sábado, junio 14, 2014

Cavilación de una noche


Hace unos días, ajeno a mi costumbre, al salir del trabajo me fui a un tugurio amable a tomarme unas cervezas con un amigo y colega del entorno fotográfico, eso de beber un miércoles no es ni sano ni aconsejable, levantarse con resaca a trabajar es mortal, cuando menos a estas alturas, luego de tanto abuso a mi hígado durante años, pero ciertamente, unos tragos y buena conversa, más allá del lugar común de la política, los planes, los sueños, los amigos, ex amigos, hijos y hasta padres, las conversaciones luminosas son cada vez más escasas, toca cuidarlas y aunque la mujer rechine de la bronca pues no entiende como uno puede cometer el sacrilegio de salir sin ellas y sentirse bien.

Al llegar a mi guarida de soltero, aun alegre por la ingesta de unas cuantas negras vestidas de novia (cervezas muy frias),esas que acá llamamos tercio, me dio por poner algo de música y entre el soundtrack de mi walkman saltó una canción de Fito, se llama “la casa desaparecida”, recordé que la use en la universidad para hacer un análisis profundo del significado de su letra, se acabó la alegría de las cervezas, más bien se aplanó el espíritu pensando que obligatoriamente ahora los que mandan se parecen tanto a quienes hicieron de la represión su estilo de vida, que la cosa me asquea.

Antes, en los noventa, cuando comencé a ser gente pensante caí en la trampa fácil del lloriqueo de izquierda, siempre creí que los izquierdosos eran una suerte de santones con una cruzada por la igualdad social, que fueron víctimas de una tragedia fraguada por una casta militarista, descastada como todos, sus muertos se contaron por cientos, los relatos de espanto se cuentan por miles, sin embargo, al parecer no fue tal tragedia. Si, aun me espanta saber de las desapariciones, de la gente lanzada desde helicópteros en vuelo, de las ejecuciones sumarias, las fosas comunes, las torturas incapacitantes, los presidios gratuitos pues hasta donde se expresarse en Publio no debería ser delito según la constitución, los milicos de verdad jamás me han agradado a pesar de que existen algunas honrosas excepciones.

Ahora creo que la eliminación del comunismo internacional fue tarea pendiente y la pendejada nacional dejó que estos barbaros se quedaran con todo y nos quitaran todo, hasta la esperanza, no sé, me dio por pensar que estamos así por la grima extraña que le tenían los verdaderos demócratas a la sangre, unas 15 balas bien puestas nos hubiesen ahorrado mucho camino en este devenir de miserias en el que nos hemos convertido los ciudadanos de a pie que somos mayoría, hasta los indultaron luego que pasaron unos cuantos meses “presos” a cuerpo de rey, con visitas, sin pranes, con derecho a llamadas telefónicas, entrevistas, comida de afuera y hasta cobertura mediática y ahora, por la costumbre aquella de ser democráticos los dejaron hacerse fuertes y ahora pues ven en lo que se ha convertido el país.

Miren ahora como viven los presos políticos y eso que ellos no tienen muertos en su conciencia, como el presidente de la AN que mató a los vigilantes de VTV y ahora acusa de asesinos a otros, el negociador aquel que mataron saliendo de Miraflores , el mismo que resulta tenia orden de captura por homicidio, la jueza Afiuni incomunicada por orden de un juez, canales de TV cerrados o comprados al mejor estilo de Don Corleone (con una pistola en la nuca) y pare usted de contar como la impunidad campea para tanto animal con chapa y pistola suelto, pero libre de culpa gracias a los santones de la ¿izquierda? Que se nutre de la sangre y el alma de todos por acá. Ojalá los presidentes aquellos de la cuarta hubiesen tenido la mitad de la malicia de estos bichos y misteriosamente hubieran volado el cuartel San Carlos “por accidente”, hoy la vida sería otra cosa, estoy seguro.

Además estos tipejos no son comunistas, comunistas fueron gente como Rómulo Betancourt  y la generación del 28 quienes en el camino se dieron cuenta de que por ahí no iba la cosa, cambiaron profundamente su ideario, abrieron el país al futuro, no lo cerraron como estos, es verdad hubo excesos pero al lado de estos, esos fulanos excesos se sienten como bromas de mal gusto, mientras ahora los excesos son la norma y la normalidad es el caos de sangre, bala, moto, casco, bombas, perdigones de plomo o plástico rígido, citaciones, acusaciones de asesinatos imposibles como el tal magnicidio, de paso muestran unas pruebas tan burdas que cuesta pensar en quien es más imbécil, el que muestra tales boberas, quien las diseña y de ser ciertas los indiciados merecen la cárcel por gafos, no puedo creer que un espía decente mande correos por Gmail ni SMS para planificar la muerte del presidente.

Amanecerá y veremos, sin embargo me niego a mostrar la salida, todos la conocen pero igual todos le temen, más jodidos es difícil y la posibilidad de morirse de mengua en la cárcel es una muy cercana, no sé, mejor dicho si sé, pero no la voy a poner por acá pues de seguro algún esbirro me leerá y dirá que soy primo de Obama por parte de un tatarabuelo Iraquí que fundó una agencia de inteligencia supermegasecreta pero que vivo con sueldo de profesor para despistar a las autoridades para, dado el momento, matar al presidente con una cerbatana que disparará proyectiles de papel toalé masticado y bañado con mata ratas, uno nunca sabe.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback


 
Foto: @plurifotos

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