Teóricamente
vivimos en libertad, por ejemplo, yo me puedo dar el lujo de maldecir al
gobierno y sus acólitos desde las redes sociales, ciertamente aun soy tan
desconocido que no muevo masas y por tanto paso a ser uno más de tantos que
cada día escupe pestes sin pudor ni recato, buscando el efecto placebo de las
redes sociales o el abusar de mi estampa para decirle a los funcionarios
públicos mi opinión , afortunadamente no he ido preso ni espero estarlo, nadie
me prohíbe ir a ninguna parte, tengo empleo, sigo teniendo amigos (aunque ya
son menos por aquello de mi maledicencia) y hasta bebo de vez en cuando, en
resumen tengo libertad para hacer lo que me plazca.
Ahora
, viéndolo en otro sentido la verdad el sueldo no me alcanza ni para comer, los
amigos nos vemos cada día menos gracias a dos factores claves para la
supervivencia, el hampa y los fondos escasos para dilapidar en licores, las
comidas son cada vez más reducidas para poder estirar un poco más la despensa,
mis viajes no pasan de lo estrictamente obligatorio en autobús y local pues los
fondos tampoco dan para tanto, pensar en ir a visitar a mi familia en el
extranjero es un sueño pues entre el pasaje que cuesta poco más de dos años de
sueldo y los dólares que van equiparados a la descomunal cifra que se requiere
para pasar unos días en algún sofá que la caridad del cariño filial obliga pues
de hotel nada, si me enfermo estoy en la disyuntiva de pedir limosna para una
clínica ya que los docentes no tenemos seguro decente o ir a la guillotina de
los hospitales públicos donde si bien hay médicos y enfermeras bastante
eficientes, sin material de trabajo son poco menos que unos magos haciendo
malabares , para colmo tampoco pueden garantizar la asepsia necesaria por la
escasez de insumos para mantener el área libre de las millones de bacterias que
andan agazapadas esperando el mínimo descuido para matar incautos, sin
antibióticos para matarlas ya esos sitios se asemejan a los de la guerra de
independencia cuando la medicina era más asunto de magia que de ciencia.
Pero
digamos que por mis oficios (escribidor y fotógrafo) tengo un buen mes de cien mil más sueldo
básico de maestro, igual no hay escapatoria pues si de enfermedades hablamos no
hay medicinas, las clínicas son para tener fortunas de miles de dólares y de
los hospitales ya hablamos, hay comida pero solo verduras, vegetales y carnes a
precios que desangran el presupuesto más oneroso. Viajes y placeres son
reducidos quizás a comerse algún hongo alucinógeno o a comprar películas piratas
para verlas en la intimidad del hogar.
Quizás
podríamos hablar de placeres simples como caminar bajo las estrellas, eso no es
recomendable a menos que eso sea en algún descampado a mil kilómetros de la
ciudad y con el añadido que tampoco existan grupos irregulares, en cualquier
caso lo más factible es que pierda lo que cargue encima si no es que la vida.
Entonces
ante esas evidencias no hay libertad posible, acá la prisión no quiere decir
precisamente que te rodeen barrotes, para eso está la calle, la angustia de
sobrevivir como náufragos y en el mejor de los casos sufrir de acefalia
voluntaria , encontrar un buen padrino para lograr algún cargo que pueda
patrocinar la vida , eso sí, sin ocurrírsele a nadie pensar, disentir, asentir
o admitir que la situación es una
porquería, simplemente debe aceptar las ordenes, firmar los cheques, los
documentos, procurar que ese empleo le permita hacer pingues negocios lo más
rápido posible antes que la maquinaria asesina de la política muela sus
aspiraciones y vuelva al hueco de donde lo sacó aquel jefe. No sé, en ese caso
tampoco es libre pero tiene el estómago lleno, que en todo caso ya es algo
prioritario, aunque mi opinión no cuente mucho , para mi ese ser es poco menos
que un insecto, no entiendo ese afán egoísta de destrozar para los demás
mientras eso le dé de comer.
No
hay que entrar en diatribas filosóficas sobre la libertad, simplemente le
invito a hacerse esas preguntas, si su trabajo le da para vivir como merece,
sus estudios le han abierto una brecha lo suficientemente grande para decir que
vive como soñó, usted o sus familiares tienen la atención médica que quiere o
requiere, sus hijos van al colegio o universidad que usted soñó para ellos y su
futuro inmediato pinta bonito, entonces es verdaderamente libre, de otra usted
es otro naufrago más , preso en esta bahía infernal y a la espera del rescate
que quizás jamás llegará.
José
Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback