Aún
sigo sin internet en casa ni teléfono inteligente en el bolsillo y por el
camino que voy pasará un rato largo antes que pueda resolver ese par de
detalles, que en otras latitudes son sólo tropiezos momentáneos pero en
Venezuela las variables son tan exóticas que mejor dejamos de planificar para
dejar al universo obrar como le dé la regalada gana, así nos curamos en salud
de (más) desesperanza que abrumados como
vamos, restar incomodidades es algo que cuando menos yo agradezco bastante.
Este
año en la cena de navidad que de por si será escueta por no decir que nula,
también se sumarán la gran cantidad de sillas vacías, comedores silenciosos y
corazones rotos que difícilmente convertirán la noche buena en un evento feliz,
es que la distancia es un asunto bastante triste. Esa noche buena muchos
tendremos el corazón y el pensamiento muchas millas lejos de casa, los
afortunados podrán hablar por chat que aunque no es lo mismo es más que no
poder hablar con esos hijos, primos, hermanos, padres, madres, tíos, amigos,
amores y hasta desamores por aquello de no tener acceso a la tecnología, sin
embargo unos y otros igual sufrirán el mismo ataque de nostalgia cuando nadie
abra regalos, sin el bullicio de la fiesta, la resaca del trasnocho ni la
indigestión del exceso de alegría por la celebración, lo peor es que del otro
lado, allá donde sea que viva esa gente querida tampoco la alegría será mucha,
unos se congelaran por el invierno, otros quizás no tanto pero en todos los
casos las querencias se quedaron encerradas en su terruño de donde se fueron
sabiendo que pasarían muchos años antes de volver a reunirse, también las
causas de la huida son las mismas.
Tengo
mucho rato pensando en el asunto de las energías y algunas otras cosas que tan
despectivamente he tildado de “paja new age”, sin embargo este año, luego de
mucho investigar sobre el tema, siempre buscando pistas dentro de la ciencia he
llegado a la conclusión de que si es posible hacer cambios mediante el deseo profundo
y colectivo, ese que se piensa con fuerza , que al final pareciera muy parecido
a la oración llena de fe que bien puede ser un canal para emitir esas energías
hasta este finito universo en que nos ha tocado vivir por tanto no deberíamos
desperdiciar todas esas vibraciones en
tristezas de nostalgias imposibles de rescindir , a menos claro que la
nostalgia perviva en otro espacio que responde a dimensiones de ausencia total,
si el o los objetos de nuestra nostalgia están vivos siempre será posible volverse
a reunir que ya habrán maneras.
Para
la tristeza y la desesperanza por situaciones que no están en nuestro control
hay cuando menos 350 días al año, tengo la idea de que quizás la fórmula para
evitar que la tristeza de la noche buena, esa de las sillas vacías y los
abrazos ausentes puede ser la de
reunirse con otras personas en la misma situación , compartir lo poco o mucho
que tengamos, beber aunque sea te de yerbas del jardín endulzada con papelón
para conversar , cenar lo que tengan que compartido siempre sabe mejor todo
menos el dolor, olvidarse de penas por un segundo con el pensamiento que esas
personas amadas que están lejos también viven en otra dimensión donde las penas
siendo iguales se mitigan con la calma del trabajo y el futuro que acá nos hace
tanta falta, si tenemos hijos, sobrinos, nietos, padres, hermanos, primos o
amigos entrañables que ya no comparten con nosotros y les está yendo bien que
el deseo de su felicidad sea la medida de la propia, que esos hijos tan amados
tendrán oportunidades que acá solo quedan en sueños, que la nostalgia y la
tristeza muten en un deseo inmenso de que les vaya tan bien que la próxima
navidad compartan mesa y abrazos juntos en cualquier parte pero con las
despensas llenas , que las lagrimas sean de alegría y no de nostalgia.
Sigamos
odiando al gobierno que quizás en grupo la energía fluya y los fulmine y si no
cuando menos dejamos flotando nuestra vibra para que en un futuro cercano la
tristeza solo sea un mal recuerdo, como aquel que se tiene cuando nos encontramos
con aquella pareja que nos destrozó un rato pero que como ahora somos felices
nos acordamos del despecho sin que haga mella más allá del sentimiento de
felicidad por haber esquivado la bala del amor vencido gracias a la calma en la
que vivimos, así serán las próximas navidades si nos lo proponemos.
Seguramente
usted querido lector tiene costumbres que ahora no podrá cumplir por culpa de
la economía que no sirve, el sueldo que no alcanza, la comida que casi nunca es
un festín, la bebida que desapareció, esos pequeños placeres que hasta hace
pocos años eran comunes ahora son lujos difíciles de cumplir, la verdad es que
nada de eso importa, lo que importa es tener ganas de seguir en la pelea y no
darse por vencido, que la vida es una sola, las tristezas muchas más que las
alegrías y las navidades bien pocas para desperdiciarlas llorando.
Así
que el 24 apague el televisor, si no tiene amigos o familiares cerca hable con
el vecino que de seguro andará igual que usted y comparta su cena con ellos, si
puede reunirse con la familia hágalo que no hay nada mejor que estar entre
gente querida, si por casualidad nada de eso es posible baje algún tutorial de
youtube para hacer meditación, cómprese un libro, inicie un blog, bébase unos
tragos (muchos preferiblemente) , fúmese un poco de marihuana , no sé, haga lo
que sea para evadir la bala de la tristeza que de seguro lo va a dejar
neutralizado esa noche .
El
universo necesita de nuestras energías para empujar las cosas buenas por tanto
la tristeza debe quedar execrada cuando menos
por unas horas, encuentre usted mismo su fórmula que será el mejor
regalo para el país, igual los que están lejos sean felices porque les va bien,
tienen un techo y la esperanza intacta para ayudar a los que tienen acá en
Venezuela, desde ya a todos les va un abrazo y mis mejores deseos para todos
menos para políticos y militares,, ustedes no merecen ni siquiera un mal
pensamiento de tan bajo que han caído para las buenas personas regadas por el
mundo igual les va mi más entrañable abrazo jusnto con todos los mejores
deseos, a mi hija que la amo, los hermanos por escogencia cuenten con mi cariño
intacto a pesar de los años y la distancia, a quienes no conozco pero me leen
igualmente les toca lo único que puedo compartir que es mi vibra y a los
solitarios por la vida no olviden que no están solos, somos legión por tanto la
cosa no es tan grave, búsquense otros solitarios y celebren que están vivos.
Feliz
navidad diáspora y feliz navidad quienes nos quedamos, buena vibra y mejor vida
para todos, que la resaca les sea leve y la alegría infinita, que las lágrimas
no los ciegue y la vida les recompense en igual proporción a su buena fe.
José
Ramón Briceño