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domingo, julio 24, 2016

Antes de emigrar

Como a muchos , me ha entrado el virus de la emigración, aunque a decir verdad tengo un rato haciendo los trámites necesarios, buscando opciones, sopesando posibilidades y hasta haciendo promesas a los santos para que el plan tenga éxito y  el año que viene esta esquina se ocupe solo de contar cosas agradables, tomar distancia de este caos y retomar la vida desde la invisibilidad de ser extranjero pues me parece de muy mal gusto andar de huésped criticando a quienes en un momento tan duro de mi vida me han dado cobijo , trabajo y nueva vida.

Una vez ya lo intenté, sin éxito, las razones fueron varias, desde la de dejar acá una mujer de la que estaba muy enamorado, no haber resuelto los pasos legales para con mis documentos académicos hasta el no haber estado interesado realmente en vivir allá adonde estuve por razones que no van al caso, hoy día me arrepiento de haber reaccionado de manera irracional y no haber aprovechado más esa oportunidad. Entre las cosas que aprendí en ese viaje fue en primer lugar la humildad.

Es complicado creerse la gran cosa trabajando de mesonero a tiempo extendido sin paga honorable por ser ilegal, aceptar de buena gana las necedades de muchos clientes, hacerme de enemigos entre los otros empleados por buscar que las cosas se realizasen con cierta garantía de productividad. La otra es que cuando emigras debes quemar tus naves y tumbar los puentes, no dejar ningún cabo suelto en tu tierra natal y si no queda de otra que dejarlo pues quizás no te puedes llevar a tus hijos, tus padres o tu pareja pues grabarte que debes trabajar el triple para llevártelos pero en ningún caso volver atrás, la nostalgia juega trampas que la lógica ignora y esas son las que nos hacen involucionar.

Si por casualidad te encuentras en el trance inicial de vivir arrimado mientras te acomodas con aquello del trabajo y los fondos, cállate y aguanta que eso no será eterno, mira que la gente siempre piensa distinto y lo que asumes como natural para ti, no necesariamente lo es para los demás, quizás te toca con madre o hermanos, en ese caso igual aplica que ya tendrás tiempo de vivir solo para tener tu espacio, mientras pues agradece con tu comportamiento el beneficio que te es otorgado , piensa que existen muchos que no tienen esa oportunidad y cuando comienzas de cero las puertas siempre deben estar abiertas pues hoy estamos bien, mañana no sabemos, además en otro país no habrá familia ni amigos (que en muchos casos es casi lo mismo) que te reciban en los malos tiempos así que toca tener firmeza, delicadeza y hasta hacerse los locos si estas en casa ajena.

Nunca critiques el país donde vives, no importa lo raros que te parezcan los ciudadanos que viven allí, ni lo exóticas de sus costumbres, siempre recuerda que el extranjero eres tú, no importa que lleves cuarenta años allá, el no haber nacido allí te anula como opinador, deja eso a los que si nacieron ahí, volvemos al tema, cuando se es huésped nunca se contraría a quien te acoge, es una muestra suprema de grosería que muchos  compatriotas lucen sin pudor. Olvídate de la “viveza criolla” a menos que seas megamillonario y tengas para pagar gente que se ocupe de todo por ti, en otro sitio no eres más que un ciudadano cualquiera cuyo deber es ser ciudadano, no hacerse el “vivo” como muchos hacen por acá.

Por último, si van a emigrar que no sea como medida desesperada, mediten bien, busquen opciones donde la primera sea la legalidad para obtener visa de trabajo y residencia donde vivir, ser ilegal es tan terrible como vivir acá y lo peor es que es muy complicado dejar de ser ilegal una vez que tomas ese camino, la gente NO va a ser amable contigo, nunca tendrás un sueldo decente y tu vejez será tan espantosa como la de un pensionado venezolano sin casa ni hijos responsables.

Irse es un paso difícil, hacerlo con poco dinero es peor pues genera el estrés adicional de la incertidumbre pero si lo meditamos bien, sabemos que nos vamos a enfrentar con un tiempo donde toca re-aprender pues nada, toca hacerlo con la clara conciencia de que debes ir a ese país para sumar, en ningún caso para restar nada, que los malos tiempos pasan y que todo es momentáneo.


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