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sábado, abril 28, 2012

La chica más hermosa de la ciudad


Este cuento no es mío. pero como homenaje póstumo lo coloco aquí, Bukowsky se fue pero dejó un retrato de su época tan bien contado que vale aprender de el aunque sea su forma de escribir y de describir, en este caso cuando menos la tristeza de alguien que decidió que su mayor maldicion era su belleza, cosa muy dificil de imaginar en estos tiempos de siliconas y cirugías.

La chica más guapa de la ciudad
Charles Bukowski

Cass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero y serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. Era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. Su pelo era negro y largo y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decía que estaba loca. Lo decían los tontos. Los tontos no podían entender a Cass. A los hombres les parecía simplemente una maquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía.


Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. Su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. Sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no las sacaba todo el partido posible. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: “No tienen agallas -decía ella-. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas… todo fachada y nada dentro…” Tenía un carácter rayando la locura; Un carácter que algunos calificaban de locura.


Su padre había muerto del alcohol y su madre se había largado dejando solas a las chicas. Las chicas se fueron con una pariente que las metió en un colegio de monjas. El colegio había sido un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. Las chicas envidaban a Cass y Cass se peleó con casi todas. Tenía señales de cuchilladas por todo el brazo izquierdo, de defenderse en dos peleas. Tenía también una cicatriz imborrable que le cruzaba la mejilla izquierda; pero la cicatriz, en vez de disminuir su belleza, parecía por el contrarío, realzarla.


Yo la conocí en el bar West End unas noches después de que la soltaran del convento. Al ser la más joven, fue la última hermana que soltaron. Sencillamente entró y se sentó a mi lado. Yo quizá sea el hombre más feo de la ciudad, y puede que esto tuviera algo que ver con el asunto.


- ¿Tomas algo?
- Claro, ¿Por qué no?


No creo que hubiese nada especial en nuestra conversación esa noche, era sólo el sentimiento que Cass transmitía. Me había elegido y no había más. Ninguna presión, Le gustó la bebida y bebió mucho. No parecía tener edad, pero de todos modos le sirvieron. Quizás hubiese falsificado el carnet de identidad, no sé. En fin, lo cierto es que cada vez que volvía del retrete y se sentaba a mi lado yo sentía cierto orgullo. No sólo era la mujer más bella de la ciudad, sino también una de las más bellas que yo había visto en mi vida. Le eché el brazo a la cintura y la besé una vez.


- ¿Crees que soy bonita?- preguntó.
- Sé, desde luego. Pero hay algo más… algo más que tu apariencia…
- La gente anda siempre acusándome de ser bonita. ¿Crees de veras que soy bonita?
- Bonita no es la palabra, no te hace justicia.


Buscó en su bolso. Creía que buscaba el pañuelo. Sacó un alfiler de sombrero muy largo. Antes de que pudiese impedírselo, se había atravesado la nariz con él, de lado a lado, justo sobre las ventanillas. Sentía repugnancia y horror.


Ella me miró y se echó a reír.


- ¿Crees ahora que soy bonita? ¿Qué piensas ahora, eh?


Saqué el alfiler y puse mi pañuelo sobre la herida. Algunas personas, incluido el encargado, habían observado la escena. El encargado se acercó.


-Mira -dijo a Cass-, si vuelves a hacer eso te echo. Aquí no necesitamos tus exhibiciones.
- ¡Vete a la mierda, amigo! -dijo ella.
- Será mejor que la controles -me dijo el encargado.
- No te preocupes -dije yo.
- Es mi nariz -dijo Cass-, puedo hacer lo que querrá con ella
- No -dije-, a mí me duele.
- ¿Quieres decir que te duele a ti cuando me clavo un alfiler en la nariz?
- Sí, me duele, de veras.
- De acuerdo, no lo volveré a hacer. Animo


Me besó, pero como riéndose un poco en medio del beso y sin soltar el pañuelo de la nariz. Cuando cerraron nos fuimos a donde yo vivía. Tenía un poco de cerveza y nos sentamos a charlar. Fue entonces cuando pude apreciar que era una persona que rebosaba bondad y cariño. Se entregaba sin saberlo. Al mismo tiempo, retrocedía a zonas de descontrol e incoherencia. Esquizoide. Una esquizo hermosa y espiritual. Quizás algún hombre, algo acabase destruyéndola para siempre. Esperaba no ser yo.
Nos fuimos a la cama y cuando apagué las luces me preguntó:
- ¿Cuándo quieres hacerlo, ahora o por la mañana?
- Por la mañana -dije, y me di la vuelta.


Por la mañana me levanté, hice un par cafés y le llevé uno a la cama.
Se echó a reír.


- Eres el primer hombre que conozco que ha querido hacerlo por la noche.
- No hay problema -dije-. En realidad no tenemos por que hacerlo.
- No, espera, ahora quiero yo. Déjame que me refresque un poco.


Se fue al baño. Salió enseguida, realmente maravillosa, largo pelo negro resplandeciente, ojos y labios resplandeciente, toda resplandor… Se desperezó sosegadamente, buena cosa. Se metió en la cama.


- Ven, amor.


Fui.


Besaba con abandono, pero sin prisa. Dejé que mis manos recorriesen su cuerpo. Acariciasen su pelo. La monté. Su carne era cálida y prieta. Empecé a moverme despacio y queriendo que durara. Ella me miraba a los ojos.


- ¿Cómo te llamas? -pregunté.
- ¿Qué diablos importa? -preguntó ella.


Solté una carcajada y seguí. Después se vistió y la llevé en coche al bar, pero era difícil olvidarla. Yo no trabajaba y dormí hasta las dos y luego me levanté y leí el periódico. Cuando estaba en la bañera, entro ella con una hoja: una oreja de elefante.


- Sabía que estabas en la bañera -dijo-, así que te traje algo para tapar esa cosa, hijo de la naturaleza.


Y me echó encima, en la bañera, la hoja de elefante.


- ¿Cómo sabías que estaba en la bañera?
- Lo sabía.


Cass llegaba casi todos los días cuando yo estaba en la bañera. No era siempre la misma hora, pero raras veces fallaba, y traía la hoja de elefante. Y luego hacíamos el amor.


Telefoneo una o dos noches y tuve que sacarla de la cárcel por borrachera y pelea pagando la fianza.


- Esos hijos de puta – decía-, sólo porque te pagan unas copas creen que pueden echarte mano a las bragas.
- La culpa la tienes tú por aceptar la copa
- Yo creía que se interesaba por mí, no sólo por mi cuerpo.
- A mí me interesas tú y tu cuerpo. Pero dudo que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo.


Dejé la ciudad y estuve fuera seis meses, anduve vagabundeando; volví. No había olvidado a Cass ni un momento, pero habíamos tenido algún tipo de discusión y además yo tenía ganas de ponerme en marcha, y cuando volví pensé que se habría ido; pero no llevaba sentado treinta minutos en el West End cuando ella llegó y se sentó a mi lado.


- Vaya, cabrón, has vuelto.


Pedí un trago para ella. Luego la miré. Llevaba un vestido de cuello alto. Nuca la había visto así. Y debajo de cada ojo, clavado, llevaba un alfiler de cabeza de cristal. Sólo se podían ver las cabezas de los alfileres, pero los alfileres estaban clavados.


- Maldita sea, aún sigues intentando destruir tu belleza….
- No, no seas tonto, es la moda.
- Estas chiflada.
- Te he echado de menos -dijo
- ¿Hay otro?
- No, no hay ninguno. Solo tú. Pero ahora hago la vida. Cobro diez billetes. Pero para ti es gratis.
- Sácate esos alfileres.
- No, es la moda.
- Me hace muy desgraciado.
- ¿Estás seguro?
- Sí, mierda, estoy seguro.


Se sacó lentamente los alfileres y los guardo en el bolso.


- Porque la gente cree que es todo lo que tengo. La belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa.
- Vale -dije-, tengo mucha suerte.
- No quiero decir que seas feo. Sólo que la gente cree que lo eres. Tienes una cara fascinante.
- Gracias.


Tomamos otra copa.


- ¿Qué andas haciendo? -preguntó.
- Nada. No soy capaz de apegarme a nada. Nada me interesa.
- A mí tampoco. Si fueses mujer podrías ser puta.
- No creo que quisiera establecer un contacto tan íntimo con tantos extraños. Debe ser un fastidio.
- Tienes razón, es fastidioso, todo es fastidioso


Salimos juntos, por la calle, la gente aún miraba a Cass. Aún era una mujer hermosa, quizá más que nunca.


Fuimos a casa y abrir una botella de vino y hablamos. A Cass y a mí, siempre nos era fácil hablar. Ella hablaba un rato yo escuchaba y luego hablaba yo. Nuestra conversación fluía fácil sin tensión. Era como si descubriésemos secretos juntos. Cuando descubríamos uno bueno, Cass se reía con aquella risa.. de aquella manera que sólo ella podía reírse. Era como el gozo del fuego. Y durante la charla nos besábamos y nos arrimábamos. Nos pusimos muy calientes y decidimos irnos a la cama. Fue entonces cuando Cass se quito aquel vestido del cuello alto y lo vi… Vi la mellada y horrible cicatriz que le cruzaba el cuello. Era grande y ancha.


- Maldita sea, condenada, ¿Qué has hecho? -dije desde la cama
- Lo intenté con una botella rota una noche. ¿Ya no te gusto? ¿Soy bonita aún?


La arrastré a la cama y la besé. Me empujo y se echo a reír:


- Algunos me pagan los diez y luego, cuando me desvisto no quieren hacerlo. Yo me quedo los diez. Es muy divertido.
- Sí -dije-, no puedo parar de reír… Cass, zorra, te amo… deja de destruirte; eres la mujer con más vida que conozco.


Volvimos a besarnos. Cass lloraba en silencio. Sentí las lágrimas. Sentí aquel pelo largo y negro tendido bajo mí como una bandera de muerte. Disfrutamos e hicimos un amor lento y sombrío y maravilloso.


Por la mañana, Cass estaba levantada haciendo el desayuno. Parecía muy tranquila y feliz. Cantaba. Yo me quedé en la cama gozando su felicidad. Por fin, vino y me zarandeó.


- ¡Arriba, cabrón! ¡Chapúzate con agua fría la cara y la polla y ven a disfrutar del banquete!


Ese día la llevé en coche a la playa. No era un día de fiesta y aún no era verano, todo estaba espléndidamente desierto. Vagabundos playeros en andrajos dormían en la arena. Había otros sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. Las gaviotas revoloteaban, estúpidas pero distraídas. Ancianas de setenta y ochenta, sentadas en los bancos, discutiendo ventas de fincas dejadas por maridos asesinados mucho tiempo atrás por la angustia y la estupidez de la supervivencia. Había paz en el aire y paseamos y estuvimos tumbados por allí y no hablamos muchos. Era agradable simplemente estar juntos. Compré bocadillos, patatas fritas y bebidas y nos sentamos a beber en la arena. Luego abracé a Cass y dormimos así abrazados un rato. Era mejor que hacer el amor. Era como fluir juntos sin tensión. Luego volvimos a casa en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass que viviésemos juntos. Se quedó mucho rato mirándome y luego dijo lentamente “NO”. La llevé de nuevo al bar, le pagué una copa y me fui.


Al día siguiente, encontré un trabajo como empaquetador en una fabrica y trabajé todo lo que quedaba de semana. Estaba demasiado cansado para andar mucho por ahí, pero el viernes por la noche me acerqué al West End. Me senté y esperé a Cass. Pasaron horas. Cuando estaba ya bastante borracho, me dio el encargado.


- Siento lo de tu amiga.
- ¿El qué? -pregunté.
- Lo siento. ¿No lo sabías?
- No
- Suicidio, la enterraron ayer
- ¿Enterrada? -pregunté. Parecía como si fuese a aparecer en la puerta de un momento a otro. ¿Cómo podía haber muerto?
- La enterraron las hermanas
- ¿Un suicidio? ¿Cómo fue?
- Se cortó el cuello.
- Ya. Dame otro trago.


Estuve bebiendo allí hasta que cerraron. Cass, la más bella de las cinco hermanas, la chica más guapa de la ciudad. Conseguí conducir hasta casa sin poder dejar de pensar que debería haber insistido en que se quedara conmigo en vez de aceptar aquel “NO”. Todo en ella había indicado que le pasaba algo. Yo sencillamente había sido demasiado insensible, demasiado despreocupado. Me merecía mi muerte y la de ella. Era un perro. No, ¿Por qué acusar a los perros? Me levanté, busqué una botella de vino, bebí lúgubremente. Cass, la chica más guapa de la ciudad muerta a los veinte años.


Fuera, alguien tocaba la bocina de un coche. Unos bocinazos escandalosos, persistentes. Dejé la botella y aullé “¡MALDITO SEAS, CONDENADO HIJO DE PUTA, CALLATE YA!”.


Y seguía avanzando la noche y yo nada podía hacer.

sábado, abril 07, 2012

El maestro Uslar y su legado

Profecías lógicas
Arturo Uslar Pietri, quien fue un critico de todo el siglo XX, desde Gómez hasta que murió a finales del siglo pasado, también se hizo eco de los cambios ocurridos en Venezuela en la época del boom petrolero en su obra “De una a otra Venezuela”(1949), sin embargo a diferencia de Picón Salas, este no se resistió a la tentación de hacer análisis y hasta proyecciones del mal que nos causa el petróleo como nación, una de sus grandes preocupaciones. También se interesó por el asunto educativo a todo nivel, solicitando desde sus líneas que la universidad como espacio de investigación y las escuelas sean sitios de enseñanza donde se forme en el valor por el trabajo y no con los rudimentos simples que al final no ayudaban a la superación de las familias de la época, tambien le dedica todo un capitulo a los cambios notables en la estructura social de la época. Claro, hablamos de una época muy diferente a la que hoy vivimos, cuando menos en algunos aspectos, sin embargo se sigue manteniendo el nivel de dependencia económico monoproductora, aun los venezolanos seguimos dependiendo para muchas cosas de la renta petrolera que al final, como dice el autor “…cambiamos petróleo por dinero, y ese dinero no lo cambamos por riqueza permanente…” (pag. 29) , esta frase ejemplifica la preocupación de Uslar Pietri por el asunto de la economía petrolera, notándose entre líneas una genuina duda sobre el petróleo como bendición y maldición al país, bendición por la riqueza súbita y gratuita que siempre llena las arcas que hasta su aparición siempre estuvieron e baja y maldición por que esa misma posibilidad no hace que (al parecer) se invierta en otras actividades económicas de largo aliento y que harían del país una mejor nación. En la edición que revisamos aparecida en el año ochenta y nueve, que como recordamos fue un año convulsionado por una vuelta a los días de la inestabilidad política que creíamos olvidados, estuvo signada por un epilogo donde el autor hizo gala de su esclarecido intelecto al establecer paralelismos entre aquello que dijo cincuenta años atrás y lo que sucedía en aquellos días, terminando con un ultimo apartado llamado “La era del parasito feliz” , frase lapidaria con la que el autor nos avisa que debemos ponernos en movimiento y estimular todos las otras posibilidades económicas antes que el petróleo termine por ahogarnos a la mayoría.

domingo, febrero 19, 2012

Domingo por la mañana

Hace unos días estuve de paseo por una playa paradisiaca, donde el cielo y el mar se funden en un azul profundo, un cielo de esos tan azul que produce calma y euforia al mismo tiempo, calma por estar lejos de todo y euforia por la alegría de saber que existen aún días así. Paseando por la arena vi unos niños jugando a la orilla del mar y me detuve a verlos , en ese preciso instante apareció un pelicano que olímpicamente ignoró a todos y se posó sobre los restos de un muelle desaparecido hace años. Mientras jugaban, los niños se dieron cuenta de la presencia del animal y comenzaron a tirarle piedras, acto seguido y en mi condición de adulto les reclame y exigí que dejasen de lanzar piedras al animal pues este nada les hacia, el niño que parecía ser el líder me respondió que no importaba pues al final el pelicano no era de nadie y el no veía mal alguno en apedrearlo, pero en vista del regaño dejaron de molestar al animalito y siguieron su juego. Varias cosas me impresionaron de este incidente, primero la violencia gratuita de los niños y segundo el apoyo que le prestaban sus padres, pues si bien nunca dijeron nada, tampoco intervinieron para detener tal barbaridad. Eventos como ese, me imagino, suceden todos los días y comienzan con un animalito indefenso y a medida que van creciendo los jóvenes también lo hacen sus presas, hasta terminar con la vida de un ser humano sin que esto suponga gran problema para nadie. La verdad no creo que sea culpa de la televisión, internet, el cine o cualquiera de los medios de entretenimiento actual, siempre existieron las películas y libros sobre guerras pero la cifra de violencia nunca fue tan alta como ahora, si fuesen culpables de esa visión agentes externos, nunca hubiésemos podido leer a la caperucita roja con su lobo antropófago y el leñador que la rescata de la panza del animal, hasta donde se, en mi infancia nadie mató a ningún niño por jugar al lobo feroz . sin embargo hoy si lo hacen por jugar a los policías y ladrones con el arma de su padre. En estos tiempos de violencias gratuitas, todos deberíamos hacer una suerte de campaña para minimizar el efecto de tal aberración del nuevo milenio, si cada padre responsable inculca la visión de que la violencia no resuelve nada a sus hijos, seguramente tendríamos un impacto bastante alto sobre las cifras rojas en los próximos años, aunque sabemos que los seres humanos son asesinos por naturaleza, eso no indica que debamos serlo por obligación. Tantas vidas perdidas por la tontería de querer ser superiores y lo peor, creérselo. Los conductores se gritan, los padres andan armados para imponer su ley, los adolescentes se las ingenian para encontrar armas de fuego para amedrentar a sus pares en el barrio y así un círculo vicioso de violencia que siempre se rompe con la muerte de alguien. Seria interesante que en las escuelas enseñasen la vida y obra de gente como Gandhi y aprendan que una vida ajena es tan importante como la propia. Prof. José Ramón Briceño

viernes, enero 27, 2012

Apocalipsis

Este texto lo escribí hace un año, hasta que decidí mostrarlo por acá para compartirlo, bueno o malo es decisión de otros juzgarlo, sin embargo me es preciso acotar que aunque para el momento en que escribí esto pensaba que era pura ficción hasta que me tropecé con unos relatos de la guerra civil española , exactamente a la retirada de los republicanos por un puerto español donde (por otras razones) ocurrió un apocalipisis similar con muertos por doquier y de cualquier manera pues aquellos valientes preferían la muerte antes que el presidio en manos de Franco. 



Hace unos años, aun no recuerdo exactamente cuantos ha pasado. Era el año aquel en que terminó la temporada de lluvias más larga que nadie recordaba, fueron dos años intensos, con lluvias diarias y en algunos casos hasta por días enteros, de esas que cargaron con todo lo que había a su paso, diluvianas casi. Eran tiempos en que alguien aprovechándose de lo convulsionado del mundo dijo en voz alta que una cultura, de esas casi mágicas, había pronosticado que el fin de los tiempos se acercaba y algunos otros hasta programaron fecha y hora en que el fin comenzar.
Realmente así parecía pues el mundo comenzó a volverse más loco y violento, llegando a superar la ficción mas inspirada. Para finales de ese año la situación política se había transformado en un manicomio mediático con tintes de comedia griega, la televisión, la radio y los periódicos se habían vuelto meros organismos oficiales, que publicaban solamente noticias fantásticas sobre obras realizadas en las fronteras invisibles del país, complots internacionales para opacar la imagen del amado líder y cosas por el estilo, sin embargo en las calles se veía otra cosa, todos tenían un familiar o un amigo desaparecido, todos aquellos que podían se escapaban de las maneras mas ingeniosas del país y pedían asilo político donde fuese, por las noches se oían ordenes gritadas con sordina, botas que corrían, puertas que caían y uno que otro grito sin embargo en las noticias nada pasaba y quienes gritaban en publico rápidamente desaparecían en una anonimia sospechosa, pero que por miedo ya nadie reclamaba. Fue en ese clima que se organizaron aquellas elecciones, supervisadas por el ejercito y sin veedores internacionales, contra un candidato de oposición que apareció de la nada y a quien no le permitieron ni mítines ni publicidad. Por supuesto los resultados oficiales arrojaron un sospechoso 89 por ciento de votos oficiales contra los opositores, esta burla oficial trajo protestas por todo el país, el gobierno decretó toque de queda a partir de las seis de la tarde so pena de fusilamiento, solamente se oía en las noches los gritos ahora sin sordina, disparos, carros a gran velocidad por calles desiertas, puertas que caían a culatazos y de vez en cuando algún camión incendiado por alguna anónima bomba molotov en la soledad de la noche. Mientras el país entero estaba cerrado al exterior, el régimen solamente permitía bajo estricta censura algunos programas de corte humorístico, religioso o de cualquier otra índole que no hablase sobre ningún tema político, fue en ese momento cuando la gente desesperada y con temor comenzaba a buscar los caminos de la espiritualidad a fin de encontrar un poco de sosiego entre tanto caos, aparecieron con mas fuerza que nunca toda la caterva de astrólogos de gestos equívocos, pitonisas de estampa gitana, quienes, entre otras cosas hacían suyas las supuestas predicciones de una raza extinta, asegurando que el fin estaba cerca, siguiendo la corriente general también se sumaron a la onda los predicadores de mil sectas exóticas quienes, además adornaron la profecía con escenas dantescas de fuego, tsunamis, diluvios y demás con el añadido de un dios vengador que cortaría las cabezas de los impíos y se llevaría a los justos a un cielo prometido, claro, si aumentaban las contribuciones ellos aseguraban que tendrías una indulgencia especial de dios para tu automático acenso al cielo.
Los católicos no se quedaron atrás y desde los pulpitos hicieron lo propio, el gobierno aprovecho el impulso y organizó jornadas evangelizadoras asegurando que Marx nunca habló mal de dios, que incluso en unos textos póstumos había dejado instrucciones precisas para que el hombre renaciese sobre las cenizas del exterminio apocalíptico, de forma tal que el asunto de las elecciones se olvidase cuando menos en esas ultimas semanas de fin de año, de repente en medio del frenesí espiritual y ante la perspectiva de la cercana muerte, la gente olvidó el miedo y recrudeció la represión, se abandonaron empleos, hermanos que se odiaban decidieron sus diferencias en borracheras de reconciliación plenas de lagrimas y abrazos de alegría, las familias desafiaron el toque de queda para compartir su ultima cena de navidad, se lloraron los muertos y los desaparecidos. Esas navidades que se preveían tristes terminaron siendo las más luminosas y alegres de las que se tuviese noticia, hasta aquellos solitarios que ahogaban sus soledad en cualquier alcohol que encontrasen a mano salieron a plazas y aceras donde después de algunos saludos hacían el amor en plena calle de manera ruidosa, alegre y festiva que de tan tierna no escandalizaba ni a las beatas que oraban a las puertas de las iglesias dando bendiciones a todo aquel que por allí pasase. Los soldados abandonaron sus carros de guerra y se unieron a la euforia general, quedaron abandonados los cuarteles, las cárceles se abrieron, las armas callaron, las licorerías se quedaron sin inventario. Al final, la víspera del fin del mundo reconcilió a todos. A la mañana siguiente nada pasó, no hubo terremotos, ni ríos de lava salieron de la tierra, tampoco se desplomo el cielo en aguaceros diluvianos. Amaneció extrañamente luminoso y fresco, la resaca de alegría aun se percibía en el ambiente, sin embargo, algo extraño pasaba, después de que durante toda la noche multitudes poblaron las calles, bien avanzada la mañana y a pesar de ser martes, parecía un domingo extemporáneo, ni tan siquiera perros había en la calle, solo había soledad y silencio en la calle. Ese día no hubo periódicos, solo había noticias en los pocos sitios de internet que escapaban a la censura, lo más raro era que en esos sitios nadie hubiese escrito nada negativo esa mañana, solo habían avisos de gente buscando gente, sin reporte de muertes por el hampa o los uniformados. Hasta los portales oficiales carecían de sus típicas noticias falsas que pretendían ser novedades, todas eran del día anterior, la desinformación, total. Después de las emociones de la noche parecía que había perdido toda capacidad de asombro, aun andaba con una suerte de shock lucido y todo lo miraba como filtrado por una luz más brillante de lo habitual pero que no lastimaba los ojos, era una especie de filtro suavizador, de esos que usan los fotógrafos de bodas elegantes para dar un matiz alegre y a la vez melancólico a la imagen, como recuerdo de un evento donde los novios parecieran estar a las puertas del cielo cuando lo más seguro es que terminase como la antesala del infierno.
En ese clima espectral de luz y silencio se comenzaron a dar los primeros signos de lo que quienes recordamos hemos dado en llamar el fin del mundo. Todo comenzó con unas pocas personas que abandonaban sus casas para ir a orar a las iglesias , de repente se oyeron mil gritos y lamentos, como si todo el mundo se hubiese puesto a llorar al mismo tiempo. De la nada cruzaron el cielo unos aviones de guerra (de los que se supo luego que habían sido secuestrados por sus pilotos para viajar a quien sabe donde), gente que corría con dirección definida, como si supieran adonde ir, con rostros ajados de dolor y culpa , los teléfonos dejaron de funcionar por que estaban congestionados, los bancos se llenaron de gente que pretendía retirar sus ahorros , las agencias de viaje colapsaron por la gran demanda, los terminales de autobús se llenaron de gente que esperaba poder abordar alguno, lo más curioso era que todos lloraban sin rabia pero con desesperación. Por un reflejo condicionado me devolví a mi casa a buscar mi cámara para registrar eso sorprendente que pasaba en las calles y que parecía salido de las paginas de una novela del señor aquel que escribía solo cosas de horror y cuyo apellido tenia connotaciones de monarca norteamericano, mientras caminaba por la ciudad fotografiando los rostros de tanta gente, advertí que solamente los niños, los locos y otras pocas personas (como yo) parecían ser inmunes a toda la tragedia que los rodeaba , solo los infantes y los locos se reían y jugaban sin importarles nada lo que alrededor sucedía. Eso me alarmaba aun más ya que ese extraño virus o lo que fuese, era selectivo pues el hecho de encontrarme inmune me obligaba a pensar las posibles razones de tal fenómeno.
Las imágenes eran dantescas por decir lo menos, en las plazas, calle, iglesias y templos la gente lloraba y oraba , los niños jugaban y algunos otros, al igual que yo se paseaban estupefactos con cara de creer que todo es una pesadilla excesivamente real, en ese momento decidí ir a buscar a mi hija, en la confusión alguien me facilitó una bicicleta que tomo de una tienda, donde una pareja mayor, que presumo eran los dueños, lloraban pidiéndose perdón el uno al otro y decían a gritos que tomaran lo que quisieran, que todo valía mierda mientras no les perdonaran sus padres abandonados al otro lado del mar, sus hijos el abandono, sus empleados el maltrato y peor sueldo, su mujer los cuernos, al mismo tiempo la mujer gritaba que esta vida de lujos a costa tanto dolor ajeno , de jóvenes de alquiler, de hijos criados por manos mercenarias , de mentiras diarias , de sexo por obligación, de malos deseos a quien se suponía amaba y a quien a pesar de odio y al asco inicial termino por querer, no valía nada sin el perdón de todos, que por favor alguien los quemase a ver si con la muerte terminaba su suplicio. Comencé a pedalear la distancia esquivando la vorágine en que la calle se transformó, mientras pensaba que era un mal tipo por haberme ido en la mañana, sin sospechar que tanto cariño en la noche era el preludio de algún desastre, pero que sabia yo, eso apareció de la nada y la gente amaneció con una crisis de culpa desesperante y esa casa no fue la excepción, un rato después llegué y escuché el llanto de mi hija, abrí las puertas y ella salió corriendo a mis brazos, cuando le pregunté por su madre, me contestó que no sabia, y que por eso lloraba pues se encontró sola, quien sabe adonde fueron las señoras o como las afectó el virus extraño que está destruyendo el mundo conocido.
La niña me dijo luego de tranquilizarse que tenia hambre, que por eso se había levantado temprano, entonces comió algo de cereal con leche, mientras yo en un morral la mudaba de una vez, le di de comer a los animales y les dejé una porción grande además de las puertas abiertas por si sus dueños volvían, nunca supe de su suerte, ellas nunca nos buscaron, imagino que se perdieron por sus propios caminos purgando las culpas que tenían, ojalá su final haya sido feliz. Nos fuimos por donde fui pero variando la ruta para evitar que su sensibilidad infantil se impactara en exceso por las imágenes de muerte que pululaban por la calle, así llegamos a casa, para pensar en calma como afrontar lo que se venia y sin antecedentes para poder establecer alguna acción. Mientras caminaba junto con mi hija vi caravanas de personas caminando, unos veían a los edificios a ver desde cual se lanzarían, otros (mientras se pudo) se lanzaban al medio de la calle con la esperanza de ser atropellados, los menos imaginativos se colgaron de los postes y desde arriba nos veían con sus caras desencajadas pero misteriosamente su semblante era beatifico, como si la agonía de la muerte hubiese sido un bálsamo para su alma. En los edificios por alguna razón algunos no permitían la entrada de los suicidas, originándose peleas que terminaron en batallas campales con muertos y heridos por el derecho de lanzarse desde un decimo piso de los contagiados, de igual forma el piso alrededor de los edificios era de sangre y cuerpos que a la luz del sol quedaron pues nadie tuvo animo, cuando menos ese día para retirarlos del sitio de su muerte. Otros en cambio hacían fila para utilizar la pistola del policía que gritaba que los muertos que debía eran por ordenes superiores pero que, sin embargo, igual había apretado el gatillo y que tanta sangre al final nunca hizo el bien que decían los oficiales dizque por orden directa del presidente, que por tanto merecía la muerte aun más que los infelices que ajustició, a los diez minutos ni el policía vivía ni la pistola tenia balas pues todo aquel que pudo se disparó en la sien un único disparo que acabó con su lamento, ellos también murieron con una sonrisa, me imagino que desde arriba dios está disfrutando el espectáculo de sus hijos haciendo por su propia mano lo que el por mucho tiempo intentó sin que algún aguafiestas se le ocurriese salvar el mundo con sus pajas pacifistas, seguramente ese era el fin de la guerra fría y a pesar de su omnipotente poder fue incapaz de hacer salir los misiles atómicos que acabarían con todo de manera limpia y efectiva, que para el diez mil años son dos días y por tanto podía esperar a que el mundo agotara la radioactividad para crear alguna otra raza menos jodida para vivir. La verdad el camino que usualmente seria de una hora terminó siendo de más de cuatro por el hecho de ir al paso de una niña que jamás caminó más allá de la parada del taxi. En casa encendí el televisor y en pantalla ya el presidente daba su alocución al país para explicar que nada pasaba, lo poco que había en los noticieros eran una señal intervenida por el imperio y que lo que se veía en las calles era producto de un bombardeo de gases alucinógenos que el enemigo envió para destruir la revolución que tanto bien hacia al país, que todo era una confabulación entre la extrema derecha y la izquierda traidora en conjunto con el imperio merovingio, sin embargo se silenció por unos segundos, dejando su mirada en blanco, acto seguido se dirigió al país expresando sus condolencias por los muertos que no existían para los medios oficiales y de los que nadie hablaba por temor a dejar de existir, también a sus ultimas cinco esposas y diez hijos a quienes si alguna vez golpeo y mandó al hospital no fue por malvado si no por que perdía los estribos al no entender como unos extraños al escuchar recomendaciones obedecían sin pensar y si ordenaba hasta la tierra temblaba, por que coño sus sangre y el amor del momento se empeñaban en llevarle la contraria aun sabiendo de su carácter, se disculpaba por los millones de dólares que se gastaba mientras el país entero estaba en la miseria pues entendía que el como amado líder y gestor supremo de la revolución se merecía los mas altos y delicados lujos para poder pensar en comodidad, con los artistas por no patrocinarlos a menos que lo adulasen por que el no entendía de más arte que el de matar, al mundo por que en medio de sus ansias de compartir la buena nueva de la revolución patrocinó y apoyó terroristas en todo el mundo que además en el argot militar las bajas civiles no importan mucho pues son los riesgos calculados de la guerra que prometía la felicidad suprema del hombre nuevo que sin embargo hoy día reflexionando entiende su error, a los marxistas , los comunistas y los anarquistas por mantenerlos engañados a punta de martingalas retoricas para justificar un gobierno que jamás tuvo mas fin que el de mantenerlo en el poder pues eso de mandar y ser obedecido es un vicio difícil de dejar y tan adictivo como algunas drogas dura, con los norteamericanos y los europeos por hacerlos chivos expiatorios de sus errores acusándolos ser el motor de un imperio realmente inexistente y por ultimo con dios ya que solo el sabia cuantas mentiras dijo, cuantas muertes inocentes o no ordenaba a diario, cuantos presos condenó en juicios de opereta, pidiendo a la historia que no lo juzgase con tanta dureza como lo hace el mismo, que cuando muriese lo cremen y lo boten en la primera cloaca pues el mundo no merecía la infamia de resguardar sus restos, acto seguido sacó su pistola de reglamento y se disparó en la sien sin tener en cuenta el horario supervisado, dejando un reguero de sangre y sesos en las históricas paredes del salón Ayacucho, cegando con su sangre la mirada de un prócer que tenia más de cien años mirando escenas políticas aun cuando fue pintado cien años después de su muerte para convertirse en icono de cuanto militar se le ocurría sentarse en la silla presidencial. Luego de ese disparo el aparato oficial terminó de desquiciarse, justo después (aun al aire) se inmolaron sus colaboradores más cercanos ya que en menor o mayor medida todos compartían las culpas del jefe pues tal era su devoción hacia el que hasta en los crímenes era imitado por todos, los guardias abandonaron todas las dependencias oficiales pues al no tener amo que gobernase sus vidas estaban a su propio albedrio , cosa que no tenían por costumbre tener, unos se suicidaron al darse cuenta de cuanta vida perdieron por tener un trabajo que los alejó de todos, otros que al tomar conciencia de que no existían mas que por ordenes superiores abandonaron armas y demás para salir en busca de quienes en algún momento fueron sus seres queridos, pero que por razones laborales los fueron olvidando hasta que su vida se confundió con la de sus jefes y sus pensamientos fueron los del jefe. Muchos fueron fieles a la nueva urgencia, los que tenían penas de amor o desamor solo lloraban y caminaban sin rumbo, los que habían obedecido ordenes de muerte pagaron su culpa con su arma de reglamento y en la sien derecha como reza el código militar como ultimo homenaje a una vida de violencia oficial matando seres invisibles que se recordaban solo en círculos herméticos y a media voz por si las paredes oían. La censura fue levantada aunque nadie haya dado la orden pues si autoridades ni represión todo tomaba su cauce natural, los medios desataron su furia informativa, me imagino que después de años de estar cayados los periodistas tomaron los micrófonos y las cámaras por asalto y se lanzaron a la calle a informar, luego de la inmolación del tren directivo de la nación la próxima noticia fue el suicidio colectivo con wiski del mejor pero perfumado con arsénico de los presidentes y dueños de medios de comunicación oficiales y privados, quienes llamaron a una reunión urgente pues tenían que tomar medidas para un mundo sin presidente militar, en esa reunión y al quinto trago deciden por unanimidad que ellos eran tan culpables como el difunto presidente por haber dejado sin informar al pueblo de sus desmanes, por obligar a sus empleados a trabajar por miserias mientras ellos viajaban por el mundo con sus amantes veinteañeras, viviendo vidas de lujo a costa del sufrimiento del país, dejando a sus familias aunque bien acomodadas, en el mas absoluto abandono por disfrutar de cuerpos jóvenes y placeres terrenales sin importarles una mierda los sentimientos de sus hijos y esposas, acto seguido vaciaron una botella en una jarra y mezclaron el licor con raticida para, en un ultimo brindis pagar sus deudas de honor con la sociedad. Algo parecido sucedió con los banqueros, pero a diferencia de los otros, estos decidieron lanzarse en conjunto del pent-house que estaba sobre la oficina del presidente del banco central. Lo increíble (si es posible pensar en algo más raro) era que todas las instituciones seguían funcionando con relativa normalidad, solamente los organismos armados, las agencias del gobierno y las instancias políticas habían dejado de existir aunque a nadie parecía importarle lo mas mínimo. Mientras la noche avanzaba se oían disparos de distinto calibre por toda la ciudad, aunque nada de ráfagas ni de intercambios, solamente de uno por vez aunque muy seguidos, se sabían de diferentes armas por lo variable del sonido y la distancias a que sonaban, parecía una celebración de año nuevo sin luces ni cohetes, solo explosiones cortas seguidos de silencios. Gracias a los canales que se transformaron todos en noticieros eternos, se supo que los hospitales estaban a tope, las clínicas de cualquier capacidad no daban para más y hasta en las aceras habían heridos que no gritaban de dolor si no de impotencia pues que coño les importaba la humanidad, que querían morir en la paz de sus manos, que el pecado no existía pues era un invento de curas parea dominar y lograr que la feligresía les donase mas dinero para comprar un lugar en un imaginario cielo, que tuviesen la caridad de una sobredosis para mitigar su culpa, los únicos que se dejaban a tender eran las victimas desorientadas de una catástrofe que no entendían, la gente lloraba y gritaba mientras estos estaban en shock con cara de no creer tanto horror, sufrían sus heridas callados, sin ruidos, esperando su turno de ser atendidos por los pocos médicos que habían sobrevivido a la culpa. Los edificios públicos y privados con más de diez pisos lucían una alfombra de muertos en las aceras quienes cuan si esperasen un premio hacían colas kilométricas y colaboraban en apartar cuerpos para poder tener su turno, unos bebían llorando, otros se drogaban en publico y sin pudor, los menos pues lloraban en silencio esperando dar el paso en el vacío que les tranquilizase la conciencia. En uno de esos escenarios estaba espantado una joven mujer con un perro en brazos que intentaba para esta locura y declaró ante las cámaras de televisión que se fueran todos a la porra pues si querían matarse ya ella no aguantaba y se metería en la cama con tres pastillas que le dejó su madre que podían hacerla dormir sin sueños a esperar que la locura terminase o se terminara de abrir la tierra para tragárselos a todos evitando de paso seguir escuchando tanto ruido de muerte que se colaba por su balcón. Las calles eran un caos total, vehículos abandonados, choques violentos aparentemente voluntarios, atropellados en la vía, todo un museo de horrores donde los humanos por fin exteriorizaron su creatividad para demostrar cuan frágil es la vida. En los foros sociales de la internet que hasta hace días eran espacios para la gente decir sus pendejadas a fin de mitigar la soledad en la aldea global, se leían mensajes cargados de arrepentimiento, cuan testamentos improvisados esperando a ser leídos por quien dispusiese de tiempo y ganas para tal vaina, allí habían desde mensajes de padres al otro lado del mar pidiendo disculpas para los hijos dejados atrás, a los amores idos, hijos buscando el perdón de sus padres por haber peleado con ellos y no haber tenido la suficiente humildad para comprender que sobre cualquier vaina pues los viejos siempre serán los viejos y al final aparte de los hijos son la única familia que todos tenemos, religiosos que abandonaban su fe por haber estado en flagrante hipocresía permitiendo que sus hijos le dijesen padrino en vez de papá que decían estar hartos de dioses mudos y sordos a sus suplicas además de lo dudoso del perdón de los pecados por parecerles como muy fácil hacer barbaridades y arrepentirse a ultima hora para obtener espacio en un paraíso que tiene visos de hotel vacacional.
Los clérigos y pastores de otras religiones decían aproximadamente lo mismo pero con algunos añadidos como la de aquel pastor que pedía perdón por haber sodomizado a los hijos de la feligresía en las horas de la evangelización o aquel otro en el alto amazonas que confesaba haber usado un potente alucinógeno en el café colectivo para inducir visiones apocalípticas que le asegurasen el sustento y las vacaciones anuales en ciudades donde habían bares para fumar y las putas se exhibían en aparadores, todas esas confesiones de culpa quedaban sin castigo pues todos sucumbían al mal suicidándose como bien pudieran. Como ya la etapa del asombro por mi parte ya estaba superada, a ver si me encontraba con alguna explicación racional o no de lo que estaba pasando en mi ciudad y al parecer en todo el mundo, busque las páginas oficiales de los movimientos religiosos y cósmicos que hablaban del próximo fin del mundo y en la mayoría no había nada, es más, estaban en blanco, con avisos en sus idiomas originarios que decían que pedían perdón por haber mentido al mundo desde siempre, aunque ellos en principio realmente creían en sus libros sagrados, en esta hora de muerte han descubierto que todo era una gran mentira pues todos los dioses eran al final uno solo pero que sin embargo habían inventado los propios para asegurarse la existencia, unos negaban las trece huris, otros el valhalla, los católicos el cielo , los budistas la nada, los mormones aclararon que las tablas de los mandamientos que decían tener habían sido hechas por un ebanista de nevada en el siglo XIX pero que a la fundadora de la secta le pareció un buen detalle para los fanáticos decir que dios en persona le había dado las fulanas tablas, que tenían pruebas a las que en principio solo tenían acceso los grandes jerarcas que nunca se atrevieron a hacer publico pues entre el dinero y las mujeres la cosa se hacia cuesta arriba ya que eso de abandonar los vicios que otros pagaban por la creencia en forjar el camino al cielo. La más graciosa de todas era una pagina africana que aseguraba que los rastafaris fueron en principio un ejercicio de mercadeo de unos distribuidores de cannabis que les dio tan buen resultado que mantuvieron la religión a fin de crear nichos de mercado que otras drogas estaba acaparando dejándolos sin espacio para sus ventas, siendo su mejor empleado un tal Bob que cantaba y fumaba en publico cuan si de un comercial actual de coca cola de esos donde alguna estrella participa y convence a las damas que los cuerpos que exhiben son hechos a despecho de muchas latas consumidas por día. Ninguna religión tenia alguna respuesta para lo que sucedía, ni tan siquiera los lamas cuya vida se les va buscando asir una verdad que ahora descubren siempre incompleta, sin embargo todos coincidían que el fin del mundo había llegado, solo que en vez de lava, agua y tierra, lo que se desencadeno fue una crisis de conciencia transformada en una suerte de locura colectiva que en una noche estaba acabando con todo vestigio de maldad en la tierra, ahora digo yo, que realmente de existir dios, es un tipo bien raro por no decir sádico púes su mano ha de estar metida en todo este pandemónium. Mientras esto sucedía, desde mi atalaya me preguntaba que pasaba y no me atrevía a salir por temor a que algún accidente nos ocurriera, nada más quedaba la televisión y el internet para intentar enterarse de algunas cosas, aunque se habían caído los servidores más grandes algunos aun quedaban en funcionamiento así como los servicios, las calles seguían desoladas y los mercados nunca cerraron hasta que se agotaron las existencias, por suerte tenia un buen aprovisionamiento y como somos dos pues la cosa se podía estirar un poco hasta que hubiese que salir a buscar provisiones y a nuestros familiares cercanos.
Justo en mi cuadra estaba accidentado el vehículo de un periódico y me acerque a preguntar que pasaba en el país, la periodista me respondió que aun nada en concreto se sabia, que estaban camino a cubrir lo que pasaba en una de las cárceles más grandes del país adonde había un motín, pues al quedar abiertas se fueron todos sus ocupantes, quienes se colgaron de los arboles y postes cercanos, o se suicidaron con las armas que dejó abandonado el ejercito, solo por nombrar los más impactantes, los pocos que se quedaron decidieron que estaban allí por haber robado por hambre o miseria y sin culpas de sangre pues no merecían más muerte que la de encerrarse por siempre jamás entre los barrotes de la cárcel, sin embargo no contaban con los miles de penitentes de delitos menores que se entregaban en masa con sus legajos de pruebas incriminatorias que afirmaban su derecho al encierro pues las leyes de la republica así lo reclamaba, que era inconstitucional no dejarlos pagar su condena, lo que ocasionó peleas sangrientas que dejaron más muertos que vivos, ya que los guardias que decidieron quedarse bien por no cargar culpas por ser demasiado jóvenes o que sentían que debían quedarse a pagar sus delitos menores por haber torturado a los reclutas con ordenes que solo tenían como razón sentir cuan grande era su poder sobre los demás decidieron hacer lo que se les enseñaba en los cuarteles y abrieron fuego contra la multitud, todo acabó cuando alguien decidió volar las puertas del lugar con bombas robadas a un convoy abandonado en el cuartel vecino, todos murieron pensamos que por la inexperiencia de quienes tuvieron la iniciativa y dieron fuego a un camión repleto de explosivos que acabo con todo vestigio de vida en kilómetros a la redonda (esperemos que en los cuarteles de las naciones atómicas a nadie se le ocurra algo igual). El periodista aseguraba que el camino a la cárcel parecía un gran adorno de navidad pues los cuerpos colgaban desde muchos kilómetros antes de llegar al sitio, también comentaba que curiosamente ningún muerto tenia cara de angustia o dolor por muy fea que haya sido la rezón de su muerte, todos tenían rostros de felicidad cuan si hubiesen tenido alguna visión metafísica u orgásmica. Lo que significa que no había visto mal ni estaba loco, realmente la gente tenía placer al morir, vainas del fin del mundo, pensé en aquel momento pues habían cosas más importantes que resolver antes que muertes ajenas. Ya para el amanecer de un día que en otro tiempo hubiese sido de resaca, mientras veía dormir a mi hija, pensaba y agradecía que mi centenaria abuela se hubiese ido hace unos meses, murió como un pajarito dándonos bendiciones a todos desde su habitación de clínica, pensaba en mis hermanas regadas por el mundo, mis amigos que no han dado señales de vida, mi viejo y sus animales al pie de la montaña en donde vive, los primos y tíos desperdigados por la tierra gracias a la situación política del país.
El mundo tal y como lo conocíamos ha quedado en animación suspendida, las alternativas de la postmodernidad han quedado flotando como fantasmas, los centros comerciales vacíos a excepción de quienes los escogieron como espacio de muerte, al igual que los restaurantes y espacios de diversión que usualmente abrían esos días desde temprano para que la gente gastase sus ahorros en distracciones que desde siempre supimos banales pero que ahora lo comprobamos. Ya habrá tiempo de pensar y de buscar a los que sobrevivan, ojalá las culpas de mis hermanas y madres no las hayan obligado a buscar el consuelo que tantos en esta locura han encontrado de diez mil maneras pero con un solo fin. Mientras estaba sumido en mis cavilaciones, escuché un murmullo de voces en la calle, eran las mujeres sobrevivientes de la noche que buscaban entre las casas a los niños para darles de comer o cambiar pañales, a los ancianos que quedaron a su suerte y a uno que otro adulto que sin sucumbir a la locura colectiva quedaba en su casa encerrado para evitar el contagio. La gente comenzó a salir de sus casas y quienes no tuvieron que buscar a nadie o no encontraron a nadie se fueron agrupando en las plazas de su comunidad, cerca de mi casa a falta de plaza buena fue la cancha deportiva, hasta allí me acerqué a hablar con otras personas junto con mi hija que por primera vez en dos días se sonreía y jugaba con otros niños de su edad también sobrevivientes, también por primera vez constaté que los jóvenes eran quienes empujaban a todos para cuidar a los ancianos, a los niños y a los minusválidos, esa juventud siempre acusada de tonta y floja era quienes impulsaban la marcha de este nuevo mundo, que al parecer tiene futuro por lo menos mientras esto no se olvide. Acabaron todas las peleas tontas, al parecer ya no hay envidia, ni codicia, ojalá todo dure. Mientras estaba en conversaciones con todos esos desconocidos que al parecer eran mis vecinos, me di cuenta de que el loco de la cuadra no estaba por allí, al preguntar por el me comentaron que había recuperado la lucidez, para sorpresa de todos ya que nunca hablaba, solo se reía con una mueca desdentada, desde temprano había comenzado a hablar bajito una letanía ininteligible a la sombra de los almendros de la esquina que fue en un continuo crescendo hasta llegar a los gritos diciendo que estaba aterrorizado por el estado de abandono en el que vivía, que desperdicio de tiempo llegar a viejo en ese estado, que vaina tan terrible había sido la vida que le había negado el amor en cualquiera de sus formas, que nunca tuvo esposa ni hijos, que pena con su familia quienes se tuvieron que aguantar esta carga de nada existencial, que quien coño les había dicho que eso era vida y acto seguido se lanzó un perfecto clavado desde un puente , cayendo en el también perfecto y gris cemento pues hacia poco que en un acto multitudinario habían embaulado las aguas debido a que se desbordaban dejando una marca indeleble de sangre en el rio gris de la obra limpia. Allí mismo una señora llevaba a rastras un niño de aproximadamente once años, de mirada de anciano y sonrisa infantil, quien decía haber sobrevivido por encontrarse descargando el intestino en el canal que pasaba tras su casa pues su familia se ponía violenta en las fiestas entre drogas y alcohol, lo que lo obligaba a refugiarse en la calle donde cuando menos nadie lo golpearía por gusto, explicó que sus hermanos eran distribuidores de drogas muy respetados por violentos y sanguinarios que compartían el negocio con sus padres, en medio de la parranda descubrieron que tanta sangre les había secado el alma, acto seguido llegaron los rivales en el negocio en una caravana de motos baratas y medio camión de ron para hacer las paces y llorar los muertos comunes hasta que decidieron acabar con todo sentándose alrededor de los cilindros del gas de cocinar que abrieron mientras compartían la pipa de la paz cuya chispa encendió una llama muy azul que acabó con sus vidas y la mitad de la cuadra, los únicos sobrevivientes fueron el niño y su perro que ahora iba a la saga de su amo quien desde ese momento. Contaba que al principio tuvo mucho miedo pero que por alguna razón termino casi contento, aunque la razón la imaginamos púes según lo que contaba , su familia se armaba una parranda de proporciones bíblicas hasta caer sin sentido casi todos los días, por tanto desde que tenia memoria se ocupaba de si mismo y al final mas que una tragedia fue una liberación para él lo sucedido y así se quedo dormido abrazando a su perro hasta que esta amable señora lo encontrase en la calle sucio y mal oliente pero sonriente, después de todo lo que ha pasado esa criatura esperamos no tenga más violencia en su vida.
La reunión va creciendo en numero, algunos decían tener por lo menos una hora caminando hasta encontrar gente, la verdad es que esta reunión sin distingos de clases, nos indicaba que seguramente las victimas de este virus eran los que tenían crímenes de sangre en su haber, los depresivos que dejaron de sentir realmente que vivir no tenia sentido, a quienes después de muchos años juntos llenos de hastío y asco decidieron que tanta falsedad no tenia sentido y como homenaje a su dignidad le dieron fin a su angustia, a las mujeres que mataron a sus hijos en el vientre, a los locos pacíficos que recobraron la conciencia recordando el motivo de su mal cayeron en un frenesí depresivo que terminó con su locura y con su fugaz mejoría. Esta mañana plena de horrores que por alguna razón no lo parecían, todos estábamos con una lucidez de diafanidad extraña, ahí me entré que no había comido en todo el día pero aun realmente ni hambre tenía, seguramente ahí afuera todos han de sentir lo mismo, sin embargo nos resguardamos en casa no sin protestas por parte de mi hija quien reclamaba que no había tarea para poder jugar con los niños hasta cansarse, había olvidado a su madre y por lo visto casi toda su vida anterior, seguro son cosas del virus que a quien no ataca con muerte lo ataca de olvido selectivo, cosa que se agradece pues eso hará falta para el futuro. Al caer la noche escuché unos golpes muy fuertes en mi puerta, era mi viejo que había caminado más de treinta kilómetros para venir a pedir perdón por las faltas que pudo haber tenido con sus hijos, clamando un perdón que al final ya se le había dado hacia mucho tiempo, aun antes de este desastre, lo hice pasar con sus perros e intentaba tranquilizarlo, al final era parte de la poquísima familia que seguramente me quedaba, para tranquilizarlo recurrí a mi única debilidad ilegal y le preparé un té de manzanilla reforzado con algo de yerba muy potente de la que uso para el estrés, lo que lo debilitó y lo hizo dormir durante cuatro días y tres noches si sueños hasta que el virus lo abandonase lentamente cuan algún veneno desconocido. El resto de lo que pasó lo recuerdo muy poco, el mundo un buen día arrancó, aunque las religiones desaparecieron y la gente ubicó su espiritualidad recurriendo al instinto evitando caer en los errores del pasado, con el tiempo la gente se encontró con los familiares que sobrevivieron a la epidemia de culpas, la política y sus absurdos fue desterrada de la conciencia colectiva, el mal desapareció desde allí e imaginamos que el recuerdo de la tragedia impide que se recobre el mal humano de los bajos instintos, la naturaleza floreció.
Nació un mundo nuevo sin los males del que murió, nosotros pues nos mudamos a una montaña junto con otras familias, organizamos escuelas donde enseñamos a los hijos lo básico para luego enviarlos a la universidad, mi viejo murió rodeado de sus nietos y los perros que tanto quiso justo a los días después de mi aniversario numero seis con la que actualmente es mi compañera y madre del resto de mis hijos, hoy cuando esto escribo sintiendo cerca mi partida a otro mundo he vuelto del festejo del nacimiento de mi primer bisnieto, siento la necesidad de dejar constancia de lo vivido para las próximas generaciones.

sábado, septiembre 03, 2011

Un lunes cualquiera

Buen día señora, ¿será que me da un permisito por favor?, -este bus de mierda ya va hasta los cojones de gente y aun no son las siete de la mañana-, permiso señor que voy hasta el final, de todas formas me bajo en diez minutos, ahora solo falta que un ladrón se monte en el bus y pretenda robarme el celular, no puedo con tantos problemas y encima comienzan mis días peleándome por un puesto en un bus que de todas maneras me traslada a un sitio en el que no quiero estar pero que la sola promesa de un futuro y además el solo el placer de cursar algunas materias realmente edificantes hace que de alguna manera tenga sentido este sacrificio que ya parece eterno, cinco años son mucho tiempo para tal trance. Ahora la cola, que cuernos con las colas, si no fuese tan flojo me bajaría e iría a pie, pero treinta minutos mas de tardanza significarían sacrificar el café y el desayuno en casa, lo único bueno del día entre tanta soledad, que vaina que a medida que uno va haciéndose mayor las cosas se complican y la sensación de equilibrio se pierde fácilmente, la mujer de tu vida te deja por una “confusión” y todo se trastoca hasta parecer toda una odisea el levantarte de la cama y peor aun el volver a casa donde solo toca hablar con el gato y el mueble, las mañanas son mortales, los domingos eternos, solo interrumpidos dentro de su tristeza por la nunca muy larga salida al parque con la niña, la cual hay que devolver a su casa pasando por la tortura de tenerla tan cerca y tan lejos, que mierda, realmente no se que hacer con tanta soledad. Encima de todo esto que me lleva por un derrotero incierto están los politicastros arrastrados que viven en una fantasía digna de un viaje lisérgico por un país que no conozco, pero que ellos llaman igual al país en que vivo, pero donde (según ellos) todo marcha a pedir de boca sin escasez (de bolas a ellos alguien ha de conseguirles la leche por cajas y seguramente la quincena les dura mucho mas que a mi), estos tipos de seguro tienen a sus hijos estudiando en las mejores escuelas, liceos o universidades privadas pero en su fantasía estas no sirven y las publicas son refugio de incapaces cuyas ideas están en contra de los “ideales bolivarianos” gracias al imperio yanqui y no al que las ideas roboilusionarías copia fiel de un pensamiento muerto no solo por impractico sino por inhumano , que pone al ras todo impulso creativo que disienta de los intereses de los perros verdes ,liderados por un perro mayor cuyo interés va mas allá del amor a la patria y otras sandeces románticas pasadas de moda y con un sabor a billete de a quince bolívares que las hace muy difíciles de creer (por lo menos a la gente pensante) , lo que si es simple de creer es que el verdadero motor de todo el ansia desesperada de poder que todos esos tipos desde su resentimiento desean y que como lo han logrado renunciar a el es inconcebible y hacen valedero todo recurso por mas torcido y sucio que este pueda ser, lastima que no pueda irme de aquí con mi hija y su mama (peor aun es que su mama no me quiere) lejos de esta tierra que aunque amo también estoy a punto de odiar solo por que parece que nunca vamos a salir de este atolladero mental y social donde cualquier cosa por insólita que parezca puede suceder. ¿Qué?, OK, tranquilo le doy paso, disculpe señor es que no cabemos en este bus y me veo obligado a empujar para que bajen, -menos mal que ya faltan tres cuadras-, pues bien ¿en que venia?, ah si, los seguidores de los perros verdes, el país y el perro mayor, ahora mas tarde paso por el quiosco para ver los titulares, no vale la pena comprar un periódico cuyas noticias son siempre las mismas, y lo que realmente importa no sale, ahora me resignare a ser maestro de escuela por que con el proyecto de ley donde los autores no tenemos ganancia con lo que hacemos, prefiero nunca mostrar o publicar alguna que otra vez en cosas sin importancia, para que el esfuerzo de pensar , escribir y ejecutar proyectos si cualquier mortal con chapa lo plagia y uno ni puede hacer ni decir nada y encima de gratis, esos carajos en la asamblea de seguro sacaron sus títulos en una caja de detergente y sus tesis las compraron a cualquiera, solo así se explica que alguien con títulos universitarios sientan tal desdén sobre la propiedad intelectual, bueno, como ellos no tienen intelecto propio y dependen de lo que un solo hombre les ordena decir, verdaderamente no seria de extrañar, la gente que no piensa sale con cualquier barbaridad y los ilusos que se creen a buen resguardo de toda consecuencia los apoyan con la esperanza de que alguna sobra les toque, y después se quejan de la fuga de talentos. Señor, ¡en la parada por favor!, ¡aquí!, permiso, permiso, gracias, al fin me baje del bus, ¿Qué hora es?, coño, voy tarde, que estará haciendo mi hija en este momento, de seguro pelea con su abuela para poder seguir durmiendo y no ir a la escuela, la llamo mas tarde a ver que pasó hoy, además así aprovecho y la visito. Buena época elegí yo para dejar de fumar, la verdad ya me estaba preocupando el asunto de la fumadera, con la excusa de que el estrés y los problemas me estaba mamando dos cajas al día y el precio era demasiado alto, además me estoy dando el lujo de dejarlo por que me da la gana no por que otra me lo haya pedido y de paso me ahorro unos cuantos cobres en el proceso, vamos a ver cuanto me dura la iniciativa, momentáneamente me fumo unos dos al día, en sesiones de dos bocanadas por vez, así calmo el ansia y reduzco de modo drástico el hecho de fumar no sin dejar de notar que le entrego menos mi plata al gobierno, ya que ahora viene un aumento en los impuestos, para que a su vez este dinero termine en cualquier parte menos en mi país por obra y gracia de un señor que como no son de el los regala de manera extravagante a cuanto presidente le jale un poquito. Tun tun, ¡señor vigilante por favor ábrame la puerta que voy tarde y la clase es importante!, -este tipo tiene cara de creerse policía- , ¿Qué? , ¿Que te muestre mi carné de estudiante?,¡ya va! , (Coño, con lo apurado y este tipo que me ve a diario ahora no se acuerda de mi cara), ¡míralo pues!, ábreme la puerta rápido, gracias. Me gustaría poder decir como Fito Páez quien le da bendiciones al lexotanil ya que le permite dormir sin soñar, y no le da chance a pensar en algunas cosas, ya que tengo algunos fantasmas que me corroen el alma, que a pesar de que me niego a hablarles ya que si los nombro se hacen corpóreos terminándome de joder la poca tranquilidad que he ganado gracias al diván del psicólogo, quien a su manera me sacó del marasmo de la tristeza y me puso las herramientas para evitar que esto me suceda otra vez , o la flaca vuelve tranquila y terminamos teniendo un hogar o simplemente la próxima no se lo pensara dos veces y lo forma de una vez, tal como debe ser, así que despacho la clase pronto y a darle al trabajo a ver si el niño Jesús se reconcilia conmigo ya que parece que me tiene bronca pues, aparentemente en alguna de mis vidas le robe el tetero y le dieron palo por pendejo, por tanto ahora que se acuerda me jode cada vez que se le antoja y no me deja subir la cabeza ni hacer fortuna. Buen día profe, aquí tiene lo que le debo y me voy por que tengo algunas ocupaciones pendientes y si no me pongo pilas paso diciembre en la lona y eso si no me lo perdono, mi hija necesita sus regalos en diciembre, por lo demás no es mas que un mes como cualquier otro solo que los recuerdos de la alegría de la niñez y los regalos, las fiestas y las cosas tipicas de esa época siempre se cuelan en el recuerdo y bueno, uno se pone sentimental y hasta dadivoso , pero hasta allí, además es un buen mes para ahogarse en alcohol sin que nadie te censure por borracho. Si, dígame profesor, el ensayo, coño se lo traigo ahora, no lo he impreso aun, si yo sabia que era a primera hora, pero es que entienda , es lunes y encima por aquí nadie te imprime nada antes de las ocho y media (se me vuelve tarde y este pendejo se pone intenso) , ya vuelvo déme cinco minutos. -Buenos días señorita, ¿me imprime un trabajo por favor?, son solo cuatro paginas en negro que es mas barato, si ese del nombre grosero, si ese mismo no se asuste, es que ese profesor me tiene verde con sus tonterías, como si con dibujitos vamos a alguna parte, gracias, ¿Cuánto?, ¿tres mil?, yo no partí nada por aquí, es que subió la impresión, bueno déme mi vaina, gracias. Tome profesor, aquí tiene lo que pidió, aja ya lo espero déjeme sentarme y cuando se desocupe me atiende. Que lata ahora a esperar que el carajo este se desocupe para que me atienda Que sueño tengo, esta semana con todo este peo ha sido fatal para eso del sueño, mañana me desentiendo temprano y me tomo dos pastillitas y duermo todo de una vez, ¿que ruido es ese?, un despertador,¿pero donde suena eso?, ¡carajo! era todo un sueño, ahora me toca repetir la rutina y de seguro me sale igualito, que peo, mejor me dejo de tomar nada para dormir , siempre me pasa lo mismo, esas pastillas lo ponen a uno tan cómodo que mi mente fabrica situaciones cotidianas solo para evitar el mal trance de despertarme y darme cuenta de que todo es mentira, mejor me quedo aquí y no salgo no vaya a ser que pase otra cosa y me termine de descalabrar los planes en este terrorífico lunes en este sitio donde nunca pasa nada…….hasta que pasa.

Tension