domingo, noviembre 09, 2014

Grupos de opinión en Venezuela


Hace días leí un artículo de Elides Rojas donde exponía las tres expresiones más escuchadas entre la población. Ciertamente hay tres grandes grupos de opinión, los que defienden la ¿gestión? Gubernamental , los que detestan a cualquier cosa que apeste a gobierno y los de más crecimiento que son los que están hartos de cualquier cosa política y aseguran que ya no les interesa nada, que no desean escuchar más del tema y que apenas puedan hacen maletas, venden hasta los platos y se van del país para no volver jamás.

La verdad es difícil comprender las razones del primer gran lote de opinión, se me hace difícil compartir las ideas de quienes llevan quince años destrozando el país , ignorando todo el desastre que han realizado, digamos que no todos hacen su agosto con el dinero de la nación pero si todos son culpables por acción u omisión del empobrecimiento progresivo que amenaza con ser definitivo de este país que hasta no hace muchos años era un sitio donde se podía creer en el progreso, tener una casa, un carro, un empleo cuyo sueldo fuese directamente proporcional a las habilidades ganadas a punta de estudio (las familias de muchos pueden dar fe de eso), ahora hay ilustres escolares presidentes de empresas del estado, “gerentes” internacionales que no han aprobado el bachillerato, periodistas presidentes de empresas eléctricas, tenientes multiministros y así una larga lista de gente cuya formación acaso les daría para gerenciar un puesto de empanadas con altísimos cargos, donde por supuesto su ignorancia no les deja tener ni siquiera una mediocre gestión, tienen terribles gestiones donde los grandes jefes se embolsillan una buena tajada mientras lo demás se esconde tras una gran patraña de propaganda y fanatismo, si no creen tomen por ejemplo la del ministro aquel, un economista metido a ingeniero agrónomo cuyo mayor logro fue el de formar un escuadrón de sicarios que expropiaron el 90% de las tierras cultivables para convertirlas en montarrales y ahora pues hasta un kilo de zanahorias cuesta más que el billete de mayor denominación, la carne de bovino es incomprable y hasta los pollos se importan pues al parecer a nadie le importa ser productivo.

Al segundo grupo de opinión que va en franco crecimiento, no hay forma de culparlo de nada, por supuesto toca andar molesto, si del lado oficial tienen sicarios que llaman “colectivos” “círculos” o cualquiera de los epítetos que se les endilgan a los fanáticos de moto y bala a quienes hasta la policía les rinde pleitesía, creo que lo justo es que en algún momento existan grupos que les hagan peso (eso aún no sucede, pero sucederá), mientras entre tanta impotencia se vale la bronca. El problema es que del lado oficial nadie fue, nadie es culpable y se sienten ofendidísimos cuando se los reclaman, puedo dar fe de eso pues por asuntos de vida he tratado a altos funcionarios que ya no me tratan por haberles reclamado alguna vez su absurdo accionar y su falta de honestidad al realizar algunas cosas fraudulentas para colaborar con una gran cantidad de ilegalidades que sus jefes les exigían. Aunque yo pertenezco a este grupo de opinión he descubierto que con buenos e inteligentes argumentos se hace más que insultando a cuanto chavista se me atraviese, de hecho, aunque trabajo en una dependencia educativa del gobierno, no oculto mi filiación política ni evito discusiones en ese sentido, algunas veces me porto hasta mal haciendo sentir miserables a algunos compañeros de trabajo o diciéndoles cuatro vainas a quienes se acercan con argumentos idiotas a la conversa, creo en la inteligencia antes que la violencia.

Eso no quiere decir que en pos de eso me deje insultar o ningunear por el primer pendejo que se le ocurra, también tuve bastante calle en mi juventud como para no dejarme amedrentar de gratis, sin embargo toca explorar la concordia antes que la violencia.

El último grupo ese de “no me importa nada, métanse su país por donde les quepa, yo me voy”, ciertamente tiene razones válidas, debo confesar que si yo pudiera llevarme a todos mis quereres en un avión (incluidos perros, gatos, amigos y hasta empleos) me voy sin pensarlo dos veces, pero a los cuarenta y tantos pensar en irse a limpiar mesas y condenarme a una vejez sin pensión ni calma, es complicado pensarlo en serio. A esos amigos les digo que mientras no se vayan tampoco se hagan los locos, hagan ruido, dejen el miedo, sean más inteligentes (el lado oscuro no se lleva con la inteligencia), si de verdad se van hagan resistencia hasta con la impresora de su casa, no se queden callados frente a las injusticias, váyanse pero hagan su parte que quienes nos quedamos de pie los miraremos si no con odio, si con indiferencia en el futuro, eso señores se lo deben a sus hijos, sus muertos, sus familiares, sus amores y hasta sus desamores que se quedan.
En fin creo que el odio no tiene vuelta, el país está a un tris de algo que no quiero ni nombrar, la división es un hecho y si aún estamos así es realmente por la cobardía de unos pocos y el cansancio de muchos que tienen años en la pelea mientras los políticos de oficio se creen en Versalles haciendo cálculos y sacando ganancias para sus deseos mezquinos de poder efímero, haciendo tratos bajo la mesa y engañando a su propia gente mientras sus cuentas siguen creciendo “por si acaso”.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback



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