo plan, solo que ahora tenían internet y en vez de hacerse más inteligentes pasó lo contrario. A mediados de su año 2015, el informe de avances fue desolador, el mismo consejo interdimensional decretó que se les suministrara alguna vía de escape, se debía reducir la población de manera natural, sin guerras ni invasiones, las misiones diplomáticas encargadas de empujar ciertos eventos, esos mismos que los paranoicos llaman “el gobierno a la sombra” se encargó de producir un virus mutageno que funcione como una gripe pero que solo se lleve a un número reducido, que junto a la campaña de incitación a la guerra pronto daría los resultados esperados.
No se aterroricen, la muerte en realidad no existe, todos los que acá estamos en realidad estamos de viaje, hay una cantidad pasmosa de universos adonde la energía se dirige cuando le toca, eso según su nivel de vibraciones, el equivalente al Karma budista, por eso la confederación se ha mostrado tan entusiasmada con la idea de diezmar a la humanidad de modo que sea por su propia mano y no por otro evento cataclismico, menos ahora que hay oportunidades reales de establecer lazos comerciales con la Tierra. Los avances científicos han traído la posibilidad de que los terrícolas manufacturen cosas que nos puedan servir, por cierto el cannabis es algo muy preciado en AlphaCentauri , gracias a ello hace veinte años, un compatriota “inventó” el Bitcoin, lo pongo entre comillas porque el modo digital de economía es algo que llevamos milenios practicando, así tenemos relaciones comerciales con infinidad de sistemas estelares, ustedes serán nuestra nueva camada de clientes , por eso necesitábamos que salieran un poco de esa necedad de los bancos centrales y entrasen de lleno en la actualidad económica estelar.
Luna, enfurecida y envalentonada por dos botellas de Champan con marihuana, se levanta furiosa y reclama al televisor por esa mirada tan acida sobre la humanidad, preguntaba a gritos mientras caminaba por la habitación como leona enjaulada, quien carajos se creían estos marcianos de mierda para venir a jodernos la vida a los humanos, aunque debía admitir que había demasiada estupidez suelta también tenía que hablar por todos sus seres queridos, los conocidos , ¿en verdad se necesitaba tanta muerte y destrucción? , ¿en serio ustedes tienen que ver con todas las miserias de la humanidad? , si en realidad son tan poderosos ¿Por qué razón no ayudan con tanta iniquidad? ¿Qué era eso de que nos cuidan? Pero permiten genocidios, sida, cáncer y ahora, con su sonrisa cínica robada a un presentador televisivo de los años ochenta, que se necesita una reducción drástica por medio de un virus que han soltado ex profeso , con la excusa de la reencarnación, váyanse derecho al carajo.
Héctor, totalmente noqueado por la mezcla de licor, drogas y realidad, babeaba sentado en una silla, bebiendo directo de la botella, había terminado el porro pero quedaba suficiente licor como para desmayarse, lo que en realidad era su plan, no podía con tanto, sin embargo la perorata de Luna lo hizo intentar reaccionar, pero no pasó del amago enseguida cayó sin sentido. El golpe de la cabeza del hombre al caer hizo que el resto de la concurrencia desviase su atención hacia el cuerpo que gemía en medio de la habitación, del hombre grande y fuerte solo quedaba la estampa, Héctor gemía quedo, como los niños que de tanto llorar se duermen entre sollozos, esto logró enfurecer más a su novia quien comenzó a gritar insultos de gran calibre al Gilberto Correo que seguía con su espantoso traje y su sonrisa de dentífrico viendo todo desde la pantalla.
Mientras la muchacha gritaba incoherencias salpicadas de carajos y mentadas de madre, padre e hijo se habían puesto de pie, eran la estampa de la desolación, ninguno entendía lo que sucedía, solamente estaban ahí de pie con la boca abierta, el señor solo atinaba a ver y su hijo, con la misma expresión, solo que este último tenía un río de lágrimas bajando por sus mejillas.
En la pantalla, el locutor volvió a la vida, a pesar de los gritos de Luna, se hizo escuchar, explicaba que en realidad todo no era más que una proyección de su subconsciente manipulado por su computadora, se dignaba a explicar pues al final nadie les creería a ninguno porque además , ellos como raza superior igual manejaban las coordenadas tiempo/espacio así que serían devueltos apenas segundos luego del accidente, si hablaban de eso como mucho los tomarían por locos así que tocaba calmarse porque lo mejor que les había pasado en su vida era este accidente, no podrían evitar (si les tocaba) morir a causa de la peste, pero sí podrían mejorar sus vidas ostensiblemente, como muestra de su buena intención estarían dispuestos a repartir una centena de Bitcoin para cada uno, eso significaría un poco más de cinco millones de dólares en ese preciso instante que si los guardaban seguramente podrían cuadriplicar su fortuna, lo que les permitiría en todo caso abandonar ese país hasta tierras menos convulsas sin pasar el trabajo que pasan todos los emigrantes. Ante la oferta, la muchacha bajó el nivel de sus reclamos, igual se veía furiosa pero al menos ya no gritaba, como mujer inteligente sabía que la oferta (de ser cierta) significaba al menos evitar el problema de la supervivencia en plena pandemia, tenía bastante tiempo estudiando el fenómeno de esas criptomonedas como para reconocer una oportunidad cuando la escuchaba, en todo caso Héctor seria tratado por unos cuantos psiquiatras hasta mejorar, el muchacho podría salir de aquella playa olvidada de dios para estudiar en cualquier universidad del mundo, además con el plus de conocer a verdad, algo que les alivianaría un poco la natural necedad de los humanos por planificar el futuro, en el peor de los casos igual podría tener su vida resuelta así que se sentó y escuchó no sin antes preguntar como era eso de que ello manejaban los fulanos Bitcoin.
Gilberto volvió a sonreír y explicó que los Bitcoin en realidad fueron un invento de ellos, Satoshi Nakamoto fue el alias de uno de los analistas económicos de la federación, el plan es generar la necesidad de instaurar la economía digital en pos de poder engranar las de otros sistemas planetarios a fin de establecer intercambios económicos entre la tierra y ellos, era cuestión de tiempo, otros analistas que se plantean distintos escenarios generaron la necesidad de inyectar una forma de economía que permitiese poder pagar por los insumos que les comprarían, el plan está en camino, dentro de quince años, luego de que las distintas hecatombes se sucedan, entre la peste, el calentamiento global y un par de guerras por sucederse, la cuarta parte de la humanidad desaparecerá, todo comenzará por los menos inteligentes, los que no pudieran adaptarse morirán tarde o temprano, los que no pues serán esclavos de su propia necedad así que la clase dominante dejará de ser quienes manejen la fuerza de las armas para pasar a ser a aquellos cuya inteligencia pueda ser adaptada en función de su supervivencia, a la gente inteligente no le da por vivir mal así que estarán dispuestos a aprender , con lo que terminaran haciendo negocios interestelares, a cambio de todo, nosotros les entregaremos la forma de construir naves intergalácticas realmente eficientes y les ayudaremos a colonizar otros planetas donde la vida tal cual como la conocen podrá florecer.
Mayker, sin querer, preguntó si ellos podían hacer algo para cambiar, Gilberto lo miró desde su pantalla (mostrando una sonrisa cuyo significado nada tenía que ver con el humor) para decir que no, ciertamente el planeta, o al menos buena parte de él no tendría salvación , pero al final no había final, de todas maneras todos acabarían muertos así que si acaso sería apresurar el inevitable momento que a todos toca, además , como había dicho hace rato, la muerte no existe, solamente es parte de un tránsito hacia otros espacios donde podrían seguir haciendo méritos hasta lograr eso que los Budistas llaman iluminación que en el fondo no es más que parte del ciclo infinito de la energía. Mirando a todos esta vez, el falso Gilberto dice; al final todas las veleidades humanas no son más que imperfecciones necesarias, esas son problema de otra naturaleza pero ya llevaban millones de años acabándose y renaciendo como bacterias por lo que de alguna manera sobrevivirán a este momento, bueno, los próximos veinte años, ustedes serán los afortunados porque ya saben lo que les toca.
Mientras Héctor yace desmayado en el piso, los restantes miran a Jhonny que estando petrificado se está orinando en sus bermudas sin poder evitarlo, desde la aparición del alienígena en pantalla no hace más que mirar con los ojos desencajados toda la escena. El hombre de la pantalla les dice que toda la información sobre el uso de los Bitcoins y de cómo encontrarlos les será depositado en su memoria , cuando enciendan sus móviles los asistentes de abordo les incorporaran las billeteras, solo deben tener cuidado de no andar hablando sobre esta escena, es de muy mal gusto que los tomen por locos y en el peor de los casos hay otros humanos cuyo instinto primario será encarcelarlos solo por nombrar lo que está sucediendo, hay negociaciones con las grandes potencias quienes están muy interesadas en poseer a tecnología necesaria para que los planes del alto consejo interestelar se hagan realidad, aunque es poco probable que la CIA , el MI6, el G2 o la KGB se interesen en ustedes, el internet supra vigilado de sus teléfonos hará el resto, así que les recomiendo discreción, al terminar de hablar todo fue oscuridad para los cuatro sorprendidos náufragos , despertaron unos minutos más tarde flotando a escasos metros de la orilla, mientras un par de peñeroshacían maniobras para rescatarlos, todos se veían con estupor que los rescatadores pensaban era simple terror por haber volcado tan cerca de la orilla.
Luna preguntó la hora, eran apenas las ocho y media de la mañana de domingo, en teoría no habían transcurrido más que veinte minutos entre el zarpe desde Ocumare hasta el dichoso Paso de La Virgen, mientras navegaban de vuelta al punto de partida pues el accidente había dado fin al plan de aquel primer fin de semana sin cuarentena del segundo año de la peste , los náufragos solo se dedicaban a escuchar las teorías de sus “salvadores” en cuanto a las razones del volcamiento el consenso hablaba de una mala entrada a la rada en un descuido inaceptable del Patrón de la lancha, iban a exceso de velocidad por lo que al salir de una ola clavó la proa en el agua causando el accidente, algo raro pero usual en esos casos, les parecía un milagro altamente factible, el peñero seria rescatado un poco más tarde, está volteado pero intacto aunque todo el contenido fue a parar al fondo del mar, incluyendo motor y herramientas de trabajo, todos veían con lástima a Johnny y a su hijo pues sabían que la perdida de los aperos haría un daño grave al patrimonio, otro motor fuera de borda lucia imposible en estas condiciones económicas donde hasta los mendigos sufrían la escasez de latas para vender, los bancos no daban créditos y la cuarentena se podía extender por mucho tiempo más, sin contar que la pérdida del prestigio por este estúpido accidente le impediría a Jhonny tan siquiera pedir prestada otra embarcación para trabajar, nadie en su sano juicio pondría en riesgo su equipo luego de que este demostrase tan poca pericia.
Epilogo
Desde aquel sábado nada fue igual, al llegar a puerto fueron atendidos por los médicos rurales, hubo declaraciones a los organismos de seguridad, una mera formalidad, ninguno de los cuatro pudo hablar sobre lo que les había sucedido, efectivamente por alguna razón desconocida hasta jhonny cuya habilidad digital apenas alcanzaba para utilizar la tarjeta de débito resultó conocer a fondo el funcionamiento de la criptoeconomía como si la hubiese estudiado en la universidad, así mismo todos emergieron expertos en una ciencia que hasta hacia pocas horas era apenas un tema para la conversa. Luego de cumplidos los tramites Jhonny invitó a los turistas a tomar unas cervezas en casa, fueron en el carro del padre de Héctor, ya era mediodía y de los nervios iniciales poco quedaba en el sistema, pocas cuadras antes de llegar a casa de los pescadores, Héctor estacionó a un lado de la carretera, tenían que conversar sobre lo que harían a partir de aquel día, se sabían millonarios ya que cuando la chica encendido el móvil que había dejado guardado en la guantera del carro apareció el aviso de Binance, ella sabía que nunca había abierto cuenta alguna, el saldo de esa billetera era de exactamente cien bitcoins por lo que su cuenta era VIP, los pescadores debían llegar a casa pues nunca sacaban los smartphones cuando tocaba salir a trabajar, para ello Jhonny tenía uno analógico que servía para enviar SMS y llamar, que al final era eso lo que necesitaban.
Al fin todos hablaron confirmando que no había sido alucinación y la prueba estaba en la cantidad de fondos que estaban a su disposición, esa mañana había cambiado totalmente la vida de ellos cuatro, como tenían conocimiento de sobra, los pescadores aseguraron que pronto se irían de aquella playa para algún país donde nadie los conociera, la ventaja de tener aquellos fondos era que no dependerían de ninguna cuenta bancaria y por tanto podrían irse adonde quisieran sin necesidad de malabar alguno más allá de pagar abogados que hicieran por ellos los tramites de emigración, los jóvenes aseguraron que terminarían los estudios, harían como si no hubiese pasado nada y al culminar la carrera se irían del país para nunca más volver ni de paseo, se dedicarían a viajar por el mundo y conocerlo antes que se acabe, tal y como aquel alien encarnado en Gilberto Correa les había asegurado.
Una semana más tarde la familia de Jhonny y Mayker se mudaron a Miami, allá el muchacho hizo carrera de economista mientras sus hermanos hacían lo propio con el bachillerato, Jhonny se dedicó a pasear con su esposa y a atender un restaurante a la orilla del mar, ya el muchacho hacía de trader ganando aún mucho más. Héctor y Luna terminaron meses más tarde, no por falta de amor si no por la profunda depresión en la que cayó el hombre quien terminó mudándose a Uruguay donde compró una finca para producir marihuana de alta calidad, Luna no le agradaba eso de andar drogado 24/7 y luego de terminar la universidad se dedicó a viajar por el mundo disfrutando todo lo posible, aunque seguían en contacto por las distintas plataformas digitales nunca más volvieron a juntarse.
Aún esperan el fin del mundo solo que ya no les interesa nada más que vivir lo que les toque.
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José Ramón Briceño
12/05/2021