No
si lo he comentado por acá, pero ciertamente odio los domingos, días estériles
sin la gran cosa que hacer, largos como un discurso presidencial, con el plus
de que todo está cerrado, quizás son necedades de quien (como yo) pretende
estar en cosas productivas o cuando menos piensa que puede hacerlo, pues bien,
a mí la semana santa me parece un domingo extendido que dura cuando menos tres
días, de paso con ley seca, que horror. He sobrevivido a otra semana santa.
Anoche
andaba de paseo por ahí, comida china, café de máquina, dulces y cine, nada del
otro jueves pero con esta economía ciertamente es como costosa la cosa aunque
debo admitir que vale la pena desconectarse de a ratos y gastar en sonrisas así
toque sacrificar algún que otro desayuno, la cosa tampoco es terminar
esquizofrénico de tanto pensar en pensar que muchos han dejado de pensar hace
rato, claro que toca hacer el aporte pero el cerebro necesita un poquito de
aire para no perder la perspectiva, sin embargo luego de un muy mal plato de
comida china (que confirma mi tesis de que eso ni es chino ni es comida), cuando
devolvía la bandeja y botaba los restos de comida, flanqueando el envase de
basura estaban dos obreros del centro comercial, tenían el uniforme de quienes
hacen mantenimiento, eran una pareja, hablaban bajito y se reían, quien sabe de
qué conversaban, lo raro es que la señora tenía a su derecha una bandeja de
cartón, de esas que usan para servir la piza en los sitios de comida rápida, entre
los dos (al parecer) iban recolectando pedazos de pizas que dejaba la gente y
los agrupaban en su cartón, yo pensé, no, eso seguro es para los animalitos,
hasta que estando ya botando los restos de comida vi con cierto espanto como la
dama tomaba un triángulo de piza y le daba una mordida, así, sin pudor ni grima.
Casos
como esos se replican en todas partes con cierta normalidad, el asunto es que
lo normal es que sean indigentes, no digo que esté bien, igual da lástima ver
como una persona termina alimentándose de la basura ajena. Lo increíble es que
las dos personas de las que estoy hablando son gente trabajadora, vaya que es
trabajo ese que ellos hacen sobre todo por la inmensa cantidad de gente desconsiderada
que camina por ahí, esa misma que deja todo como un chiquero y de paso tratan
mal a los que hacen ese trabajo, los tratan como seres inferiores, dejando de
paso todo un reguero de basura tras su paso.
Como
es posible que un país que se presume de tantas cosas, donde tenemos un
gobierno que se la vive dando cifras y explicaciones para “demostrar” que su
administración no es una porquería, que hasta la gente que trabaja le toca
escarbar los desperdicios ajenos para comer. Quizás mi imaginación que vive
desbocada está haciendo un drama de la nada, pero es que nobleza obliga, es más,
la cosa causa culpabilidad, pues en vez de estarse espantando podría haberle
invitado una piza a ambos y resuelto el problema, el asunto es que mi sueldo
tampoco alcanza para tales muestras de solidaridad, me toca resignarme a
tragarme el espanto por no poder colaborar en lo más mínimo.
¿Cómo
hará una familia con dos sueldos básicos? Si la cesta básica está por el orden
de los 14.000 Bolívares , entre ambos sueldos no son más de 6.000, aún le
faltan 8.000 para comer solamente, no hemos tomado en cuenta que hay servicios
que pagar, pasajes, meriendas, uniformes, médicos, medicinas, vicios (café,
alcohol y cigarros no por ser políticamente correctos hay que olvidarlos)ropa,
zapatos, emergencias e imprevistos.
En
estos días un ministro hizo una de esas declaraciones que parecen escritas por
los hermanos Marx, dijo que ahora el venezolano había creció más tres tallas en
promedio, que ese era un gran logro de la revolución, aprovecho el tema para
responderle, basado en lo dicho en el párrafo superior, claro que han crecido
varias tallas, sobre todo si ves la diferencia abismal entre lo que se debería ganar
para comer y lo que realmente gana gran parte de nuestros compatriotas, si
vives a punta de harinas, de pastas y arepas que son las dos grandes panaceas
de la clase trabajadora pues rinde mucho con poco dinero, imagino que compran
un kilo de carne molida, medio kilo de queso llanero, tres kilos de harina de
maíz pre cocida, un envase de margarina de medio kilo y listo, tienen resuelta
la comida de la semana, desayuno y cena con arepas, la pasta con salsa de carne
para el almuerzo, así varias combinaciones pero nunca salen del esquema de las
harinas, así tenemos un país de gente gorda pero mal alimentada, de gente que
trabaja pero no le alcanza más que para medio sobrevivir, en el medio la
inmensa cantidad de desocupados que hay en todos los hogares haciendo sus
respectivas colas para acceder a un producto que a fuerza de no estar ya parece
la exquisitez que jamás fue.
Al
final del paseo me encontré con un centro comercial muerto a las 8 de la noche,
gente apurada por irse, locales cerrados con aire de casa fantasmal por lo vacíos
de sus anaqueles, todo con aspecto triste, una carrera contra el tiempo antes
de que el hampa hiciera acto de presencia, un domingo disfrazado de viernes,
nada santo, pobre y desesperanzado como todos los días que la revolución ha
¿avanzado?
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
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