Buen
día a todos, ya estoy de vuelta a esta esquina, esperaba que en esta semana de
abandono de las redes que de paso supone una suerte de desconexión con el mundo
real, pues en este desbarajuste de país ya ni las noticias de los medios son
confiables y toca hacer una suerte de análisis continuo entre lo que se dice por
la prensa y lo que comentan en las redes, para, de esa manera lograr un
aproximado de lo que sucede en estas calles, la censura y la auto censura son
constantes en estos días.
Bien,
toda la semana ha sido noticia lo del tal “precio justo” donde Seniat y demás tentáculos
del estado hurgan en la contabilidad de los negocios para obligar a estos a
poner el mentado precio rebajado a sus mercancías, por supuesto esto ha traído
como consecuencia la quiebra de muchos, nadie cree en la promesa aquella de
reponer la mercancía a precio de dólar oficial, demasiada paja han prometido
esos tipos desde Miraflores sin cumplir ni siquiera las normas de ortografía,
aunque a nadie pareciera importarle un pepino que los comerciantes quiebren y
además que sus empleados queden en la calle, por cierto, estoy casi seguro que
por lo menos la mitad de quienes hacen las kilométricas colas no tienen un céntimo
para comprar ni siquiera un par de medias y mucho menos aparatos electrónicos.
Ayer,
cerca de mi casa, en un centro comercial bastante grande donde queda una tienda
por departamentos, de esas donde venden desde ropa a precios populares hasta
marcas internacionales cuyos precios ni en sus países de origen son populares,
hubo una cola que rodeaba el centro comercial y hasta su estacionamiento, un gentío
esperando para hacer su fiesta de miserias. Lo que sorprendía era la gran
cantidad de gorras y franelas rojas que hacían cola, en ese sitio, parecía un
comando de campaña haciendo alguna de esas marchas raras que se inventan, solo
que esta vez estaban a punto de realizar uno de sus ilógicos actos de este
zoocialismo del siglo XXI, comprar al 75% de descuento con el agravante de
dormir en la calle, imagino que será un orgullo para los dirigentes y sus
dirigidos, realizar tal proeza revolucionaria.
Cuando
pregunté desde cuando estaba la tal cola, alguien me comentó que lo hacían desde
el sábado en la noche, de paso también dicen que muchos de los que allí están
venden sus puestos en la cola hasta por cinco mil bolívares, muy revolucionaria
la vaina, parecen hienas que huelen la carroña desde lejos y se agrupan a
esperar que los dejen hurgar el cadáver a ver si tiene algo comestible.
El
centro de mi ciudad (Maracay) parece un cementerio, los locales que quedan
están a medio abrir y los demás están cerrados desde que el Seniat los visitó y
la cola acabó hasta con el papel del baño. En una tienda muy famosa por vender
unos trajes de hombre particularmente espantosos pero a precios populares, la
cual en los últimos años extendió su mercancía a juguetes, línea blanca y electrónica
ha cerrado, tuvieron colas por tres días cuando menos, una tarde pasé al frente
con mi hija, al frente en pleno sol estaba sentada una señora que a su espalda tenía
una cava Coleman de las grandes y anunciaba a todo aquel que quisiere escucharla
por si alguien se interesaba en su cava se lo vendía a buen precio, ahí nos
detuvimos a esperar que el semáforo nos diera paso para cruzar, en ese momento
otra señora abrió la fulana cava que contenía por lo menos una tostadora eléctrica,
un tostiarepa, una licuadora y alguna otra cosa, producto de la cola kilométrica
que había hecho la señora y que anunciaba venderla a menos de la mitad del
precio del mercado, aproximadamente más del cuarenta por ciento sobre el precio
al que ella había comprado en esa tienda.
Vale
pensar entonces ¿Quiénes compran ahí? ¿Necesidad o necedad? ¿Viveza criolla en
pleno? ¿En qué país nos hemos convertido?, ahí les dejo esas preguntas, yo
naturalmente me entristezco pues se lo que es estar sin empleo y perseguido por
el malvado niño Jesús que no sabe de cuentas en cero y que se alimenta de la
esperanza en los ojos de nuestros hijos.
Las
cientos de franelas y gorras rojas frente a los negocios en espera de su
liquidación no dejan lugar a dudas sobre el origen de todo, lo peor es que
todos van como ovejas al matadero, condenándonos a todos en el ínterin no solo
a ser espectadores, también seremos víctimas. Tal como decía el maestro Uslar
Pietri , no somos más que una nación de pendejos.
José Ramón Briceño
Diwan, 2013
@jbdiwancomeback
Que pena, la viveza criolla es un cancer que ha hecho metástasis en la conciencia del pueblo Venezolano
ResponderBorrar