La Poderosa, una historia de ArepaWeed.
Ser doctor había sido su sueño, desde niño gustaba imaginar cómo sería la vida cuando fuese médico especialista, carros, viajes, mujeres y placeres se entremezclaban e iban creciendo en intensidad mientras crecía, en cada etapa de su vida estudiantil, cada vez que pensaba en ser doctor los sueños iban subiendo el tono hasta ser nutridos de modo profuso por la oferta engañosamente gratuita del porno español. Veinte años más tarde nada de eso se hizo realidad, en el camino tomó lo que pensó era la ruta menos complicada, total, a los muertos no hay que matarlos, menos responsabilidad, algo que torció sus sueños de grandeza, portaba pistola, pero ningún otro privilegio más que ser miembro de la policía científica, maldiciendo su suerte se preparaba para atender la tanda de la noche, mientras más recrudecía la cuarentena, tantos más cadáveres a bala se apilaban en la morgue.
La única forma que encontró para aligerar su magro sueldo, los empleados públicos siempre son los peor pagados, tanto más la policía, se supone que ellos a motu propio suman impuestos privados para aligerar los tramites con la ley, no participar de los negocios podía perjudicar seriamente su salud, era alérgico al plomo, por tanto siempre apuraba el trabajo para permitir que los colegas ayudasen a los deudos con los intrincados recovecos legales de la muerte, ese ingreso le ayudaba a duras penas a pagar las pensiones alimenticias (3 hijos con tres señoras distintas, todos de la misma edad y hasta en el mismo colegio) que tan fieramente desangraban su precaria economía, los señores divorciados sufren.
En el país había una guerra desatada entre bandas rivales que desde hace rato estaba armadas, y entrenadas cuan ejército de ocupación, en el medio de la refriega, todos los cuerpos de seguridad entraban a saco dejando incluso más muertes que las bajas causadas por las bandas, mientras aquellos mataban a un solo grupo de enemigos, la ley debía acabar hasta con veinte distintos, esa época era por mucho la más productiva debido a la cantidad de cadáveres que tocaba revisar cada día. El país entero estaba confinado por la pandemia pero al parecer muchos no se daban por enterado y salían a matarse como si nada, esto se había mantenido por casi un año, desde que el Cripi había dejado de ser ilegal, gracias a los buenos oficios del Gran Mariscal(antes Almirante) Blanco, quien es el propulsor principal de la ley que despenaliza el uso recreativo y medicinal del cannabis, por supuesto una cepa revolucionaria cuyo crecimiento desaforado ha creado un nuevo sistema de monoproducción más rentable que el petróleo, en apenas seis meses el país pasó de tener un ingreso per capita de 20 dólares al mes para superar a Dubai, como asunto curioso , los niveles de violencia que al principio bajaron a casi nada, ahora están casi al mismo tono de la Guerra del Golfo, en todas partes hay balaceras con alto saldo de muertes, llegando incluso al exabrupto de que el bando ganador de algunos combates épicos se suicida en masa para demostrar cuan fuertes y valientes son, al grito de “! El plomo me nutre ¡ ” han logrado revitalizar la industria funeraria, llegando incluso a instalar plantas de cremación por pirolisis.
El tema económico siempre lo tiene en ascuas, por más dinero que esté ganando no sabe cómo invertirlo, el país está en guerra consigo mismo pero no hay modo de poder invertir con tino, tampoco es que los médicos forenses tengan medios para manejar camionetas del año, eso sería la excusa perfecta para que los propios compañeros o denuncien por corrupción y termine preso, esa mañana mientras desayuna en el parador, una parrilla criolla con todos los ingredientes, eso incluía una ración más que generosa de morcilla que bañada en abundante guasacaca daba un momento de solaz para la intensa jornada en la guardia que recién había entregado. Masticando su bocado de la butifarra criolla rebañada en aderezo vernáculo, se ilumina pensando en que debería montar un criadero de cerdos, así invertía y de paso dedicaría el mejor ejemplar porcino a alimentar no solo a su prole, también a su glotonería, a sus cincuenta años era un hombre dado a los excesos, que no había caído en las drogas gracias a litros de wisky de 12 años y toda la comida que se podía pagar, incluyendo placeres y postres , eso lo había mantenido lejos del Cripi que consumían todos en sus ratos libres (seguramente en el ejercicio de la labor pero no llegaría a tanto) los policías también eran ciudadanos y en su tiempo libre odian hacer lo que quisieran, la marihuana era más barata que la cerveza y no daba resaca.
Mientras limpiaba el fondo del plato con una arepa frita, recogiendo la salsa con los trozos de toda la ración para que la escudilla quedase limpio, iba meditando el procedimiento para instalar su finca, en principio comprar un lote de tierra con agua abundante, pero debía ser a nombre de un tercero , en este caso eso se solucionaba poniendo a su papá de testaferro, el viejo colaboraba con ánimo pues sabía que le tocaba algo bueno solo por colaborar, ese era el punto más complicado, su padre no quería trabajar y para este proyecto el señor debía volverse ganadero, a menos hasta la pronta jubilación, no quería legar a los sesenta en eso , así que iba a pedir una cuando llegase a los veinte cinco años de servicio, eso estaba cerca, quizás hasta una adelantada sin tensión ni obligación, en al menos dos años la iniciativa debía rendir sus frutos.
Al salir del restaurante va directo a la casa paterna, allí llega con un par de cosas que compró en el camino, no es bueno llegar con las manos vacías a ninguna parte, se encontraron y dos cafés y seis cigarrillos más tarde hablaron del tema, el viejo se resistió al proyecto pero luego de mucho meditar aceptó solo bajo la condición de que solo supervisaría y quizás hasta uno que otro mandado, debían contratar a alguien, ahí mismo el doctor levanta su teléfono y habla con la Dra. María, abogado especialista en trámites exprés para conformar una sociedad comercial entre padre e hijo, esta empresa debía tener entre sus objetivos, una procesadora animal que incluiría la producción de cortes procesados, desde jamón hasta morcilla, sería una empresa productora de todos los derivados del sacrificio animal, no pensaba hacerlo todo, pero igual valía incluir que tener que hacer modificaciones a futuro, nace embutidos “La Poderosa” , el proyecto de retiro del Doctor Marrero, hasta ahí fue todo fácil, lo complicado vino después con la burocracia de sanidad, engrasados los engranajes de las ayudas de funcionarios, igual solo pudo recibir la licencia para embutidos, no podía tener matadero ni desposte mayor, pero en vista de que aún tenía que conseguir la tierra y acondicionarlo no le vio mayor problema.
En la radio solo se hablaba de lo mal que se portaban en Surinam con nuestra industria del Ron, hasta dos alocuciones diarias donde el presidente en persona arengaba a multitudes uniformadas contra el nuevo enemigo de la patria, todo en cadena de radio y TV, mientras tato, en todos los estados los ciudadanos se mataban de las formas más absurdas , así pasaron un par de meses en los que Marrero , blandiendo su insignia de comisario (lo de médico nunca lo nombraba en las dependencias oficiales, allí era solo comisario Marrero) se había introducido en el terreno inmobiliario, así se hizo con una parcela de apenas una hectárea en las cercanías de la ciudad, el terreno contaba con cerca perimetral de seis metros con alambrada eléctrica, circuito cerrado de tv, casa principal con piscina, caballeriza, porqueriza y una instalación para la fabricación de embutidos, le fue dada como muestra de agradecimiento por parte de un narcotraficante local quien la cedió por haber determinado una muerte como accidental liberando al hijo menor del narco. El único gran problema no fue encontrar personal, era comprar y criar a los cerdos, lo que parecía sencillo no lo era tanto, en el trabajo había tanto ajetreo que se le hacía imposible distraer un fin de semana para buscar ejemplares para comenzar a hacer realidad su proyecto.
El viernes por la noche en que se declaró el fin de la cuarentena, se desató el infierno, a la morgue llegaron no menos de mil cadáveres por noche, las balaceras dejaron de ser asuntos aislados para comenzar a tomar forma de guerra civil, pero sin el aspaviento normal de un desastre como es un conflicto armado, las calles seguían llenas con gentes vendiendo todo lo vendible por todas las plataformas que podía, se armaba la balacera, gentes al piso, muertos al mayor y así como empezaba se calmaba los policías recogían a los muertos, las calles se lavaban y todo continuaba inalterable, como si los cuarenta muertos en diez minutos fuesen cosa menor, la noticia era la inminente guerra con los vecinos por haber cometido el pecado de fraude al copiarse nuestra sagrada industria del ron, de hecho ya habían empezado los linchamientos de inocentes Guyaneses, casi todos integrantes de la industria de los heladeros ambulantes, quienes en su mayoría y antes de volver a su país en desbandada rápidamente habían sido secuestrados para ser sacrificados en los altares como protección para los soldados de la patria que pronto irían a defender nuestra soberanía, fue la época en la que la marihuana fue legal para todos los ciudadanos de la patria grande, vendida hasta en las cantinas escolares en forma de dulces.
En vista del éxito comercial de la empresa, el estado autorizó la eliminación de toda forma de evaluación, los jóvenes de la paria debían ser titulados de bachilleres sin problema ni certificación, solo bastaba haberse inscrito, eso reportaba millones de dólares para las empresas procesadoras de los distintos productos cannabicos formulados para los jóvenes. Mientras todos prosperaban las calles seguían siendo terrenos sangrientos. Marrero estaba desesperado por la difícil situación en la que se había metido, su inversión estaba por perderse y no había podido hacer ni siquiera una infeliz morcilla gracias a la burocracia que le impedía criar a sus propios cerdos, aquella noche, en la morgue, se dañó el sistema de succión automático, por lo que los cadáveres debían ser desangrados de modo manual, llegando a llenar un tambor de 200 litros de sangre humana que debía ser desechada al día siguiente, por un momento tuvo una epifanía ¿Cuántas morcillas saldrían de tanta sangre? , calculó unos cincuenta kilos que a diez dólares se convertirían en quinientos sin más inversión que el procesamiento, sin tener más que cocinarla, en ese instante llega al móvil un mensaje de la señora numero dos quien en representación de sus otras socias hacía de su conocimiento que debía pagar el plan vacacional de los niños, trescientos dólares para el martes a las cuatro o lo volvían a demandar por abandono, media hora antes de entregar la guardia organizó la recogida de la sangre, solo que en vez del funcionario de turno llegó un camión contratado por el comisario y juntos salieron hacia la finca, “La poderosa” debía pagar el fulano plan vacacional , mientras iba en camino texteó a su padre para que este a su vez convocase a los obreros para preparar doscientos litros de sangre de cerdo que había conseguido de un matadero cercano , un nuevo negocio.
Al llegar al sitio, todos se pusieron a trabajar, nadie puso en duda las palabras del doctor, un hombre de su categoría podía hacer cualquier cosa y desde que dejaron de prohibir la marihuana , pasaba de todo sin que a nadie le importase mucho, mientras los obreros cocinaban y procesaban la morcilla al estilo caraqueño, Marrero llamó a varios antiguos clientes quienes con excelente disposición aceptaban el producto , la única condición era que debían probarlo antes, ellos como buenos comerciantes debían saber la calidad del producto que venderían, todos sin excepción fueron invitados a una degustación criolla en las oficinas principales de “La Poderosa” , antes de retirarse a descansar a la casa de aquella pequeña finca, encargó a una agencia de festejos dos cajas de Cabernet Sauvignon, media docena de panes italianos, algunas bandejas de queso y todo lo necesario para el evento que se proponía, dejó instrucciones a los obreros, todos sin excepción debían dejar la finca al terminar la tarea asignada y solamente se quedaría el señor Marrero a cargo, se retiró a descansar .
A la siete en punto, el doctor recibía a los cocineros, mientras dormía la agencia había colocado todo en su sitio, los cocineros debían hacer una ración generosa de su producto sorpresivamente había rendido casi doscientos kilos, al parecer la sangre humana se comportaba de modo distinto. A las nueve de la noche hicieron su entrada los cinco convidados, entre copas de vino y canapes, todos menos el doctor quien evitó comer su propio producto dando instrucciones a los cocineros de preparar su plato con una butifarra comprada fuera, solo los invitados comerían el producto, esa misma noche cerró trato con los cinco compradores, cada uno salió con sesenta kilos para vender esa semana mientras afuera la guerra recrudecía.
Ante el éxito de la prueba, el comisario no solo hacia la recogida de su morgue, tres hospitales más se habían sumado a su ruta matutina, recogiendo entre todos casi mil litros de sangre a día “La Poderosa” en apenas dos semanas había pasado de producir 180 kilos a una tonelada, así mismo compraban camiones enteros de cebollas, cebollines, ají dulce, pasta de chile, tocinetas y hasta aceitunas para producir la mejor morcilla central de la historia, llegando a recibir ofertas de compra por parte de “Empresas Pascal” quien tenía una línea de jamones de lujo pero que quería acabar con la competencia ante el éxito la empresa nacional más grande de embutidos sacó a la venta la Morcidela, un producto que pretendía destronar a “La Poderosa” , sin embargo, en aquel extraño momento histórico que les había tocado vivir, las morcillas especiadas al estilo capitalino de “La Poderosa” era un producto de alta rotación, en especial en los sectores menos favorecidos, gracias a su costo de producción que no incluía nada de lo que otras empresas similares debían manejar en aquella economía donde la guerra y la urgencia parecían ir de la mano, le permitió al Doctor Marrero volverse un industrial en apenas seis meses.
Como todo producto experimental, no existían estudios ni forma de saber cómo respondería el cuerpo humano ante la repentina ingesta de productos de origen humano, entre otros “problemas” desconocidos estaba el de fabricar la morcilla sin poder controlar el tipo de alimentación de las victimas el sacrificio, aquel revoltijo de tipos sanguíneos, alimentaciones con alto contenido de colesterol y triglicéridos que si fuesen de origen animal nada sucedía pero de humanos el asunto cambiaba. Al ser un funcionario tan adinerado como exitoso estaba más allá del bien y del mal, por eso cuando las Empresas Pascal comenzaron la campaña de difamación destinada a sacar a Embutidos “La Poderosa” del mercado , las autoridades sanitarias hacían oídos sordos, la alimentación del pueblo era lo más importante, varios ministerios compraban toneladas de sus morcillas para dotar a su empleados con las bolsas de alimentación eso sumaba como proteína animal y cada ministro recibía un precio muy especial, embolsillandose no ocas sumas por concepto de facturación, el pueblo comía, el gobierno pagaba y todos felices.
La campaña difamatoria fue en principio, llevada por Pascal, luego se sumó la marca Morcidela , sin organización ni concierto lograron escalar hasta los primeros lugares en las tendencias de las redes sociales , acusaban a “La Poderosa” por la alta incidencia de enfermedades cardiacas , para el caso inventaron una enfermedad llamada Repentinitis, un exótico caso clínico donde los ciudadanos caían fulminados por infartos , otros con derrames cerebrales y los menos con graves síntomas de desorden nervioso, lo que en realidad era cierto, la morcilla no solo estaba constituida por sangre sin ningún control sanitario, además en su mayoría provenía de víctimas de las balaceras diarias,, todos altísimos consumidores de Cripi, la cepa introducida por el Mariscal Blanco cuyo verdadero nombre era Zyklon-z . todos los grandes portales de noticias comenzaron a distribuir falsos ensayos clínicos, como ninguno estaba autorizado a reportar la guerra tomaron a La Poderosa como chivo expiatorio para conseguir clicks en sus publicaciones (de algo tienen que vivir los pobres) , llegando incluso a convertirse en objetivos militares de algunos grupos sediciosos, razón por la cual la empresa era custodiada por cuatro docenas de agentes armados, todos ex policías en busca de redondear la quincena, ya era demasiado peligroso andar multando ciudadanos, nadie sabia de donde provendría la bala que lo mataría, el único requisito para trabajar allí era el no consumir más que licores importados que el mismo Doctor Marrero repartía entre sus empleados , la empresa importaba licores directamente desde Escocia como negocio emergente, de esa forma podía asegurarse de que ninguno de sus hombres sucumbiría ante la estupidez que mostraban los usuarios de la tal marihuana, como había crecido en un hogar donde los drogadictos eran mal vistos, jamás había superado su fobia , lo que en principio había salvado la empresa, el mismo éxito de la misma demostraba que la mejor opción era seguir consumiendo wisky y como mucho uno que otro ansiolítico cuando la cosa se ponía intensa.
El 13 de octubre celebraba el primer aniversario de la empresa, para el festejo había invitado a la crema y nata de la política nacional, además de los altos funcionarios policiales, la prensa y todo aquel personaje de relevancia, no estar en la lista de invitados era mal signo para la alta sociedad, desde muy temprano fue llenándose el estacionamiento con camionetas blindadas, escoltas ansiosos y fotógrafos maliciosos que cuan paparazis andaban en busca de la foto que los hiciera virales, puertas adentro todo era alegría, una docena de terneras se balanceaban sobre una fosa llena de carbón al rojo vivo como banda sonora Reinaldo Armas se turnaba con Guaco en el escenario, abajo, en las mesas el doctor Marrero y su padre hacían chistes y pasaban de mesa en mesa recibiendo felicitaciones y parabienes de todos los presentes, nadie presentía la tragedia que se avecinaba.
A cuatro kilómetros de la finca “La Poderossa” se reunía el conclave de las autodenominadas viudas de la morcilla, una asociación patrocinada por Industrias Pascal y Morcidela, se pretendía un grupo de apoyo para las cientos de viudas que aseguraban que la morcilla fue la que mató a sus maridos, todos buenos ciudadanos cuyo único vicio era el de hacer parrilladas los domingos, ante la crisis económica las pantagruelicas jornadas de antaño fueron sustituidas por morcillas con yuca y guasacaca en la intimidad del hogar, todas reportaban cambios de humor y disminución de la inteligencia de sus maridos, llegando incluso a incluir largas sesiones de regeton como música para animar aquellas fiestas. La asociación estaba integrada por al menos doscientas mujeres de distintas partes del país, el plan era tomar por asalto la fiesta para denunciar la monstruosa maquinación de un industrial inescrupuloso que engaña a la gente solo para vender su producto, por suerte nadie sabía el origen de las morcillas, de haber sabido que era de sangre humana el asunto hubiese sido de otro tenor, de todas maneras no había forma de demostrarlo sin tener que hacer frente a al menos ocho ministros molestos y seis cuerpos de policía defendiendo a su par que a fuerza de esfuerzo ha lograd salir del anonimato, el doctor era toda una leyenda y como tal era cuidado.
Durante la concentración, muchas mujeres habían traído consigo a sus hijos, sobrinos, amigos o amantes, las carreteras eran sitios muy peligrosos y la presencia de hombres armados podía disuadir a los criminales para no asaltar los autobuses en el camino, dejados afuera del recinto al final todos fueron haciendo miga, al fondo se oían los vítores y mueras en contra de la empresa que les había quitado a sus amores, dejándolas en la orfandad , solas contra la guerra secreta que se libra en todas las calles del país, ante la vehemencia de los gritos femeninos, los hombres hicieron planes alternativos, si la cosa se ponía fea debían tirar a matar y como además habrían muchos invitados millonarios tocaba revisarlos para llevarse todo lo de valor que pudieran, cualquier cosa era mejor que seguir viviendo en aquella pobreza, vale, ahora tenían ingresos gracias a la asociación pero algo más no era problema, y mientras dejaban a las mujeres gritando mueras se fumaron sendos porros con triple cripi para exorcizar el miedo normal antes de entrar en batalla.
A las ocho en punto las mujeres (y sus escoltas) volvieron a los autobuses donde llegaron, esta vez para ir a apostarse a las puertas de la finca, todas llevaban pancartas alusivas a su protesta, así como altavoces y cornetas para asegurarse que sus gritos serán escuchados por los invitados a la fiesta, nadie pensó que el asunto se saldría de control, el plan era simple, gritar hasta que los medios de comunicación se apersonasen , lanzar unas cuantas piedras y de vuelta a la casa, nada de violencia estaba pautado, sin embargo, esa noche los sobrevivientes aprendieron que una cosa es invocar al diablo y otra muy distinta verlo llegar.
12 horas atrás había sido hundido un tanquero en el Caribe, el barco siniestrado fue abatido por la armada de USA, a pesar de que el manifiesto de carga aseguraba que la nave viajaba hacia México con 1200 toneladas de combustible, la verdad era que sus bodegas contenían ese mismo peso pero en cocaína de alta pureza que fue lanzada al mar, eso había ocasionado que todo el caribe quedase contaminado con mil doscientas toneladas métricas de cocaína de alta pureza, gracias a las diferentes formas de censura nadie estaba al tanto de la revolución que venía gestándose a todo lo largo y ancho del caribe, desde los comedores de sardinas hasta los sibaritas habían consumido sin querer grandes cantidades de cocaína, que mezcladas con el cripi causaron estragos.
El doctor Marrero tomó la palabra poco antes de las nueve de la noche, fue un discurso intenso pero breve que cerró con un show de fuegos artificiales que duró media hora, mientras el cielo estaba iluminado por los fuegos de artificio, afuera las mujeres y sus hombres tomaban posiciones, el estropicio funcionó como distractor , al terminar el show los aplausos fueron interrumpidos por las arengas de las protestantes, los invitados, nerviosos, comenzaron a radiar a sus escoltas pidiendo información, dado el estado de guerra generalizada que sumado a la alerta por protestas en todo el continente, en cada ciudad había un contingente de soldados dispuestos a entrar en combate a la primera provocación, entre los invitados estaba el ministro de la defensa quien sin pena levantó su teléfono satelital para solicitar la presencia de un batallón de cazadores que acabase la protesta, los escoltas pusieron a resguardo a los periodistas pero no pudieron silenciar los cientos de mensajes con videos que reportaban la situación directo a las redes sociales, pronto la escena fue del dominio público.
Aunque las mujeres se habían presentado solas, no lo estaban, dentro de los autobuses habían quedado los hombres, atentos a cualquier movimiento sospechoso por parte de las autoridades, el plan era el de mantener las unidades listas para la huida y ante cualquier movimiento beligerante por parte de las autoridades , debían escoltar a las mujeres y salir de allí del modo más expedito, la finca quedaba a pocos kilómetros de la capital, estaba ubicada a las faldas de una montaña frente al mar, como espacio para hacer una arriesgada operación era un desastre, pero para cuatro gritos y algunas piedras (tal era el plan inicial) no sería gran problema. Tras la cerca perimetral los invitados tomaban acciones defensivas, todos habían echado a sus escoltas para que estos organizaran el escape, a pesar de los llamados del ministro y sus asistentes , el resto estaba muy nervioso, todos los integrantes del alto gobierno estaban al tanto de las novedades en el Caribe, según el servicio de guardacostas las corrientes habían depositado al menos seiscientos kilos de cocaína de alta pureza en la costa norte que estaba apenas a doscientas millas náuticas del buque hundido por la armada gringa, en muy poco tiempo ya la costa bullía de actividad extraordinaria, los peces habían enloquecido y por ello había veda, sin embargo , otro general quien era dueño de la mayor flota pesquera del país , había desembarcado (y vendido) una carga completa de sardinas capturadas muy cerca de Puerto Rico, gracias a su gran influencia se le había permitido vender la carga que estaba ya negociada desde alta mar y depositada en Bitcoin para evadir impuestos, como se cancelaban las coimas en criptos no había chance de ser descubiertos, sin embargo varios de los presentes habían recibido comisión, lo más factible es que todo saliera de proporción era necesario salir de inmediato, así, un comisario , presidente de una empresa recicladora dio a sus escoltas la orden de tirar a matar, debían despejar la vía antes que el desastre se cerniese sobre la “fiesta”, mientras esos sucedía tanto el Doctor Marrero como su padre hacían milagros para intentar tranquilizar a las mujeres, los invitados sacaron sus armas de reglamento, forzando al comisario a portar la suya, una Glock 17 que había usado solamente en el polígono y por obligaciones del cargo, era médico está bien, Forense , en todo caso él trabajaba con muertos, no los mataba pero allí al parecer estaba pasando algo que no sabía, parado en medio del escenario ahora sin músicos ni instrumentos, veía desde su posición privilegiada como se había convertido su fiesta en un campo de batalla, solamente las mujeres , los niños y algunos civiles corrían despavoridos, el resto hacia arreglos tácticos para poder escapar con vida.
Con el primer disparo se desató el infierno, luego de los gritos de unas señoras que reclamaban la toxicidad de su producto por lo que tampoco debían ser repelidas a plomo, hubo un silencio sepulcral, en apenas segundos se recuperaron los gritos hubo más piedras y algunos disparos esporádicos, luego se hizo una descarga cerrada de plomo, variedad de calibres respondían al fuego de las pistolas de reglamento, gritos, maldiciones fue todo lo que escuchó el doctor Marrero en su carrera por su vida, entre la multitud que buscaba cobijo y los hombres armados que hasta hace poco eran simples invitados, se paparepeteaban tras mesas, la pista de baile ya pintaba las primeras manchas de sangre, mientras huía, el doctor levanta en vilo a su padre quien estaba pecho a tierra mientras la balacera caía, ambos, sin mirar atrás se encerraron en la antigua habitación del dueño anterior, como buen narco tenía una habitación del pánico, un detalle que el doctor sabiamente había ocultado, ambos hombres entraron hasta su refugio desde donde fueron testigos de la batalla más enconada que podían haberse imaginado.
El cuarto tenía media docena de monitores en cuyas pantallas veían todo desde las cámaras de seguridad disimuladas por todo el interior y el perímetro de la propiedad, la última tecnología de visión nocturna les dio el dudoso honor de ser testigos de su desastre , con el corazón a punto de explotar por tantas emociones, ambos hombres ven como en la parte exterior hay un revoltijo de hombres y mujeres enfrascados en una batalla singularmente virulenta, escoltas y vigilantes tanto militares como civiles son fáciles de recnocer solo por los pantalones ajustados que usan, todos sin excepción lucen jeans que parecen hechos con licra y calzados con talco, de las caras nada puede aportar la oscuridad, en tonos grises y verdes es muy complicado ver detalles, de repente una lluvia de piedras cae sobre los defensores, mientras estos se ponen a cubierto, las mujeres apostadas en el frente retroceden en masa, justo después son sustituidas por hombres armados, ambos bandos se enzarzan en una lucha de precisión, las municiones son pocas y los enemigos muchos para ambos bandos es cosa de vida o muerte ahorrar munición, todos disparaban a matar, dejando saldos elevados entre los defensores con no pocas bajas entre los invasores, del fondo salen volando decenas de luces, sin bombas incendiarias que caen dentro del recinto, en el momento en el que las llamas incendian un gran toldo que protegía a los cocineros, los hombres armados deciden sumarse a la batalla campal, en ese preciso momento del puerto se eleva un gran alarido, cientos de voces gritaban mueras a los ricos que están de fiesta mientras nosotros no podemos comprar un Iphone 17 pro de seis mil dólares con conexión satelital, zombis del hiperespacio se sumaban a la batalla contra La Poderosa, entre el fuego y los gritos había gente muriendo, carros quemados, charcos de sangre donde flotaban bandejas de tequeños , los nuevos enemigos que se presumían amigos de las protestantes resultaron todo lo contrario, armados con palos, piedras, hachas, cuchillos de cocina, escopetas y revólveres , tomaron por asalto la protesta , la lucha cambió, sitiadores y sitiados entendieron que si no se unían no sobrevivían, ante la muerte la pelea tonta se deja para después así que todos enfrentaron a la multitud enardecida, aquella noche había fiesta en el estadio de beisbol, del pueblo donde celebraban el triunfo de la mayor venta de sardinas que se había hecho en los últimos años, los cinco capitanes, tripulación, amigos y curiosos compartieron una gran parrillada de sardinas con cerveza local y porros de cortesía, unos ciento cincuenta entre borrachos y drogados, todos se intoxicaron, mientras discutían a ver quién tenía la razón sobre la cantidad de sardinas vendidas escucharon la balacera, así que decidieron ir a ver qué pasaba.
Cuando llegaron a las cercanías se dieron cuenta que era una pelea en serio, la adrenalina cocainizada y reforzada con dosis de cripi causó tal furor que en manada decidieron entrar en combate, debían acabar con todo para proteger la patria, en su camino arrasaron con todo apuñalando, quemando, lapidando o disparando acababan con toda forma de vida, cada compañero caído duplicaba su ira, así terminaron en una lucha sucia con la nueva e inesperada alianza, en medio de la batalla cae un batallón de cazadores que había sido convocado apenas comenzado la batalla, los hombres no pudieron hacer más que abrir fuego a mansalva , atacantes y atacados fueron una sola mezcla confusa, cuando de repente todo quedó a oscuras, la casa tembló, hubo más gritos, humo, oscuridad y confusión, el doctor y su padre terminaron escondidos bajo la cama, lo que les pareció una eternidad dio paso al amanecer, afuera no había ruido, el calor de la zona ya se empezaba a colar por las paredes, el acondicionador del cuarto quedó muerto una hora antes al acabarse la batería, en medio de la oscuridad salieron gateando y tanteando hasta dar con la puerta de salida, al abrir los recibe la fría luz de la mañana, el aire olía humo, cuando, luego de apartar muchos escombros , el doctor y su padre logran llegar a fuera, todo estaba quemado, habían trozos de cuerpos por toda la propiedad, el edificio de la procesadora había desaparecido y entre un amasijo de hierros que fueron carros de lujo apenas horas antes, estaban los cuerpos de sus ocupantes, más allá, por todas partes habían muertos y a la lejanía , un enjambre de helicópteros precedían a una larga fila de barcos militares que venían por el mar, la invasión había comenzado.
José Ramón Briceño Diwan
28/07/2022