Estoy
triste, lo que se pensaba podía pasar pasó, los animales rabiosos llenos de
plomo y ganas de violencia fueron dejados de su cuenta, suelos, sin bozal, con
armas al cinto y carta blanca para hacer lo que sea, siento un huequito en el
corazón, no me quedé con ellos pues la verdad entre el sol y el calor no tenía
como mucha fuerza para nada, otro diría, menos mal, yo me lamento, sé que me
hubiese podido traer unas muy buenas fotos de toda esa alegría marchitada por
un estado represor y sanguinario.
Llegué
a las once de la mañana, al filo del mediodía, me sorprendí de ver en uno de
los puntos de concentración mucha gente mayor, también muchas mujeres hartas de
todo, me dio cierto amargo en la boca no ver muchos hombres no tan jóvenes, de
esos con experiencia y cabeza fría para las contingencias, puros muchachos,
algunos con la cabeza caliente, otros más bien ilusos que se creían a salvo por
unas cuantas piedras, mucha niña bella con más ánimos que aptitudes, pero ni
uno solo de los actores políticos, nadie que tuviera el suficiente arrastre
para poner orden en el caos que horas después se desataría .
En fin, la concentración en el punto donde
llegué fue normal, como casi todas, luego algunos se organizaron e hicieron
caminar a todas hasta otro punto unas cuadras más abajo, pero eso no tuvo mucho
sentido, creo que los muchachos pretendían hacer un emulo de lo que sucede en Caracas
sin pensar que allá hay una organización detrás de todo, claro allá también hubo
anarquía, disparos, gritos, presos y todavía sigue la ciudad enervada, pero no
son las mismas condiciones de esta ciudad, en fin, me moví al otro punto, en
una de las entradas de la ciudad, allí había más gente, pocos adultos, muchísimo
muchacho, ganas , palos, cauchos para quemar. También había mucho motorizado
raro, con estampa y moto de policía, otros parecían más bien hampones
disfrazados, en sus motocicletas baratas y dando vueltas sin cesar, allí, un
amigo muy ducho desde sus tiempos de universitario me recomendó irnos, dimos
una vuelta larga por la ciudad y cuando volvimos ya no había nadie, frente a la
gobernación solo escombros, olor a lacrimógena, cauchos quemados , muchos policías
y unos cuantos civiles armados de tubos, es más, uno de los fulanos nos
persiguió pues vio mi cámara tomando imágenes de eso. Una cosa curiosa, nunca
vi por ninguna parte ningún representante de ningún medio, ni un solo fotógrafo,
lo bueno de cargar una cámara réflex de las medio caras es que todos creen que eres
de algún medio y hasta te posan, no hacen preguntas, solo te sonríen y siguen
en lo suyo, tomé algunas que bajo este texto verán,
Cuando
por fin llegué a casa para descargar mi cámara, leo las barbaridades en tuiter,
me asqueo y me encojono, no hay otro adjetivo que esté más cerca de mi
sentimiento, estoy molesto con los medios por no cubrir nada, son unos grandes
miedosos, con los colegas fotógrafos que se encerraron a cal y canto mientras
el país está en un caos, con el estado que deja que otros hagan lo que a ellos
se les paga para que no pase, con los “dirigentes” políticos emergentes o no,
por no estar presentes, en fin con todos aquellos que pudiendo hacer la
diferencia, no estaban pero tampoco hacen el esfuerzo, vaya desde mi esquina
una profunda repulsa para todos. Buenas noches.
José
Ramón Briceño, 12 de febrero de 2014
@jbdiwancomeback
@neurocaotico
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