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sábado, diciembre 31, 2016

Mañana de noche vieja, 2016

Soñar tiene sus bondades y sus maldades, sobre todo cuando ese sueño es causante de algunos males en pos de un supuesto bien mayor, el atropello en nombre de lo que sea, sobre todo cuando ese “lo que sea” causa peores cosas que las que pretende curar ha sido la plaga más grande de la humanidad desde que esta descubrió que con la retórica todo se justifica y los pobres de espíritu siempre son mayoría con lo que la dupla política/necesidad logra hacer que millones crean mentiras que la historia no se cansa de repetir su fallido sino.

Sin embargo y a pesar de los sueños malvados también existen otros amables, esos que logran que uno se esfuerce, piense, trabaje y hasta se arriesgue cuando no encuentra otra opción que saltar al vacío para buscar las metas perdidas, en ese sentido hay muchos venezolanos por el mundo buscando esos sueños que su país les niega, hay otros que no se van precisamente para lograr que eso se les cumpla, los menos son aquellos que se rinden ante el desencanto y sucumben a la tristeza dejando que la vida los lleve a tumbos hasta el sepulcro, de estos últimos están llenas las barriadas de mi país. Esta gente sin sueños más allá de comer mañana, de sobrevivir al atraco en cualquier parte, de estar atentos a los ruidos de las balas para esconderse bajo la cama apenas suene muy cerca, evitar la policía no vaya a ser que alguno se enamore de alguna pertenencia y termine en una comisaria robado y sin posibilidad de denunciar a nadie pues a las autoridades les vale madres que un don nadie les reclame, perdón ellos no conocen el significado de la vocación de servicio ni el de ciudadano con derechos, el derecho comienza y termina con un nombramiento oficial, un compadrazgo , una amistad influyente o un carnet partidista de resto todos son ceros a la izquierda en la ecuación del poder  por tanto no existes más que para ser parte del sustento de las autoridades, también aplican los esbirros de la bolsa de comida o los otros que a lomo de moto defienden sus feudos libres de policías a cambio de vender su ínfima alma al demonio de la revolución.

Hay sueños sin embargo que se cumplen, en algunos casos comienzan como pesadillas plenas de nostalgias, tristezas y angustias que por lo general desembocan en alegrías amortiguadas por la distancia de gente con la que se quisiera festejar y alegría sin compañía se disuelve en el éter de las memorias. Desde que salí de Venezuela no hago más que pensar en ella, en mi hija, en mi viejo quien por cierto es un soñador compulsivo cuya pelea diaria va en función de no dejarse ganar por el desaliento, en mis amigos que quedan allá, en mi cielo azul, mis montañas , mis playas y hasta mis calles que por feas no debería recordar pero uno siempre añora el hogar por más amargo que este pueda parecer, me fui en pos de un sueño, a falta de balsa pude irme en autobús.

Hoy me he levantado de madrugada viendo un cielo gris que anuncia un día no muy bonito que digamos, quizás eso juega para que me ponga nostálgico queriendo sentir un abrazo que se no voy a poder tener hasta dentro de algún tiempo. En busca de volver a tener ese abrazo no me permito dejar de soñar, también quiero que nadie deje de hacerlo, me gustaría mucho que en este año que comienza mis compatriotas dejaran de solo desear para trabajar activamente por sus metas, no se dejen ganar por el desconsuelo, el hambre o el miedo, si la política no los ayuda háganlo ustedes mismos miren que el poder e sustenta en cuatro pelagatos armados pero que con maña se puede revertir. Quienes como yo están en el extranjero prepararse, aprendan, hagan contactos, contribuyan a la causa, déjense de olvidos que su país los necesita y que al caer aquel horror igual tenemos que volver para empujar lo que queda y convertirnos en lo que pudimos ser y no fuimos por la culpa de quienes utilizaron los sueños de autoengaño para apropiarse de vidas, bienes, hogares y sueños.

Espero que este año, luego de las doce a pesar de la escuálida cena que tendrán (los que tengan que comer y beber) la rabia se transforme en el eco generador de nuevas ideas, de inspiradas acciones y que toda esa energía se centre en lograr sus sueños para que se cumplan más allá de sus expectativas.
Hoy estoy soñando con que todos cumplan sus sueños, quiero que sepan que si se puede y si se pone manos a la obra el universo nos recompensará con sorpresas que escapan a nuestra comprensión, que desde el mismo instante en que lo piensen su mesa se llene de comida, que los que se fueron vuelvan, la mesa no tenga puestos vacíos, las revoluciones sean solo un mal recuerdo, los niños tengan futuros brillantes, la pobreza solo sea para quienes no se preocupan en evitarla , el hambre una excepción y no esa espantosa regla que toca a todos aquellos que no ganan cientos de dólares (por no decir millones y esos sabemos quiénes son) , que la tristeza abandone el país para volver a ser alegres y despreocupados, total, que el año nuevo inunde los hogares de mi país junto a los de cientos de miles de compatriotas que andan rodando por el mundo persiguiendo el sueño de libertad y progreso que la evolución les ha negado por simple necedad de ser la peor bazofia humana que ha tenido poder desde hace más de un siglo, que esa bazofia desaparezca de la faz de la tierra, que los pseudointelectuales tengan vergüenza de seguir defendiendo lo indefendible y que el próximo año mis letras sean más amables por tener la meta cumplida de que mis sueños también se cumplan más allá de las más desatadas y delirantes expectativas .
José Ramón Briceño, 2016

@jbdiwancomeback







jueves, diciembre 29, 2016

Cerca del año nuevo

Gabriel García Márquez decía que las diferencias entre la vida y la literatura solo era cuestión de formas más no de fondo, la primera vez que leí tal frase me quedé de piedra pues hasta ese  momento pensaba que la literatura pertenecía exclusivamente al mundo de la imaginación donde cualquier cosa podía pasar, en ningún caso a la “vida real” donde todo está gobernado por las inmutables leyes del tiempo y el espacio, en este día no puedo hacer otra cosa que quitarme el sombrero ante tal afirmación ya que la vida misma me ha demostrado la veracidad de que cualquier cosa puede pasar y sin importar cuan increíble suene ya alguna persona ha escrito algo al respecto.

Esta mañana a escasos dos días de terminar el año  es la primera vez en que estoy realmente solo, mi familia está a miles de kilómetros de distancia, también por primera vez en doce años estaré lejos de mi hija quien sigue atrapada en el infierno tropical venezolano, de más está decir que he amanecido desolado con esta situación, estar  sin familia es un asunto bastante amargo cuando uno se pone viejo y en teoría debería ya tener la vida resuelta a los 45 años. Hui de mi país hace apenas un mes, me fui en autobús, me robaron en la frontera mientras dormía, tocó dormir en aeropuertos y estaciones de autobús, he conocido el miedo y jamás estuve tan preocupado por mi futuro como en estos días, todo esto sin contar la angustia que me tiene al borde de un colapso nervioso por mi gente querida  que está atrapada allá.

Al principio de este texto hablaba de la semejanza entre la vida y la literatura, hoy me he levantado pensando en “La divina comedia” de Dante Alighieri, aquella que relata en versos como Dante de la mano del poeta Virgilio atraviesa el infierno para ir al cielo a salvar a Beatriz, su amada, de la muerte y llevarla a la tierra ara terminar de vivir su vida juntos, la razón de pensar tanto en aquella obra está en que al leer las noticias sobre mi país siento que he escapado del infierno, no estoy en el cielo aun pero tengo confianza en que encontraré un empleo decente que no solo me permitirá vivir con cierto decoro, también podré rescatar a los míos de aquel horror tropical.  

Aunque a diferencia del poeta no voy a salvar ningún amor carnal puedo apostar bolívares a dólares que tengo más amor concentrado en las personas que dejé atrás que Dante por la sosa de Beatriz ya que el amor por hijos y familia sobrepasa por mucho el que se pueda tener por alguna mujer, ellas como los años pasan pero la familia queda ya que el vínculo (la mayoría de las veces) es más fuerte que la muerte.

Todos los venezolanos emigrados sabemos lo que allá sucede, los que salimos de ultimo conocemos desde dentro como es el infierno. Particularmente yo conocí el hambre y la desesperanza en este último año cuando mi sueldo era tan miserable que muchas semanas las pasé comiendo una sola vez al día y a veces ni eso, donde aprendí que la comida más humilde, esa a la que en otros tiempos  hacía ascos sabe a veces como el manjar más exquisito luego de muchas horas sin nada en el estómago, el placer de una salida al cine con mi hija era un asunto máximo ya que solo podía hacerse cuando por casualidad hacia un trabajo a destajo que me permitía algunos días de calma económica, hasta mi gato conoció la miseria ya que de estar acostumbrado a su alimento granulado terminó comiendo sardina cocida con arroz partido que son las cosas más baratas que se pueden comprar, al principio le costó pero el hambre pudo más que su escrúpulo.

Mi hija ha tenido mucha suerte, a pesar de la pobreza indignante de su padre, ella tiene una madre que más allá de nuestras diferencias es una buena mujer, por fortuna la niña no ha pasado  hambre pues la señora ha acomodado su economía teniendo como prioridad la alimentación de ellas, como podrán imaginar entre otras culpas que arrastraba era la imposibilidad de cumplir con mis obligaciones como padre, cosa que me tomo muy en serio ya que tengo la teoría de que si uno trae hijos al mundo es para hacerse responsable de todo lo concerniente a ese niño, no puedo entender a esos amigos que se separan de mujer e hijos, aunque en algunos casos la cosa es culpa de las mujeres por su manía de fastidiar la vida de los exmaridos, creo que uno debe ser más fuerte que eso ya que en el futuro la única persona a la que le preocuparas será a tus hijos , los demás no pasaran de un lamento y una palmada en la espalda, los hijos harán mucho más pero eso solo será en el caso de los padres que hacen de la paternidad un lugar feliz, no de aquellos que lo vuelven un páramo de soledad.
En fin, al igual que Dante atravesé el infierno, podría escribir un libro narrando las peripecias de náufrago pero sería como solazarse en el dolor de un despecho, un ejercicio inútil de tristeza. Este año nuevo quisiera creer que aún hay esperanza para mi país, que comenzaré a reunir para volver a mi calor, mi mar, mis montañas, mi hija, mi viejo, mi gato, mis amigos entrañables, mis amigas extrañadas, mi ron, mis conversas a la luz de los tercios  y cuando toque el último viaje pedir a mi hija que bote las cenizas en algún rio de la montaña que me vio nacer y que hoy extraño con fuerza.

Dante llegó hasta el cielo yo apenas he salido del infierno y estoy sentado frente a la puerta esperando la oportunidad de sacar a mi gente querida y si se puede también ayudar a otros para que se vayan de allá.

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José Ramón Briceño 2016

@jbdiwancomeback

He escrito una novela de aventuras bastante entretenida que puedes comprar acá 

martes, diciembre 27, 2016

Desde afuera

Tengo unas semanas en el exilio, como todo inicio es complicado este no podía ser menos ya que entre la indefensión normal de quien se va casi que con lo puesto, los trámites burocráticos, estar lejos de todos mis seres queridos y la incertidumbre natural de empezar poco menos que desde cero luego de los cuarentas hace que mi crónica depresión me juegue malos ratos pero toca afrontarla para sobrevivir. Como tengo rato haciendo vida en las redes he conocido mucha gente en el camino y entre ellos a un periodista uruguayo quien me invitó a su programa radial a fin de informar a sus radioescuchas de la historia de un venezolano cualquiera que un día decidió que tenía que irse antes de morir de mengua o algo peor.

Entre las preguntas que hizo hubo una en especial que me llamó a la reflexión, ese amigo preguntó si yo era un exiliado político, si había persecución en mi contra (lee este blog con cierta asiduidad y conoce mi posición política) la respuesta en principio fue hablar de exilio económico ya que entre otras cosas me fui por no ver como solventar los apuros económicos normales de mi familia ni los propios gracias a una política económica que no permite que el sueldo docente alcance para comer ni mucho menos otras cosas casi de igual importancia. Luego de terminada la entrevista me he quedado pensando en el tema y he llegado a la conclusión de que efectivamente soy un exiliado político pues la situación política y económica fue la que me empujó a ese largo periplo en autobús desde Maracay hasta Uruguay.

Aún estoy acostumbrándome a esta nueva situación, muchos me aconsejan dejar a Venezuela en el olvido y encarar este nuevo destino pero es difícil olvidar 45 años de vida, mi hija, mi padre, mi familia y hasta mi gato que se quedaron allá en aquel infierno tropical donde la desesperanza va junto al café de las mañanas, donde todos andan buscando como comer o como encontrar la salida del laberinto de las miserias revolucionarias. La verdad no he podido desligarme de la angustia que me provoca leer las noticias, hablar con los amigos que quedaron allá, saber que mi hija está en peligro aun mientras duerme en su cama, con pánico de que mi viejo se deje ganar por la melancolía del pobre y no vuelva a levantarse por las mañanas o que alguno se enferme en un país sin medicinas.
Ciertamente nunca caí preso por mis ideas pero estas sin me trajeron problemas, por ejemplo, jamás fui beneficiado con la bolsa de comida pues he sabido que me sacaban de los listados que organizaban en mi sitio de trabajo, tampoco tuve nunca  el beneficio del cargo fijo que acumula prestaciones, jubilación ni otro beneficio gracias precisamente a mis ideas políticas tan en contra de ese estado que nos estaba matando de a poco, a pesar de las leyes que otorgan los cargos vacantes a los que ejercen interinato si no hay otro candidato y este interino cubría todos los requerimientos del cargo, estuve tres años así.

Lo peor de toda la situación venezolana es ese ánimo de fracaso que nos une a todos los profesionales, sobre todo entre los que ejercimos desde nuestras aulas ya que cuando el sueldo no te da para comer, te quitan todos los beneficios, no te permiten hacer tu trabajo a cabalidad ya que las estadísticas van primero que la educación se hace complicado mantener el autoestima , la suma de todos esos factores hace que te plantees la certeza de que eres un fracasado que no puede tener las cosas que aspiras, así estas sean tan simples como un seguro de vida para estar tranquilo, una casa a la cual llamar hogar, comprar libros, comer con la certeza de que mañana habrá más comida y planificar cuando menos una vacación al año, si comer es difícil mucho más lo es pensar en vacacionar .

Esa sensación de fracaso que flota en el ambiente nacional (pienso) hace que todas las iniciativas se mueran en el inicio, cuando todos temen los malos ganan y en Venezuela el miedo es grande, la maldad sobra y ellos a su vez están enquistados en todos los niveles de la vida nacional, protegiendo incluso con sus vidas el poder que les ha sido conferido para hacer el mal con una sonrisa a flor de labios, teniendo como resultado que la fatalidad sea algo cotidiano y lo contrario una excepción.

Todos los que viven fuera de las fronteras patrias somos exiliados políticos, todos huimos como bien pudimos, muchos más siguen en la cola del exilio mientras el país sigue ardiendo por los cuatro costados entre hambre y desesperanza sin que exista solución inmediata o cuando menos aparezca algún grupo de presión que responda al gobierno con el único lenguaje que respetan, el de la violencia.  Nadie se espante, creo que el régimen ha dado muchas muestras de no importarles mucho las formas legales, para ellos la ley no existe, quien no tiene escrupulos para dejar que miles mueran por mantener sus feudos tampoco merecen el beneficio de la piedad pues es mucho más ofensivo quien planifica las muertes como un abusivo ejercicio de pánico cerval por los pecados cometidos en el cargo de poder que quien se defiende de ellos cobrando con la misma moneda.

Se hace necesario que las fuerzas opositoras se dejen de escrúpulos, hablen con los viejos de izquierda que ellos sabe cómo organizar una resistencia armada, los que están en el exilio y tienen posibilidades comiencen a conspirar para encontrar fondos o patrocinante que igual deben aparecer cuando por fin saquen a los barbaros de rojo que no van a dejar títere con cabeza en su empeño destructor.

Por lo pronto y para no decir que solo hablo me han ofrecido un emprendimiento digital desde donde hacer ruido evitando el mal gusto de otras páginas que se revuelcan en el lodazal del amarillismo, ahí tengo una plataforma para dejar en claro que hay gente valiosa en todo el mundo, dispuesta a darle una mano al país. Si soy un exiliado político es necesario comportarse como tal, todos lo somos y estamos en deuda con aquel país que fuimos y ya no tenemos, toca hacer frente como bien podamos.
José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback

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martes, diciembre 20, 2016

Apocalipsis, ahora

El mundo está loco, fíjense, Corea del Sur y Cuba forman parte del comité de derechos humanos de la ONU, USA ahora es un aliado estratégico de Irán por aquello de la guerra contra el Isis, por primera vez desde el final de la segunda guerra mundial hay conflicto en los países petroleros del medio oriente y aun así el petróleo va a la baja, los Chinos no han podido repetir la carnicería de Tianamen con estos estudiante de Hong Kong, el Ebola está en los Estados Unidos y ya reclamó la primera víctima, por cierto, los Norteamericanos que se ha erigido en luchadores acérrimos en contra de las drogas ahora legalizan (una por lo menos) en varios estados, Venezuela de país rico y megaproductor de petróleo se ha vuelto en un país más pobre que Haití y así la lista sigue solo para ponerse más rara la cosa.

Llevo varios días dándole vueltas a un pensamiento recurrente. Resulta que a mí me crio mi abuela paterna, una señora muy venezolana es decir, plena de contradicciones. En una época esa católica practicante visitaba los cultos evangélicos, leía sobre metafísica (antes de enterarse que Conni Mendez se había suicidado) creía en fantasmas, iba a misa de vez en cuando y además alguna vez visitó algunos videntes o leedores de tabaco, solo para que al final de su vida decidiera que Dios hablaría con ella desde cualquier parte y jamás volvió a misa ni por obligación, en fin tuve una formación religiosa bastante amplia.

Me ha dado por pensar que estamos viviendo en el infierno y no nos hemos dado cuenta, resulta que jamás la humanidad ha tenido tantos humanos al mismo tiempo viviendo y muriendo acá, si nos ponemos religiosos resulta que ponerse a pensar de donde ha salido tanta alma para ocupar los ocho mil millones de humanos que viven en la tierra, quizás son las almas de todos los muertos de los últimos veinte mil años que los han mandado de vuelta para su última evaluación antes de decidir si ascienden de plano o se quedan clavados en este otro infierno  por toda la eternidad de una vida miserable a otra igual o peor.

Es la única explicación lógica para que el mundo esté tan loco, la maldad ahora es un asunto cotidiano, tanto así que uno tiene miedo hasta del ser amable que te presta ayuda pues no sabes con que cosa te va a salir después, las noticias narran crímenes atroces, si no  me creen revisen las redes para que vean las caras de felicidad de algunos cuando posan con las cabezas que acaban de cortar, busquen información de cómo la están pasando en el África negra donde entre las enfermedades y los dirigentes enfermos la cosa supera la imaginación más calenturienta de cualquier guionista de películas (jollibudense) clase B, mientras esto escribo seguramente en el mundo están muriendo miles de personas por las causas más absurdas, en mi país seguramente están asaltando a varias personas que se dirigen hacia sus empleos, decenas de familias están llorando algún familiar recién muerto a bala, puñal o de enfermedad (que en otras partes sería controlable pero que acá no hay con que curarlos), seguro unos imbéciles están contaminando el mar o el rio con desechos tóxicos y más de un funcionario está dichoso pues ya le depositaron su parte en la cuenta panameña, algún cura parroquial está esperando el desayuno que le hará su novio menor de edad, el pastor evangélico está planificando su mes de vacaciones en algún burdel del caribe con los diezmos de su congregación que por cierto cree esa historia de que se va al desierto del Sinaí a meditar sobre el mundo y sus avatares, unos padres están planificando la ablación de sus hijas, en China e India seguramente están muriendo ahogadas cientos de niñas solo por tener el descaro de no haber nacido niños, así un largo etcétera de cosas malvadas que pasan sin que al parecer a nadie se le ocurra intervenir y ni tan siquiera a Dios le dé por manifestarse (si es que existe claro).

En vista de lo anteriormente expresado creo pertinente esa explicación, la verdad creo que estamos muertos y nadie nos lo ha dicho, estamos en esta extraña tierra haciendo una suerte de examen antes de volver a “morir” para que unos jueces celestes muy a lo “American Idol” decidan qué hacer con nuestras almas, de paso le han dado licencia a algunos demonios para divertirse a nuestra costa, por eso en algunos casos las locuras se salen de madres, lo peor es que después de ver tanta película sobre el fin del mundo nadie más se ha dado cuenta que se está acabando de a poquito. Vivimos en el apocalipsis.
José Ramón Briceño 2014

@jbdiwancomeback


sábado, diciembre 17, 2016

Crónicas desde la resistencia

Esto lo escribí hace rato y lo publiqué en otro blog, sin embargo ante tanto locura en Venezuela toca un respiro y buscar algo de entretenimiento para no morir de un infarto.

Esta mañana el mundo amaneció diferente, no sé qué es, se siente algo raro en el  aire, está como enrarecido, el autobusero me sonrió, los vendedores ambulantes que antaño se montaban en los autobuses ahora ponen una cestica en la parada del centro y se paran junto a un cuartel, no hay evangélicos a las puertas del centro comercial con su aura de bonhomía y sus panfletos de tigres besándose con corderitos, claro, de watch tower. Algo pasa, estoy camino a mi nuevo empleo, de repente se oscurece el cielo y desde un relámpago fulgurante se oye una voz que dice, mi hijo ya está entre ustedes, mosca con una vaina que los quemo a toditos, nada de crucifixiones, si nada le pasa algunos conocerán la gracia divina, del susto me desmayé.


Desperté en el hospital, en una habitación limpia, con aire acondicionado, televisión por cable y hasta teléfono a un lado de la cama, mientras volteo a buscar de donde sale ese espantoso timbre, lo descubrí, era de parte de mi hija que llamó preocupada pues un muy amable señor le comunicó que venía de parte del hospital a notificar que yo estaba en observación, solo tenía un shock producto del impacto cataclismo de la llegada del nuevo mesías, sin embargo me tenían en observación solo por precaución. Lloramos ambos de alegría y todo estuvo bien hasta que mi bebé me recomendó muy seriamente rezar 15 avemarias y seis padresnuesntros para hacerme perdonar la última mentada de madre que pronuncié en voz alta antes de desmayarme, además claro recomendarme que era de muy mal gusto bucear señoritas que podrían ser mis hijas, que dejara de pensar cómo hacerle propuestas indecentes a las enfermeras, un mal vicio este de andar imaginándome cualquier cosa.

A todas muy sorprendido le pregunto, ¿Cómo sabes tú esa vaina?, ella me responde no sin antes regañarme por usar la palabrota, que en este nuevo orden cualquier pensamiento impuro, soez, mal intencionado y lujurioso, era retransmitido telepáticamente a todos los seres queridos del sexo femenino y en el caso de las mujeres era al revés, la verdad yo no sentía nada de eso, seguro fue que la cosa mágica del asalto celestial en la invasión me pasó por encima cuando estaba desmayado y me salvé.

Mientras descansaba y tomaba mi celular para llamar a  mi novia, pero no existía servicio, pregunté a una enfermera y me comentó que ahora todos era marca Celestialringtones, ya no habían otras operadoras y además mi modelo era digital de vaina, lo que lo hacía un poco más arcaico e inservible.

Salí a dar un paseo por el pasillo del hospital mientras esperaba que una enfermera me trajese mi ropa de la lavandería, miro por la ventana y veo mis montañas, la avenida, el parque y hasta el estacionamiento, sin buhoneros ni gente vendiendo empanadas fritas en aceite de camión, era el norte de mi ciudad, mis montañas queridas y según esa mirada estaba en el hospital central de Maracay, caramba, algo pasó y no me di cuenta, en la habitación de al lado estaba una hermosa señorita quien al parecer le ponían sus primeras prótesis cosméticas y había una suerte de tribu de muchachas de unos 21 diría yo, como salidas de un calendario Playboy, en ese momento, mientras comienzan a salir imágenes poco pudorosas de lo que se podría hacer, siento un golpe eléctrico en la nuca y se me apaga la luz de nuevo.

Despierto algo adolorido y una amable abuelita me da una pastilla y un jugo, estoy en un sitio con barrotes, sonaba en el ambiente la tercera estación de Vivaldi, a volumen muy suave, relajante pues, tocan la puerta de lo que ya me doy cuenta es una celda, pasa un centurión, de faldita y demás, en vez de lanza portaba una garrocha eléctrica y en la otra mano una Tablet que consultaba constantemente, se presenta y dice ser del cuerpo de la compañía de Jesús, la guardia de honor del mesías quien requería de mi presencia de inmediato.

Allí me montan en una cava policial, tenía aire acondicionado, asientos de gobelino francés y más Vivaldi aunque me comentaban que preferían a Mozart, salimos del hospital hasta el nuevo palacio presidencial, ese estaba en la cima del Henry Pittier, en plena selva húmeda, podría jurar que era la estación biológica pero limpia y con muchos animalitos en todos lados, al parecer había una fiesta y en el jardín entre faisanes, pavos reales, ardillas, un oso palmero, unas cuantas serpientes, venados y un par de tigres a cada lado de los músicos que tocaban unas piezas de Bizet excelentemente orquestada, eran un octeto de cuerdas y vientos. Había mucha gente de Smoking, mujeres hermosísimas y otras no tanto pero de igual manera acordes con el paisaje, en ese momento el centurión ese de la faldita blanca me dio un lepe, por pensar de manera lujuriosa de una dama de vestido azul, piernas de infarto y un escote trasero que se le perdía en la espalda con pecas y todo, bella pues.

Seguimos caminando y nos recibió otro pero de librea y peluca, que me conminó a acompañarlo por unos pasillos que parecían sacados de una pesadilla de Liberace cuando durmió con Truman Capote, todo impoluto y de un lujo difícil de esperar, buena, al fin me dejaron frente a una puerta y desde adentro una voz me invitó a entrar.

Era una oficina gigantesca, con techo de vidrio y una verdadera selva tropical adentro pero con clima de montaña, en un escritorio de oro con incrustaciones de algo que parecían ser diamantes engastados en monturas de platino, estaba sentado un señor joven. Diría yo de unos 35 años, rubio, en forma, vestía un traje blanco sin corbata y calzaba unas sandalias que aparentaban ser rusticas, pero muy disimuladamente se podía leer Nike Air. Se presentó como Jesús de Nazareth, presidente vitalicio y eterno de Venezuela, al ver el sarcasmo dibujado en mi mirada, me reprendió y me aseguró que él era el Mesías, sin embargo yo era el único en este país que por algún misterio divino no me encontraba bajo el encantamiento del dios padre para arreglar un poco la cosa por acá.

Me hizo sentar en un pupitre, muy cómodo, pero pupitre al fin y me dijo que mi penitencia era escuchar su historia pues sabía que apenas llegase a mi casa la escribiría, que era un vicio muy arraigado en mí, gracias a esa dispensa podría fumar, tomar café y todos los caprichos que me provocase, total, solo no hay chance de cometer fechorías y si por telepatía mi novia e hija se enteran ahí la cosa se complica.

 La planificación de la invasión comenzó un mes atrás, cuando en el despacho de relaciones públicas del cielo, seccional Suramérica, capitulo Venezuela, había un desastre de relaciones públicas, los evangélicos de pare de sufrir se fueron del país porque el diezmo de sus acólitos no alcanzaba para las prostitutas del señor obispo., la cosa pintaba mal, pero peor les dejaba eso del “tiempo de dios es perfecto” frase que todos repudiaban y con él a la santísima   benevolencia celestial, eso no podía ser, acto seguido y por órdenes superiores se organizó una reunión de santos locales con el alto gobierno del éter, analizaron las ultimas cuatrocientas noventa y tres millones de suplicas de los últimos tres años, revisaron los miles de dibujitos, letreritos, foticos y cosas que rodaban por Facebook y twitter de temas católicos y las respuestas debajo de cada posteo era infame para la política celestial, se discutió la posibilidad de un tsunami que acabase con la plaga de venezolanos pero San Silvestre abogó por la vida de los animalitos, San Gerónimo trazó un plan de contingencia para la evacuación de la fauna, igualmente San Silvestre se molestó por los arbolitos, ahí José Gragorio lo secundó y se acordó del Avila y las montañas de sus andes natales, ante tal suplica de un santo que al parecer es el más venerado y de paso con don de gentes, Jesús puso a la orden su ejército y le planteó el plan de invasión a la comunidad del santoral local y a su mamá quien también es reverenciada por muchos de estos lados.

Dios padre, recordando lo mal que lo pasó su hijo la última vez que anduvo por la tierra, decide darle una ayudita con sus supermega poderes, arregló todo lo que estaba mal en el país, desapareció la contaminación, las drogas, el alcohol, botó a todos los infieles que no eran católicos le puso un grillete cerebral a todos los venezolanos para que por esa interconexión no les diera por volver a joder, desapareció todas las armas y hasta las blancas, reformó las leyes y solo se permitía el consumo de marihuana en horario extra laboral (en honor a Jesús quien fue el inventor real de la mentada yerba) , limpió calles y avenidas, en fin, Venezuela se transformó en un ala pobre del paraíso, todo en una noche, yo no lo supe pues estaba desmayado e inmune por alguna maligna razón.
Jesús llegó a Venezuela, resolvió el asunto de la presidencia, se trajo como ministro de defensa y gobernabilidad al arcángel Gabriel y para todo lo demás una pléyade de altos oficiales, para educación se trajo del cielo a Aristóteles, finanzas a otro Aristóteles pero Onassis a quien tuvo que pedirlo en préstamo del limbo pues era un real hijo de puta pero muy buen negociante, ese servía para reflotar la industria nacional y abrir nuevos mercados sin matar al país, otros más que ahora no van al caso, el asunto malo es que muy a pesar de la bondad divina, una cláusula que se inventó el dios padre fue la del libre albedrio y ya por el monte andaba satanás jodiendo el parque, las almas estaban inquietas pues les hacía falta de eso que les quitaron en nombre de la paz celestial.

Me siguió contando cosas y los prodigios fueron tantos y tan increíbles que terminaron por aburrirme, acto seguido me acordé de cuando estaba casado y mi esposa se ponía intensa, fijaba la mirada justo entre los ojos de ella y así pensaba que le estaba haciendo caso, cuando la verdad pensaba en la teoría aristotélica del cielo o en las piernas de la secretaria de la oficina del jefe. Así pasaban las horas, como tenía el cerebro en blanco el hombre pensaba que yo tenía pensamientos beatos, que es igual a no pensar mucho.

Se despidió no sin antes decir que esta noche dormiría con Mesalina a quien su pana satanás le prestó un rato como agradecimiento por dejarle pasar unos kilos de cripin por la frontera con Colombia, aunque estabo prohibida la yerba alterada el presidente sentía una debilidad por ella, pero en su caso, el origen divino de su genética lo hacía inmune a sus perversos efectos, pero los humanos no.

El mismo transporte me trajo hasta la escalera de mi casa, donde me esperaba mi gato, y una calle igual pero diferente, sin motos, smog, salsa erótica, vallenatos ni malandros jugando basketbol, todo muy limpio y blanco, eran como las dos de la madrugada y habían niños jugando al escondite en plena calle, todos muy felices, sanos, desaparecieron los gordos y las viejas feas. Muy rara la cosa. A la mañana siguiente no me pude contener y fui al supermercado, todo era barato, había leche en 900 presentaciones, mantequilla, margarina, cervezas a granel, carne, azúcar, café descafeinado por toneladas (guacala), carnes, pollos, corderos gorditos y tiernos, gansos, faisanes. La sección de delicatesen era celestial, a precios de cielo para pobres, hice mercado, casi por gula, como los niños, me cobraron un 95% de descuento por mi carnet de cronista presidencial, sin embargo a los demás se los daban por lástima y los más orgullosos vociferaban que querían pagar todo completo y si no lo querían donaban la diferencia a los pobres, así mismo el centro comercial era otra cosa, de vuelta, mareado por la impresión pare en la bodega de la cuadra, por primera vez olía bien, la señora era amable, me sonrió, coño, me sonrió, parecía un minisúper lo que antaño era un monumento a la miseria y la desidia, caramba, la cosa pintaba bien, aunque no sé por qué sentía un malestar en el pecho, algo no me cuadraba, con todo y que la señora me regaló tres cajas de mis cigarros preferidos, de los que nunca antes había venido la muy malvada.

Bueno, una vez en mi casa mezclé el café descafeinado con unos paquetes de verdad que había en mi despensa por aquello de la escasez y me hice algo parecido al café que siempre me había tomado, encendí un cigarro y me relajé, acto seguido un profesor de mi universidad, muy buen amigo y compañero de tertulias y vodkas, quería hablar conmigo, extrañamente tenía un sombrero de ala ancha, de medio lado y zapatillas para ir volado, además lentes oscuros que me dijo eran para que nadie viera hacia donde iba su mirada. El sombrero ocultaba una gruesa capa de papel aluminio, era según él, la única manera de escapar a la supervisión telepática, me hizo uno en una gorra de béisbol que me puse y nos dispusimos a tomar un poco de vodka barato que tenía por acá, al tercer trago se dio cuenta que era inmune al encanto celestial, se rio , carcajeo y celebró, solo para luego ponerse triste y contar que estaba esperando la muerte pues vivir de manera tan perfecta lo estaba matando en vida, el de la carcajada fui yo, le dije, pana ero ¿tú no eras súper religioso?, a lo que me respondió, que virtud sin fiesta, tragos y amigos no tenía sentido, ahí fue que me di cuenta de lo que fallaba, no tenía panas a la mano, todos andaban en otras cosas, muy sanos, rectos, sabios, aburridos, menos mi pana profesor de historia.

Entre vodka y vodka me comentó de una red secreta de bebedores y conversadores clandestinos, además aceptan fumadores y tomadores de café, que a mí me quedaría perfecta por mi cualidad multi vicios legales, así tomé el camino de la insurgencia anticelestial, me pasé a la clandestinidad, adonde espero pronto traerme a mi gente amada para lograr hacer de Venezuela lo que antaño fue, solo que sin malandros regeton, vallenato y demás cosas odiosas de aquellos tiempos.

  José Briceño 2014

 @jbdiwan

miércoles, diciembre 14, 2016

Mensaje para los venezolanos en el exterior

Tengo poco menos de un mes fuera de Venezuela, si leyeron mis post anteriores podrán darse una idea de cómo logré salir de allá y también de donde fui a parar. Los detalles (por el momento) no importan mucho, hoy voy a salir un poco de la crónica de mi viaje para decir algunas cosas que toca contar, más que todo para sacármelas de adentro pues son una astilla encajada en una costilla que casi no me deja respirar. Quiero hablar de la comunidad inmigrante, sigo viendo como son de indiferentes hacia su propio país, como no se organizan para ayudar con más efectividad a todos los otros que vienen detrás. Aunque se  de antemano que mucha de esa negativa nace de la experiencia avasalladora que significa estar solo en tierra extraña y de las muchas cosas negativas que bastantes de mis compatriotas se aprovechan de la buena fe de muchos para terminar abusando, eso al final crea (inevitablemente) una suerte de alergia a la solidaridad.

No hablo de hacer donaciones de comida, ropa o medicinas, mi punto va más enfocado en hacer redes de empleo, apoyo legal, difusión de las distintas expresiones del conocimiento que poseen nuestros compatriotas. Nada de cosas folclóricas (aunque también podría pensarse) , también hay artistas de muchas disciplinas, científicos, médicos y vaya usted a saber toda la cantidad de profesiones posibles que tienen mucho que dar al mundo pero que por su condición de emigrantes son excluidos de los siempre reducidos círculos intelectuales de cada país. Esta reflexión nace de una conversa que tuve acá con una exiliada quien me dijo muy taxativamente que Venezuela era un país sin cultura y que precisamente en eso estibaba su gran problema, en una ignorancia generalizada que mata poco a poco el país.

Para serles sinceros perdí los estribos, me molestó mucho su afirmación ya que si bien es cierto que un altísimo porcentaje de la población venezolana está contagiada con el voraz virus de la ranchificación mental que la “revolución” ha inoculado con toda la posible mala fe en pos de sus deseos políticos, también es cierto que si yo, un mortal cualquiera, sin mayores posibilidades económicas ni plataforma que obligue a buscar mucho, conozco por lo menos a cincuenta valiosos compatriotas , si multiplicamos solo la décima parte de esa cuenta por todos los emigrantes regados por el mundo, la ecuación da como resultado un abultado número a quienes vale la pena ayudar a fin de lavar nuestra cara a nivel internacional, sin hablar de las potencialidades que genera organizar un grupo que funja de voceros entre los exiliados y el país que les de acogida, junto a ello va también una plataforma de lucha política que abra los ojos a la comunidad internacional sobre las penurias que sufren los venezolanos todos los días, las colas, la escasez, el hambre, la hiperinflación, la pobreza generalizada que la fulana “revolución” ha implantado como forma de vida , esa misma de la que todos escapamos como bien podemos, unos con más fortuna que otros pero al final todos huimos con el mismo fin, sobrevivir y ayudar a nuestros seres queridos que quedaron atrapados allá.

Lo que más me da bronca (donde estoy) es la cara de incredulidad de muchos que me preguntan por cual razón me fui, tengo la impresión de que muchos creen que exagero solo para darme aires de victima pues está fuera de su marco referencial toda la tragedia que vivimos allá, además, la propaganda oficial hace ver a los opositores como gente sin escrúpulos y a los emigrantes como personas de mala fe que buscan abusar de los países que les den cobijo, no es casual ver la política de exclusión y xenofobia que hay andando en varias naciones suramericanas, tampoco sería extraño descubrir que tras esas muestras exista alguna relación con personajes oscuros al servicio del gobierno nacional, la verdad a estas alturas del partido ya creo que todo es posible así la elucubración parezca una novela de espías, sabemos que la gentuza “bolivariana” es capaz de cualquier bajeza para que sus deseos se cumplan .

Desde mi esquina propongo que los emigrantes seamos más unidos, establezcamos redes, de ser posible (si existiere la manera de financiarlo) algunos medios de comunicación digitales o físicos desde donde exponer los valores de nuestros compatriotas así como fuentes de empleo, establecer fundaciones para asesorías gratuitas a todos los migrantes y quien quita hasta lograr hacer hostales donde alojar a quienes no tengan donde vivir con el compromiso de dejarlo cuando logren su estabilidad amén de colaborar con quienes les dan cobijo. Como actividades suplementarias también organizar foros, conferencias, conversatorios, ruedas de prensa y hasta manifestaciones para lograr la atención internacional sobre el caso venezolano. En este último punto vale también acotar  que hay muchos colegas profesores dictando clases en distintas universidades, más allá de un compromiso político debería ser uno moral el denunciar los atropellos y las barbaridades que ya son lo cotidiano en Venezuela.

Como exiliado también me siento en la obligación de participar, aunque mis limitaciones económicas son muchas por lo menos está este blog a la disposición de quien quiera colaborar en esta iniciativa, si ya existen cosas similares pueden invitarme a participar que con gusto lo haré y si lo que quieren es que les explique con más detenimiento mi idea por favor escríbanme por acá que con gusto les responderé. Como dijo un poeta, aunque me fui nunca me alejé, sigo con el corazón en mi patria y quiero volver algún día, muchos tenemos ese mismo deseo así que toca trabajar en función de ello.


P.E: si por casualidad alguien sabe de un empleo en Uruguay también me puede contar que con gusto acudiré al llamado, he huido sin fondos y la necesidad está tocando la puerta con furia.
José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback


jueves, diciembre 08, 2016

Relato de mi exilio (parte III)

Salí de Boa Vista a las nueve de la mañana, iba emocionado, otro tramo pero ahora con la incógnita de que haría, allá tenía traductor y acompañante de confianza, después de subir al bus estaría de mi cuenta, la verdad maltrataba tanto ese idioma que hoy siento vergüenza por tal afrenta, aunque es más que mi inglés de aeropuerto, da mucha pena con los brasileros ya que maltratar un idioma me parece un pecado capital. Mi amigo de Boa Vista me llevó a terminal donde abordé un Bus de la línea Eucatur , por cierto nunca se alegren mucho del cuento de wifi gratis ,eso funciona nada más en las ciudades y una vez en la carretera todo se pierde, un plus es que las unidades son cómodas , no tienen música ambiental y el aire acondicionado no es una maldición gitana como en Venezuela, por tanto el viaje no es ni tan amargo.

En el camino hubo varias cosas que me sorprendieron, primero en el autobús hay agua mineral a discreción, de esa que viene en envases pequeños y están en una nevera a disposición de quien quiera, otra fue que en Brasil el café de termo es una maravilla, la verdad es que los amigos lo toman más o menos amargo pero con azúcar y es barato tomar café de termo en cualquier sitio de Brasil pues las paradas fueron desde fondas arrabaleras hasta restaurantes de esos que venden la comida por peso, un robo total por cierto, como todos esos sitios donde te venden comida lista pero por peso, un nuevo fenómeno que descubrí. En ese viaje además fue donde conté en otro post nos bajó la policía a tres prostitutas y a mí, una vez superado el trauma de la detención momentánea seguimos la marcha por una carretera recta que parecía no tener fin, de hecho fueron poco más de 12 horas de camino recto, sin curvas, acaso algunas pendientes pero igual una recta que aburría no más ver por la ventana ya que parecía moverse como en una banda sin fin.

Más allá de la imagen que yo tenía de los autobuses de lujo que solo hacen paradas en la via para comer, este además también tenía pasajeros que se bajaban en sitios que sorprendían. Caída la noche, un señor con toda la estampa de vivir en el campo solicitó al chofer que lo dejase en medio de la nada, en serio, me asomé por la ventana y no se veía ni una sola luz , en otras condiciones quizás me hubiese parecido aterrador el asunto de un autobús estacionado en el medio de la nada pero como estaba en otro país supuse que allá el hampa no era como en Venezuela donde no atracan aviones porque les es muy complicado meter paracaídas de contrabando en el equipaje de mano. Una hora más tarde se bajó una señora con tres niños, iguales condiciones de nada a cada lado de la carretera, sin embargo esta vez la señora obligó al chofer a hacer varias paradas hasta que estuvo segura de estar en la parada correcta, ahí si habían unas casas y la fue a recibir un hombre con tipo físico indígena y acompañado de cuatro perros, seguramente serian la versión brasilera del anillo de seguridad en la selva.

Llegué a Manaos casi a las diez de la noche, con una maleta a rastras y la intención de dormir en el terminal de autobuses, por cierto si hacen ese viaje de Boa Vista a Manaos háganlo de noche que si les dará tiempo de abordar el vuelo de las diez, apenas hay diez minutos desde el terminal hasta ese gigantesco aeropuerto (para ser de provincia) y los taxistas están tan locos como los venezolanos. Por precaución viajé de día, el terminal de autobuses de Manaos es pequeño, si bien es cierto que hay varios hoteles alrededor no estaba muy seguro de que mi presupuesto alcanzase para dar un lujo similar y por lo general los aeropuertos son los sitios más seguros en casi cualquier parte si piensas en eso de dormir en la calle .

El taxista me cobró 50 Reais que equivalen como a 17 dólares que es todo un robo, en principio quería cobrarme 65 pero regatee y aun así creo que salí perdiendo, el caso es que me llevó hasta el sitio donde iba, ahí busqué algo de comer y me apropie de un par de sillas donde mal dormí desde las dos de la mañana hasta la siete cuando me desentumecí y pude caminar hasta el baño para lavarme un poco, a falta de ducha bien se puede uno medio enjuagar con un lavamanos ,la parte incomoda en cazar el chorro con esas llaves automáticas pero algo se hizo.

Desayuné lo más barato que encontré y abordé un avión que me llevaría por la mitad de Brasil haciendo cuatro escalas en aeropuertos tan exóticos como uno que dejaba a los pasajeros en medio de La pista hasta el de Porto Alegre que es pequeño y milagrosamente con unos funcionarios muy amables. Por un retraso de la aerolínea hubo que cambiar de avión y mi equipaje no había llegado, tocó quedarse unas tres horas más a esperar el próximo lote de maletas donde vino lo que quedaba de la mía, cosa que causó  no pocas miradas de lastima por parte del personal que vio lo maltratada y rota que llegó la pobre.

Otro taxi , esta vez hasta la Rodoviaria (así llaman al terminal), este si es mucho más grande, organizado y limpio que había visto en nunca, caminé como pude con mi maleta hasta que encontré un restaurante que abría toda la noche, allí me arrellané a fumar y tomar café hasta que el sueño llegó, me levanté de esa silla pues la señora del restaurante dejó muy claro que nada de dormir ahí, caminé hasta un andén del terminal , puse la maleta a mis pies  y el morral con mi cámara y PC a un lado, caí en un coma profundo por tres horas más o menos, cuando abrí los ojos eran la seis de la mañana, el terminal comenzaba a cobrar vida. Sin embargo la boletería comenzaba a la siete de la mañana, era imperativo para mi salir ese mismo día pues el permiso de estadía en Brasil se vencía y eso de pagar multa no entraba en presupuesto.

La empresa de autobuses que yo había encontrado en internet no tenía salidas diurnas ´pero el vendedor muy amablemente me recomendó que comprase en otra empresa que si salía ese mismo día, total ahora serian apenas siete horas más de carretera y no pagaría la multa. Como ya les conté hacia una semana atrás había botado mi teléfono celular (como lo añoro en estos instantes) así que fue una bendición que la empresa donde compré pasaje tenía una sala de espera VIP con Wifi gratis o pc´s a disposición de quien necesitase conectarse, lo hice , saque mi portátil y terminé de establecer la logística de mi llegada.

Llegué a la frontera con Uruguay, a un sitio llamado El Chui a las nueve de la noche, allí me esperaba mi anfitriona y benefactora por estos días mientras encuentro empleo, además de arreglar mi situación migratoria, debo admitir que el sitio donde estoy que se llama Punta del Diablo, es una belleza pero no hay mucho empleo para señores mayores de 40 años y esta estampa de huido, sin embargo busco otras opciones, no creo que el universo después de ponérmelo (más o menos) fácil para irme de mi país a buscar mejoras económicas que alcancen a los seres amados que dejé allá, vaya a echarme la gran vaina de seguir haciéndome pobre, desdichado y sin ansiolíticos para soportar la miseria, seguro me voy a sorprender pronto con el empleo soñado, con el sueldo también soñado para darme y darle a todo aquel que quiero, la mano que merece desde esta nueva esquina del tercer mundo por el tiempo que me toque quedarme por esta esquina.
José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback







lunes, diciembre 05, 2016

El camino del exilio (parte 2)


En un post anterior conté algunas de las cosas que me sorprendieron en el camino, hoy voy a contar como comenzó todo este periplo hasta Uruguay. Debo acotar que a veces las desgracias ajenas se transforman en bendiciones que permiten ciertos lujos. Un par de semanas antes de la fecha fijada para mi salida, la abuela de mi hija tuvo un accidente que si bien en una persona joven no reviste mayor problema, a una abuela promedio la puede hasta matar, la señora estaba hospitalizada y mi hija (quien vive con su madre y la abuela) estaba sola ya sentía como abandono eso de que nadie la esperase al volver de la escuela, la ayudase en las tareas, la despertase para el ritual matutino antes de ir a clases, en fin todo aquello que forma parte del día a día con los hijos.

Una tarde que fui de visita a verla, su madre me propuso quedarme allí esa semana para cuidar de mi hija, para ser sincero solo me hizo falta hacer fanfarria pues antes de partir quería para mucho tiempo con ella evitando el tema de la despedida por lo dolorosos que son esos episodios. En fin, pasé una semana haciendo las veces de padre amo de casa, pasando tiempo con mi hija, fuimos al cine, comimos lo que quisimos, hicimos tarea, la llevé a la escuela, le hice desayunos, almuerzos y cenas. Debo admitir que fui feliz esa semana (como todo el tiempo que paso con ella), hasta que llegó el momento de partir, simplemente nos despedimos como si fuésemos a vernos el próximo fin de semana, un abrazo, muchas bendiciones y algunas lágrimas que me tragué por el natural desconcierto de no saber a ciencia cierta cuando la volveré a ver.

Eso fue un domingo por la mañana, de ahí salí a la casa paterna a buscar la maleta que tenía lista, debo contar que la casa donde vivía estaba a cien kilómetros de mi hija, por suerte ya había hecho la maleta a grandes rasgos, me había desecho de recuerdos y de las cosas que no cabían ya que debía pesar menos de 25 kilos para no pagar sobrepeso en el caso de tomar algún avión pues los fondos eran (y son) escasos. El lunes temprano me desperté, cerré la maleta y entregue las llaves a mi madrastra no sin antes avisarle que le legaba mi ventilador a control remoto que si bien a simple vista no parece la gran cosa, en Venezuela son carísimos además la crisis apenas permite mal comer, mucho menos esos pequeños lujos que se compraban hace algunos años y que ahora son casi imposibles para quien solo vive de sueldo básico y pensión de ancianidad.
Como ese barrio donde vivía era un tanto particular, el transporte público siempre es un caos , además que por peligroso no pasaban taxis, así que con maleta y todo terminé de pasajero en la parte trasera de una pick up que cobró un pasaje excesivo hasta el terminal de Los Teques ,donde abordé un autobús hasta mi ciudad natal donde sería más fácil la travesía.

Por primera vez mi familia me acompañó al terminal de buses desde donde saldría mi primer tramo, hubo abrazos, lagrimas, bendiciones, despedidas y tristeza porque todos sabemos que pasará un rato antes de vernos, el cariño es una vaina seria que le agua la fiesta al más pintado, sobre todo cuando hay distancia de por medio. Fueron mis tres tías que han fungido de hadas madrinas durante toda mi vida, como toda ocasión de ese tenor, hubo unos abrazos más dolidos que otros, en especial el de mi tía Irene con quien tengo una triple filiación ya que es mi tía, mi madrina de bautizo y además madrina de mi hija sin contar que hizo por muchos años las veces de madre adoptiva en franca colaboración con mi abuela además de mi viejo quien hizo todo el acopio de entereza que pudo pero cuya aura lloraba la pena de separarnos, ellos saben que volveré pero que no será muy pronto, de mi hija me había despedido el día antes, si ella me lo pedía capaz y no salía .

Hay una línea de autobuses que te lleva directo desde Puerto Ordaz hasta Boa vista, por una cuestión pragmática preferí tomar la ruta larga, además en Puerto Ordaz un desgraciado chofer de autobús rompió mi maleta pues al sacarla del maletero le arrancó una de las ruedas lo que obligaba a cargarla en vilo y caminar las ocho cuadras hasta el sitio donde tomaría el bus para Boa Vista no era recomendable, en principio porque en esa ciudad las cuadras son kilométricas pero a eso toca sumarle un calor infernal, dejé de lado el plan original y compré pasaje hasta Santa Elena de Uairen.

Un detalle, en el autobús hasta Puerto Ordaz boté mi teléfono móvil (la verdad no sé si fui robado pero otro evento me da razones para pensarlo) así que tomé la decisión más interesante, dejé mi equipaje guardado previo pago en la misma oficina que me vendió el pasaje y caminé varias cuadras hasta un centro comercial cercano donde alquilé una máquina , usando las redes sociales recuperé varios números telefónicos , la verdad pretendía pasar un rato en ese centro comercial pero entre los precios exorbitantes de todo lo que allí vendían y el ambiente musical navideño que mezclaba gaitas con canciones en inglés para hacer una mixtura infernal entre nueva york y el Zulia pero a muchos kilómetros de distancia y con cuarenta grados a la sombra no me hizo ninguna gracias, razón por la cual volví al terminal que si bien es bastante feo como todos, por lo menos no existía ese ambiente musical que quizás por mi ánimo resultaba repulsivo.

Hice llamadas, coordine logística gracias a mi ex que por un misterio del universo nos tratamos con bastante camaradería y ella desde su Watsapp hizo la conexión necesaria con mi amigo en Boa Vista. La espera en el terminal fue larga y ya para la siete de la noche abordé un autobús que me llevaría hasta la frontera, la verdad con poco dinero se hace la travesía hasta esa frontera pues en los dos pasajes desde Maracay hasta Santa Elena apenas gasté 10 mil bolívares. En ese bus conocí gente interesante como una hermosa profesora de la UCV que iba en camino a un congreso en Boa Vista sobre un asunto de género, a mi lado se sentó un fulano local que me contaba cómo era la vida en la frontera y de cómo estaba haciendo planes para generar más ingresos, además de como su esposa ha decidido vender empanadas para abandonar su cargo de maestra ya que eso no alcanza ni para el pasaje al trabajo, el rebusque de vender pimpinas de gasolina a 700 bolívares el litro y que compran al gobierno por un bolívar, a menos claro que negocien directo con el dueño de la bomba quien les suministra el combustible en 300 bolívares el litro cuando por eso paga a bolívar cada litro, haciendo una ganancia descomunal por todas partes y él no se podía quedar atrás , vende eso, hace de taxista y según hasta compra en Brasil y revende donde sea y como en frontera cualquier cosa es posible la verdad creo que hay mucho de cierto en su cuento.
La conversa languideció y me quedé dormido sin embargo al rato me desperté con frio, solo para darme cuenta que mi chaqueta, la cual tenía puesta por encima la usaba un fulano en la fila de atrás, quien imagino que me la quitó en medio del sueño esperando que no me diese cuenta, me desperté y se la quité sin mucha delicadeza, aprovechando mi tamaño para amedrentar un poco al abusador, no hubo más contratiempos, solo que los fulanos bajaron corriendo del bus como para evitar preguntas.

Al bajar en Santa Elena y luego de la requisa tomé un taxi hasta un punto de encuentro pactado de antemano con mi amigo, con la sorpresa de que en todo el pueblo solo hay un teléfono público que sirve , desde ahí hice varias llamadas para concretar logística. Al bajar en el centro del pueblo me quedé de piedra, primero no vendían mi marca preferida de cigarros en ningún lado (comenzamos muy mal), en segundo había de todo en los anaqueles, cosas que ya daba por olvidadas volví a verlas en cantidades bárbaras, sin colas ni guardia nacional repartiendo números pero a precios de bachaqueo, me explicaron que todo era de Brasil y allá pagaban el Reais a precio de dólar negro imagino que por eso en ningún lado había punto de venta, todo era en efectivo ya que del otro lado de la frontera cambias Reais a dólares sin mayor problema. Parecía un universo paralelo donde la gente andaba con maletas de billetes de a cien bolívares como si de chuchería se tratase, en todas las cajas registradoras de supermercado hay máquinas para contar billetes, todo es muy caro pero hay, en cambio hasta el día anterior no había encontrado toallas sanitarias para mi hija en todo Maracay, sin embargo en otra parte del país no falta nada, un incentivo más para tenerle bronca al gobierno desgraciado que mantiene en la miseria al resto del país por una excusa tan barata y mal oliente como el tal socialismo.

Mientras me tuve que conformar con una caja de cigarros que si bien son muy famosos en Venezuela, saben terrible, pero a falta de pan toca fumar lo que se encuentre. La cola pasó por mí a mediodía, el dueño del carro andaba buscando maneras de cargar gasolina de este lado de la frontera pero ya había pasado la cola de los extranjeros que compran combustible , solo estaba la cola (diez cuadras) de los residentes que iban a poner combustible, mi amigo muy contrariado decide comprar en el mercado negro, hizo la transacción con unos fulanos que andaban en motos y quienes nos hicieron pasar a la trastienda de una casa , el fulano llamó por teléfono y al instante aparecieron tres motos con dos pasajeros cada una donde uno de ellos cargaba una garrafa de diez litros de gasolina pues mi amigo solo pudo comprar veinte litros que fueron treinta mil bolívares, sentí que había presenciado una transacción por drogas pues todo fue rápido, silencioso, escondido y caro, cosas que se leen y no se creen pero al verlas entiendo muchas cosas.

Luego de las vueltas de rigor haciendo compras para la casa de mi amigo nos fuimos a tomar carretera, el primer punto de control fue para sellar mi salida del país, los funcionarios fueron bastante amables, me preguntaron un par de cosas y me dejaron ir, un par de kilómetros más adelante está el puesto de la policía brasileña, allí bajé de nuevo con mi pasaporte junto a mi certificado de vacunación (en internet hacen énfasis en la vacuna de la fiebre amarilla que me hizo parir para conseguirla) , el funcionario tomó mi pasaporte e hizo a un lado el fulano cartón de la fiebre amarilla, me preguntó un par de cosas que no entendí y me expidió un permiso de residencia por siete días, nada de los noventa días como turista que seguro es por la gran cantidad de venezolanos que se cuelan, además te cobran una gran multa si te pasas la fecha de estadía en su país sin permiso.

La travesía por la carretera hasta Boa Vista es espectacular, son dos horas y media más o menos, esa noche el cielo estaba estrellado y debo admitir que pocas veces he visto tantas estrellas juntas en un cielo tan limpio. Fuimos conversando todo el camino, entramos a la ciudad a descansar en la casa que mi amigo comparte con su esposa, su madre (la de él) y sus tres hijos y quienes me acogieron por unos días en su casa a pesar de las estrecheces normales de unos recién emigrados como ellos, desde mis paginas quede constancia de mi agradecimiento, sobre todo por la ayuda para proseguir mi viaje.



José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback









viernes, diciembre 02, 2016

Desde esta otra esquina (mi exilio, parte I)


Me he mudado de esquina, ahora más hacia el sur, me fui por tierra y un trecho por aire, fue un asunto emocionante, desde que comencé a planteármelo , tres fronteras diferentes , dos países más, unas culturas diferentes en cada caso , ver en Brasil que hacen publicidad para alcohol y cigarrillos, cervezas hasta en la farmacia, todo muy pulcro, organizado, desde en la más humilde bodega hasta el lujoso sitio igualmente impolutos, un tercer mundo con visos de primero donde se nota la diferencia en contraste con el caos venezolano.

Pero no todo es tan bueno, ahí por primera vez me sentí tratado con desdén y antipatía por los nacionales, como si eso no fuese poco, los mismos venezolanos se tratan mal entre sí, incluyendo algunos que se niegan a hablar español. Por ejemplo, escuche a un fulano decir, muy orgulloso que no jamás se sintió venezolano  solo por tener un abuelo europeo, la cosa me dio asco en verdad, vale, no somos la gran cosota que se diga pero que un tipo tan musiú como yo , me diga que no se siente parte del país que lo vio nacer porque el de sus abuelos estaba en una crisis de hambre o de guerra cuando aquel abuelo se mudó hasta mi país natal, me pareció de  alarmar ya que seguro hay muchos como ése personaje que no aportan nada más que mala vibra por su condición introxenobica y una ignorancia vil pues el tipo a la primera oportunidad se identificó como profesor de matemáticas egresado de una universidad nacional , es de suponer que un título universitario debe darte un proceso de pensamiento que te permita ejercer la inteligencia no diciendo tamañas idioteces como esa de negar su gentilicio .Sin tocar el tema de la bronca entre unos y otros todo el tiempo, total, tenemos muy mala fama por múltiples razones aunque en mínimo numero pues me niego a pensar que todos los emigrantes son así.

Me entristece saber que los compatriotas se tratan mal entre sí, casi tanto como enterarme de malvivientes con mi mismo pasaporte que andan por ahí abusando de la buena fe local, por las malas condiciones por las que a todos nos sacó del país, como de la envidia manifiesta entre unos y otros ya que (sospecho) que todos se miden por un asunto de mala costumbre  por creerse más por lo que hacen y no por lo que son, la verdad no entiendo. Si hubiesen más inteligentes debería existir aunque sea un restaurante para venezolanos , así como hacen otras comunidades cuyos clubs funcionara , además, como centros de negocios y hasta espacios que terminarían como  potenciales instituciones que pudieren mejorar las condiciones de los compatriotas con ganas de trabajar y aportar cosas buenas para el país que los acoge sin la necesidad de olvidar el propio, eso me encantaría en verdad, de seguro en esta última etapa de diáspora , los que nos vamos y hemos conocido el hambre a pesar de tener empleo formal con supuesto sueldo  de profesional especialista, así que es una tragedia común donde no te puedes traer a todos tus seres queridos por razones económicas, conocen más de cerca la destrucción nacional, quizás ellos puedan ser luego más comprensivos y colaboradores con esos tantos que vienen atrás y como si fuese poco, lavar la cara a la mala percepción de nosotros como gentilicio en exilio gracias a otras actividades culturales, deportivas , artísticas o científicas entre instituciones educativas , comerciales o empresariales  de cuyo intercambio nazca otra mirada a nuestros connacionales en el exilio, lo contrario, eso que vi en Brasil no me agradó, lo peor es quizás solo una manifestación de un fenómeno global.

Estar divididos ha sido nuestro gran pecado nacional, a pesar de toda la buena gente venezolana que he conocido en mi vida, de lo cual me siento orgulloso  de ser sus compatriotas , al salir por Maiquetía parecen sufrir algún tipo de lesión cerebral que los convierte en seres tan negativos. Pero estoy generalizando mucho, debo admitir que también me han tratado muy bien en otros sitios, un buen amigo venezolano me prestó toda su ayuda, desde hospedarme en su casa hasta nacionales que me prestaron apoyo con la compra de pasajes en las distintas ocasiones, desde una intrincada ruta aérea a un excelente precio que me ahorró 60 horas menos de carretera hasta un humilde pasaje de bus en algún remoto rincón brasilero.

Sin embargo y aunque prefiero pensar otras cosas , ya cuando tomé el bus desde Boa Vista , en un punto de control pidiendo documentos a los pasajeros , la policía me ordena bajar para mostrarles mi equipaje , la parte que levanta sospechas es que solo nos detuvieron a tres mujeres con toda la estampa de compartir oficio de magdalenas en alguna calle y a mí, es decir, a mí y a tres putas nos bajaron para revisarnos documentos, esa cosa de mezclar a uno, todavía no sé si pensar que ellos creían que o era el proxeneta de las mujeres o me nivelaron en el mismo aroma de legalidad que también cumplen las sospechosas de usar su vagina como materia prima para su sustento, asunto siempre mal visto por las razones morales universales, sostengo que me pararon por estar sorprendidos de mi condición legal y mis intenciones manifiestas solo de ir de paso. El joven policía militar me solicita abra la maleta que ya con cierta lástima por su estado físico (el de la maleta) , al mirar su contenido me preguntó en portuñol que había ahí, le dije que ropa, documentos y zapatos, se encontró mi trípode ,preguntándome si yo era fotógrafo y cual equipo  usaba, le contesté y mostré mi humilde D5100 , ahí mismo estaba el envoltorio de mi título universitario hecho de cartón con botellas de agua mineral (un detalle de mi padre cuya sutileza raya en lo extravagante) , le explico mi grado de profesor de lengua y literatura mientras pensaba como justificar un par de cajas de alprazolam que me traje para ayudar con el estrés. El oficial abandonó la requisa con una sonrisa de conmiseración, me invitó a cerrar la maleta con una par de palmadas por la espalda como disculpa por haberme bajado junto a las tres mujeres de oficio cuestionable como sospechoso de pertenecer al bajo mundo que al final resultó un fulano de los más honorable en títulos y oficio.

Igual cosa me sucedió con un guardia nacional en Santa Elena de Uairen , quien al ver mi evidente esfuerzo al cargar en vilo una maleta muy pesada  sin un minuto de perdida me mandó a requisar con un sargento de muy amarga cara quien me hizo un par de preguntas y me solicita abrir mi maleta, mientras reviso con cierto nerviosismo mi billetera pensando que había botado mi cedula se me caen dos carnets, uno de profesor de la escuela de arte de Maracay y otro de profesor de la UBA en Venezuela, el guardia al ver los documentos y esperando que le esgrimiese alguna credencial policial que le hiciera la vida más amarga de lo que ya pinta su cara (por aquello del rango y sus monstruosidades), al yo explicarle que eran de mis dos trabajos, el hombre cerró la maleta, pidió disculpas y me dejó ir , supo de inmediato que un profesor no tendría nada de valor y mucho menos capital, lo más seguro es que ambos terminen llorando y el profesor le martille un par de cajas de cigarros , cuando no el almuerzo para ahorrase una comida en el viaje, creo que hasta se espantó. Eso da una idea, en el primer caso de cuanto somos respetados los docentes en el extranjero y de que tan poco nos valoran como profesionales en nuestro país, que los matraqueros nos consideran perdida de tiempo.

Esta  ranchificación mental que ha sufrido mi nación desde que los vivos, valiéndose de una retórica tan falsa como trasnochada han capitalizado el resentimiento entre la clase educada y la clase “obrera” en Venezuela ,logrando como primer y único gran logro revolucionario es retrotraer a la economía haciendo un país cuyos valores educativos iban delante del nombre , a otro donde es mal visto ser de verbo más elegante o menos grosero que el de sus propios líderes , sin mencionar el hecho  que el 98% de la población nacional navega ya en el maloliente pantano de la pobreza miserable que les habían prometido como el mar de la felicidad. Por tanto va perdiendo por mucho la academia y con ello un país ignorante es precisamente el germen de su propia destrucción.

En fin , el resto de Brasil lo vi desde la ventana de un bus, otra parte desde el cielo en cuatro vuelos que tomé en un solo día, en una noche durmiendo en un aeropuerto y donde (muy orgulloso) compré tiempo de internet con el dinero que me ha dado la venta de mis libros ya que es un momento especial, descubrir que algunos te compran tus libros y de paso ese dinero lo puedo usar sin tener que molestar a nadie , todavía tengo la esperanza de que algún día se lo suficiente no para pequeños lujos mínimos si no para vivir de mi esfuerzo intelectual, sería una maravilla terminar como Bukowsky quien después de vivir tanta miseria terminó sorprendido en su vejez por unas comodidades que solo soñaba en su juventud.

Por el momento son algunas cosas que he visto, aún faltan otras por digerir, solo quería notificar que mi esquina se ha mudado, ahora está en Uruguay comenzando una aventura que va con aires suaves pues estoy recién llegado con más expectativas que realidades pero donde tengo la firme esperanza de mejorar mi situación económica y la de mis seres queridos será una pronta realidad, además claro de algunos sueños que quedan por cumplir.
Desde hoy puedes donar 
José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback

El amigo Venezolano que me recibió en su casa, mientras estuve en Boa Vista

Rio Branco, Boa Vista

Boa Vista