La
guerra está instalada entre nosotros, no hay un día que las noticias no llenen
de espanto a todos aquellos que como yo fuimos educados para otra cosa, la
economía de menestrales nos tiene al borde de un colapso nervioso, ya no como
individuos, más bien como colectivo, no hay reunión en que el tema de la
emigración no esté al día, no hay amigo que no esté viendo como irse del país,
algunos de manera irreflexiva bajo el paradigma de que más jodidos de lo que
están acá es difícil estarlo en otra parte, los menos con plan, títulos y
esperanzas, por ultimo esos que como yo soñamos con un pasaje de avión aunque
necesitemos endeudarnos para lograrlo, llevarnos a los hijos por lo menos,
regalar lo que no quepa en la maleta y hasta botar los zapatos en el avión para
no llevarnos de acá ni el polvo de nuestra tierra, no es que seamos
malagradecidos con el sitio que nos vio nacer, es que después de tanto
desaliento, es mejor romper lazos, quizás en 10 años la nostalgia gane y vuelva
a tener amor por mi tierra, es una suerte de divorcio mientras se está
enamorado y hasta que pase el despecho es mejor cortar toda comunicación.
Tengo
la certeza de que debemos estar peor antes de comenzar a estar mejor, hace días
un amigo que vive fuera del país vino a visitar a su familia y afortunadamente
me invitó, entre las mil cosas de las que comentamos hubo una pregunta en
especial que me hizo, ¿Dónde estará el punto de quiebre?, ese momento álgido donde
todos deciden patear la mesa, olvidarse de las formalidades y quemar hasta la
partida de nacimiento borrando de paso todo vestigio de tanta infamia, para
poder volver a ese país que teníamos antes de esta debacle donde los culpables
se hacen los inocentes y los inocentes solamente nos queda resignarnos a
aguantar esta vida de mendigos a la que nos ha condenado este asco de V república.
La
respuesta me espanta, cualquiera de las hipótesis desembocan invariablemente en
ríos de sangre, sin embargo al pensar con susto a mi reflexión recuerdo los 25
mil muertos al año y pienso que ya los ríos de sangre andan sueltos pero a
fuerza de costumbre ya no los vemos con tanto espanto como antaño.
No
creo que el tal “estallido social” suceda, total, los mandamases de este
gobierno conocen de cerca todas las estrategias de subversión posible , a esas las atajan antes que
exploten, los que hacen subversión no se leyeron los manuales y se niegan a
saltar a la clandestinidad, se mandan mensajes por el celular y le tienen grima
a la sangre, mientras que del lado oficialista tienen singular gula por la
sangre con plomo añadido, es una batalla desigual entre quienes todavía creen
que tratan con gente honesta, que respeta las leyes , los acuerdos, las
convenciones internacionales o las promesas dadas. Disculpen señores pero el
estado es la cosa más asquerosamente falsa que existe, fíjense a modo de
prueba, pregúntenle a cualquier profesor que conozcan y pregúntenles por el
aumento de sueldo prometido, publicado, gritado y hasta celebrado por el
gobierno hace unos meses, les dirán que todavía no reciben ni medio, por tanto
si una promesa tan básica no la han podido cumplir, imagínense lo demás.
Unos
dirán que así es la política, yo les contestaré que ciertamente por aquello de
su oficio, decirles alguna cosa como falsos o hipócritas es llover sobre mojado,
como decirle cochino al cerdo o arrastrada a la serpiente y pretender que
ofendan por eso, pero es que del lado del Psuv se saltaron todas las marcas de
rastrerismo, todas las cotas de asombro y la verdad por mucho que dude de todo,
de esa gente es factible cualquier cosa.
¿Cómo
saldremos del laberinto?, todos lo saben pero nadie hasta el momento ha
demostrado el musculo necesario para poder frenar el avance de tanta maldad
manifiesta de parte de una gente que tengo la certeza que se mueve más por
miedo que por otra cosa, saben que al estar caídos no tendrán hueco bajo
ninguna piedra en el mundo capaz de resguardarlo de la cárcel o algo peor por
tanto crimen cometido. Hay acciones que no soportan ni siquiera la intención de
una amnistía, ellos lo saben y los pendejos que todavía creen seguramente se
prestan para defenderlos por las razones equivocadas, el odio es mucho todavía.
Estamos
transitando una época oscura de nuestra historia, nadie se salva, nos sentimos
al borde de una batalla que podrá explotar en algún momento, hemos bajado
nuestra economía a niveles del siglo XIX justo a las puertas de la guerra de
independencia, recordemos igualmente que en aquellos tiempos ambos bandos eran terroríficos,
al fragor de la batalla tanto los republicanos como los realistas eran igual de
criminales, lo mejor de esa guerra fue que se terminó pero a 200 años está todavía
flotando eso en el aire, tengamos cuidado con lo que deseamos pues se nos puede
cumplir, el laberinto está convirtiéndose en un remolino que nos va a tragar a
todos, ojalá podamos huir y renacer de nuestras cenizas aunque eso implique
volvernos extranjeros de por vida.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback
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