Venezuela ha sido un país dividido desde hace unos años,
siempre al filo de la violencia por asuntos políticos, con dos realidades
enfrentadas por pasiones que van desde lo ideológico hasta lo pragmático, sin
embargo en estos últimos años hemos visto con asombro volverse aún más rara (si
es que se puede) la cosa esta que llaman política y las pasiones se han
desbordado por todos lados.
Entre todas las cosas que realmente me incomodan de todo este
asunto es la poca seriedad de mucha gente, esa que a pesar de toda la mierda
que nos están haciendo comer sigue defendiendo su posición y sus pasiones con ahínco
y en algunos casos hasta exageración pues en sus puertas tienen afiches de su ídolo,
que por lo general es el “presidente” actual, sin embargo uno hasta le hace
gracia en algún momento y asume que es que son muy brutos o ciegos para no
darse cuenta que están apoyando una opción que nos arrastra al subsuelo de la
economía cuando debería ser al contrario por aquello de los petrodólares y el
chorro inmenso de ganancias que esto presupone para el país.
En muchos casos cuando uno profundiza en sus razones para
tal fanatismo se entera que en su casa hay alguien (o todos según el caso)
reciben algún beneficio o están en alguna cola para recibirlo, por tanto toca
apoyar y que todos se enteren que están apoyando no vaya a ser que algún mal
intencionado le sople al oído de alguno que sus razones y apoyo no son del todo
sinceros y pues hasta allí la preferencia o el beneficio.
Ha habido casos sonados y otros silenciados de gente que se
pasa de bando, de un lado al otro, por varias razones, los sonados pues son por
prebendas políticas o ganancias próximas, esos no interesan mucho pues son
notorias las razones económicas aunque calificables de múltiples maneras y
ninguna halagadora por su falta de seriedad, otros pues , los menos publicitados
por un asunto de desmoralización o simplemente por que abrieron los ojos sin
embargo igual abandonan las filas del oficialismo, esos casos andan disfrazados
dentro de las oficinas publicas, en los cargos docentes, las universidades y
entre los ciudadanos de a pie, molestos con este sistema que nos está
empobreciendo más cada día .
El asunto de este texto de hoy amigos míos es que me he dado
cuenta, conversando con familiares y amigos, muchos que antes se identificaban
con el gobierno y hasta lo defendían a niveles insólitos, de esos que con
cuatro tragos encima se volvían inmamables pues provocaban la discusión y a
veces hasta los golpes o la amenaza abierta de los mismos, de todas maneras
casi nunca se permiten pues uno ya no está para esas pajas de estar peleando y
menos con la gente que uno conoce y que más allá de su pensamiento político uno
hasta los aprecia. Pues bien muchos de ellos ahora son opositores ultrosos, que
defienden al candidato opositor, van a marchas, hacen cacerolazos y hasta tiran
piedras cuando la situación lo amerita, además de hacer los chistes más rudos y
los comentarios más altisonantes en las redes sociales para que todos se
enteren que sus inclinaciones políticas son otras.
El cuento es que tardaron cuando menos diez años en darse
cuenta de la vaina, que a pesar de todos los signos y señales siempre nos
dijeron a los que como yo pensamos. Desde escuálidos hasta apátridas por que no
respetábamos ni defendíamos las decisiones del comandante eterno y sus
aspiraciones de ser salvador de la raza humana, cuando no había que ser
clarividente para saber cuánta porquería nos iba a tocar y nos ha tocado en algún
momento pues la historia misma enseña que los de la izquierda debieron haberse
quedado como lo que siempre fueron, fosiles andantes cuya mayor gracia era la
de hacerse las víctimas o los héroes de persecuciones (en algunos casos)
imaginarias o reales, esos que en las universidades usan sus aventuras para
conquistar carajitas y hacerse un aura de heroicidad, sin embargo cuando les
toca poner en prácticas su teoría no sirven más que para hundir en la miseria a
su país, tal como ahora sucede.
Lo que más molesta de todo es que la gente parece darse
cuenta solo cuando la cosa le afecta, mientras a el no le pase nada todo está
bien y son exageraciones, en tanto estén en su zona de confrt todo funciona del
carajo y los que se quejan no so más que unos mal agradecidos de mierda, pero
apenas cae en la realidad, pierde el empleo, los jefes lo hacen trabajar de
más, tienen uno o varios hijos profesionales pero desempleados o subempleados, un
familiar enfermo y sin plata para cubrir los gastos, descubren que su seguro
está inactivo pues el estado nunca más pagó la póliza de sus empleados, la
medicina que necesita la madre o abuela para vivir ya no se encuentra en las
farmacias o el tratamiento cuesta la mitad del sueldo de un mes, hacen mercado
y descubren que el cesta ticket ahora solo sirve para comprar la cuarta parte
de lo que antes compraban pero además cuando hacen la colita del mercal por dos
míseros pollos y de paso les toca llevarse un vainero que no necesitan solo
para hacer rentable la vaina al cocesionario que tiene el camión, ahí se hacen opositores automáticos.
Es decir tienen que pisarse una bola o algo peor para que
abran los ojos, no basta con lo que leen a diario por las pocas vías de
comunicación libres que quedan, no bastan las balas que suenan en los barrios
cada noche, ni los muertos a granel en las morgues, ni la miseria clara en las
calles donde en cada ruta de transporte público se montan a diario cientos de
personas de todas las calañas a pedir que les regalen algo y en algunos de esos
casos son los mismos malandros mendigos que les dicen a otros que roben a
quienes no les dieron medio. Tampoco basta la millonada anual que presupone tener
un hijo en la escuela y hacer el esfuerzo para que ese hijo esté con todo lo
necesario para afrontar la escuela.
Nada de eso basta solo tienen que ser víctimas para poder
abrir los ojos, lo indignante es que en toda esta paja que se habla de lo solidario
del venezolano, de que como pueblo somos de los más piadosos del continente,
ciertamente podría serlo pero cuando se trata de nuestro país nos hacemos los
locos y que se jodan los demás pues yo defiendo mi parcela, mi ilusión y hasta
mi empleo pero los demás me importan un carajo, hasta que el estado los
abandona y ahí se vuelven sus enemigos mortales, creo que ya toca hacernos una
revisión en ese aspecto, si de verdad queremos avances cualitativos en nuestro
país debemos mirar alrededor y así no nos afecte la vaina apoyarla. No como veo
y leo con esto del paro de universidades a alumnos que ciertamente no sirven de
mucho y que ya tienen más de los cinco años que tienen para cursar la carrera, preocupados” por no perder el semestre cuando ya han perdido en algunos casos
más de diez años haciendo nada en el claustro, esos que ni de vaina apoyan a
sus profesores que viven en la miseria por obra y gracia de un sistema de
mierda que los tiene relegados como profesionales de tercera , quien sabe por
qué, pero es así, además de todo los muy pendejos (los alumnos y algunos
profesores) hacen votos para romper la huelga más que justa , que de paso ha
agotado todas las instancias. Jóvenes estudiantes a muchos ya les llegará el
futuro y cuando les alcance no se vale lloriqueo ni quejas por los sueldos
miserables que ustedes mismos apoyaron.
A los demás cuando ese futuro los alcanza ya es tarde para
todos los que lo previmos desde aquel mal día en que un militar se creyó el
cuento de ser dios y muchos lo apoyaron en sus fantasías, ahora de tanto
pisarnos las bolas nos han dejado casi que eunucos, pues hasta fraude evidente
nos hicieron y nada, pero peor, van a hacer elecciones con la misma gente, el
mismos esquema y aún hay pendejos que creen que votando se van a ir, que pena
que para que algo pase en este país la gente tiene que estar jodida para
enterarse que tienen catorce años matando de a poquito un país que debería ser el
ejemplo para Latinoamérica.
José Ramón Briceño
Diwan, 2013
@jbdiwancomeback