Ciertamente los tiempos cambian, las costumbres
mutan y el mundo ya no parece ser el mismo del tiempo en que me tocó transitar
los pasillos de las escuelas y liceos donde me tocó en suerte pasar mi infancia
y adolescencia, claro ahora con la influencia del Internet los teléfonos inteligentes,
la televisión por cable, la música y mil factores más han hecho de este nuevo
milenio una suerte de pandemónium extendido, si Dante hubiese vivido en esta época
seguramente su divina comedia tuviese un círculo infernal extra por aquello de
la violencia gratuita y la pobreza extrema, no la económica, la de corazón y
cerebro que abunda quizás un poco más que la otra.
Ahora los liceos tiene más problemas que hace veinte
años, la violencia no son solo los puñetazos de rigor a la salida, muy
saludables por cierto para templar el espíritu de los jóvenes y sacar así su
coraje, que sobra en los años de la adolescencia cuando entre hormonas e
impotencia deben buscar salida, ahora plomo y acero mandan y ya no es seguro
ese ritual de machos tan clásico por estos lados del globo terrestre. El gran
problema asociado a la violencia está en las drogas, jovencitos que no llegan a
los quince años ya se consumen su ración diaria de cocaína antes, durante y después
de horario escolar, las razones para esa conducta pueden ser muchas, las
soluciones también, pero llama más la atención la ausencia de programas
educativos que conduzcan a la prevención y posterior tratamiento para esa
juventud que se está condenando por el vicio de las drogas, son candidatos
fáciles para criminales en potencia, un peligro para TODOS, pues al no ser
barata la cocaína y sus símiles les toca buscar cualquier manera para lograr
conseguir el dinero que les suministre su dosis, ahí están los robos,
asesinatos, el tráfico y hasta la trata de blancas para encontrar el dinero. No
quiero teorizar adonde o en que nivel gubernamental está la toma de decisiones
que impiden a los liceos tener un departamento que se encargue del tratamiento
de esos jóvenes, según me enteré por algunos colegas , a ellos (los profesores)
les toca la labor de intentar mantener el orden entre la población estudiantil,
y la verdad no estudiaron ni están preparados para esa labor.
Lo anterior está íntimamente relacionado con otro fenómeno
escolar de estos tiempos, el embarazo precoz, hace cuarenta años era normal que
las jóvenes salieran embarazadas, en una sociedad machista como la
latinoamericana las madres impulsaban a sus hijas a tener hogar propio desde
muy jóvenes, quizás por la herencia de la colonia, no sé, solo estoy
proponiendo una explicación para ese fenómeno, sin embargo con la proliferación
de los anticonceptivos y el endurecimiento de las economías eso ha ido
desapareciendo y el común desea que sus hijas crezcan, se hagan profesionales,
se independicen y sean un apoyo económico para las familias, sin embargo ,
sobre todo en los estratos socioculturales de bajo nivel, las niñas desde los
doce años ya salen embarazadas, uno las ve en las calles con su uniforme
escolar y luciendo su barriga, niñas que deberían estar pensando en otras cosas
ya salen en estado, usualmente de otros niños, por lo general lo peorcito del
liceo (esos que viven entre drogas y violencia), imagino que tiene algo que ver
con la supervivencia en el barrio o la supremacía entre la comunidad, claro si
eres novia del malandro de turno nadie osara ni a verte, sin embargo esas
relaciones por lo general duran lo que el interés de joven dure o el cartel lo
permita, teniendo el estado que cargar con el peso muerto de otra familia
miserable que seguramente seguirá repitiendo el patrón de conducta de sus
padres, haciendo una suerte de circulo vicioso que no terminará nunca. Por supuesto,
hay excepciones, habrá algunos que escapan y logran hacer familia y vida fuera
de ese círculo, pero la norma dice otra cosa.
En este tema la politiquería no tiene cabida, puedo
entender que de alguna manera toca ayudar a esas familias en la miseria pero,
al parecer los programas gubernamentales impulsan esas conductas, me explico,
si tienes al marido preso te dan una ayuda, si sales embarazada y eres
adolescente también, si eres madre y tu marido se fue otra beca y pare3 de
contar cuantos programas hay para ayudas, no dudo de la buena fe de quienes han
establecido esa ayuda, pero en contraparte no existe ningún programa efectivo
para prevenir o neutralizar cada uno de esos problemas.
Entiendo, no vivimos en Suecia pero coño podríamos seguir
su ejemplo en algunas vainas, deujemos de ser tan mojigatos, ya los niños
tienen sexo aun si no queremos, por las razones que sean, establezcan programas
anticonceptivos en las escuelas y liceos, ahora hay desde pastillas del día
siguiente hasta inyecciones anticonceptivas, con personal adecuado y un
monitoreo constante se reduciría sensiblemente el embarazo precoz, pero la mojigatería
gana y el estado prefiere regalar a otros países en vez de invertir en
programas serios de prevención por mojigaterías políticas o religiosas, el peso
y el precio de no hacerlo están llenando las morgues de mi país. En el caso de
las drogas igualmente deberían los liceos de tener personal para eso, los
profesores y maestros solos no pueden solos, ciertamente hay una misión
gubernamental que se encarga de recuperar ciudadanos, pero de los muchachos
nadie los ve, pareciera que prefieren perseguir la disidencia política que la
criminalidad asociada a las drogas en los espacios estudiantiles, la calle se
está cobrando lo que el gobierno se niega a asumir, or ahí existen
profesionales bien calificados que podrían instalar programas efectivos pero
imagino que los votos van primero, pues otra de las realidades es que en muchos
hogares se vive de lo que produce el trafico realizado por esos jóvenes a
quienes su edad los hace más o menos inmunes a las responsabilidades penales y
cualquier vaina si caen presos para eso existe una beca que compensa a la
familia, una locura total.
La revolución que se dice progresista está pecando
de ceguera y los votantes parecieran ciegos, tanto así que se creen su propia
mentira propagandística, estamos al borde del abismo y en algunos casos ya
disfrutando de la caída, el problema es el golpe al final del precipicio,
aunque sabemos que los humanos somos acomodaticios, debemos abrir los ojos y
exigir que entremos de lleno en el futuro, dejemos de guevonadas teóricas,
religuiosas y hasta políticas y entremos en la praxis de la prevención para
poder tener un país donde TODOS tengan las mismas oportunidades, un joven
jodido por las drogas no llega a ninguna parte y una niña de quince con tres
hijos menos aún, además que esos otros niños que no crían sus madres si no
abuelas y hasta vecinos, tampoco tendrán muchas oportunidades, eso de crecer
entre drogas, sexo y pistolas no deja mucho margen para el progreso.
José Ramón Briceño Diwan, 2013
@jbdiwancomeback
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