jueves, enero 08, 2015

Yihad


Siempre he visto con cierta reticencia el asunto ese de la religión y sus obligaciones, la parte que me tocó, esa de misas, ave marias, padre nuestros, golpes de pecho y aburrimiento extremo pues me hizo dar alergia a pesar de que cumplí todos los rituales de la vida católica como bautizo (ese ni me enteré), primera comunión y confirmación, el matrimonio pues entra en esas alergias que se volvieron patológicas y hoy, a los cuarenta y tres años jamás me he casado, pero tengo una hija preciosísima que heredó a partes iguales lo mejor de su familia y de la mía.

Esa alergia a los rituales religiosos me ha dado una equivoca aura de bicho de izquierda, los de esa tendencia me tratan con efusividad hasta que le refuto sus boberas ideológicas que más me parecen delirios de fracasado que otra cosa y la derecha pues, tampoco termina de verme con simpatía pues tampoco me doy mucho con eso de las misas, en ambos casos se ofenden cuando me preguntan sobre los militares y les respondo con toda la sinceridad del mundo, ahí se acaban las sonrisas.

Ayer vi con estupor como cuatro animales de barba mataron a 12 personas solo porque se sintieron ofendidos por unas caricaturas que satirizaban a Mahoma, vi el video de los tipos bajándose de un vehículo y baleando hasta a un herido, gritaban consignas sobre su religión y algo sobre una tal venganza por el insulto.  Puedo pensar que a los árabes del desierto el sol los vuelva locos, el hambre ponga lo suyo, además de que la ignorancia es caldo de cultivo para que cualquier aprovechado les diga cómo vivir y que sentir, pero unos fulanos que se criaron en un país del primer mundo, que han visto cómo se maneja la cosa de la contemporaneidad, que (teóricamente) cuando menos estudiaron los diez años entre básica y media por no decir que fueron a la universidad, han visto museos, no han conocido hambrunas ni siquiera el desempleo terrorífico con que vivimos acá en Latinoamérica o sus pares del desierto, se pongan en ese nivel de idiotez asesina.

La idea de matar por una cosa que a final de cuentas nadie tiene certeza es una característica de gente descerebrada, sería muy interesante saber de una vez por todas si de verdad existe ese “otro lado” y mejor aún darse cuenta que ahí la religión es otra cosa, quizás todos (incluido yo) somos candidatos al infierno musulman pues no somos creyentes, a lo mejor los que van al infierno son ellos, quizás hasta nada de eso exista y el castigo por el karma sea volver a nacer en las mismas condiciones hasta que aprendas a ser gente y te ganes el derecho a otro nivel de existencia, no sé, pero esa misma interrogante deberían de hacérselas todos.

Algo paso en estos últimos cuatro siglos que los musulmanes mutaron en esa suerte de cucarachas parlantes cuya lectura de su religión no parece otra que la de exudar resentimiento a todo lo que no entienden, haciéndolos asesinos, terroristas, traficantes de cuanta cosa existe y de paso, como si no fuese poco, son socios de cuanto malviviente anda por ahí suelto, dejando un rastro de sangre en la arena de la historia en vez de construir (PSUV es uno de sus socios), si vemos los que dejó la cultura árabe en España, lo que le ha aportado al idioma, las artes, las ciencias y hasta las matemáticas, es complicado relacionarlos con los de ISIS que decapitan cristianos y cualquier otro no musulmán, que venden esclavas, matan al por mayor sin piedad, los otros tantos sumados a esas yihad absurdas, no sé qué pasó.

Lo que sé que pasará es que estamos a las puertas de algo mucho más preocupante y diabólico que la muerte de los caricaturistas, los miles de anónimos pobres que han matado en su sed de venganzas absurdas, tengo la impresión de que pronto un conflicto hará palidecer las dos guerras mundiales, la privacidad ya lesionada despues del once de septiembre será peor tratada y los gobiernos tendrán la obligación de tomar medidas drásticas si no quieren que el mosntruo islámico se adueñe de todo, no habrá piedad con nadie y nadie pensará en eso hasta que los últimos sobrevivientes queden en pie, mientras, al otro lado del mar seguimos los venezolanos impávidos, gobernados por socios de esos animales, cuyo raciocinio se parece muchísimo pues su resentimiento a flor de piel prefiere destruir que construir y tener el cinismo necesario para decir cualquier babosada en público, amanecerá y veremos cómo y de qué manera esa factura nos tocará, ojalá la barbarie no triunfe.

José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback



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