domingo, enero 08, 2017

Una "Causa justa"

 Desde finales de los años setentas el mundo ha ido convirtiéndose en un lugar no solo pleno de sitios comunes, también de cosas “políticamente correctas”  donde toca escoger bien las palabras y ser siempre condescendiente para no pasar por atorrante o malvado. Todo este entarimado de correcciones políticas han creado un ambiente propicio para que muchos “ideólogos” organicen sus discursos en pro de alguna de esas causas justas que tanto gustan a las mayorías, estemos claros, en todas partes del mundo los pobres siempre seremos mayoría, a pesar de existir la clase media en sus distintas variantes , por buena que sea la posición de un país, la relatividad de la pobreza siempre hará que una mayoría pueda considerarse pobre, sin caer en comparaciones claro pues de ser así el más miserable poblador de Suiza tiene el equivalente al ingreso de un millonario venezolano o haitiano, pero aun así será pobre.

Los ejemplos sobran y el más patente es el de las izquierdas , quienes se han encargado durante los últimos sesenta años en hacer una propaganda plena de palabras altisonantes como libertad, resistencia, rebeldía y lucha de clases pero al final no son más que pantallas para que sus grandes “lideres” junto a los acólitos y sus familias se transformen en una suerte de realeza que disfruta de cosas que sus respectivos pueblos suelen solo soñar pues no hay manera de que ellos puedan ascender hasta las alturas de los lujos de los que disfrutan los altos jerarcas.

Quizás lo más insultante es que todos los regímenes que se dicen de izquierdas terminan siendo peores que los otros que ellos mismos censuraron y acabaron por los medios que fuese, acusaban al gobierno anterior de cualquier bajeza pero con los años cada uno de esos izquierdosos terminaron siendo no solo peores, también más barbaros que cualquier régimen genuinamente democrático, eso sí, ninguno reconoce ni por accidente que son unos imbéciles de marca mayor, que sus ideas están muertas antes de nacer o que sus métodos pertenecen a otros siglos donde la barbarie era la norma y se supone que en el siglo XXI la civilización ha de ser un proceso de crecimiento en todo sentido.

Venezuela no escapa a ese sino, a finales del siglo XX, entre los medios de comunicación, los partidos y la misma izquierda de siempre hicieron un esfuerzo mancomunado para crear una matriz de opinión  que hizo sentir a todos que pasábamos por la peor crisis económica de la historia, que teníamos el índice de violencia más virulento del planeta y que la única opción era tener un “gobierno de los pobres”, se desataron los demonios en mi país, casi dos décadas más tarde, cualquier crisis anterior parece un paraíso, la violencia de antaño es un juego de niños y lo que pensaban fue el peor gobierno de nuestra historia en realidad fue el mejor pues de haber aceptado las medidas económicas propuestas no estaríamos en esta situación.  Eso del gobierno de los pobres fue lo único cierto, sin embargo fue algo construido para enriquecer a los pobres funcionarios que hicieron (y hacen) pingues negocios con las arcas nacionales, hay tantos escándalos bajo la alfombra roja que se hace complicado enumerarlos pues van desde el narcotráfico hasta la trata de blancas pasando por cualquier clase de negocio turbio del que por cierto hasta los dos presidentes que hemos tenido últimamente son parte del reparto de botin.

Es una muestra clara de cómo pervertir una “causa justa” donde se supone que nadie puede censurar la ayuda a los pobres. Tener un discurso de izquierda empieza por defender a los pobres, hacer apología de las miserias de los seres humanos, convencer a esa mayoría que sueña un mejor mañana con martingalas retoricas que solo buscan confundir y de la que los necesitados solo entienden de comida o cosas gratis para el futuro. No dudo que existan creyentes pues también la naturaleza humana hace que muchos crean en cosas imposibles y se nieguen a ver su ceguera pero también tengo mis dudas en cuanto a los jefes cuyo discurso parece el mismo pero con el agravante de que su fin único es mantenerse en el poder y así seguir disfrutando de sus prebendas sin importar mucho los métodos, convirtiendo de paso a toda la maquinaria gubernamental en una fábrica de mentiras escritas en pixeles y tintas para convencer de que “no pasa nada” , que en las cárceles no hay sindicatos criminales cuyo poder escala hasta las altas esferas ministeriales, que los hospitales son un modelo de modernidad cuando todos sabemos que es casi una sentencia de muerte depender de la salud publica más allá de la buena voluntad del personal que allí labora, que nadie pasa hambre cuando también los venezolanos de toda condición económica pasa las penurias del desabastecimiento cando no de la imposibilidad de tener una despensa medianamente surtida pues su ingreso no alcanza para esa compra ni en el mercado regular ni en el negro, que esos sindicatos del crimen no son protegidos en las llamadas “zonas de paz” donde cualquier cosa pasa sin que ningun cuerpo de seguridad pueda hacer nada pues los jefes han pactado con las bandas de la zona para que estas ejerzan el control social, que no hay presos políticos y que Venezuela es una democracia , bueno explicar eso ya ni sentido tiene pues sabemos que la (in)justicia venezolana depende de otras cosas ajenas a las leyes.

En fin, estos últimos años de ese gobierno de izquierdas son la muestra patente de como pervertir una causa justa da buenos dividendos además le podemos sumar algunos puntos sobre la hipocrecia de muchos países cuyos gobiernos se dicen prohumanistas pero hacen sentidos silencios sobre la tragedia de mi país.
José Ramón Briceño, 2017

@jbdiwancomeback



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