viernes, febrero 21, 2014

Acá los mirones no son de palo


Los venezolanos debemos ser los seres más exóticos del planeta tierra, no importa que tan peligroso sea el asunto, siempre habrán mirones, si hacemos memoria de los tiempos en que aparecían maletines extraños en la calle, la policía decía que podían ser explosivos, se armaba el dispositivo de seguridad, llegaban las cámaras de televisión, la prensa y la radio, igual habían cuando menos cien mirones esperando que la bomba explotase, eso no pasa en ninguna parte del mundo, una amenaza de bomba despeja cuando menos tres manzanas de cualquier otra ciudad, la gente se aleja todo lo que puede, acá no, hasta los policías pasan a ver de qué se trata el asunto, le dan con el pie a la supuesta bomba hacen chistes, le hablan a los mirones y hasta sonríen a las cámaras.

Esto lo cuento pues hoy otra vez pasé por la zona de guerra de mi ciudad, a un lado de un centro comercial, unos cien muchachos armados con palos, piedras, botellas y hasta escudos artesanales, queman cauchos, gritan consignas, se enfrentan a la policía, llueven bombas lacrimógenas, hay gritos, carreras, insultos y hasta disparos, mientras todo eso pasa hay unos cuantos mirones esperando a ver qué pasa, corren, aplauden pero ni de vaina entran al combate, cierto, he sido un mirón más, la verdad hoy me llevé mi cámara con todas las ganas del mundo de sacarla y tomar fotos para dejar testimonio de eso y sacarlo al mundo, la verdad no me atrevo, quizás mañana me acerque hasta el sitio para hablar con los muchachos a ver si me dejan participar, tengo que admitir que la adrenalina es una cosa bastante gratificante, aunque los riesgos son bastante altos.

Debo criticar desde mi esquina la indolencia de todos, la gente se molesta, comenta en todos lados que la cosa está difícil, pero nadie ayuda a esos muchachos que se la están jugando completa, de hecho, cada tarde al volver a casa he oído a más de uno comentar que van a “ver qué pasa” como si de un show vespertino se tratase, no puedo entenderlo. Deberían sumarse, lanzar piedras, trancar las calles, pero no, van a ver, a disfrutar del espectáculo gratuito, de guardias , policías y gente lanzándose cosas, como una guerra microscópica que no tendrá mayores consecuencias, el gobierno seguirá matando gente, la guerra nos está alcanzando mientras la mayoría va a ver, que vergüenza de país.

Puedo entender el miedo, pero también debemos saber que la vida se nos va en tener miedo, ya la salida ni siquiera está en el aeropuerto, seguramente nos iremos por tierra, pero sin pasaporte está complicada la cosa, cuando les tumben la puerta de la casa a culatazos dirán con amargura que se pudo evitar, pero el miedo no los dejó.

A los militares les podría insultar un poco más pero es llover sobre mojado, ya saben que la historia se las cobrará, cuando no sus propios hijos por haber permitido este descalabro de extranjeros matando venezolanos, por percibir limosnas por hacerse los locos mientras el país se desangra, por “trabajar” hombro con hombro junto a delincuentes, recibir y ejecutar ordenes de otros iguales, solo que con cargo oficial, por ser las celestinas del régimen, lastima dan.

Hoy la esquina está de luto, ayer murió el venezolano ejemplar, el “Tío Simón”, yo crecí oyendo sus tonadas, la verdad odié “caballo viejo”, pero lo demás me suena a mi patria, sin las estridencias de los de la “canta recia”, sabiendo de antemano que no tendremos otro igual, con su distinción humilde, su valor, su ejemplo, ojalá algún familiar lea mis líneas luctuosas para sentir que mi dolor es compartido.

Para terminar mi artículo, no pierdo la esperanza de un cambio, de un nuevo aire en mi país, sin esa tontería politiquera, con libertad de información, fronteras libres, supermercados bien surtidos, sin colas, si escasez de todo, con futuro, sin violencia, con orden y progreso, pero sobre todo sin este animo de tristeza flotando en el aire, mezclado con gas lacrimógeno que nos hace dudar entre llorar por el o por el país.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback




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