Articulo publicado el día de hoy en el diario El Este, Uruguay (http://www.diarioeleste.com/archivo/16-12-13/opinion.shtml)
Venezuela, un país para soñar
Venezuela alguna vez fue el país con un ingreso per cápita más grande de Latinoamérica, con una moneda sólida que el dólar y un crecimiento económico que aun hoy sorprende cuando revisamos las fuentes de información, de eso solo queda el recuerdo y los libros que lo reseñaron. Si bien siempre según la cosecha o los ciclos naturales de lluvia y sequía cada dos o tres años había desabastecimiento en alguno de los rubros que se han catalogado como de primera necesidad, sin embargo desde hace un año aproximadamente, el desabastecimiento en esos rubros ha sido un desastre.
El alimento básico de este país (Venezuela) es la harina de maíz pre cocida, con la que se cocina la comida nacional, la arepa y algunas variantes, hasta hace aproximadamente cuatro años funcionaban alrededor de quince procesadoras de maíz que abastecían en mercado nacional, sin embargo, en una política errada de adquisiciones forzosas, incautaciones y hasta expropiaciones, hoy día solo hay una empresa privada que mercadea el producto terminado pues las otras catorce que abarcaban el 61% del mercado nacional ya no están en funcionamiento, de paso y por motivos políticos ese pírrico 49% que aún se produce solo es distribuido al mercado capitalino (zona metropolitana), eso sin contar la generación de un mercado negro llevado por vendedores informales y mafias que encarecen el producto hasta en seis veces su valor oficial pues está regulado, todo este cumulo de irregularidades conlleva a la desaparición total del producto en los anaqueles de los establecimientos comerciales, generando en algunos casos verdaderos motines de gente buscando acceder al producto donde lo hubiere, las amas de casa se enteran a través de una intrincada red vía redes sociales y los que no llegan a tiempo pues continúan su peregrinar hasta encontrar lo que buscan.
Mismas razones para la leche (en polvo o fluida), el café, el azúcar, carne vacuna, porcina y aviar. Además, como si fuese poco el control de cambio que sumado a la voraz corrupción, hace casi imposible la importación a precios razonables de todos los rubros importantes para el vivir, que abarca desde textiles hasta repuestos para vehículos, los vehículos mismos, insumos médicos, medicinas y hasta electrodomésticos, que no hay y lo que se encuentra está a precios fuera de cualquier marco de referencia.
Antaño teníamos una industria de la construcción que permitía establecer hasta metas de autoconstrucción para todos los estratos socio económicos, hace varios años que la industria acerera está en franca decadencia a pesar de tener en funcionamiento una infraestructura inmensa para al fin, en el caso de las cementeras, estas fueron expropiadas y posteriormente quebradas por el estado, lo que ha traído como consecuencia la desaparición de los materiales de construcción además claro de importar montos insuficientes del producto e impulsar toda una cadena de corrupción liderada por funcionarios del estado, lo que encarece de manera feroz los precios, sin hablar del producto final.
Los bancos no están otorgando créditos más allá de los 12 meses y a un interés que ronda el 50% anual, no hay créditos hipotecarios ni para construcción, los pocos otorgados por obligación gubernamental son por montos que ya al ser otorgados son insuficientes gracias a la devaluación y a la inflación.
Este rosario de dramas toca sumarle unos sueldos menos que miserables, que en moneda oficial rondan los 396 dólares pero a dólar paralelo 40.32 dólares mensuales, lo cual como se imaginarán no es nada benevolente para al 85% de la población quien (se supone) vive de ganar sueldos básicos que expresados en moneda local ascienden a 2500Bs.
Estimados lectores de este prestigioso diario “El Este”, acá les he traído el desolador aspecto económico de mi nación, esperando que no caigan en la tentación de creer la propaganda oficial que les muestra un país de fantasía que solo vive en la mente de los vendedores de sueños, que en medio de esta pesadilla cobran en dólares y viven en otra dimensión muy diferente a la que padecemos los venezolanos de a pie, saludos desde mi esquina, espero verlos pasearse por mi blog (http:// opinionesdesdeestaesquinadelte rcermun.blogspot.com), hasta una próxima oportunidad.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
Foto: José Briceño |
Fue er Conde del Guácharo. o Claudio quién dijo "éramos felices y no lo sabíamos" Algo de razón sustancial que me hace recordar el artículo del escritor José Ramón Diwan
ResponderBorrar