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miércoles, mayo 24, 2017

Monologo sobre la felicidad

Las personas más extrañas con las que me topo casi a diario no son aquellos profesionales universitarios que prefirieron lanzarse a estrellas del rap pero completan la quincena vendiendo “manualidades/artesanías” en una calle del centro, tampoco aquel amigo que decidió ser comunista pero que en igual termino de contrariedades es miembro activo de una facción católica ultraconservadora la cual funciona cerca de su casa y de paso se ha negado a terminar tres posgrados solo por no hacer tesis (eso lo entiendo), mucho menos otro que creció muy cerca de mi casa, jamás lo vi ni abrir un libro pero veinte años después me lo tropecé al encender la Tv, resulta tenía un programa en canal nacional ,leía el tarot y hacia horóscopos, la verdad casi caí de la cama al ver al hombre dando consejos astrológicos si lo último que supe es que se había graduado como técnico superior en mecánica industrial, una de esas carreras que tienen miles de egresados, muy lejos de lo oculto, jamás consideraría raro al empresario exitosísimo que no puede vivir sin fumar marihuana contradiciendo todo lo que me enseñaron de pequeño, eso de los drogadictos no llegan a nada y vaya que me golpeó la realidad.
Lo verdaderamente raro que me topo a diario es descubrir cuanto le gusta a la gente ser feliz siendo infeliz, no hay manera alguna para hacerles ver que tan jodidos están, ellos lo negarán ya que ese modus vivendi ha sido el motor básico de toda su naturaleza. La gente así constituye el 99.99999999999% de los seres sobre la tierra y por tanto manejan todos los hilos de poder, estamos rodeados. Tengo la impresión de que son los seres más nocivos del planeta pues en vez de moderar su perversión la esconden tras la fachada de “gente normal”, se reconocen entre sí con solo mirarse, lo peor es que tienen una capacidad enorme para formar bloques de fuerza y por el medio que sea se avienen censurar a aquellos que son diferentes, quienes en muchos casos son los únicos que parecieran ser absolutamente felices sin importar mucho las formas que a fin de cuentas  son aburridas.
La felicidad de los infelices “normales” puede ir desde vivir un matrimonio ahogador, castrador y controlador donde hasta el conyugue le pega a su pareja cada vez que se equivoca, pagan sumas millonarias en terapias pues el matrimonio va primero (no importa la excusa) en vez de separarse y respirarse adulto por primera vez en su vida, las apariencias importan un montón así como la imagen que otros puedan tener de ellos, el marido que mantiene vidas múltiples, las mujeres que arrasan hasta con los cuñados sin importar mucho que el esposo se entere pero se hace el pendejo mal viviendo por siglos hasta que la mujer decide sacárselo de encima, así la lista es increíblemente larga hasta caer en una nueva categoría de infelicidad que parte desde el hecho de la crisis, cada día veo más gente convencida de que todo es una porquería, que vive en el primer círculo del infierno de Dante, que la economía no alcanza para nada pero tampoco hace mucho por salir del lugar común de estar sin dinero.
Puedo entender la depresión pues la he vivido incluidos episodios terribles de ansiedad producidos por una dependencia a los ansiolíticos de los cuales no fue fácil librarse por aquello del síndrome de abstinencia, a causa de pérdidas y pobreza crítica (que ahora sé) tuvo mucho de inducida. Lo que no puedo entender es cuál es la razón por la cual se niegan a otras posibilidades para escapar un poco de la miseria, andar sin dinero ya es causa de depresión, de eso no hay duda.
Cuando uno anda sin dinero (creo) la primera opción debe ser buscar alguna fuente alterna de ingresos para que la quincena sea más cómoda, veo a tanta gente valiosa lamentándose en las redes sociales en vez de usar ese tiempo de vida en ser más productivos con esa conexión de wifi, así sea buscando información, bajando libros, ubicando posibles nichos para desarrollar un nuevo proyecto, así este sea el de criar lombrices para comer, miren que aprender siempre será productivo, vender alguna cosa, buscar aunque sean horas de clase en un taller de reciclado que eso con buen trabajo de investigación se aprende , no importa la cantidad de dinero esa actividad extra traiga, lo que sea se agradece.
Es verdad que la situación es difícil, que salir de la casa parece un campo de guerra donde nadie sabe en realidad cual es el enemigo , si la ley, el vecino del asiento en el autobús, el peatón que espera en la misma esquina, la señorita que te apretuja en el terrorífico momento de la hora pico en el metro y hasta sobre la cama pues uno jamás sabe si hay alguna bala ociosa buscando un techo donde caer y hay bastantes posibilidades de que sea el de uno, total en este país se mueren cientos al día haciendo ver a la frontera mexicana un dechado de calma y orden.
En fin, sabemos que la cuestión de sobrevivir en Venezuela es un lio tremendo de todos los días pero esa tampoco es excusa para dejarse ganar por la desesperanza y mal ocupar nuestro limitado uso cerebral (dicen que solo el 10% se usa así que no importa cuán genio seas, eso es solo lo que usas y es poco comparado por el otro 90% ocioso) en el asunto político, no pido que no le pongan atención, se vale acojonarse, lo que no se vale es perder el tiempo gritándole a las paredes a ver si entienden tu bronca y luego entristecerse por que no te devuelven los gritos.
Esa gente me incomoda pero lo más interesante es que yo los incomodo a ellos pues todos saben mi posición política, por alguna razón que desconozco muchos  me acusan de ser militante de izquierda, les explico las razones pero ni aun así entienden tampoco que no me agrada la derecha, que pienso que los extremos políticos son un fraude, que en pleno siglo XXI seguir peleando entre ser un miserable ignorante que solo se ocupa de recitar millones de líneas de memoria, todo eso invariablemente hace menciones al pueblo, el estado, la sagrada visión de la patria, el glorioso ejército,  la sangre de los próceres, lo malo del fascismo sin hacer reflexiones en torno a las políticas estatales de todos los gobiernos de izquierda que al parecer solo son expertos en llorantinas eternas honrando a unos héroes tan pillos y malandros como el peor esbirro de la derecha pero amparados bajo el aura de desvalidos de la que han llenado toda su historia (asco),  sin olvidar su gran deber para con el partido a quien debes obedecer por sobre todas las cosas para que puedas considerarte un rebelde con todo y boina que además hace mucho énfasis en el colonialismo y los imperios, conozco a muchos que recitan parafraseadas inmensas con una dialéctica que se derrumba ante el primer análisis serio.
Ese mismo interlocutor se sorprende cuando le hablo de que la derecha no me atrae, sobre todo por la idiotez que me parece eso de rendirle pleitesía al estado, ser de una religión “correcta”, estar esperando por el general fulano, el coronel mengano, la pendejada mojigata de la que todos los de la derecha se ufanan y por lo general de lo vacía que es la mentalidad de los borregos sin importar el lado político en que limiten, creo firmemente en que en el momento que la gente se deslastre de esos conceptos arqueológicos que sobre política manejan ambos extremos de la balanza quizás seamos un poco menos pobres.
Los felices infelices los encontramos en todas partes, no solo en la política, no contentos con ser esclavos de cosas que no pueden manejar pero si sufrir , en la política los dos extremos se tocan, hoy día hay un desbalance en eso de los extremos políticos y es lo normal que en algún momento la oposición llegará a ser gobierno sobre todo con tanto chavista infeliz que por fin está desatando su incomodidad, sin embargo este personaje volverá a ser miserable en el próximo gobierno y al grito de “yo pensé que era otra cosa” será parte de los infelices felices por ser miserables.
Esa multitud no contenta con maltratarse anímicamente ocupando neuronas valiosísimas maldiciendo a tirios y troyanos por lo escasa de su comida también se atiene a matrimonios frustrantes con parejas abominables y a veces reales monstruos que se dejaron afear de manera espantosa luego de años de casados para amargarle la vida al pobre hombre que la acompaña, igual hacen muchos hombres con sus mujeres, hacen de la infidelidad una fiesta que se critica a viva voz pero se practica como religión sin hacer mucho caso de a quien lastiman, de hecho es tan así el asunto que hay gente que me mira raro cuando les digo que no me he casado jamás por que no puedo entender que dos personas que se amen tengan que firmar un papel que en algún momento dejará de ser una muestra de amor para convertirse en una piedra de molino atada al cuello.
Desde que caí en cuenta de ese detalle miro con más espanto a tanta gente que vive en esas cavernas de dolor que llaman “normalidad” y que en realidad es una cadena muy pesada que lleva demasiada gente hasta hacernos pensar a los que no estamos bajo ese yugo que somos seres excepcionales, no mortales comunes y silvestres que nos preocupamos por nuestra salud mental.
Ese mal aire que todos respiramos nos tiene podrido el cerebro, la gente infelizmente feliz debería pensar alguna vez cuanto mal se hacen a sí mismos y a los demás con tanto mala augurio suelto. Me espanta la facilidad con la que los felices infelices mienten para lograr su cometido, no importa que sea para salir con una (o uno) de 25 y tú tienes 45 mientras que tu esposa tiene 35, solo que estás aburrido y te toca una cana al aire, igual con las damas, he visto hasta matrimonios que se pasan a sus respectivas parejas extramaritales por la cara y siguen durmiendo juntos odiandose cada mañana , tanto que terminan viéndose como hermanitos, eso es tan feo como morir condenado a llevar garrote vil, en todos los casos es que prefieren el confort de una mala vida de costumbres que una buena vida de descubrimientos, de obligarse a buscar otras cosas, fabricarse desafíos a la medida, si los pasas con éxito aplaudes, si no pues comienzas de nuevo antes que los años terminen de matar tu iniciativa, eso deberían hacer todos los felices infelices.
Imagino que entre los militares, políticos, jueces y todo aquel que tenga alguna posición publica importante es esclavo de sus apariencias, por tanto un infeliz más que no conoce otra cosa que la infelicidad por obligación, llegando incluso a desconocer otro tipo de felicidad que no sea efímera ni enturbiada por la sombra de la infelicidad que jamás los abandona.
Está bien no ser conforme, andar molesto, hasta odiar un poco a quien te ha hecho daño de manera directa o indirecta, eso es parte de la naturaleza humana, al parecer ser un infeliz feliz que disfruta de su miseria, se pavonea con los amigos/as por su capacidad de engaño, vivir en una eterna historia de esconderse para “salirse con la suya” sin verse obligado a dejar el infierno, de empleos que odian porque “hay que trabajar y eso no se disfruta”, de hacerse los ciegos sobre muchas cosas importantes solo por no ver que estás equivocado al final lo que parece importarles es ser iguales a los demás , que nadie los censure y llevar la moral (múltiple) a donde quiera que vayan.
Los felices infelices no pertenecen a un bando político específico, los hay en muchas formas, colores, estratos sociales, estatus socioculturales y hasta con tópicos sexuales definidos, gracias a ellos el mundo es la porquería que es, las escuelas apestan. Curiosamente en el único sitio donde su poder es limitado es en las universidades donde siendo mayoría no tienen el calado profundo y absoluto por aquello de que allá los jóvenes viven a otro ritmo con excepción de los muy estúpidos que asumen a ciertos personajes como modelos a imitar, asunto que deja muy mal la inteligencia de esos muchachos.
Creo que la verdadera revolución debe llegar por el camino de la sinceridad, de mirarse al espejo y tomar decisiones duras pero necesarias, dejar de pensar con el estómago y comenzar a usar el cerebro para cosas productivas que van desde descubrir cómo hacer más dinero sin quebrantar ninguna ley , ser fiel a su pareja y si no se puede dejarla para poder andar desatado hasta que por agotamiento te amancebes con alguien a quien no te provoque abandonar luego de cometida la fechoría, dejar las mentiras así eso signifique perder, investigar en profundidad antes de opinar y comenzar a pensar seriamente en que la única verdad en la vida es que algún día nos vamos a morir, por cierto hasta eso es dudoso si pensamos en lo del espíritu, la energía, los universos paralelos, dios, los extraterrestres y pare usted de contar teorías que nos hablan de otra vida más allá de la miserable existencia humana. Ojalá la próxima gran epidemia sea   un caso grave y global de Anastomosis para que alguna vez podamos ser liberados de la gran logia universal de los felices infelices que nos gobiernan desde la “normalidad”.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback
Ensayo sobre la infelicidad/feliz
Las personas más extrañas con las que me topo casi a diario no son aquellos profesionales universitarios que prefirieron lanzarse a estrellas del rap pero completan la quincena vendiendo “manualidades/artesanías” en una calle del centro, tampoco aquel amigo que decidió ser comunista pero que en igual termino de contrariedades es miembro activo de una facción católica ultraconservadora la cual funciona cerca de su casa y de paso se ha negado a terminar tres posgrados solo por no hacer tesis (eso lo entiendo), mucho menos otro que creció muy cerca de mi casa, jamás lo vi ni abrir un libro pero veinte años después me lo tropecé al encender la Tv, resulta tenía un programa en canal nacional ,leía el tarot y hacia horóscopos, la verdad casi caí de la cama al ver al hombre dando consejos astrológicos si lo último que supe es que se había graduado como técnico superior en mecánica industrial, una de esas carreras que tienen miles de egresados, muy lejos de lo oculto, jamás consideraría raro al empresario exitosísimo que no puede vivir sin fumar marihuana contradiciendo todo lo que me enseñaron de pequeño, eso de los drogadictos no llegan a nada y vaya que me golpeó la realidad.
Lo verdaderamente raro que me topo a diario es descubrir cuanto le gusta a la gente ser feliz siendo infeliz, no hay manera alguna para hacerles ver que tan jodidos están, ellos lo negarán ya que ese modus vivendi ha sido el motor básico de toda su naturaleza. La gente así constituye el 99.99999999999% de los seres sobre la tierra y por tanto manejan todos los hilos de poder, estamos rodeados. Tengo la impresión de que son los seres más nocivos del planeta pues en vez de moderar su perversión la esconden tras la fachada de “gente normal”, se reconocen entre sí con solo mirarse, lo peor es que tienen una capacidad enorme para formar bloques de fuerza y por el medio que sea se avienen censurar a aquellos que son diferentes, quienes en muchos casos son los únicos que parecieran ser absolutamente felices sin importar mucho las formas que a fin de cuentas  son aburridas.
La felicidad de los infelices “normales” puede ir desde vivir un matrimonio ahogador, castrador y controlador donde hasta el conyugue le pega a su pareja cada vez que se equivoca, pagan sumas millonarias en terapias pues el matrimonio va primero (no importa la excusa) en vez de separarse y respirarse adulto por primera vez en su vida, las apariencias importan un montón así como la imagen que otros puedan tener de ellos, el marido que mantiene vidas múltiples, las mujeres que arrasan hasta con los cuñados sin importar mucho que el esposo se entere pero se hace el pendejo mal viviendo por siglos hasta que la mujer decide sacárselo de encima, así la lista es increíblemente larga hasta caer en una nueva categoría de infelicidad que parte desde el hecho de la crisis, cada día veo más gente convencida de que todo es una porquería, que vive en el primer círculo del infierno de Dante, que la economía no alcanza para nada pero tampoco hace mucho por salir del lugar común de estar sin dinero.
Puedo entender la depresión pues la he vivido incluidos episodios terribles de ansiedad producidos por una dependencia a los ansiolíticos de los cuales no fue fácil librarse por aquello del síndrome de abstinencia, a causa de pérdidas y pobreza crítica (que ahora sé) tuvo mucho de inducida. Lo que no puedo entender es cuál es la razón por la cual se niegan a otras posibilidades para escapar un poco de la miseria, andar sin dinero ya es causa de depresión, de eso no hay duda.
Cuando uno anda sin dinero (creo) la primera opción debe ser buscar alguna fuente alterna de ingresos para que la quincena sea más cómoda, veo a tanta gente valiosa lamentándose en las redes sociales en vez de usar ese tiempo de vida en ser más productivos con esa conexión de wifi, así sea buscando información, bajando libros, ubicando posibles nichos para desarrollar un nuevo proyecto, así este sea el de criar lombrices para comer, miren que aprender siempre será productivo, vender alguna cosa, buscar aunque sean horas de clase en un taller de reciclado que eso con buen trabajo de investigación se aprende , no importa la cantidad de dinero esa actividad extra traiga, lo que sea se agradece.
Es verdad que la situación es difícil, que salir de la casa parece un campo de guerra donde nadie sabe en realidad cual es el enemigo , si la ley, el vecino del asiento en el autobús, el peatón que espera en la misma esquina, la señorita que te apretuja en el terrorífico momento de la hora pico en el metro y hasta sobre la cama pues uno jamás sabe si hay alguna bala ociosa buscando un techo donde caer y hay bastantes posibilidades de que sea el de uno, total en este país se mueren cientos al día haciendo ver a la frontera mexicana un dechado de calma y orden.
En fin, sabemos que la cuestión de sobrevivir en Venezuela es un lio tremendo de todos los días pero esa tampoco es excusa para dejarse ganar por la desesperanza y mal ocupar nuestro limitado uso cerebral (dicen que solo el 10% se usa así que no importa cuán genio seas, eso es solo lo que usas y es poco comparado por el otro 90% ocioso) en el asunto político, no pido que no le pongan atención, se vale acojonarse, lo que no se vale es perder el tiempo gritándole a las paredes a ver si entienden tu bronca y luego entristecerse por que no te devuelven los gritos.
Esa gente me incomoda pero lo más interesante es que yo los incomodo a ellos pues todos saben mi posición política, por alguna razón que desconozco muchos  me acusan de ser militante de izquierda, les explico las razones pero ni aun así entienden tampoco que no me agrada la derecha, que pienso que los extremos políticos son un fraude, que en pleno siglo XXI seguir peleando entre ser un miserable ignorante que solo se ocupa de recitar millones de líneas de memoria, todo eso invariablemente hace menciones al pueblo, el estado, la sagrada visión de la patria, el glorioso ejército,  la sangre de los próceres, lo malo del fascismo sin hacer reflexiones en torno a las políticas estatales de todos los gobiernos de izquierda que al parecer solo son expertos en llorantinas eternas honrando a unos héroes tan pillos y malandros como el peor esbirro de la derecha pero amparados bajo el aura de desvalidos de la que han llenado toda su historia (asco),  sin olvidar su gran deber para con el partido a quien debes obedecer por sobre todas las cosas para que puedas considerarte un rebelde con todo y boina que además hace mucho énfasis en el colonialismo y los imperios, conozco a muchos que recitan parafraseadas inmensas con una dialéctica que se derrumba ante el primer análisis serio.
Ese mismo interlocutor se sorprende cuando le hablo de que la derecha no me atrae, sobre todo por la idiotez que me parece eso de rendirle pleitesía al estado, ser de una religión “correcta”, estar esperando por el general fulano, el coronel mengano, la pendejada mojigata de la que todos los de la derecha se ufanan y por lo general de lo vacía que es la mentalidad de los borregos sin importar el lado político en que limiten, creo firmemente en que en el momento que la gente se deslastre de esos conceptos arqueológicos que sobre política manejan ambos extremos de la balanza quizás seamos un poco menos pobres.
Los felices infelices los encontramos en todas partes, no solo en la política, no contentos con ser esclavos de cosas que no pueden manejar pero si sufrir , en la política los dos extremos se tocan, hoy día hay un desbalance en eso de los extremos políticos y es lo normal que en algún momento la oposición llegará a ser gobierno sobre todo con tanto chavista infeliz que por fin está desatando su incomodidad, sin embargo este personaje volverá a ser miserable en el próximo gobierno y al grito de “yo pensé que era otra cosa” será parte de los infelices felices por ser miserables.
Esa multitud no contenta con maltratarse anímicamente ocupando neuronas valiosísimas maldiciendo a tirios y troyanos por lo escasa de su comida también se atiene a matrimonios frustrantes con parejas abominables y a veces reales monstruos que se dejaron afear de manera espantosa luego de años de casados para amargarle la vida al pobre hombre que la acompaña, igual hacen muchos hombres con sus mujeres, hacen de la infidelidad una fiesta que se critica a viva voz pero se practica como religión sin hacer mucho caso de a quien lastiman, de hecho es tan así el asunto que hay gente que me mira raro cuando les digo que no me he casado jamás por que no puedo entender que dos personas que se amen tengan que firmar un papel que en algún momento dejará de ser una muestra de amor para convertirse en una piedra de molino atada al cuello.
Desde que caí en cuenta de ese detalle miro con más espanto a tanta gente que vive en esas cavernas de dolor que llaman “normalidad” y que en realidad es una cadena muy pesada que lleva demasiada gente hasta hacernos pensar a los que no estamos bajo ese yugo que somos seres excepcionales, no mortales comunes y silvestres que nos preocupamos por nuestra salud mental.
Ese mal aire que todos respiramos nos tiene podrido el cerebro, la gente infelizmente feliz debería pensar alguna vez cuanto mal se hacen a sí mismos y a los demás con tanto mala augurio suelto. Me espanta la facilidad con la que los felices infelices mienten para lograr su cometido, no importa que sea para salir con una (o uno) de 25 y tú tienes 45 mientras que tu esposa tiene 35, solo que estás aburrido y te toca una cana al aire, igual con las damas, he visto hasta matrimonios que se pasan a sus respectivas parejas extramaritales por la cara y siguen durmiendo juntos odiandose cada mañana , tanto que terminan viéndose como hermanitos, eso es tan feo como morir condenado a llevar garrote vil, en todos los casos es que prefieren el confort de una mala vida de costumbres que una buena vida de descubrimientos, de obligarse a buscar otras cosas, fabricarse desafíos a la medida, si los pasas con éxito aplaudes, si no pues comienzas de nuevo antes que los años terminen de matar tu iniciativa, eso deberían hacer todos los felices infelices.
Imagino que entre los militares, políticos, jueces y todo aquel que tenga alguna posición publica importante es esclavo de sus apariencias, por tanto un infeliz más que no conoce otra cosa que la infelicidad por obligación, llegando incluso a desconocer otro tipo de felicidad que no sea efímera ni enturbiada por la sombra de la infelicidad que jamás los abandona.
Está bien no ser conforme, andar molesto, hasta odiar un poco a quien te ha hecho daño de manera directa o indirecta, eso es parte de la naturaleza humana, al parecer ser un infeliz feliz que disfruta de su miseria, se pavonea con los amigos/as por su capacidad de engaño, vivir en una eterna historia de esconderse para “salirse con la suya” sin verse obligado a dejar el infierno, de empleos que odian porque “hay que trabajar y eso no se disfruta”, de hacerse los ciegos sobre muchas cosas importantes solo por no ver que estás equivocado al final lo que parece importarles es ser iguales a los demás , que nadie los censure y llevar la moral (múltiple) a donde quiera que vayan.
Los felices infelices no pertenecen a un bando político específico, los hay en muchas formas, colores, estratos sociales, estatus socioculturales y hasta con tópicos sexuales definidos, gracias a ellos el mundo es la porquería que es, las escuelas apestan. Curiosamente en el único sitio donde su poder es limitado es en las universidades donde siendo mayoría no tienen el calado profundo y absoluto por aquello de que allá los jóvenes viven a otro ritmo con excepción de los muy estúpidos que asumen a ciertos personajes como modelos a imitar, asunto que deja muy mal la inteligencia de esos muchachos.
Creo que la verdadera revolución debe llegar por el camino de la sinceridad, de mirarse al espejo y tomar decisiones duras pero necesarias, dejar de pensar con el estómago y comenzar a usar el cerebro para cosas productivas que van desde descubrir cómo hacer más dinero sin quebrantar ninguna ley , ser fiel a su pareja y si no se puede dejarla para poder andar desatado hasta que por agotamiento te amancebes con alguien a quien no te provoque abandonar luego de cometida la fechoría, dejar las mentiras así eso signifique perder, investigar en profundidad antes de opinar y comenzar a pensar seriamente en que la única verdad en la vida es que algún día nos vamos a morir, por cierto hasta eso es dudoso si pensamos en lo del espíritu, la energía, los universos paralelos, dios, los extraterrestres y pare usted de contar teorías que nos hablan de otra vida más allá de la miserable existencia humana. Ojalá la próxima gran epidemia sea   un caso grave y global de Anastomosis para que alguna vez podamos ser liberados de la gran logia universal de los felices infelices que nos gobiernan desde la “normalidad”.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback















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Ensayo sobre la infelicidad/feliz
Las personas más extrañas con las que me topo casi a diario no son aquellos profesionales universitarios que prefirieron lanzarse a estrellas del rap pero completan la quincena vendiendo “manualidades/artesanías” en una calle del centro, tampoco aquel amigo que decidió ser comunista pero que en igual termino de contrariedades es miembro activo de una facción católica ultraconservadora la cual funciona cerca de su casa y de paso se ha negado a terminar tres posgrados solo por no hacer tesis (eso lo entiendo), mucho menos otro que creció muy cerca de mi casa, jamás lo vi ni abrir un libro pero veinte años después me lo tropecé al encender la Tv, resulta tenía un programa en canal nacional ,leía el tarot y hacia horóscopos, la verdad casi caí de la cama al ver al hombre dando consejos astrológicos si lo último que supe es que se había graduado como técnico superior en mecánica industrial, una de esas carreras que tienen miles de egresados, muy lejos de lo oculto, jamás consideraría raro al empresario exitosísimo que no puede vivir sin fumar marihuana contradiciendo todo lo que me enseñaron de pequeño, eso de los drogadictos no llegan a nada y vaya que me golpeó la realidad.
Lo verdaderamente raro que me topo a diario es descubrir cuanto le gusta a la gente ser feliz siendo infeliz, no hay manera alguna para hacerles ver que tan jodidos están, ellos lo negarán ya que ese modus vivendi ha sido el motor básico de toda su naturaleza. La gente así constituye el 99.99999999999% de los seres sobre la tierra y por tanto manejan todos los hilos de poder, estamos rodeados. Tengo la impresión de que son los seres más nocivos del planeta pues en vez de moderar su perversión la esconden tras la fachada de “gente normal”, se reconocen entre sí con solo mirarse, lo peor es que tienen una capacidad enorme para formar bloques de fuerza y por el medio que sea se avienen censurar a aquellos que son diferentes, quienes en muchos casos son los únicos que parecieran ser absolutamente felices sin importar mucho las formas que a fin de cuentas  son aburridas.
La felicidad de los infelices “normales” puede ir desde vivir un matrimonio ahogador, castrador y controlador donde hasta el conyugue le pega a su pareja cada vez que se equivoca, pagan sumas millonarias en terapias pues el matrimonio va primero (no importa la excusa) en vez de separarse y respirarse adulto por primera vez en su vida, las apariencias importan un montón así como la imagen que otros puedan tener de ellos, el marido que mantiene vidas múltiples, las mujeres que arrasan hasta con los cuñados sin importar mucho que el esposo se entere pero se hace el pendejo mal viviendo por siglos hasta que la mujer decide sacárselo de encima, así la lista es increíblemente larga hasta caer en una nueva categoría de infelicidad que parte desde el hecho de la crisis, cada día veo más gente convencida de que todo es una porquería, que vive en el primer círculo del infierno de Dante, que la economía no alcanza para nada pero tampoco hace mucho por salir del lugar común de estar sin dinero.
Puedo entender la depresión pues la he vivido incluidos episodios terribles de ansiedad producidos por una dependencia a los ansiolíticos de los cuales no fue fácil librarse por aquello del síndrome de abstinencia, a causa de pérdidas y pobreza crítica (que ahora sé) tuvo mucho de inducida. Lo que no puedo entender es cuál es la razón por la cual se niegan a otras posibilidades para escapar un poco de la miseria, andar sin dinero ya es causa de depresión, de eso no hay duda.
Cuando uno anda sin dinero (creo) la primera opción debe ser buscar alguna fuente alterna de ingresos para que la quincena sea más cómoda, veo a tanta gente valiosa lamentándose en las redes sociales en vez de usar ese tiempo de vida en ser más productivos con esa conexión de wifi, así sea buscando información, bajando libros, ubicando posibles nichos para desarrollar un nuevo proyecto, así este sea el de criar lombrices para comer, miren que aprender siempre será productivo, vender alguna cosa, buscar aunque sean horas de clase en un taller de reciclado que eso con buen trabajo de investigación se aprende , no importa la cantidad de dinero esa actividad extra traiga, lo que sea se agradece.
Es verdad que la situación es difícil, que salir de la casa parece un campo de guerra donde nadie sabe en realidad cual es el enemigo , si la ley, el vecino del asiento en el autobús, el peatón que espera en la misma esquina, la señorita que te apretuja en el terrorífico momento de la hora pico en el metro y hasta sobre la cama pues uno jamás sabe si hay alguna bala ociosa buscando un techo donde caer y hay bastantes posibilidades de que sea el de uno, total en este país se mueren cientos al día haciendo ver a la frontera mexicana un dechado de calma y orden.
En fin, sabemos que la cuestión de sobrevivir en Venezuela es un lio tremendo de todos los días pero esa tampoco es excusa para dejarse ganar por la desesperanza y mal ocupar nuestro limitado uso cerebral (dicen que solo el 10% se usa así que no importa cuán genio seas, eso es solo lo que usas y es poco comparado por el otro 90% ocioso) en el asunto político, no pido que no le pongan atención, se vale acojonarse, lo que no se vale es perder el tiempo gritándole a las paredes a ver si entienden tu bronca y luego entristecerse por que no te devuelven los gritos.
Esa gente me incomoda pero lo más interesante es que yo los incomodo a ellos pues todos saben mi posición política, por alguna razón que desconozco muchos  me acusan de ser militante de izquierda, les explico las razones pero ni aun así entienden tampoco que no me agrada la derecha, que pienso que los extremos políticos son un fraude, que en pleno siglo XXI seguir peleando entre ser un miserable ignorante que solo se ocupa de recitar millones de líneas de memoria, todo eso invariablemente hace menciones al pueblo, el estado, la sagrada visión de la patria, el glorioso ejército,  la sangre de los próceres, lo malo del fascismo sin hacer reflexiones en torno a las políticas estatales de todos los gobiernos de izquierda que al parecer solo son expertos en llorantinas eternas honrando a unos héroes tan pillos y malandros como el peor esbirro de la derecha pero amparados bajo el aura de desvalidos de la que han llenado toda su historia (asco),  sin olvidar su gran deber para con el partido a quien debes obedecer por sobre todas las cosas para que puedas considerarte un rebelde con todo y boina que además hace mucho énfasis en el colonialismo y los imperios, conozco a muchos que recitan parafraseadas inmensas con una dialéctica que se derrumba ante el primer análisis serio.
Ese mismo interlocutor se sorprende cuando le hablo de que la derecha no me atrae, sobre todo por la idiotez que me parece eso de rendirle pleitesía al estado, ser de una religión “correcta”, estar esperando por el general fulano, el coronel mengano, la pendejada mojigata de la que todos los de la derecha se ufanan y por lo general de lo vacía que es la mentalidad de los borregos sin importar el lado político en que limiten, creo firmemente en que en el momento que la gente se deslastre de esos conceptos arqueológicos que sobre política manejan ambos extremos de la balanza quizás seamos un poco menos pobres.
Los felices infelices los encontramos en todas partes, no solo en la política, no contentos con ser esclavos de cosas que no pueden manejar pero si sufrir , en la política los dos extremos se tocan, hoy día hay un desbalance en eso de los extremos políticos y es lo normal que en algún momento la oposición llegará a ser gobierno sobre todo con tanto chavista infeliz que por fin está desatando su incomodidad, sin embargo este personaje volverá a ser miserable en el próximo gobierno y al grito de “yo pensé que era otra cosa” será parte de los infelices felices por ser miserables.
Esa multitud no contenta con maltratarse anímicamente ocupando neuronas valiosísimas maldiciendo a tirios y troyanos por lo escasa de su comida también se atiene a matrimonios frustrantes con parejas abominables y a veces reales monstruos que se dejaron afear de manera espantosa luego de años de casados para amargarle la vida al pobre hombre que la acompaña, igual hacen muchos hombres con sus mujeres, hacen de la infidelidad una fiesta que se critica a viva voz pero se practica como religión sin hacer mucho caso de a quien lastiman, de hecho es tan así el asunto que hay gente que me mira raro cuando les digo que no me he casado jamás por que no puedo entender que dos personas que se amen tengan que firmar un papel que en algún momento dejará de ser una muestra de amor para convertirse en una piedra de molino atada al cuello.
Desde que caí en cuenta de ese detalle miro con más espanto a tanta gente que vive en esas cavernas de dolor que llaman “normalidad” y que en realidad es una cadena muy pesada que lleva demasiada gente hasta hacernos pensar a los que no estamos bajo ese yugo que somos seres excepcionales, no mortales comunes y silvestres que nos preocupamos por nuestra salud mental.
Ese mal aire que todos respiramos nos tiene podrido el cerebro, la gente infelizmente feliz debería pensar alguna vez cuanto mal se hacen a sí mismos y a los demás con tanto mala augurio suelto. Me espanta la facilidad con la que los felices infelices mienten para lograr su cometido, no importa que sea para salir con una (o uno) de 25 y tú tienes 45 mientras que tu esposa tiene 35, solo que estás aburrido y te toca una cana al aire, igual con las damas, he visto hasta matrimonios que se pasan a sus respectivas parejas extramaritales por la cara y siguen durmiendo juntos odiandose cada mañana , tanto que terminan viéndose como hermanitos, eso es tan feo como morir condenado a llevar garrote vil, en todos los casos es que prefieren el confort de una mala vida de costumbres que una buena vida de descubrimientos, de obligarse a buscar otras cosas, fabricarse desafíos a la medida, si los pasas con éxito aplaudes, si no pues comienzas de nuevo antes que los años terminen de matar tu iniciativa, eso deberían hacer todos los felices infelices.
Imagino que entre los militares, políticos, jueces y todo aquel que tenga alguna posición publica importante es esclavo de sus apariencias, por tanto un infeliz más que no conoce otra cosa que la infelicidad por obligación, llegando incluso a desconocer otro tipo de felicidad que no sea efímera ni enturbiada por la sombra de la infelicidad que jamás los abandona.
Está bien no ser conforme, andar molesto, hasta odiar un poco a quien te ha hecho daño de manera directa o indirecta, eso es parte de la naturaleza humana, al parecer ser un infeliz feliz que disfruta de su miseria, se pavonea con los amigos/as por su capacidad de engaño, vivir en una eterna historia de esconderse para “salirse con la suya” sin verse obligado a dejar el infierno, de empleos que odian porque “hay que trabajar y eso no se disfruta”, de hacerse los ciegos sobre muchas cosas importantes solo por no ver que estás equivocado al final lo que parece importarles es ser iguales a los demás , que nadie los censure y llevar la moral (múltiple) a donde quiera que vayan.
Los felices infelices no pertenecen a un bando político específico, los hay en muchas formas, colores, estratos sociales, estatus socioculturales y hasta con tópicos sexuales definidos, gracias a ellos el mundo es la porquería que es, las escuelas apestan. Curiosamente en el único sitio donde su poder es limitado es en las universidades donde siendo mayoría no tienen el calado profundo y absoluto por aquello de que allá los jóvenes viven a otro ritmo con excepción de los muy estúpidos que asumen a ciertos personajes como modelos a imitar, asunto que deja muy mal la inteligencia de esos muchachos.
Creo que la verdadera revolución debe llegar por el camino de la sinceridad, de mirarse al espejo y tomar decisiones duras pero necesarias, dejar de pensar con el estómago y comenzar a usar el cerebro para cosas productivas que van desde descubrir cómo hacer más dinero sin quebrantar ninguna ley , ser fiel a su pareja y si no se puede dejarla para poder andar desatado hasta que por agotamiento te amancebes con alguien a quien no te provoque abandonar luego de cometida la fechoría, dejar las mentiras así eso signifique perder, investigar en profundidad antes de opinar y comenzar a pensar seriamente en que la única verdad en la vida es que algún día nos vamos a morir, por cierto hasta eso es dudoso si pensamos en lo del espíritu, la energía, los universos paralelos, dios, los extraterrestres y pare usted de contar teorías que nos hablan de otra vida más allá de la miserable existencia humana. Ojalá la próxima gran epidemia sea   un caso grave y global de Anastomosis para que alguna vez podamos ser liberados de la gran logia universal de los felices infelices que nos gobiernan desde la “normalidad”.
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José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback
















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martes, mayo 09, 2017

Odiar no siempre es pecado

He oído en distintas ocasiones a tal o cual funcionario dando declaraciones sobe el odio que les tiene la oposición mientas que ellos solo dan amor, la verdad cada vez que los escucho casi vomito de tanto asco que me da eso de que un ser teóricamente inteligente diga estupideces de ese tenor y lo peor, que otra persona también (pensamos) inteligente se trague tal idiotez.
Puedo afirmar que si hay mucho odio en contra del gobierno, no veo razón para enmascararlo ni inventar alguna fórmula retorica que lo disfrace, si mi sueldo no alcanza para comer ningún mes ¿de quién es la culpa?, si no encuentro en ninguna parte las medicinas para cualquier se querido incluyendo a uno mismo ¿es culpa de quién? Si no encuentro empleo, mi calidad de vida es peor, no veo futuro, vivo un proceso de ranchificación  acelerada sin que vea salida posible más que morir de mengua, se muere algún familiar por no tener una medicina, una operación. Es más, este gobierno es tan porquería que hasta a los emigrantes les joden la vida, ¿Cuántos compatriotas no están indocumentados y presos (figurativamente) en el extranjero por no tener pasaporte? ¿Cuántos se fueron confiados en los tratados Mercosur y ahora son parias sin futuro?
Volviendo a las fronteras ¿Cuánta gente no se sentirá asqueada al saber que quien mató a su se querido es ahora feliz usuario de las cárceles donde los presos mandan más que los custodios?, ¿Dónde está el futuro de los estudiantes universitarios? , quien pagará los muertos por la salvajada policial en las protestas? , ahora bien , ya vistas todas esas peguntas , ¿no hay razones para odiar al gobierno?.
Por mí, el Papa puede seguir dando su misa dominical en la Plaza San Pedro  y pontificar  sobre unos valores cristianos que si bien son muy lindos, solo aplican en países donde la cultura, educación, futuro y hasta la historia son reverenciados, no en estados como este donde ser bárbaro e ignorante se celebra hasta con altos cargos  y se festejan con “dignidad revolucionaria” .
Volviendo al odio, no creo  que nadie en su sano juicio pueda ser feliz ente tanta desazón y lo más lógico es que se busquen culpables y de paso que tengan la aspiración (muy sana por demás)  de castigar a esos culpables, que esto genere un muy sano ambiente de repulsa también es absolutamente normal, hasta ahí no veo gran problema. Detestar u odiar es un sentimiento absolutamente natural en el ser humano, máxime cuando se ha sido maltratado de todos los modos posibles y en este país todos hemos sufrido maltratos, desde no encontrar alguna medicina, empleo, sueldo decente, comida, calidad de vida y hasta lograr  algún trámite legal sin que medie algún pago bajo cuerda para acelerar el documento, todo de manera ilegal a fin de procurar el trámite sin mayor tardanza. Eso para no repetir la cantaleta de cosas que nos faltan a los ciudadanos de a pie.
Así que ese discurso sobre cuanto odiamos a estos funcionarios es algo que no debe llenar  de pesar a nadie por muy cristiano que sea, al final esa reacción del gobierno solamente es un chantaje emotivo para hacemos sentir incomodos. Solo es una fracción de los largos y cuidados llantos de los pobres adalides de la izquierda, cuya finalidad es disfrazar su total estupidez administrativa en cuanto para gerenciar  las riquezas (reales o ficticias) de este país, hacen gala de todo el mal sentimiento que en teoría engloba el odio, pero si no tuviésemos esa capacidad de detestar  hasta límites complicados de explicar no seriamos humanos, tampoco podríamos establecer las normas de convivencia ni hubiésemos logrado  nada en nuestra historia. Sin el odio no existiría ningún movimiento independentista, no ceo que los fundadores de la patria hayan ido a las guerras con pensamientos beatíficos de paz y amor pues la guerra es a muerte y eso no habla nada en pos del cariño hacia el enemigo, las grandes gestas nunca se hicieron utilizando el amor más que de manera retórica, la humanidad siempre se ha valido del odio para lograr grandes cosas, que después los poetas o estadistas encubran todo con algún discurso grandilocuente es otro asunto.
Todo el mundo odia a las ratas o las cucarachas (por nombrar dos plagas “estándares” que aplican al símil)  y a nadie le incomodaría eliminarlas de la faz de la tierra, a las ratas hay que desaparecerlas, aunque se vistan de rojo ratas se quedan. Querido lector (si está en Venezuela), use su odio de manera constructiva para que tengamos en algún momento el país que soñamos y no esta pesadilla de la que todavía no despertamos.
Nota; Si quieres colaborar con el autor de este blog puedes enviar tu donativo via Paypal a jbdiwan02@gmail.com o comprar mi novela Haciendo click acá
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback

     

miércoles, marzo 29, 2017

El anís y la mojigatería criolla


Hace poco volví al país luego del fallido intento de emigración que suspendí por motivos de salud, los detalles los estoy escribiendo en un texto que espero termine en libro, además claro de la genuina aspiración de conseguir que alguna editorial seria lo publique y genere alguna compensación en dólares o euros preferiblemente, en vista de eso no hare ningún comentario por esta vía sobre la experiencia, lo que si hablaré es de una cosa que me tiene espantado y que en este periplo por toda Suramérica nunca vi que ni leí en periódico alguno que se replicase ese fenómeno en ninguna otra parte.

La primera noticia de eso tan espantoso lo encontré como meme en Facebook e Instagram, como sé que acá hacen bromas hasta con cosas macabras no le hice mucho caso, sin embargo en la primera oportunidad que tuve le pregunté a una colega docente que si ejerce en educación básica (no sufre de la misma alergia a los adolescentes que sufro) si era verdad lo que había visto como broma, ella me afirmó que si, que en realidad había escuchado de parte de sus alumnos sobre fiestas donde todos consumían eso y lo comentaban como la gran cosa. Como de los comentarios uno no debe fiarse mucho pues los jóvenes inventan muchas tonterías para hacerse los interesantes seguí buscando información a través de los hijos de mis amigos, su respuesta me dejó frio.

Cuando yo era adolescente no fui lo que se dice un joven modelo pues había descubirrto que me gustaba el alcohol y abusé de él en todas las formas que se me ocurrieron, por fortuna me encontré una novia que me rescató del seguro destino de alcohólico conocido cuyas bases me había labrado muy a gusto, aunque mi abuela no le gustase mucho el asunto, pero hasta ahí. La noticia horrorosa no es que aun los jóvenes sigan tomando el espantoso anís, es que ahora lo combinan con jarabe para la tos, específicamente un opiáceo que solo ya causa dependencia, mezclado con alcohol es la antesala del infierno, en el transcurso de mi vida he conocido varios personajes cuyos demonios son gobernados por el “inocente” jarabe para la tos, hasta hoy consideré eso como casos aislados, sin embargo la realidad me ha dado de frente en la nariz para mostrarme que siempre puede haber algo peor.

Quiero pensar que ese invento relativamente novedoso de mezclar alcohol con jarabes es una moda pasajera (se dé casos donde además le suman antialérgicos o antigripales para reforzar el efecto), eso destroza el hígado más rápido que años de bebida consecuente , así que estamos en presencia de un fenómeno pronto a matar a más de uno a una edad en la que si acaso debería emborracharse hasta tener la resaca de su vida que le enseñe a no volver a abusar, si acaso a fumar algo de marihuana como forma de “colocarse”, total esa adición se ha demostrado que no es física si no mental así que en el peor de los casos sería mejor, cuando menos previenen el cáncer que es otro flagelo humano.

Quizás la alternativa de gastar diez mil bolívares (toda una fortuna para el liceísta promedio) entre seis y sumarle otro poco por el jarabe para tener la certeza de emborracharse con poco licor sin contar la posibilidad de que la “alegría” contagie algunas niñas bonitas para liberar el yugo hormonal que tantos estragos hace en las duchas solitarias de los quinceañeros , hasta ahí todo normal, el problema está en el enganche que los dejará inútiles en poco tiempo, si ellos se mueren al final no pasa nada, a diario matan a muchos venezolanos sin que parezca que la cosa cambia mucho, el asunto es de salud publica. Digamos que Juanito , perencejito, fulanito y menganito se escapan un viernes en la mañana , se van a casa de luisita que junto a la menganejita, la menolcita, la yurkelvis y la maygalet también han desertado esa mañana mientras sus padres andan laborando (en el mejor de los casos) arman la fiesta, todos entre 13 y 16 años, sacan la respectiva botella con su jarabe incluido más la ración de pastillas, se prende la fiesta que termina en las habitaciones y camas de la casa, nueve meses después hay cuatro niños de niños que son criados por los ya atribulados abuelos, sus padres terminan de cuatreros para poder mantener al bebé que cada día sale más costoso hasta que se cansan del asunto. En el escenario “optimo” las cuatro parejas suspenden los estudios para criar a los hijos pero esa suspensión los ata a un mal empleo de sueldo básico cuando no a la vida de cuatreros que por lo general hace que los niños que van creciendo se queden al garete repitiendo la historia, tendremos un crecimiento poblacional vegetativo precisamente del tipo de gente que ningún país necesita, si solo se murieran luego de mucho ingerir esa mezcla sería triste pero en todo caso no un drama, el cuento es si sobreviven.

Lo peor es que me imagino la reacción del ministerio de educación prohibiendo que los jóvenes tomen anís, haciendo campañas que nadie oirá sobre los peligros del alcohol mezclado con esas cosas, haciendo que los antigripales se compren con receta lo que encarecería más el asunto ya difícil de las medicinas, cuando al final (me parece) que resolverían más legalizando la inocua yerba (marihuana) que al final es menos dañina, estableciendo clínicas móviles de planificación familiar donde las jóvenes puedan obtener una inyección anticonceptiva que no evitará que fumen yerba pero sí que sigan haciendo niños sin padre, que en muchos casos terminan siendo los dilectos hijos de la patria a lomo de moto con pistola e historial delictivo incluido, acelerando la espiral de violencia que ya nos tiene acorralados, en diez años más será peor y créanme que siempre puede ser peor.

Creo que es hora de dejar la mojigatería boba que nos mantiene en este retraso abismal de pobreza mental, física y espiritual que no es si no alimento para los politicuchos de medio pelo que se aprovechan de la pendejada colectiva para llenarse los bolsillos mientras el país arde por los cuatro costados.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback

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domingo, enero 08, 2017

Una "Causa justa"

 Desde finales de los años setentas el mundo ha ido convirtiéndose en un lugar no solo pleno de sitios comunes, también de cosas “políticamente correctas”  donde toca escoger bien las palabras y ser siempre condescendiente para no pasar por atorrante o malvado. Todo este entarimado de correcciones políticas han creado un ambiente propicio para que muchos “ideólogos” organicen sus discursos en pro de alguna de esas causas justas que tanto gustan a las mayorías, estemos claros, en todas partes del mundo los pobres siempre seremos mayoría, a pesar de existir la clase media en sus distintas variantes , por buena que sea la posición de un país, la relatividad de la pobreza siempre hará que una mayoría pueda considerarse pobre, sin caer en comparaciones claro pues de ser así el más miserable poblador de Suiza tiene el equivalente al ingreso de un millonario venezolano o haitiano, pero aun así será pobre.

Los ejemplos sobran y el más patente es el de las izquierdas , quienes se han encargado durante los últimos sesenta años en hacer una propaganda plena de palabras altisonantes como libertad, resistencia, rebeldía y lucha de clases pero al final no son más que pantallas para que sus grandes “lideres” junto a los acólitos y sus familias se transformen en una suerte de realeza que disfruta de cosas que sus respectivos pueblos suelen solo soñar pues no hay manera de que ellos puedan ascender hasta las alturas de los lujos de los que disfrutan los altos jerarcas.

Quizás lo más insultante es que todos los regímenes que se dicen de izquierdas terminan siendo peores que los otros que ellos mismos censuraron y acabaron por los medios que fuese, acusaban al gobierno anterior de cualquier bajeza pero con los años cada uno de esos izquierdosos terminaron siendo no solo peores, también más barbaros que cualquier régimen genuinamente democrático, eso sí, ninguno reconoce ni por accidente que son unos imbéciles de marca mayor, que sus ideas están muertas antes de nacer o que sus métodos pertenecen a otros siglos donde la barbarie era la norma y se supone que en el siglo XXI la civilización ha de ser un proceso de crecimiento en todo sentido.

Venezuela no escapa a ese sino, a finales del siglo XX, entre los medios de comunicación, los partidos y la misma izquierda de siempre hicieron un esfuerzo mancomunado para crear una matriz de opinión  que hizo sentir a todos que pasábamos por la peor crisis económica de la historia, que teníamos el índice de violencia más virulento del planeta y que la única opción era tener un “gobierno de los pobres”, se desataron los demonios en mi país, casi dos décadas más tarde, cualquier crisis anterior parece un paraíso, la violencia de antaño es un juego de niños y lo que pensaban fue el peor gobierno de nuestra historia en realidad fue el mejor pues de haber aceptado las medidas económicas propuestas no estaríamos en esta situación.  Eso del gobierno de los pobres fue lo único cierto, sin embargo fue algo construido para enriquecer a los pobres funcionarios que hicieron (y hacen) pingues negocios con las arcas nacionales, hay tantos escándalos bajo la alfombra roja que se hace complicado enumerarlos pues van desde el narcotráfico hasta la trata de blancas pasando por cualquier clase de negocio turbio del que por cierto hasta los dos presidentes que hemos tenido últimamente son parte del reparto de botin.

Es una muestra clara de cómo pervertir una “causa justa” donde se supone que nadie puede censurar la ayuda a los pobres. Tener un discurso de izquierda empieza por defender a los pobres, hacer apología de las miserias de los seres humanos, convencer a esa mayoría que sueña un mejor mañana con martingalas retoricas que solo buscan confundir y de la que los necesitados solo entienden de comida o cosas gratis para el futuro. No dudo que existan creyentes pues también la naturaleza humana hace que muchos crean en cosas imposibles y se nieguen a ver su ceguera pero también tengo mis dudas en cuanto a los jefes cuyo discurso parece el mismo pero con el agravante de que su fin único es mantenerse en el poder y así seguir disfrutando de sus prebendas sin importar mucho los métodos, convirtiendo de paso a toda la maquinaria gubernamental en una fábrica de mentiras escritas en pixeles y tintas para convencer de que “no pasa nada” , que en las cárceles no hay sindicatos criminales cuyo poder escala hasta las altas esferas ministeriales, que los hospitales son un modelo de modernidad cuando todos sabemos que es casi una sentencia de muerte depender de la salud publica más allá de la buena voluntad del personal que allí labora, que nadie pasa hambre cuando también los venezolanos de toda condición económica pasa las penurias del desabastecimiento cando no de la imposibilidad de tener una despensa medianamente surtida pues su ingreso no alcanza para esa compra ni en el mercado regular ni en el negro, que esos sindicatos del crimen no son protegidos en las llamadas “zonas de paz” donde cualquier cosa pasa sin que ningun cuerpo de seguridad pueda hacer nada pues los jefes han pactado con las bandas de la zona para que estas ejerzan el control social, que no hay presos políticos y que Venezuela es una democracia , bueno explicar eso ya ni sentido tiene pues sabemos que la (in)justicia venezolana depende de otras cosas ajenas a las leyes.

En fin, estos últimos años de ese gobierno de izquierdas son la muestra patente de como pervertir una causa justa da buenos dividendos además le podemos sumar algunos puntos sobre la hipocrecia de muchos países cuyos gobiernos se dicen prohumanistas pero hacen sentidos silencios sobre la tragedia de mi país.
José Ramón Briceño, 2017

@jbdiwancomeback



sábado, octubre 22, 2016

Y no hubo referéndum…

La suspensión del referendo revocatorio era algo que veíamos venir, la gentuza del gobierno no va a permitirse el lujo de perder las prebendas del poder, aunque griten a los cuatro vientos que los hacen por “EL PUEBLO” no es ningún secreto que a ellos el pueblo les sabe a nada, simplemente somos la posibilidad de acumular riquezas que en algún momento podrán disfrutar a plenitud, mientras tanto les toca acumular para el futuro, hacer que sus hijos, nietos, sobrinos y demás personeros de su corte tengan las posibilidades que les puedan brindar, si la familia presidencial está siendo objeto de investigación por tráfico de drogas no quiero imaginar que más hay entre los funcionarios menores y con eso quiero decir que desde los ministros hasta el más insignificante distribuidor de la bolsita de miserias que llaman CLAP hace pingues negocios.

Esa suma es simple, perder el poder significa hasta quedarse sin libertad, eso es un imposible. Leía que Leonardo Padrón dice en un texto que ahora cree que el llamado Caracazo fue orquestado y no una “expresión popular”, tarde llegaste pájaro le diría yo, esa vaina la saben todos los militantes de la vieja izquierda, desde el MAS hasta Bandera Roja y por supuesto el PCV , de hecho José Vicente Rangel podría dar largas conversaciones sobre como desde la habana montaron el plan contando con el necesario aumento de la gasolina , para colmo con la anuencia de los que hoy día son grandes enemigos del régimen pero que apoyaron desde sus respectivas palestras la campaña mediática que llevó al “éxito” de la misión, el entrecomillado es porque muchos de los que he entrevistado coinciden que la cosa se les fue de las manos a las pocas horas, perdiendo el chance de lograr obligar la renuncia de Pérez, sin embargo al poco tiempo sale de la presidencia.

Hoy a muchos años de distancia me imagino que si los mandamases de los partidos, los militares, los dueños de medios y todos aquellos que se juntaron para sabotear algo que no entendían la historia sería diferente pues hasta la economía no estaría en este asco de vida que llevamos todos los que aún seguimos presos en el país.

También esa planificación de grandes movilizaciones de protesta son las que el gobierno teme, seria una carnicería de mayúsculas proporciones que si daría como respuesta la caída si no inmediata cuando menos a corto plazo de todos los mandamases ya que los menos culpables (fíjense que no hablo de inocentes) al ver que la cosa se les pone pequeña se voltearían hasta ser parte de los colaboradores para la caída del régimen , quien quita si hasta la excusa para que algún país amigo colabore con armas para lograr la meta , hay mucha hambre, excesiva pobreza, demasiada rabia sin drenar como para que cualquier cosa no pueda pasar, solo que no pasará pues no existe una organización seria montada en ese plan ya que todos los organismos de seguridad del estado están montados en monitorear cada uno de los movimientos de quienes pudieren ser factores agitadores de la gran masa de gente que está en desacuerdo con la calidad de vida que nos deja nuestro sueldo miserable .

Volviendo al tema, suspenden el referéndum que es constitucional, ignoran la asamblea nacional, los militares quienes por su función deberían defender la constitución corren prestos a limpiarse el orto con ella para que sus jefes se sientan complacidos, los de la coalición opositora negocian cualquier vaina, todos los critican pero muy pocos hacen alguna cosa más que protestar por las redes como si eso hiciera mella en la situación. Mi único ruego es poder sacar a mi gente pronto, irnos, botar tierrita y no jugar más, 15 años son demasiados como para no desgastarse en esta vida donde hasta la coprofagia se ve interesante, algunas veces cuando abres la nevera y te das cuenta de que lo único que sobra cada quincena es mierda.
José Ramón Briceño, 2016

@jbdiwancomeback