martes, abril 18, 2017

En busca de un mundo perfecto (capitulo 15)

Capitulo 15

 Llega Ramiro del brazo de una argentina despampanante, sin sotana él, ella con un vestido infartante, es rubia como el sol, con ojos cafés que gritan un tinte muy bien puesto, ambos vienen con caras de culpables, pido dos copas más además de otra botella que Ramiro se apresura a decir que paga, nos presentamos con la dama y Ramiro conoce a mis amigos, lo ponemos al día con las noticias, él se preocupa, sin embargo dice que no tiene sentido ponerse tristes a tanta distancia del problema.
 La chica se llama Serena, es de ancestros italianos, periodista que anda en estas tierras haciendo un reportaje sobre el cristianismo apostólico, así se conocieron, ella intentaba convencer a un bibliotecario sin que este entendiese muy bien su chapucero italiano , Ramiro, como buen caballero la ayudó, hicieron la investigación juntos en la biblioteca, le invitó un trago, se conocieron mejor y terminaron en la cama,  estaban en la pausa del amor cuando recibió mi llamada, ella se interesó en la noticia pues sería un interesante reportaje.
Le pregunté cómo llegó al vaticano con esa estampa de diosa griega, con el perdón de mi amigo, le comenté que media botella de Ron y otra de champaña me ponían en ese estado, el cura sin sotana me disculpó, seguimos la conversa mientras yo exhibía la sonrisa de quien comete un crimen sin culpa.
 Serena me comentó que vivía en Buenos Aires, que el jefe del periódico, que hasta hace una semana era su amante, la mandó en esa misión solo para poder reconciliarse con su esposa, quien lo amenazó con un divorcio sonado que lo dejaría en la ruina, a ella le sirve para olvidar y a él para sentirse cómodo en su cárcel sin barrotes, esa del matrimonio por obligación.
Su interés por mi historia era para poder renunciar al periódico mañana mismo, con un reportaje de esta categoría podría volver a trabajar para la competencia que ya la había intentado seducir con una jugosa oferta a la que renunció, por culpa de aquel amante que resultó mentiroso pues había hablado de divorcio, matrimonio y apartamento en el centro, pero que a la hora de la verdad la dejó con los crespos hechos, mientras disfrutaría de pervertir a ese cura que tanto le atraía, confesando con desparpajo que todavía no sabía quién pervertía a quien, pues le ha tomado por sorpresa lo ducho del hombre en asuntos que supone no debe saber por aquello de su oficio clerical.
Volvimos a brindar, me contó la periodista que Argentina estaba al borde de una guerra por los malos manejos de la economía de su presidenta, que por imitar a Venezuela estaban cerca de ser iguales, guardando las distancias, sin embargo la llenaba de calma estar a miles de kilómetros de su ciudad, aunque le daba cierta tristeza pensar en sus seres queridos todavía presos allá.
Todos entendimos su sentimiento pues el local estaba saturado de la nostalgia y la tristeza propia de gente con el mismo sentir, todos dejamos seres queridos atrás, en mi caso particular, ese día había descubierto que era un perseguido más pero en ausencia, ya no solo tenía que lidiar con mi depresión y mis dudas, también con la posibilidad de caer preso por mis ideas, ni siquiera por las religiosas, por las políticas, eso que me he negado a ser militante, solamente que la idiotez oficial obliga a poner mi posición por escrito, lo que no sabía era que terminaría por ser famoso, más con mi necedad de creerme invencible y ponerme con nombre, apellido y hasta foto de perfil, como para hacer más fácil la cosa del presidio.
Me comenta la periodista que el periódico le había alquilado un apartamento, algo lejos pero bastante cómodo, nos invitó a todos pues esta noche ofrecía una reunión en casa, más tarde, mis amigos venezolanos alegaron cansancio y se retiraron, no sin antes intercambiar correos electrónicos con besos, abrazos y demás, acepté, total, nadie me esperaba en el hotel, pedimos la cuenta, pagamos, me despedí hasta con lágrimas de mis amigos, prometí visitarlos pronto, ellos también se les humedecieron los ojos, reafirmaron su compromiso de habitación por tiempo indefinido en su casa, les agradecí, los vi tomar un taxi, el cura, la argentina y yo tomamos otro.
Libro completo Disponible en Amazon









martes, abril 11, 2017

Lo beneficioso de comer moras azules durante las protestas


En estos días oscuros , donde nadie sabe en realidad cuanto más jodidos podemos levantarnos al día siguiente ya que todo parece apuntar que de alguna manera siempre estamos peor cada mañana, creo que ya ni importa quien mande, luego de estos años de vivir en un mundo donde cualquier cosa por más espantosa que suceda es ya “normal”, este domingo por decir dos cosas, a las nueve de la mañana vi una mujer con la cabeza abierta , sentada en la acera y ni un paramédico, según escuché fue que la tipa se atravesó al bus que no tuvo tiempo de frenar por completo y para “buena suerte” de la señora solo salió con la cabeza rota , no pude más que pensar en ¿qué terrible dolor tendrá la dama cuando se le baje la descarga de adrenalina y comienza a doler en serio? ¿Cómo hará para ir a trabajar o que mala suerte eso de ser atropellado en Venezuela?, eso te pasa en USA y sales solo con la cabeza rota mínimo te ganas una pensión adelantada gracias a la demanda que le ganaras al estado. La verdad luego de lo espantosa de la escena (soy fotógrafo y es complicado desligarse del oficio de mirar) con la dama de tez clara, cabello crespo y  rubio que no se veía nada natural, bañada en sangre y esa cara de no saber ni creer muy bien lo que te está pasando que todos tenemos justo después de semejante golpe (cinco fracturas en mi haber lo atestiguan) a las diez de la mañana luego de estar con mi hija, el cielo azul, el autobús sospechosamente amable, el tráfico con su mínima expresión, todo como para ser feliz en vez de tener la insensata idea de dar cabezazos a un autobús de diez toneladas.

La verdad mi primer pensamiento fue, “pobre mujer , ahora le toca estar en un hospital venezolano les juro que aparte de la razón obvia por la cual no me gustan los hospitales y que creo muchos compartimos , está esa natural sensación de pánico de tan solo pensar que tendré que pasar una temporada enfermo, sin medicinas, seguro, ni dinero (que ya es horrible), está esa otra de saber que los hospitales públicos pueden ser una fuente de inspiración sublime para los escritores de terror sin que tengan que apelar a la imaginación, nadie cree que tantos horrores convivan en el mismo espacio y nada cambie jamás, es como si de alguna manera los venezolanos estemos ligados al horror como parte integral de nuestra genética , eso no nos deje nunca jamás ser gente civilizada en todos los ámbitos , sin esta sensación de vivir en medio de un burdel de frontera donde todos viven drogados con alguna cosa de esas que vuelven locos furibundos a todos los que las consumen, además borrachos y de paso molestos, una combinación que pinta muy bien la sensación que se respira por acá.

Quisiera decir que no éramos así antes de que el Psuv se halla robado el estado de cordura nacional, la verdad es que nunca hemos dejado de tener esa compulsión sórdida, solo por nombrar el siglo XX que si le metemos tiempo más atrás en nuestra historia podríamos asegurar que los horrores siempre han  existido, desde caribes caníbales, españoles abominables, enfermedades, esclavitud, guerras muchas guerras, olvidados del mundo, tanto que ni siquiera hubo ruta interoceánica hasta finales del siglo XVIII (que tres siglos existiendo a la sombra es muchísimo tiempo e indicativo del poco aprecio por parte de la corona), cien años de guerras y guerritas que cíclicamente mataban a la mitad de la población sin que apenas a nadie le importara fuera de las fronteras, de hecho los periodos que pareciéramos ser de lo más razonablemente civilizados comparten ciclos históricos con otras dos dictaduras militares donde ni siquiera hubo la mitad de muertos por represión que las sufridas por las dictaduras similares por parte de nuestros ahora muy civilizados vecinos de frontera (por decir solo dos), el análisis también contempla la posibilidad de que quizás el país sea feliz cuando las dictaduras solo quitan libertades pero compensan en lo económico que es otro aspecto que atañe a nuestra concepción de civilización. Como la que cerró las puertas al siglo XIX en cuanto a las guerras y comienza la época de oro del petróleo , pagó totalmente una deuda externa que debía el país desde cien años atrás , no había más que aisladisimos casos de crimen y comparándolos con estos tiempos hasta la miseria era más llevadera que ahora.

Eso fue con Juan Vicente Gómez, años después estuvo Pérez Jiménez y también fue de relativa calma nacional, con múltiples cosas que gritaban que el país si bien era una cosa de miedo por la seguridad nacional también se miraba el progreso en todas las esquinas. Pasaron estos y el asunto comenzó a tornarse un poco más enrarecido cada año, como una enfermedad de ciclo muy lento que de tan poca la velocidad de evolución de esa enfermedad solo te das cuenta muy tarde, sin embargo repito, la miseria fue muy llevadera pues quien ganaba un poco en realidad le alcanzaba hasta para tener ciertos lujos, se de gente que por aquellos años no tenía donde vivir y sin embargo podían pagar giros de un carro 0Km comprado el año pasado, ahora quien gana mucho, muchísimo no podría pagar los giros de un carro nuevo sin haber vendido hasta las amígdalas para poder dar una inicial grosera, ni comer opíparamente pueden los profesionales universitarios.

Hasta que aquella enfermedad hizo una pausa momentánea en su curva descendente y sin aviso previo se volvió metástasis, en estos momentos vivimos los espasmos previos a la muerte del país entero, mi esperanza es que la vida después de la vida pueda aplicarse en el país, se supone que por allá se busca el cielo. En estos tiempos tan espantosos donde es complicado olvidarse de que vivimos en un universo paralelo donde se concentran buena parte de los horrores posibles de la humanidad, en este momento histórico, estaba leyendo mi twitter y veo que una publicación de carácter nacional, de larga data libertaria, de fuerte medio que no le ha tenido miedo al gobierno a pesar de todos los atentados y afrentas sufridas por parte del gobierno nacional, tiene como una noticia destacada del día, un muy ameno articulo donde declama las virtudes de comer moras azules , ¿díganme por favor que eso no es una vaina que solo sucede en un país loco?
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback





miércoles, abril 05, 2017

En busca de un mundo perfecto (capitulo 14)

14
Me encontré con mi amigo venezolano, la señora se nos va a unir más tarde pues se ha quedado en el hotel para asistir a una sesión de yoga, una manía que tiene para eso de la vejez y la paz, no la entiendo, pero cada quien se rasca las pulgas como mejor le parece. Veo al amigo, los abrazos, los gritos acallados por lo solemne del espacio, las preguntas de rigor, los comentarios sobre la calva, la panza y las arrugas, las otras menos discretas antes que la mujer del amigo obligue mesura, en fin, el ritual de machos venezolanos que no se pierde ni con el exilio, más bien se resalta pues hay siempre el deseo inconfesado de volver a la adolescencia.
Nos fuimos al café venezolano, esta vez no pedí Grappa, pedimos una botella de un Ron Guatemalteco excelente, a falta del criollo bien vale uno de gran precio y excelente sabor, que no da resaca ni afecta el colesterol, como corresponde a los señores cuarentones, la primera hora la dedicamos a hablar mal del gobierno venezolano, de los militares y su extraño gusto por ser sodomizados por los cubanos, de la guerra soterrada de mi país o de como en otras latitudes se recupera la paz
Le confesé que hui buscándola, pero no la he encontrado ni con pastillas mágicas, le dije las razones de mi colapso nervioso que detonó en la orinada al ilustre obispo, la cárcel, el divorcio, el viaje y hasta mi tratamiento psiquiátrico con pastillas mágicas incluidas, que además, de vez en cuando combinaba con cannabis sativa para hacer más placenteras las tardes del ocio Romano, la yerba me la facilitaban un par de doctorantes latinos, los mismos con los que me metí en la fuente de Trevi el día que conocí a Ramiro.
Mi amigo me cuenta que en su exilio se ha vuelto si no adicto, si bastante regular consumidor de esa yerba, al final la esposa que era reacia a eso se consoló al saber que estando drogado era más dócil que de costumbre, además en una ciudad bella pero extraña, sin amigotes, sin espacios de distracción, era preferible que lo hiciera a que en algún acto de furia reventase toda la casa, hicieran maletas y se devolviera a Venezuela para encontrar un poco de distracción entre balas y miedos.
Me contaba que tenía un distribuidor que le llevaba yerba de la mejor calidad, había convencido a la señora para que hicieran el amor en estado alterado, ella le había tenido que confesar luego de una sesión particularmente intensa de sexo, que entre el yoga y la marihuana había encontrado nuevas cotas más allá de su imaginación, lo gracioso es que las drogas habían salvado su matrimonio mientras al mío lo había matado la virtud, que cosas tan graciosas tiene la vida.
Superado el tema hablamos de los amigos que se quedaron, los que andan regados por el mundo, el futuro y por supuesto, volvimos al pasado, el me habló de una mujer hermosa con la que tuve la suerte de salir, pero de mi casa a la de ella, todavía me pregunto por cual razón me escogió a mí.
Comentando con mi amigo llegamos a la conclusión de que fue porque era el que menos posibilidades tenía de inventarse nada serio, pero ella al verse cercana a otra cosa, se espantó y me dejó, sorpresivamente no hubo despecho ni llantos, fue tan abrupta la cosa que no me importó mucho, a decir verdad a ella tampoco, al poco tiempo se casó con un novio con el que volvió, según mi amigo ella hoy día muestra varios kilos de más, un aspecto de descuido más por incomodidad que por otra cosa, quizás el asunto del matrimonio no cuajó, pero eso ya forma parte de un pasado tan lejano que se comenta solamente por el ocio y el cotilleo, creo también para constatar que por más jodido que uno se sienta siempre hay alguien que la pasa peor, la naturaleza humana que es así de cruel para con los demás, también debe tener algo que ver con esta costumbre de repasar el pasado solo para constatar que el presente es mejor, a pesar de todo.
El amigo hace contacto con la esposa vía internet y me avisa que la mujer va a llegar en dos horas, mientras se acicala en el hotel, me cuenta que están en trámites de tener un hijo, ya están con los cuarenta en pleno y el reloj biológico les está presionando, además en la calma del exilio se pueden dar el lujo. En Venezuela era impensable para ellos, a pesar de que ambos tenían buenos empleos, mejores sueldos, un ritmo de vida ciertamente holgado, la calle, la escasez, el hampa, la política, la devaluación, ese  tercer mundo que le tiene a todos un rancho en la cabeza no les permitía ser responsables de una vida traída a ese manicomio, lo asumían como un acto de responsabilidad, en cambio, en ese nuevo apartamento de cinco habitaciones más estudio, despensa llena, índice de criminalidad con estampa nórdica, sueldos en moneda dura y posibilidad de contratar niñera, escuela cara, futuro por adelantado, hasta de traerse a la abuela para colaborar en el cuidado del niño, les permite soñar con un hijo a quien criar enemigo de los militares, de los curas, las mentiras, los comunistas y la incultura para que alguien los recuerde en el futuro, quien quita, hasta los quiera cuando sean viejos.
Los felicito, pido a la señora dueña del café que enfríe una botella de champan para brindar apenas llegue la señora, para ese momento ya nos hemos tomado más de la mitad del ron, pido una ración de cosas para picar, no vaya a ser que la borrachera se decrete antes de tiempo, comemos mientras esperamos, volvemos a la política y por medio del amigo descubro que soy perseguido político, mi blog ya es un clásico con más de diez mil lecturas al mes, me cuentan que hace horas salí en los noticieros de los canales del gobierno de Venezuela.
La policía política me busca, pero son tan brutos que no se han dado cuenta que no estoy en el país, seguramente ya interrogaron hasta al gato,  cuando vuelva al país tendré que buscar abogado, mañana me ocupo de eso, lástima que mis viejos tengan que pasar por ese mal trago, menos mal que mis hijos me conocen, estoy seguro que ya saben y están orgullosos de mí, las mujeres seguramente me relacionaron hasta con el KuKluxKlan  y los imbéciles de boina lo han de haber publicado en los periódicos, que vaina cuando la política está en manos de cerdos, que graciosa es la vida cuando ya nada importa.
 Cuento al café en pleno, a gritos, la novedad y todos brindan por eso, la disidencia se celebra en el exilio, cualquiera que le haga daño al gobierno es bien recibido en todo el mundo pensante, le comento al amigo eso y nos reímos a dúo, él se asusta, yo le digo que no lo haga, al final con lo que gano por mis libros puedo mudarme a donde me plazca, llevarme a mis hijos, al gato y hasta alguna amante que me encuentre por ahí, le conté de la secretaria con quien todavía converso vía web a pesar del exilio, mi cama prestada todavía la recuerda.
Dice mi amigo que no cambio, que a él todavía le cuesta entender eso de la mecánica del amor, yo le respondo que eso no es ningún misterio, solo es asunto de mirar alrededor con cierta atención, siempre hay alguna dispuesta, más en Venezuela que quien no la da la presta, el me describe cierto prurito que le da el sexo femenino, yo le respondo que eso tiene que ser invento de su madre, él lo asimiló e internalizó pero que al final solo es asunto de dejarse llevar, en mi caso nunca he tenido bienes de fortuna ni un gran empleo como para decir que soy un playboy, pero jamás me ha faltado alguna amiga bien dispuesta, él se ríe, yo me burlo, llega su esposa.
Ella es una mujer de buen ver, se mantiene bella, es un poco loca como todas las mayores de treinta, ya anuncia sus manías, nos saludamos, nos halagamos, ella por mis kilos menos, mi ausente calva, mi aspecto rejuvenecido a pesar de todo, yo le halago la figura, su estampa de menos de treinta, su cabellera y su sonrisa radiante, ella comenta lo de los periódicos y noticieros de Venezuela que me nombran, reitera su ofrecimiento de asilo en su apartamento, nos reímos, me burlo del gobierno, les digo que más tarde pasaré por el consulado a gritarles un poquito, así  voy a enterarme de los cargos, claro, iré con mi nuevo amigo, Ramiro el cura primo de los hermanos Valera, ellos se sorprenden, les relato la historia, descorchamos el champan, nos explayamos en detalles jocosos de borracheras épicas, en un momento en que la señora se ausenta para ir al baño aprovecho para llamar a Ramiro e invitarlo a la tertulia, él responde  que en una hora estará con nosotros para saber más del tema.
 En ese momento caigo en cuenta que no les he preguntado sobe sus respectivos empleos en el exilio, él me cuenta que  trabaja en la empresa multinacional que comercializa  celulares donde lo ascendieron a un cargo que suena como latinoamerican manager, ella que montó una escuela de yoga que tiene más de cien alumnos en cuatro turnos interdiarios, contrató más profesores, ahora  solo la  administra, también dictan clases de Thai Chi, así se ganan la vida, al terminar de explicar la situación laboral, ella  reconfirma la búsqueda del hijo, motivo que aprovecho para confesar  la razón del champán, que acabamos entre risas y aplausos pues los hijos siempre han de ser bien recibidos.
La novela completa la pueden descargar Acá