lunes, octubre 14, 2013

La nación de las serpientes

Hoy he leído un articulo de Leonardo Padron que se publicó en el diario El Nacional del día de ayer, lo triste es que no hay una letra falsa ni exagerada en ese texto, allí habla como el Venezolano gracias a las labores de odio y segregación que han sido inculcados en estos últimos años han logrado hacer mella en la psique del criollo común, es decir, su fidelidad política dependerá directamente de que tolda política les ofrezca supervivencia, como una suerte de prostitución alentada desde todas las esquinas y aceptada como algo políticamente correcto, como pueblo nos hemos vuelto ladinos y hasta actores de primera pues dependerá del aforo el que se confiese tal cual preferencia política, cosa que le ha dado una fuerza descomunal a los bárbaros rojos y a su caterva de seguidores.

Así vemos a una oposición que hace negocios millonarios con el gobierno debajo de la mesa, funcionarios muy rectos ellos que tienen cuentas y bienes difíciles de explicar con un sueldo miserable, la verdad acá en Venezuela no importa cuanto ganes, tu sueldo siempre será miserable a menos claro que ganes en euros y así con el sueldo de un lavaplatos en Madrid un doctor en física sería un hombre si no feliz cuando menos un poco más calmado en estas tierras (eso si lo cambia a precio de mercado negro) de otra pues la escala salarial acá está casi que a niveles cubanos por mucho que se esfuercen en negarlo.

Esta sociedad camaleonica nos tienen jodidos, no saben mis queridos lectores cuantas veces me han dicho como un gran consejo, que me relaje y me ponga mi franelita roja, unos cuantos amigos (que cada día son menos) me dan ese consejo, familiares que me recomiendan que deje de escribir en el blog pues cada día se me va a hacer más complicado vivir y los enemigos gratuitos serán más, pero con el tiempo han entendido que eso no funciona, de verdad alguna vez he tratado pero no puedo con tanta mediocridad como la que me ha tocado ver cada vez que tragando grueso me meto en algún empleo con el estado , ustedes saben ese impulso de ser un papá responsable de esos que disfrutan gastando en la sonrisa de los hijos, pero el precio en depresión y broncas es muy grande, hasta la familia se resiente con el cambio pues una cosa es plantearse las razones por las cuales yo pueda ser medio camaleonico pero otra muy diferente es disfrutar la máscara y de paso no poder decirle a la manga de pendejos que uno se tropieza a diario en esos espacios que son una partida de imbéciles, que jalar bolas no es el camino, que el enemigo está en esa eterna cacería de posibilidades de estafar al estado para tener más dinero, que el asunto es trabajar más allá de las tonterías ideológicas y ser efectivo, no jalabola debería ser la consigna.

Si fuésemos gente seria la oposición estaría más fuerte que nunca, no habrían diputados brincadores de talanquera ni con rabo de paja lo suficientemente incendiario como para ser susceptible de chantaje tal y como me da la impresión de que pasa, tampoco existirían candidatos a alcaldes que se publicitan como opositores pero son mantenidos con dinero del partido rojo debajo de la mesa y así la cantidad de irregularidades podrían ser dictadas ad infinitum pues cada día alguna variante aparece y se muta la ecuación siempre para, bajo cualquier pretexto, los animalotes de chapa y estatus de “autoridad” que personalmente o por mampuesto se queden con el poder mientras nosotros, los que no tenemos, ni soñamos, ni soportamos el asunto ese de la asquerosa política criolla pasamos más trabajo que maracucho en país musulmán.

Imagino que como yo, existe bastante gente en esta nación, cuando menos los que por alguna razón no nos vamos del país, no creo ser un tipo tan diferente sigo empeñado en creerme un Venezolano promedio, pero al parecer mi idea de lo que es ser ciudadano no compagina con el ideario popular que va de la mano con el instinto de conservación que de tanto usarse ya forma parte del genoma criollo.

Da tristeza ver como cada día el futuro para mi país se pone más oscuro, ya vamos para la cuarta devaluación este años nada más, ya los ministros han dicho que solo habrán dolares preferenciales para medicinas y alimentos, BRAVO, pero coño igual no hay nada en los supermercados, se acerca diciembre y las hayacas o el pan de jamón se perfilan con el mismo precio de las setas piemontesas, esas que se cotizan como el euro y solo las comen los ricos y famosos pero los ciudadanos de a pie las conocemos gracias a las revistas y el internet, bajo ningún concepto las comemos, así va la cosa con la mesa tradicional. Unos las comerán , otros verán que se ingenian los más harán su respectiva cola de humillaciones para que en un “operativo” les vendan algunas cosas a precios ridículos, el problema es que toque hacer la cola y calarse las tres o más horas de pie, con música proselitista a niveles de concierto de rock, llenar listas de compradores con numero de cédula y teléfono incluido, para que al final te puedas llevar solo algunas cosas para tu mesa navideña, una suerte de racionamiento disfrazado de mercado libre.

Voto desde mi esquina por una radicalización, no se escandalicen, es una radicalización de las ideas, de no colaboración con el régimen, de reivindicar la conciencia gremial, de clase y hasta de ideas, para dejar esta nación de camaleones por supervivencia y retornar a la de héroes con conciencia, para en algun momento dejar de ser los mendigos millonarios del mundo, para ser los ciudadanos que nuestros hijos y nietos se merecen, no esta romería de arrastrados que a diario vemos por las calles, como dice Sabina, unos peces de mar que en vez de nadar reptan por las ciudades y cuya característica más visible es una franelita roja, una boina, una imagen del nefasto che y que hablan de un tal comandante galáctico, que se dicen ultranacionalistas pero hablan de su comandante fidel.

José Ramón Briceño, 2013

@jbdiwancomeback


2 comentarios:

  1. No sabes cuanto me identifico con tu escrito, cada día me siento mas decepcionada de la política de este país, y no solo de los rojitos, sino de todos los colores. Es difícil para mi una persona de 26 años que estudio y trabajo desde los 13 años darse cuenta de que lo que construyo durante mas de 10 años en estos últimos 2 años no valga nada, que a pesar de tener dos negocios muchas veces las ganancias no alcanza ni para medio vivir, pero mas difícil es darme cuenta que ahorita no veo un futuro que dejarle a mi hijo y mucho menos un país prospero.

    Con que cara un padre le dice a su hijo estudia para que progreses, si en este país un titulado no vale nada, si es mas rentable ser buhonero que doctor o maestro.

    no puedo volverme camaleón como dices es tan grande mi indignación que de solo ver o escuchar a cualquier político me da nauseas. no creo en la oposición de este país, desde antes de la muerte del difunto, si voto por un cambio pero no creo que venga de quienes esperamos, no soy profeta pero algo en mi corazón dice que nuestro héroe vendrá de un personaje anónimo que ara despertar el pueblo.

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  2. No sabes cuanto me identifico con tu escrito, cada día me siento mas decepcionada de la política de este país, y no solo de los rojitos, sino de todos los colores. Es difícil para mi una persona de 26 años que estudio y trabajo desde los 13 años darse cuenta de que lo que construyo durante mas de 10 años en estos últimos 2 años no valga nada, que a pesar de tener dos negocios muchas veces las ganancias no alcanza ni para medio vivir, pero mas difícil es darme cuenta que ahorita no veo un futuro que dejarle a mi hijo y mucho menos un país prospero.

    Con que cara un padre le dice a su hijo estudia para que progreses, si en este país un titulado no vale nada, si es mas rentable ser buhonero que doctor o maestro.

    no puedo volverme camaleón como dices es tan grande mi indignación que de solo ver o escuchar a cualquier político me da nauseas. no creo en la oposición de este país, desde antes de la muerte del difunto, si voto por un cambio pero no creo que venga de quienes esperamos, no soy profeta pero algo en mi corazón dice que nuestro héroe vendrá de un personaje anónimo que ara despertar el pueblo.

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