viernes, diciembre 13, 2013

Cosas para pensar en el futuro


En estos días me encontré a un amigo en la calle, luego de los saludos de rigor, caímos  en la conversa obligada sobre la economía y otros detalles también obligado tema de conversa en estos tiempos. Este amigo me recrimina por hablar mal del gobierno, con un sonoro “que bolas tienes tú” me reclama el hecho de dejar pasar por debajo de la mesa la oportunidad de pedirle empleo a un par de personajes que por cierto son amigos desde hace rato y tienen sendos cargos administrativos bastante buenos en esta administración, además claro de poner a la orden ciertos “contactos” que tiene ese pana dentro de la estructura gubernamental, que según él me  hubiesen podido ayudar con el tormento de sueldo de menestral típico de la profesión docente.

Como fue un encuentro fortuito, en los pasillos de un centro comercial que atravieso a diario en mi caminar cotidiano, le invité un café para conversar un poco y explicarle la situación, la conversa fue más o menos así. Primero le explique que ya he trabajado para el estado y en todos los casos jamás fue una situación agradable, nunca, en ningún caso mis jefes en los distintos empleos se ocupaban más que de hacer política en vez de tener administraciones eficientes, todos sin excepción buscaron el provecho propio antes que la eficiencia en la ejecución de programas efectivos que dejasen alguna marca en las comunidades, preferían tener acciones dolosas o panfletarias, eso molesta mucho.

También le conté que otra cosa molesta es el grado de ignorancia exhibido, en cada caso, hablo de gente que ni bachiller es y tienen a su cargo inmensas responsabilidades que se diluyen en esperar órdenes superiores para cualquier acción y luego se molestan cuando se les reclama. Ahí mi amigo me dice, pero existen los asesores, yo ya medio incomodo por la necedad de mi interlocutor, pero sin alterarme aun le espeto, si, es verdad, los asesores, pero si no estás ni cerca del medio en que te toque trabajar tus asesores por lo general son gente que por mucho título que ostenten tampoco jamás han trabajado en el área que solicitas y si de paso todo es por accionar político corres con la suerte de que quienes te atornillen como asesor tampoco haga un carajo, lo que da como resultado un cumulo de ignorancia que mata cualquier buena acción que tengas.

De paso, esa misma ignorancia hace que el mentado jefe se crea muy culto, muy sabio y jamás en ningún caso se equivoca, lo que los pone fuera de si cuando se les reclama o no se les acata una instrucción por absurda y boba que esta sea.

La respuesta de mi interlocutor fue decirme que eso siempre ha sido así en este país, nunca la cosa ha cambiado desde los tiempos de la colonia, que mejor toca morderse el codo y tener un sueldito que andar por ahí despotricando por la vía  pues entre otras cosas quizás salga un carcelazo por pendejo y creerse la gran cosota, esta de ser intelectual, pretendiendo pensar y peor aún, compartiendo esto con mis lectores, sin dinero para irme de farra ni para otras cosas. Hasta allí llegó la conversa, espero que la próxima vez ese mismo amigo me lo encuentre en alguna otra parte y en otro tiempo para no tener que escupirle la cara.
La verdad no sé si ese amigo tiene razón, si el equivocado soy yo, si el día de mañana mi hija me recriminará el hecho de haberme metido en este berenjenal después de los cuarenta en vez de haber comenzado más joven como muchos de los que hoy ostentan cargos políticos, pero lo único cierto es que prefiero esta economía de menestral pero con mis ideas y mi integridad intacta, que  vivir con una depresión eterna y revolcarme en la ignorancia como hacen muchos para malvivir por sueldos miserables, integridad dudosa y accionar prestado, a la orden de cualquier imbécil con chapa que le provoque secuestrarte la vida por tres lochas y en eterno sobresalto por si alguno se entera que mis bienes han sido obtenidos de manera dolosa, es que al final es muy bueno tener la conciencia tranquila como para mentarle la madre a cualquiera sin ningún asomo de vergüenza.

Cuando mi hija tenga edad y me pregunte con que colaboré, yo muy orondo le diré todo lo que se hizo  espero de aquí a ese tiempo haber publicado algo para que ella con orgullo lo muestre y viva con el ejemplo de que sus padres nunca bajaron la cabeza ante la idiotez de una izquierda de orto flexible y cerebro ausente, pero de chequeras plenas de patria.

En el instante mismo en que los compatriotas tomen conciencia de esto que acá digo hoy, se pongan los pantalones y se nieguen a seguir  siendo tontos útiles al servicio del bolsillo de otros, en ese momento comenzaremos el viaje al primer mundo, ese mismo viaje que se interrumpió por culpa de la misma imbecilidad de otros que por obtener votos tiraron el futuro de mi país por la borda.
José Ramón Briceño, 2013

@jbdiwancomeback


3 comentarios:

  1. Al leerte, se me humedecieron los ojos, demasiada tristeza para mi sensibilidad. En esa otra Venezuela en que si vivieron tus padres y nuestras queridas pero terribles abuelas, la honestidad se inculcaba como un bien que sus descendientes debían mostrar como cédula de identidad. Los países que han progresado es porque para sus ciudadanos esa es la cédula de identidad y controlan a sus gobernantes y no vuelven a votar por ellos si pierden la cédula. Orgullo, que vale oro, tendrá tu hija de sus padres

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  2. José comparto esta ideología "Prefiero esta economía de menestral pero con mis ideas y mi integridad intacta, que vivir con una depresión eterna y revolcarme en la ignorancia como hacen muchos para malvivir por sueldos miserables, integridad dudosa y accionar prestado, a la orden de cualquier imbécil con chapa que le provoque secuestrarte la vida por tres lochas y en eterno sobresalto por si alguno se entera que mis bienes han sido obtenidos de manera dolosa"

    Y estoy completamente segura que tu hija estará orgullosa de ti y de todos los que ponen un grano de arena por mejorar este país, el país de nuestros hijos.

    Que Dios te bendiga

    @Vidasucesion

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  3. Es mas satisfactorio acostarse con el estómago semivacío y con la conciencia tranquila, que bien comido y con una conciencia que pesa y no deja dormir; sentir la satisfacción de mirar a los ojos y con la frente en alto, saber que nuestros hijos se sienten orgullosos de nuestros tercos principios y que seguro seguirán nuestros pasos; porque los gobiernos, al igual que el dinero, van y vienen... pero los principios no se negocian y la Patria no tiene precio.
    . Toca seguir luchando... un placer saber que no estamos solos en esta lucha y que debemos mantener la cordura para estar convencidos que no estamos equivocados por querer un pais mejor y con posibilidades para nuestros hijos...

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