Los
últimos acontecimientos han destapado pasiones encontradas entre quienes
aprueban unas elecciones y quienes abogan por la abstención, ambos bandos
arguyen como valederas sus razones, por supuesto hay de por medio muchas
ambiciones. Me siento en una disyuntiva profunda, por un lado me niego a seguir
haciendo el payaso con mi dedo pintado de azul mientras el CNE hace lo que le
da la gana con mi opinión y la de todos.
No
tengo la verdad en mis manos, mucho menos tengo pruebas para asegurar nada, sin
embargo, cuando vemos como el mismo estado sabotea las gestiones de los poquísimos
alcaldes opositores y si no le encuentran la vuelta electoral los ponen presos
bajo cualquier excusa, claro, tampoco hay que perder de vista que una buena
parte de la población los apoya (al estado claro). Por distintos medios me han
hecho saber algunos oficialistas su desprecio por lo que escribo, también con
algunos argumentos de difícil digestión, comenzando por asegurar que mi prosa
es a todas luces algo ofensivo para ellos, un par se han dado a la tarea de
citar al engendro de Lina Ron como si de un catedrático marxista tropical se
tratase, algo sobre la gente que “escribe y habla bonito son sospechosos de ser
enemigos del pueblo”, eso constituye una prueba de por dónde va el pensamiento
de la gleba cuyo sino particular está constituido por una cierta alergia a la
educación y las buenas maneras, con esa gente no tiene sentido discutir pues
están buscando realmente que a alguien se le olviden las buenas maneras para
recordar otros tiempos y terminar yéndose a las manos o a los insultos, para
luego gritar a los cuatro vientos que la “derecha fascista los odia” y saben,
tienen razón en lo del odio, en lo de fascistas pues creo que esa gente se
olvida de verse al espejo, cuando quieran les regalo una biografía de Mussolini
que tengo en mi biblioteca a ver si se reconocen.
En
fin, vuelvo a las elecciones, tengo la impresión de que tienen varios años haciéndonos
trampa, sabemos de sobra que trampa y estado son casi sinónimos, sobre todo
cuando TODOS los jerarcas de TODOS los niveles siempre esconden sus fechorías de
alguna manera y NINGUNO es inocente, TODOS son culpables por acción u omisión.
Sabemos
que en esta era digital no existe nada prohibido para los que saben de
informática, si se roban un banco en Suiza, entran a las bases de datos del
FBI, se burlan descaradamente de todos los sistemas de seguridad informática,
tanto así que las grandes instituciones contratan hackers para supervisar su
seguridad a diario, sin ir muy lejos, usted puede ver que a diario hay nuevos
virus informáticos, de eso viven los que producen antivirus quienes a su vez
son hackeados para beneficio de cualquier buhonero que te vende cualquier
programa a menos del uno por ciento de su valor en cualquier mercado informal
de este país.
En
fin, estoy casi seguro que los votos de todas las máquinas de votación pasan
por un filtro digital que los acomoda según los deseos del patrono, lo de la múltiple
cedulación y demás sutilezas son pendejadas para que el gobierno pueda decir
que capturó a fulano o zutano intentando hacer trampa electoral, la verdadera
trampa está en los datos. Total, como lo que se audita son los libros de
votación y se contrastan con el número de votantes independientemente del
resultado, nunca se sabrá por donde va la trampa, ahora, si me dicen que las
cajas contentivas de las boletas de votación se abren y se auditan junto a todo
lo demás, ahí si me la ganan, mientras no suceda eso seguiré pensando que me
timan en cada proceso.
Creo
que ya debemos de dejarnos de esa “inocencia” de creer que el fulano arbitro es
imparcial, que los fulanos del PSUV van a jugar limpio, que las elecciones tal
y como vienen planteadas son un “ejercicio democrático”, yo no lo creo, si acá
las leyes se respetasen la cosa seria diferente, si acá por fin los líderes
opositores hicieran exigencias en pos de unas elecciones realmente libres y
justas, si los ciudadanos del psuv se sienten ofendidos por mis palabras los
conmino a exigir la auditoria total de papeletas-votos electrónicos-libros de
votación para que me trague mis argumentos, mientras nada de eso suceda seguiré
pensando que todos los votantes somos unos soberanos pendejos cuyo mejor
argumento es quejarnos sin hacer nada para superar nada.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback
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