Los
sueños de la gente usualmente deberían ser bonitos , sin embargo no siempre es
así, la naturaleza humana es un espacio de verdad retorcido, ignora las cosas
terribles solo por lograr de alguna manera que eso que se sueña se cumpla a
cualquier costo, o peor, pretende que las cosas ampliamente probadas y
comprobadas como consecuencia de esos sueños no les van a pasar a ellos, así se les grite en coros y
con parlantes gigantes que la están poniendo, van y zas, cometen la torpeza,
para después, en algunos casos, poner cara de arrepentimiento o emigrar hasta algún
destino cómodo que les permita hacer criticas alrededor de las causas del
fracaso, pero sonriendo con algo de satisfacción por el sueño cumplido, eso sí,
ni de vaina portan por el país que está pasando el trabajo hereje por culpa de
su contribución.
Todo
esto viene a colación por una lista que anda rodando por las redes, en ella
están los nombres de bastantes intelectuales que en el año 1989 firmaron un tal
manifiesto de bienvenida al tal fidel castro ruz (minúsculas adrede para
demostrar mi admiración por el personaje) , en ese listado hay algunos nombres de
gente que hoy son opositores acérrimos, otros pues ya se fueron y los demás
están cubiertos con una pátina de olvido. La cosa sorprende pues el caso cubano
es harto conocido, sus miserias, aunque de difícil difusión por esa época feliz
en que las redes sociales y la telefonía celular no existían, quizás se podía tener
la excusa de no saber, sin embargo ya para ese tiempo Cuba era un sitio sin
mucho atractivo para mudarse y la revolución cubana ya era el zombi que hoy día
es, pero que a fuerza de los años ese mismo zombi se ha terminado de
descomponer tal y como corresponde a un muerto en vida.
Puedo
entender que los sueños como tales, no saben de imites y por lo general todos
son felices allí, sin embargo hay sueños que deberían quedarse en ese espacio inexistente,
nunca volverse realidad, como ese del hombre nuevo, no le veo sentido a eso de
que tanta gente inteligente se postre ante un militar cuya sangre está tinta de
gente inocente cuyo único crimen es no tener la misma sintonía de pensamiento, además
el progreso de un estado no puede matar al del individuo, siempre y cuando ese
individuo sea alguien respetuoso de las leyes, a menos claro que esas leyes no
respeten al individuo tal y como es usual en regímenes totalitarios. Al parecer
el aparato propagandístico de esos monstruos es lo único que funciona bien,
fronteras adentro la cosa cambia.
Cuando
era niño, en mi cuadra se mudó una familia de carpinteros cubanos, eran gente
muy abierta, jaracandosa, trabajadora y amigable, no sé por qué razón
terminaron siendo cercanos a mi casa, el hecho es que las historias de horror que
contaban, me impresionaron tanto que hasta hoy día, más de 30 años después las
recuerdo, hablaban de cárceles por disidencia, familiares que no pudieron
salir, familias divididas y de una lucha por irse de más de 15 años hasta que
por fin lo lograron gracias a unos familiares y amigos residentes acá quienes
hicieron las diligencias y reunieron los fondos para traérselos, entonces, si
nosotros (mi núcleo familiar) que no éramos ni elitescos, ni políticos logramos
saber de esas historias espantosas de libertades coartadas, presidios
políticos, hambre atrasada y no existía ni siquiera el internet, sabíamos de
eso, los firmantes del tal manifiesto seguro sabían más pero lo callaban como
un reflejo de su sueño comunista, ese que parece un afiche de cualquier partido
comunista, los que sacan imágenes de gente feliz, uniformada trabajando, con
cuerpos de gimnasio que reflejan no solo felicidad, también una salud a toda prueba, falacias de la publicidad
engañosa.
El
año 1989 está a una galaxia de distancia de este 2014, en ese tiempo toda esa
gente que firmó y otros tantos se quejaban de la situación del país, si la
contrastamos con la actualidad, ese año del manifiesto es el emulo de un paraíso
comparado con este año que recién nace lleno de taras y defectos, sin una buena
noticia que realmente nos alegre el día, las cosas por acá son devaluación,
improductividad, desempleo, escasez, muerte, hampa, pobreza y enfermedad, tanto
físicas como mentales pues a pesar de no existir datos fiables sobre las
enfermedades mentales del venezolano, el hecho de que cada uno de nosotros
conozca cuando menos a tres personas que sufran de estrés postraumático ya es un muy mal indicador de cómo está la psique en este país.
No
voy a nombrar a nadie, aunque en ese listado exista gente que, en algunos casos
fue un honor, en otros mala suerte conocerlas, pues son tan detestables como
personas que hasta me había olvidado de ellos, sin embargo creo que (los que
quedan vivos al menos) han de estar arrepentidos de haber apuntalado la
influencia del barbudo nefasto ese y la implantación de este gobierno de
genuflexos vende patrias que prefieren este carnaval de miserias a un país
pujante y con futuro, lástima me dan TODOS los que de una u otra manera apoyan
la destrucción metódica del ánimo de futuro en mi país.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback