jueves, diciembre 20, 2018

Antes de la Navidad de este 2018


Aún sigo sin internet en casa ni teléfono inteligente en el bolsillo y por el camino que voy pasará un rato largo antes que pueda resolver ese par de detalles, que en otras latitudes son sólo tropiezos momentáneos pero en Venezuela las variables son tan exóticas que mejor dejamos de planificar para dejar al universo obrar como le dé la regalada gana, así nos curamos en salud de (más) desesperanza  que abrumados como vamos, restar incomodidades es algo que cuando menos yo agradezco bastante. 

Este año en la cena de navidad que de por si será escueta por no decir que nula, también se sumarán la gran cantidad de sillas vacías, comedores silenciosos y corazones rotos que difícilmente convertirán la noche buena en un evento feliz, es que la distancia es un asunto bastante triste. Esa noche buena muchos tendremos el corazón y el pensamiento muchas millas lejos de casa, los afortunados podrán hablar por chat que aunque no es lo mismo es más que no poder hablar con esos hijos, primos, hermanos, padres, madres, tíos, amigos, amores y hasta desamores por aquello de no tener acceso a la tecnología, sin embargo unos y otros igual sufrirán el mismo ataque de nostalgia cuando nadie abra regalos, sin el bullicio de la fiesta, la resaca del trasnocho ni la indigestión del exceso de alegría por la celebración, lo peor es que del otro lado, allá donde sea que viva esa gente querida tampoco la alegría será mucha, unos se congelaran por el invierno, otros quizás no tanto pero en todos los casos las querencias se quedaron encerradas en su terruño de donde se fueron sabiendo que pasarían muchos años antes de volver a reunirse, también las causas de la huida son las mismas.

Tengo mucho rato pensando en el asunto de las energías y algunas otras cosas que tan despectivamente he tildado de “paja new age”, sin embargo este año, luego de mucho investigar sobre el tema, siempre buscando pistas dentro de la ciencia he llegado a la conclusión de que si es posible hacer cambios mediante el deseo profundo y colectivo, ese que se piensa con fuerza , que al final pareciera muy parecido a la oración llena de fe que bien puede ser un canal para emitir esas energías hasta este finito universo en que nos ha tocado vivir por tanto no deberíamos desperdiciar todas esas vibraciones  en tristezas de nostalgias imposibles de rescindir , a menos claro que la nostalgia perviva en otro espacio que responde a dimensiones de ausencia total, si el o los objetos de nuestra nostalgia están vivos siempre será posible volverse a reunir que ya habrán maneras.

Para la tristeza y la desesperanza por situaciones que no están en nuestro control hay cuando menos 350 días al año, tengo la idea de que quizás la fórmula para evitar que la tristeza de la noche buena, esa de las sillas vacías y los abrazos ausentes  puede ser la de reunirse con otras personas en la misma situación , compartir lo poco o mucho que tengamos, beber aunque sea te de yerbas del jardín endulzada con papelón para conversar , cenar lo que tengan que compartido siempre sabe mejor todo menos el dolor, olvidarse de penas por un segundo con el pensamiento que esas personas amadas que están lejos también viven en otra dimensión donde las penas siendo iguales se mitigan con la calma del trabajo y el futuro que acá nos hace tanta falta, si tenemos hijos, sobrinos, nietos, padres, hermanos, primos o amigos entrañables que ya no comparten con nosotros y les está yendo bien que el deseo de su felicidad sea la medida de la propia, que esos hijos tan amados tendrán oportunidades que acá solo quedan en sueños, que la nostalgia y la tristeza muten en un deseo inmenso de que les vaya tan bien que la próxima navidad compartan mesa y abrazos juntos en cualquier parte pero con las despensas llenas , que las lagrimas sean de alegría y no de nostalgia.

Sigamos odiando al gobierno que quizás en grupo la energía fluya y los fulmine y si no cuando menos dejamos flotando nuestra vibra para que en un futuro cercano la tristeza solo sea un mal recuerdo, como aquel que se tiene cuando nos encontramos con aquella pareja que nos destrozó un rato pero que como ahora somos felices nos acordamos del despecho sin que haga mella más allá del sentimiento de felicidad por haber esquivado la bala del amor vencido gracias a la calma en la que vivimos, así serán las próximas navidades si nos lo proponemos.

Seguramente usted querido lector tiene costumbres que ahora no podrá cumplir por culpa de la economía que no sirve, el sueldo que no alcanza, la comida que casi nunca es un festín, la bebida que desapareció, esos pequeños placeres que hasta hace pocos años eran comunes ahora son lujos difíciles de cumplir, la verdad es que nada de eso importa, lo que importa es tener ganas de seguir en la pelea y no darse por vencido, que la vida es una sola, las tristezas muchas más que las alegrías y las navidades bien pocas para desperdiciarlas llorando.

Así que el 24 apague el televisor, si no tiene amigos o familiares cerca hable con el vecino que de seguro andará igual que usted y comparta su cena con ellos, si puede reunirse con la familia hágalo que no hay nada mejor que estar entre gente querida, si por casualidad nada de eso es posible baje algún tutorial de youtube para hacer meditación, cómprese un libro, inicie un blog, bébase unos tragos (muchos preferiblemente) , fúmese un poco de marihuana , no sé, haga lo que sea para evadir la bala de la tristeza que de seguro lo va a dejar neutralizado esa noche .

El universo necesita de nuestras energías para empujar las cosas buenas por tanto la tristeza debe quedar execrada cuando menos  por unas horas, encuentre usted mismo su fórmula que será el mejor regalo para el país, igual los que están lejos sean felices porque les va bien, tienen un techo y la esperanza intacta para ayudar a los que tienen acá en Venezuela, desde ya a todos les va un abrazo y mis mejores deseos para todos menos para políticos y militares,, ustedes no merecen ni siquiera un mal pensamiento de tan bajo que han caído para las buenas personas regadas por el mundo igual les va mi más entrañable abrazo jusnto con todos los mejores deseos, a mi hija que la amo, los hermanos por escogencia cuenten con mi cariño intacto a pesar de los años y la distancia, a quienes no conozco pero me leen igualmente les toca lo único que puedo compartir que es mi vibra y a los solitarios por la vida no olviden que no están solos, somos legión por tanto la cosa no es tan grave, búsquense otros solitarios y celebren que están vivos.

Feliz navidad diáspora y feliz navidad quienes nos quedamos, buena vibra y mejor vida para todos, que la resaca les sea leve y la alegría infinita, que las lágrimas no los ciegue y la vida les recompense en igual proporción a su buena fe.

José Ramón Briceño
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