viernes, junio 28, 2013

Historia de cómo una periodista pierde su empleo pero gana dignidad


Camila es periodista, se graduó hace bastante poco en una universidad privada de un estado central del país (Venezuela), trabaja en un diario de circulación regional, típico, de esos que pagan sueldo mínimo más guardias y cesta tickets, sin ningún beneficio más allá de los mínimos que otorga la ley, como a cualquier novato, a Camila le dan las pautas que nadie quiere pues son algo espinosas, sobre todo las de política, seguro uno se pregunta dónde están los veteranos que usualmente se ocupan de las cosas espinosas, a esos los despidieron de manera gradual para eliminar cualquier rastro de opinión política en la empresa, no es que se prohíba la opinión, es que si no es favorable a la gestión gubernamental pues no la quieren cerca.

La pobre muchacha está enamorada de su carrera, agradece eso de escribir a diario el acontecer local, sin embargo le incomoda un poco la actitud del jefe de redacción, el tipo se la vive cambiándole los textos sin preguntar, eliminando párrafos enteros sin tan siquiera anunciarlo, es más el carajo ya parece un censor y tiene tal actitud que hace muy complicado comentarle o reclamarle, ya la joven ha visto como despidieron a varios compañeros por reclamar los que hacen con sus textos, allá se cuida bien de hacerlo pues en su casa hace falta el ingreso y eso de dejar perder el primer empleo es complicado pues piensa que volver a encontrar otro dependerá de las referencias del presente y la verdad es que en ese estado apenas hay cinco periódicos, cosa difícil esa del empleo para los periodistas.

Aparte de la censura silenciosa, la del editor, también está la del ambiente laboral, nadie se atreve a comentar nada en voz alta, las cosas malas que hace el gobierno son mal vistas por esos lados, es más cuando nombras el tema los compañeros se paran y se retiran no vaya a ser que te oiga alguien y le metan el chisme al jefe. Como teóricamente están en democracia, aun reciben a los voceros de la oposición, a la comunidad que anda incomoda pero de cada seis pautas que involucran reclamos al gobierno publican solo tres si acaso, a menos que la cosa sea muy álgida y le vayan a dar un “tubazo” al diario, lo que lo obliga a publicar, eso sí con bastante mesura y sin nada de grandes titulares, ya sabemos, la oposición no es muy querida por allá.

Maryurí es compañera de trabajo de Camila, ella es egresada de una de las llamadas misiones, la verdad no es muy agradable a los ojos de los compañeros pues siempre está a la defensiva, al parecer piensa que todos se burlan de ella por su procedencia y el jefe de redacción la trata con mano de seda pues resulta que a joven es familia o amiga de un miembro muy importante del gobierno local, esa muchacha todos los días le encomiendan la mayoría de las pautas que incluyen los actos oficiales pues su filiación política y los amigos en el gobierno le abren puertas que a otros novatos le cierran en la cara, a su favor tiene que de verdad es trabajadora, pareciera no tener vida más allá de la redacción, siempre está disponible, hace más guardias que la mayoría de los compañeros y está dispuesta incluso a moverse a otra ciudad siempre y cuando la lleven, no importa que no le den viáticos, ella piensa que está trabajando en pos del avance de la revolución y con eso le basta. No habla mucho con mucha gente pues tilda a los compañeros de sifrinos, tiene una suerte de inmunidad pues sus opiniones nunca van en contra de la línea oficial, lo que tranquiliza bastante a los dueños y el darle ese empleo resulta un buen lobby políticos para la junta directiva y para la redacción misma.

Hoy en la mañana me encontré a Camila en el chat, la verdad fue mi alumna y por uno de esos misterios del universo tenemos amigos comunes y la acepté en contra de lo que usualmente hago, la joven está casi siempre pidiendo consejos y aunque no soy periodista he trabajado para varios medios, además de haber sido jefe de prensa de algunas instituciones por la misma razón. Le pregunté qué había pasado con el mitin de Capriles en Maracay, ese mismo que terminó a pedradas, disparos y lacrimógenas.

Me comentó que estaba allí cubriendo esa noticia, que le tocó ayudar a varias señoras que no tenían la agilidad para correr, además del susto la edad hace sus estragos. Me dice que fueron varios motorizados con estampas no muy santas como corresponde a lo que se les fue encomendado, que la policía estaba cerca y nunca se movieron, ni aun cuando sonaron os disparos, es más , algunos hasta les hacía gracia la cosa del desbarajuste que se armó, del lado opositor volaron piedras, del otro balas, aunque ambos son proyectiles balas contra piedras no son muy justas las vainas, al final todo llegó al final, la gente se fue, el candidato también, hubo pocos heridos y me cuenta Camila que ella se esperó un rato y al volver a su trabajo tuvo que pasar frente a la alcaldía donde por “casualidad” estaban los motorizados en franca y amigable reunión con los policías y suponemos que esperando alguna cosa, plata, felicitaciones, no sabemos pero sin ser sospechosa pues ya lo podíamos imaginar, si da como bronca confirmar lo que desde el estado se niega rotundamente.

Me escribía con tanta vehemencia y una desacostumbrada extensión pues a la hora en que hablamos casi nunca pasamos del saludo que tocó preguntar por qué razón no estaba ocupada como de costumbre, ahí me dijo que la noche anterior había renunciado y aprovechado la ocasión de gritarle sus cuatro vainas al editor y a una tal Maryuri (de la que ya les hablé con anterioridad).

Según me cuenta la muchacha, ella llegó a su trabajo luego del incidente y se le hizo algo tarde, por lo cual decide quedarse a redactar la nota para que salera en la mañana siguiente pues le parecía importante el acontecimiento, mientras eso sucedía llegó la otra e hizo también o mismo, el problema comenzó cuando el jefe de redacción comenzó a buscar información sobre lo acontecido y ambas expresaron sus emociones por lo vivido, resulta que mientras Camila estaba en la concentración, Maryuri estaba en la alcaldía desde donde monitoreo la cuestión.

Camila andaba frustrada, molesta y preocupada pues en la concentración estaban su tía y su madre, ambas señoras mayores que sufrieron el susto de las balas y los embates de las lacrimógenas, no sufrieron daño pero si el susto es suficiente para que cualquiera se moleste pues dos señoras mayores que solo ejercían su derecho fueron maltratadas por unos malandros cualquiera, segura también hubo muchas más señoras y señores mayores lastimados y asustados, además quien sabe cuántos niños, total la concentración fue realizada en una zona residencial y a tres cuadras de la alcaldía, lo que hacía parecer al sitio un espacio relativamente seguro. Camila dejó fluir su molestia en voz alta, a veces la adrenalina logra que la prudencia se olvide.

Mientras ella decía en voz alta lo que había pasado irrumpe la otra defendiendo a su facción política, diciendo que los opositores son unos llorones, que allí no pasó nada pero que por cagones salieron en estampida pues la revolución manda y el espíritu del comandante eterno causa ese efecto en quienes lo siguen, hasta allí llegó la paciencia de Camila que acto seguido la insultó de maneras típicamente Venezolanas, el asunto termino en gritos y amenazas para la joven opositora pues la otra conocedora de su inmunidad se aprovechó de la situación.

Tal alboroto causó que el jefe de redacción saliera de su oficina y al ver a las dos mujeres peleándose se metió en la pelea mandándolas a callar a ambas y de paso despidiendo en el acto a Camila sin saber muy bien la razón pero entre las buenas relaciones con el partido y despedir a una novata pues la novata pierde.
Camila me comentó que aprovecho, una vez despedida ya no tenía que seguir fingiendo que el tipo le agradaba y también lo insultó, tanto así que seguridad la escoltó hasta la puerta del  periódico, mientras chateabamos me dijo que su mamá había ido con una autorización por escrito a retirarla liquidación y lo que el diario le adeudaba, que ya no se iba a calar más nada y que el sábado se iba a Caracas a la marcha, ya aparecerá otro empleo y verán pero que nunca más se iba a aguantar nada por un empleo, así fue la historia de cómo muchos periodistas viven el día a día en sus empleos, ojalá todos terminaran como Camila, no desempleados pero si abriendo los ojos ante la injusticia de la censura soterrada y la mentira continuada.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback






3 comentarios:

  1. MUY BUENO!!! UN TRABAJO CON LA IRONÍA SIN SOLTARLA. ¿IRONÍA? YO DIRÍA QUE SÁTIRA POR LO PUNTILLOSO Y CRUEL.ESTAMOS ARRASTRADOS EN EL ABRAZO CON LAS LÁGRIMAS. PERO ESTO TIENE QUE DAR UN VUELCO. EL SÁBADO HICIERON UNA CONTRA MARCHA CONTRA LAS UNIVERSIDADES. SIN EMBARGO, AÚN CUANDO LOS MEDIOS (GLOBOVISIÓN) EDITA LA NOTICIA A FAVOR DEL RÉGIMEN, LAS REDES SOCIALES Y LA PRENSA ESCRITA EN LAS REDES ESTÁ CASI SIMULTÁNEA Y NOS ENTERAMOS. EL SÁBADO, FLAMEARON LAS BANDERAS Y CONSIGNAS UNIVERSITARIAS 7 CUADRAS REPLETAS DE LADO Y LADO. NO NOS RENDIREMOS Y AVANZAREMOS. EL JUEVES A CAPRILES, EN MARACAY, LO EMBOSCARON LAS BANDAS CON MOTORIZADOS, BALAS, PALOS, PIEDRAS, MALANDROS, POLICIAS; PERO LA GENTE ESTABA Y ESTARÁ. AMANECERÁ, SEGURO, POR MÁS LARGA QUE SEA LA NOCHE. GRACIAS!!!! AQUÍ TIENES TU CUPO, TU SILLA, TU LUGAR...ERES INDIVIDUO DE NÚMERO Y DE PERSONA COMO EN LAS ACADEMIAS LA LETRA J, TIENE SU SILLÓN.

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  2. EL DE SI YO FUERA PAULO COHELO, ESTÁ PERFECTO. ES UNIVERSAL. VALE PARA TODA NUESTRA AMÉRICA Y LOS PUEBLOS DEPRIMIDOS Y OPRIMIDOS DEL MUNDO. BUENÍSIIIMO!!! CUIDADO CON UNA DEMANDA DE PC, O PUEDE SALTARTE A LA FAMA, QUIEN QUITA JA JA JA

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  3. Profesora Nivea, muchas gracias por sus palabras de aliento, no queda de otra más que hacer eso desde esta esquina donde estoy, con muchas ganas de volver y hacer cosas cuando el futuro esté a la vista, mientras desde mis lineas haré fuerza tanto como pueda,cuando menos acá en DIM no puede venir a buscarme ni intervenir mi teléfono jajajajaja

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