lunes, noviembre 17, 2014

Me importa nada


La familia y los amigos son parte integral de la vida de todos los seres humanos, lo normal es que también eso incluya cierta dosis de solidaridad entre los integrantes de esos núcleos, un asunto que habla bien de los amigos y familiares es que se den apoyo entre sí. Cuando algún amigo encuentra un alto cargo en cualquier parte se supone que hará lo mínimo para ayudar a la gente cercana, por tanto no es de extrañar que muchos de los proveedores de servicios sean cuando menos conocidos cercanos de los jefes.

Antonio Guzmás Blanco decía que no había problema en meter la cuchara en el erario nacional, el asunto era que jamás esa cuchara debía de ser exageradamente grande como para lesionar las finanzas del estado, sin embargo la situación del país ya está dando muestras más que evidentes de que el despilfarro ha sido tan exagerado que ya hasta se acabaron los fondos de la nación.

Tengo que ser absolutamente sincero, la verdad (aunque indigna la cosa) me importa nada que Aristobulo tenga un yate que equivale a un millón de sueldos docentes, que Diosdado le pague a su hija lujos impensables, que las infantas vivan vida de ricas y famosas, que el tal fulano del ministerio ese haga fiestas pantagruélicas con “acompañantes” traídas en avión desde Suecia con vodka y viagra incluida, que los ministros pasen de mendigos a millonaios en tres horas o que las fulanas de los fulanos hagan sus compras en Miami, así como casi todo el alto gobierno, los mandos medios se conforman con quintas y cositas por el estilo.

Lo que verdaderamente me acojona es que como docente tenga que vivir matando tigres para medio sobrevivir, que la verdad sea más rentable vender refrescos y perros calientes que estudiar ocho años seguidos (pregrado y posgrado) que tenga mentirle  a diario a mi hija con el cuento de que el estudio es progreso económico (progresas sí, pero en este país donde el intelecto es mal visto pues no vale), que mi país sea ahora un campo de concentración, ahora la gente planifica vivir en guetos creados para dejar por fuera el hampa, que todos los días existan muertos por mil cosas menos de muerte natural, que la leche en polvo sea un lujo, que tomar el wiski de pobres que beben los Méxicanos toque creerse potentados por una botella que en otro país de tan normal nadie la voltea a ver, que ahora las calles sean campos de batalla con reportes de muertos (mensuales) más altos que los de la guerra entre Palestinos y Judíos, que ahora vivimos en un estado policial donde te averiguan hasta el número de zapatos que usas, todos somos sospechosos de alguna vaina, expresarse sea un delito que se pague con cárcel sin juicio, que los juicios sean tan amañados que ya nadie cree en ellos, de hecho la expresión común es que solo los pobres van presos, los otros o se van de vacaciones o terminan de jefes de alguna oficina gubernamental, que para comprar cualquier cosa es un drama económico para cualquier familia, tener casa un asunto de contacto político o rastrerismo simple. Que tener futuro sea una cosa tan distante que nadie quiere pensar en eso.

Por cierto hoy me acabo de enterar que quieren retirar todos los beneficios de la función docente, encima de mal pagados ni la vejez que es lo único que lo ayuda a uno en pasar una eternidad mal pagado y cansado en las aulas de clase, vamos a tener tranquilos, eso si me importa y debería importarle a todos pues de una u otra manera todos les debemos algo a los docentes.

Volviendo al tema, la verdad lo que haga la gente con su plata me importa muy poco, lo que me importa es que esos lujos desproporcionados no han sido ganados con esfuerzo real, fue hecho a costa de mis beneficios como ciudadano pensante y participante de esta sociedad, no le debo nada a la ley, no le debo nada ni al portugués de la esquina, tampoco ando fraguando ningún delito pero vivo en una celda de castigo reuniendo medio para completar un real, como decía mi abuelita. En vez de pasar los años maduros recogiendo los frutos de la juventud aún sigo buscando vueltas para evitar la quiebra, eso no solo me pasa a mí, estoy seguro que millones de venezolanos piensan y sienten igual que yo.

Nadie habla del tema pero estoy convencido que el gran problema de este país no es la política, ni los partidos y mucho menos la idiotez extrema que expresan casi todos los personeros del régimen, aunque tienen un altísimo índice de culpabilidad, el cuento acá es económico, carajo, terminen de reconocer que el comunismo es una porquería, váyanse si les da la gana, yo apoyaría una anmistia pero jamás vuelvan ni de vacaciones, terminemos de jalarle bolas los europeos (para no volver al lugar común) metámonos en la eurozona para que vean como se termina esta puta hiperinflación y lo que antes parecía imposible, gracias a una buena economía (por lo menos no inflacionaria) reduciría drásticamente la violencia extrema que hay hoy, cuando los trastes esos que llaman Smartphones sean los peroles que son y no el símbolo de estatus que parecen ser en este país de pobres.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback

 
José Briceño

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