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jueves, agosto 24, 2017

Crónica de mi paso por Calcuta

Crónicas de mi paso por Calcuta (Cúcuta , Colombia, agosto del 2017)
Desde que me hice adulto he laborado en dos cosas, la docencia y la fotografía, la primera es mi profesión y la segunda el oficio que en verdad me ha dado de comer durante toda mi adultez. Haber estado en tantos sitios, conocido tanta gente, dar clases o ser reportero tanto en espacios de alto poder adquisitivo como en barriadas miserables me hizo pensar durante mucho tiempo que lo había visto todo, es más, hasta fracasar en diversos intentos de emigración que me han hecho rodar muchos más kilómetros de los que alguna vez imaginé no me habían preparado para las diversas tragedias que presencié una noche en Cúcuta

Esa noche que pasé durmiendo en el terminal de esa ciudad colombiana entendí a formas cabal las razones por las cuales en el resto de Latinoamérica los nuevos parias somos los venezolanos. El asunto es que últimamente no emigran, huyen y entre esa barahúnda de exiliados económicos y políticos cunde la pobreza, los hay que emigran solo con lo puesto , sin un céntimo para comer ni papeles para legalizar , ese asunto obliga a muchos hasta a robar para ganarse la vida o cuando menos la comida del día, también hay mujeres que se prostituyen por unas cuantas monedas, yo vi una muy linda muchacha ofreciendo sus servicios en los alrededores del terminal de autobuses de Cúcuta  por veinte mil pesos colombianos lo que equivale a comprar cuatro cajas de cigarrillos baratos y viéndolo bien esa mujer hubiese podido pedir más y seguro encontraba quien le pagase sin embargo me figuro que estaba desesperada. En ese mismo sitio conocí a varios compatriotas que estaban en la misma indigencia, uno de ellos estaba esperando que saliese un bus hacia Bogotá, su historia es similar a la de muchos con el añadido de que se iba sin más que algo de equipaje, el pasaje de bus y dinero si acaso para pagar un almuerzo, él contaba que había dejado esposa e hijo en alguna ciudad del llano venezolano , que lo habían despedido de su empleo y gastó la liquidación integra en un mercado comprado en la frontera y que mandó a casa con un familiar que lo acompañaba, el joven se iba a la aventura a buscar la manera de vivir.

No es que yo anduviese en mejores condiciones o con más dinero pero cuando menos al día siguiente dormiría bajo techo en casa de mi hermana menor y sabia que comería algo caliente , el amigo ni idea de cuando volvería a comer completo. Mientras hablábamos tomando un tinto se acercó un hombre también joven a avisar que a una cuadra, en una plaza cercana estaban dando comida a los venezolanos. Por razones que no van al caso casi volé pues no había comido y hasta el dia siguiente no tendría fondos para eso así que ese nuevo amigo y yo salimos lo más rápido que nos permitían los respectivos equipajes hasta la plaza en cuestión, allí estaban no menos de ciento cincuenta personas de todas las estampas posibles imagino que la diáspora no tiene rango social específico, sin embargo todos estaban hermanados por la pobreza pues la diferencia de cambio entre el peso y el bolívar es abismal (mientras esto escribo está a 0,20 pesos por bolívar y las minúsculas son por su valor). Luego de hacer un par de filas para obtener un sándwich de jamón y queso con su respectiva bebida noté que habían policías escoltando otra fila donde daban unos tamales muy parecidos a hallacas aunque con otro relleno, los agentes sacaban de la fila a los colombianos que siendo tan pobres como los compatriotas moradores de la plaza también aspiraban una cena gratis pero los uniformados no lo permitieron.

Imagino que por mi estampa de recién llegado enseguida otros compatriotas se acercaron a conversar, en especial fueron dos mujeres, una de ellas con dos niñas y esposo, la otra estaba sola. La primera dijo que tenía poco más de un mes allá, que en principio dormía en la acera junto al esposo quien además es Colombiano pero que por alguna razón no podía dar la nacionalidad a la señora y sus hijas, recién llegada pedía limosnas en los autobuses pero comentaba que para ese instante había comprado una cava y vendía agua en la misma plaza perro en horario diurno, había además conseguido alojamiento en alquiler en una barriada cercana, la comida regalada les ahorraba bastante. La otra señora , cuya vestimenta gritaba su pobreza , contaba que en Venezuela habían quedado tres hijos y un esposo, ella se había aventurado buscando mejores condiciones de vida , aunque no aspiraba empleo fijo por aquello de que en ese caso el tiempo no sería tanto a fin de visitar a la familia , al preguntarle por su vivienda me dijo que hasta hacia unos días dormía en las calles pero que alguien le había dado alojamiento y que al día siguiente iría a la casa materna para traerse a la hija mayor (9 años) con quien se dedicaría a “vender” dulces en las unidades de transporte colectivo ya que usualmente le reportaba cuando menos 50 mil pesos al día, mucho más de lo que conseguiría en un empleo formal en ambos lados de la frontera.

Luego de ver aquella comunidad donde la indigencia no solo vestía harapos pues también vi, (aunque no hablé con ellos) gente bien vestida y con estampa de profesionales universitarios de todas las edades, me volví al terminal a terminar de pasar la noche que con el estómago lleno siempre se hace más amable la banqueta que en suerte me tocaría. En efecto me apropie de un banco en el andén del terminal, allí dormían otros tantos compatriotas en espera de la unidad que los sacase de allí al día siguiente, el cansancio pudo más que la cautela pues tenía más de 24 horas viajando entre autobuses y caminatas, tuve un coma profundo hasta la seis de la mañana cuando volví a la vida, en una pieza y con la maleta aun a mis pies.

Salí a buscar un tinto ya que tenía aun algo de dinero con que pagar el cigarro y el café reglamentario de cada mañana, le compré a un señor a la puerta del terminal donde un compatriota cuyo acento de barriada caraqueña denotaba su origen (así como la vestimenta) , se acercó buscando conversa , ya me sentía Forrest Gump hablando en la banqueta aunque en este caso era el borde de una maceta , el señor habló de su casa, de hijos y de supuestas promesas de empleo , ahí me enteré que alguna ONG les daba desayuno caliente. Fui hasta el sitio del reparto (la misma plaza de la noche anterior) y ahí escuche de que vivían, algunos caminaban buscando empleos a destajo, los que tenían oficio se reunían para visitar las construcciones , los que no pues buscaban desde vender pasajes en el terminal hasta limpiar carros en los autolavados donde el trabajo es brutal pero pagaban lo suficiente para reunir, los menos aseguraban hacer cualquier cosa que les permitiese pagar un sitio donde guardar la maleta y la ducha del día, aunque varios aseguraban ducharse en el rio donde aprovechaban de lavar ropa. La queja normal era sobre los robos que se hacían unos a otros, las miserias ni compartidas son llevaderas entre ellos.

En el mismo sitio de la frontera donde volví esa mañana a sellar mi pasaporte pues pedían como requisito indispensable un pasaje de ida para poder hacer el trámite, vi filas largas de gentes esperando turno para que los soldados del ejército les regalasen agua, fruta y alguna chuchería  mientras cincuenta metros más allá varios negocios hacían ruido anunciando ventas de productos que hace rato no se ven en los anaqueles de Venezuela, allí también había mucho compatriota haciendo compras para volver, seguro habrían desde vendedores informales hasta amas de casa que reunían de alguna manera para asumir el descomunal costo de hacer compras del lado colombiano, hay de todo pero a precios locales son astronómicos por lo desfavorable del cambio. Cucuta ya parece una Calcuta latinoamericana donde en vez de Coolis hay venezolanos, en otra ocasión hablaré de como sobreviven en Bucaramanga mis compatriotas, el éxodo tiene muchas historias de horror.
José Ramón Briceño, 2017

@jbdiwancomeback

jueves, enero 05, 2017

Venezuela, el Mercosur y Uruguay (crónica del exilio IV)


Hace un poco más de in mes que llegué a Uruguay, como he contado en ocasiones anteriores lo hice en autobús y gracias a la ayuda de muchos con los que me he cruzado, de otra manera dudo que hubiese podido escapar de allá. ¿Las razones de mi salida? No creo que necesite mucha explicación pues todos saben lo que allá sucede y también saben que muchos de los que huimos lo hacemos por la misma razón, escapar al destino de mendigo asalariado que tenemos casi todos allá, sobre todo quienes no comulgamos con la ignorancia ramplona que exhibe la supuesta izquierda venezolana.

Estando acá me he dado cuenta con absoluta sorpresa de que mucha gente piensa otra cosa, todos desconfían de los medios de comunicación y creen que se exagera, sobre todo porque no pueden pensar que sea cierto que para comprar un rollo de papel higiénico toque hacer cola, que no existan medicinas , que ganes en un mes lo que cualquier obrero gana acá en una mañana de trabajo así seas profesional y que la violencia sea tan estratosférica como ya sabemos que es, eso sin incluir las trapacerías del gobierno ni la peligrosidad de los cuerpos de (in)seguridad del estado que si no te extorsionan te ponen preso hasta por tuitear tu disgusto.

El emigrante que no sale con dinero de su tierra se enfrenta a varios terrores, el primero por supuesto es estar absolutamente solo, sin familia y con muy pocos amigos, cambiando de costumbres y hasta enfrentándote al reto de encontrar empleo a pesar de la edad (sobre todo los mayores de cuarenta). Como las cosas están en movimiento, cuando salí de mi país aquel 22 de noviembre del año pasado pensaba adherirme al estatus migratorio que ofrecía la visa Mercosur, con sorpresa me enteré que ya no somos parte de aquel convenio, ¿Qué hacer? La verdad ni idea aún sigo investigando como darle la vuelta al asunto, seria una cosa muy fea andar tanto para terminar de paria desandando el camino pidiendo cola para poder volver a Venezuela donde ni casa tengo ya.

Esa gentuza del gobierno es la peor plaga que nos ha caído, en vez de mantener un convenio tan razonablemente provechoso para todas las partes se pone imbécil y nos expulsan, lo más grave son las consecuencias que para nuestro país traerá esa decisión tan terrorífica como lo es el aislamiento internacional en estos tiempos donde la globalización es la norma, donde gracias al internet la interconexión es un asunto cotidiano y las libertades individuales o colectivas un deseo de todos los ciudadanos independientemente de cómo sea su ideario político, la salida del tratado Mercosur al parecer también afecta los convenios internacionales entre las universidades Venezolanas y las distintas dependencias de los países miembros, dejando por fuera también a mucho profesional calificado sin posibilidad inmediata de ejercer su profesión de manera regular.

Algunos países ya han levantado su voz creando leyes especiales para que los venezolanos que huyen de la tragedia de su país puedan estar legalmente en sus territorios, tengo la esperanza de que en algún momento Uruguay hará lo propio pero mientras tanto seguramente habrán otros compatriotas en el mismo trance de haber venido buscando una solución pero se encontraron con un problema mayor pues al no estar legal no podrán acceder a ningún empleo bien pagado ni mucho menos a obtener aquel futuro que salió a buscar dejando todo atrás.

Espero que la respuesta llegue pronto, mientras tanto seguiré buscando las posibilidades tanto de empleo como de futuro, tengo la esperanza de que alguien me cuente como es el asunto pues al parecer nadie sabe muy bien como es el asunto, una cosa dicen en migración en la frontera, otra lees en los portales digitales y de seguro alguna otra me dirán cuando pueda ir al ministerio de relaciones exteriores a buscar información para regularizar mi estatus migratorio. Por ahí dicen que dios aprieta pero no ahorca, aunque ya la asfixia molesta un poco.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback



domingo, julio 24, 2016

Antes de emigrar

Como a muchos , me ha entrado el virus de la emigración, aunque a decir verdad tengo un rato haciendo los trámites necesarios, buscando opciones, sopesando posibilidades y hasta haciendo promesas a los santos para que el plan tenga éxito y  el año que viene esta esquina se ocupe solo de contar cosas agradables, tomar distancia de este caos y retomar la vida desde la invisibilidad de ser extranjero pues me parece de muy mal gusto andar de huésped criticando a quienes en un momento tan duro de mi vida me han dado cobijo , trabajo y nueva vida.

Una vez ya lo intenté, sin éxito, las razones fueron varias, desde la de dejar acá una mujer de la que estaba muy enamorado, no haber resuelto los pasos legales para con mis documentos académicos hasta el no haber estado interesado realmente en vivir allá adonde estuve por razones que no van al caso, hoy día me arrepiento de haber reaccionado de manera irracional y no haber aprovechado más esa oportunidad. Entre las cosas que aprendí en ese viaje fue en primer lugar la humildad.

Es complicado creerse la gran cosa trabajando de mesonero a tiempo extendido sin paga honorable por ser ilegal, aceptar de buena gana las necedades de muchos clientes, hacerme de enemigos entre los otros empleados por buscar que las cosas se realizasen con cierta garantía de productividad. La otra es que cuando emigras debes quemar tus naves y tumbar los puentes, no dejar ningún cabo suelto en tu tierra natal y si no queda de otra que dejarlo pues quizás no te puedes llevar a tus hijos, tus padres o tu pareja pues grabarte que debes trabajar el triple para llevártelos pero en ningún caso volver atrás, la nostalgia juega trampas que la lógica ignora y esas son las que nos hacen involucionar.

Si por casualidad te encuentras en el trance inicial de vivir arrimado mientras te acomodas con aquello del trabajo y los fondos, cállate y aguanta que eso no será eterno, mira que la gente siempre piensa distinto y lo que asumes como natural para ti, no necesariamente lo es para los demás, quizás te toca con madre o hermanos, en ese caso igual aplica que ya tendrás tiempo de vivir solo para tener tu espacio, mientras pues agradece con tu comportamiento el beneficio que te es otorgado , piensa que existen muchos que no tienen esa oportunidad y cuando comienzas de cero las puertas siempre deben estar abiertas pues hoy estamos bien, mañana no sabemos, además en otro país no habrá familia ni amigos (que en muchos casos es casi lo mismo) que te reciban en los malos tiempos así que toca tener firmeza, delicadeza y hasta hacerse los locos si estas en casa ajena.

Nunca critiques el país donde vives, no importa lo raros que te parezcan los ciudadanos que viven allí, ni lo exóticas de sus costumbres, siempre recuerda que el extranjero eres tú, no importa que lleves cuarenta años allá, el no haber nacido allí te anula como opinador, deja eso a los que si nacieron ahí, volvemos al tema, cuando se es huésped nunca se contraría a quien te acoge, es una muestra suprema de grosería que muchos  compatriotas lucen sin pudor. Olvídate de la “viveza criolla” a menos que seas megamillonario y tengas para pagar gente que se ocupe de todo por ti, en otro sitio no eres más que un ciudadano cualquiera cuyo deber es ser ciudadano, no hacerse el “vivo” como muchos hacen por acá.

Por último, si van a emigrar que no sea como medida desesperada, mediten bien, busquen opciones donde la primera sea la legalidad para obtener visa de trabajo y residencia donde vivir, ser ilegal es tan terrible como vivir acá y lo peor es que es muy complicado dejar de ser ilegal una vez que tomas ese camino, la gente NO va a ser amable contigo, nunca tendrás un sueldo decente y tu vejez será tan espantosa como la de un pensionado venezolano sin casa ni hijos responsables.

Irse es un paso difícil, hacerlo con poco dinero es peor pues genera el estrés adicional de la incertidumbre pero si lo meditamos bien, sabemos que nos vamos a enfrentar con un tiempo donde toca re-aprender pues nada, toca hacerlo con la clara conciencia de que debes ir a ese país para sumar, en ningún caso para restar nada, que los malos tiempos pasan y que todo es momentáneo.


PD; Cualquier cosa, estoy vendiendo nevera, televisor LG,  cámara digital casi nueva, equipo fotográfico con poco uso, libros electrónicos en Amazon (Manual de fotografía y Novela ), archivos fotográficos listos para impresión que les envío por email y del que solo deben imprimir y montar, se aceptan donaciones o lo que sea pues  ya queda poco para la fecha y toca vender todo lo que se pueda (jbdiwan@gmail.com).


martes, julio 21, 2015

Los que han logrado escapar


Hace unos días leí en un muro de Facebook que alguien estaba molesto pues escuchó aun conocido que vino al país de visita y habló muy mal de cómo van las cosas en Venezuela, otra persona le respondió que si es una mala costumbre del venezolano habar mal de su tierra, esa persona dice ser chilena de nacimiento, imagino que de alguna familia de las tantas que se exiliaron por acá cuando la cosa se les uso muy dura a ellos entre los militares y la izquierda ultrosa que los gobernó. Ciertamente es raro escuchar un inmigrante que no recuerde con cariño su patria, sin embargo tengo la idea de que la mayoría emigró, no escapó, en esos casos la nostalgia gana.

Alguna vez tuve la oportunidad de reunirme con algunos compatriotas en el exilio, en muchos casos me buscaban conversa para saber cómo van las cosas en el país pues casi todos tenían mucho tiempo afuera y una de las “terapias” usadas para vencer la nostalgia es intentar olvidar, pues es sencillo quedarse atorado en el fanatismo vía redes sociales cuando lo más sensato es entrarle al empleo en ese nuevo país, cosa que por lo general consume todas las energías disponibles de cualquier mortal, además adaptarse a una idiosincrasia diferente es un asunto sumamente complicado así todos hablen el mismo idioma, si es otro el idioma la cosa es más difícil y estar pendiente de las cientos de atrocidades que suceden cada día acá no lo hace más llevadero.

Casi todos los que conozco, esos que han emigrado, en algunos casos de manera apresurada, sin plan ni norte , más allá de escapar del país. Otros en cambio se tomaron su tiempo, hicieron planes, contactos y hasta empleos encontraron mucho antes de tomar el avión, sin embargo casi todos tienen en común algunas historias de pavor, atracos, hambre, secuestros, tristezas y hasta asesinato de seres queridos, por tanto en todos los casos piensan que han escapado de la bala o del puñal, el avión es un refugio malquerido que los aleja de sus querencias pero les asegura la vida.

Tengo la creencia de que los compatriotas que hablan mal del país lo hacen como aquellos que han pasado por un divorcio caótico, de esos donde la mujer o el hombre son quienes ejercen la violencia como modo de expresar su amor, de esas que persiguen, fiscalizan y hacen escándalos en cualquier lado, que aun a pesar de estar divorciadas y legalmente desvinculadas poco les importa investigar donde está el infeliz incauto con alguna novia para tomar por asalto el sitio solamente para hacer algún tipo se show que los avergüence a todos, con la diferencia que si hacemos la alegoría con el país tenemos que sumarle a esa bárbara salvaje y loca mujer un ejército de guardaespaldas que además tienen de su lado a jueces y policías , razón por la cual andas en total desventaja, en estos casos la única solución es poner tierra de por medio.

Cuando estás en otro país y ves que no hay racionamiento de nada, que encuentras de todo en cada esquina, que comer con tu sueldo no es nada del otro mundo, la leche existe, los granos no son para ricos (eso de las lentejas a 900Bs. Es una grosería mayúscula), que puedes pensar en un futuro con tu trabajo, que un robo es parte de la mala suerte y no una ruleta bastante factible en cualquier sitio adonde estés y lo contrastas con lo que has dejado atrás. Todas esas consideraciones bastan para que consideres a tu patria además de mala gente un peligro potencial.

Si le sumas, que la dirigencia gubernamental tiene 16 años ganando elecciones fraudulentas, la oposición pareciera negociar con ellos todo el tiempo, que no hay salida electoral a la vista de todos los fraudes que suponemos deben existir, que los organismos que debieran protegernos son socios incondicionales de todo lo criminalmente posible en esta tierra, caramba, es muy difícil no hablar mal de todo esto, sobre todo cuando miramos con estupor como a pesar de toda la porquería que nos sucede a nadie pareciera importarle, hasta defienden la gestión del gobierno para acusar a cualquiera que les digan que tienen que acusar de su miseria, sin ver que ellos mismos, con su apoyo irrestricto han colaborado sin pausa a lograr que la Venezuela del siglo XXI sea más parecida a la del siglo XIX pero mientras la guerra de independencia mataba a todo aquel que se tropezara, sin importar mucho el bando.

No es que me agrade escuchar o leer como se habla mal de mi país en ninguna parte, tengo claro que hay muchas cosas que me encantan, sin embargo he tenido que dejar de disfrutar de la mayoría de ellas gracias a todo lo descrito con anterioridad, sin olvidar claro que mi sueldo de maestro no me alcanza ni para un octavo de mercado pues está más de un 80% por debajo del costo de la canasta básica. Toca estar claro en que quienes escapan del infierno no tienen buenos recuerdos de él, quienes han pasado por situaciones de estrés continuado les es complicado tener pensamientos amables pues en su mayoría están tan distantes en el tiempo que su corazón está más ligado a la repulsa que al amor, cosa normal, como en algunos divorcios.
José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback






jueves, julio 16, 2015

El laberinto venezolano


La guerra está instalada entre nosotros, no hay un día que las noticias no llenen de espanto a todos aquellos que como yo fuimos educados para otra cosa, la economía de menestrales nos tiene al borde de un colapso nervioso, ya no como individuos, más bien como colectivo, no hay reunión en que el tema de la emigración no esté al día, no hay amigo que no esté viendo como irse del país, algunos de manera irreflexiva bajo el paradigma de que más jodidos de lo que están acá es difícil estarlo en otra parte, los menos con plan, títulos y esperanzas, por ultimo esos que como yo soñamos con un pasaje de avión aunque necesitemos endeudarnos para lograrlo, llevarnos a los hijos por lo menos, regalar lo que no quepa en la maleta y hasta botar los zapatos en el avión para no llevarnos de acá ni el polvo de nuestra tierra, no es que seamos malagradecidos con el sitio que nos vio nacer, es que después de tanto desaliento, es mejor romper lazos, quizás en 10 años la nostalgia gane y vuelva a tener amor por mi tierra, es una suerte de divorcio mientras se está enamorado y hasta que pase el despecho es mejor cortar toda comunicación.

Tengo la certeza de que debemos estar peor antes de comenzar a estar mejor, hace días un amigo que vive fuera del país vino a visitar a su familia y afortunadamente me invitó, entre las mil cosas de las que comentamos hubo una pregunta en especial que me hizo, ¿Dónde estará el punto de quiebre?, ese momento álgido donde todos deciden patear la mesa, olvidarse de las formalidades y quemar hasta la partida de nacimiento borrando de paso todo vestigio de tanta infamia, para poder volver a ese país que teníamos antes de esta debacle donde los culpables se hacen los inocentes y los inocentes solamente nos queda resignarnos a aguantar esta vida de mendigos a la que nos ha condenado este asco de V república.

La respuesta me espanta, cualquiera de las hipótesis desembocan invariablemente en ríos de sangre, sin embargo al pensar con susto a mi reflexión recuerdo los 25 mil muertos al año y pienso que ya los ríos de sangre andan sueltos pero a fuerza de costumbre ya no los vemos con tanto espanto como antaño.

No creo que el tal “estallido social” suceda, total, los mandamases de este gobierno conocen de cerca todas las estrategias de subversión  posible , a esas las atajan antes que exploten, los que hacen subversión no se leyeron los manuales y se niegan a saltar a la clandestinidad, se mandan mensajes por el celular y le tienen grima a la sangre, mientras que del lado oficialista tienen singular gula por la sangre con plomo añadido, es una batalla desigual entre quienes todavía creen que tratan con gente honesta, que respeta las leyes , los acuerdos, las convenciones internacionales o las promesas dadas. Disculpen señores pero el estado es la cosa más asquerosamente falsa que existe, fíjense a modo de prueba, pregúntenle a cualquier profesor que conozcan y pregúntenles por el aumento de sueldo prometido, publicado, gritado y hasta celebrado por el gobierno hace unos meses, les dirán que todavía no reciben ni medio, por tanto si una promesa tan básica no la han podido cumplir, imagínense lo demás.

Unos dirán que así es la política, yo les contestaré que ciertamente por aquello de su oficio, decirles alguna cosa como falsos o hipócritas es llover sobre mojado, como decirle cochino al cerdo o arrastrada a la serpiente y pretender que ofendan por eso, pero es que del lado del Psuv se saltaron todas las marcas de rastrerismo, todas las cotas de asombro y la verdad por mucho que dude de todo, de esa gente es factible cualquier cosa.

¿Cómo saldremos del laberinto?, todos lo saben pero nadie hasta el momento ha demostrado el musculo necesario para poder frenar el avance de tanta maldad manifiesta de parte de una gente que tengo la certeza que se mueve más por miedo que por otra cosa, saben que al estar caídos no tendrán hueco bajo ninguna piedra en el mundo capaz de resguardarlo de la cárcel o algo peor por tanto crimen cometido. Hay acciones que no soportan ni siquiera la intención de una amnistía, ellos lo saben y los pendejos que todavía creen seguramente se prestan para defenderlos por las razones equivocadas, el odio es mucho todavía.

Estamos transitando una época oscura de nuestra historia, nadie se salva, nos sentimos al borde de una batalla que podrá explotar en algún momento, hemos bajado nuestra economía a niveles del siglo XIX justo a las puertas de la guerra de independencia, recordemos igualmente que en aquellos tiempos ambos bandos eran terroríficos, al fragor de la batalla tanto los republicanos como los realistas eran igual de criminales, lo mejor de esa guerra fue que se terminó pero a 200 años está todavía flotando eso en el aire, tengamos cuidado con lo que deseamos pues se nos puede cumplir, el laberinto está convirtiéndose en un remolino que nos va a tragar a todos, ojalá podamos huir y renacer de nuestras cenizas aunque eso implique volvernos extranjeros de por vida.
José Ramón Briceño, 2015

@jbdiwancomeback


viernes, junio 05, 2015

En este país


Hoy estoy casi contento, entregué la “rustica” de mi tesis de posgrado, estoy a un mes de entregar los ejemplares definitivos y solo restaría esperar la fecha para la defensa, la verdad todavía no sé qué voy a hacer con un título de posgrado en “Literatura Latinoamericana” pero ya descubriré en que utilizarlo.

Como todo venezolano sabe, la burocracia en parte integral de cualquier cosa, los estudios superiores no son la excepción, sobre todo en las universidades públicas. El caso es que entre una y otra cola para sellar, legalizar, bajar notas y hasta entregar un depósito bancario por diez bolívares para que me dieran una planilla, tuve el chance de pasar bastante tiempo frente a las ventanillas de eso que llaman control de estudios.

Lo que me sorprendió fue la gran cantidad de gente buscando documentos, la conversa en la cola invariablemente iba desde quienes conversaban sus planes de emigración, algunos con estampa de estar a las puertas de la tercera edad, en esos casos eran profesores con muchos años de servicio.

Había uno en especial que se salió de la cola para hablar con una conocida que estaba delante de mí, le explicaba que había vendido el carro en dólares y que ya tenía visto el apartamento que iba a alquilar en otro país donde lo estaban esperando para comenzar a dictar clases en una universidad privada que le ofrecía 100 dólares por hora académica, decía con cierta rabia que no se quería ir pero que acá el sueldo no le daba para mucho, que estaba harto de todo y que después del último atraco donde casi matan a una de sus hijas, la familia entera había decidido venderlo todo para irse.

Otra profesora le comentaba a alguien que estaba a su lado que estaba en proceso de legalizar todo, que su prima le había dado una habitación en su casa y que se iba apenas pudiera, al preguntarle su acompañante a que se iba a ir, la otra le contestó que la verdad no sabía pero que cualquier cosa era mejor que morirse de cualquier vaina acá, que aunque le gustaba su tierra la verdad el miedo podía más que otra cosa, decía que la decisión la tomó cuando a su primo lo mataron por robarle un carro que tenía por lo menos 10 años rodando, además que su sueldo de profesora era menor a lo que ganaba alisando las cabelleras de sus vecinas así que no tenía mucho sentido enorgullecerse de títulos y estudios cuando la verdad ganas más haciendo oficios “menores” en la sala de su casa.

Mismo caso en muchas conversaciones que transcribir acá seria redundar. Todo ese panorama me quitó un poco la alegría del asunto este de terminar por fin una maestría que tenía en debito hace rato, que la verdad terminé la escolaridad hace casi un año y si no aprovechaba esta ultima oportunidad me quedaría fuera, tendría que repetir por lo menos un semestre, con el añadido de perder mi beca, pero seamos realistas, ¿Quién va a tener ganas de hacer nada en este país?, podemos hablar mucho de éxito y demás pajas de autoayuda pero la realidad nos da un bajón.

Siempre he creído en que el esfuerzo y la dedicación dan frutos, que el estudio va primero, que sin formación académica eres un cero a la izquierda, sobre todo después de los cuarenta años que la fuerza y el aguante son menores por tanto ya toca comenzar a ganar dinero con tu esfuerzo intelectual y no con el físico, pero en Venezuela todo parece ser de otra materia.

Alguna vez fuimos así, quizás yo esté equivocado pues me criaron en el pensamiento de que si estudias bastante, haces bien tu trabajo, te mantienes fuera de los líos de la ley  y no te metes con nadie, podrías tener casa, familia y algún futuro para la vejez. El país te dice otras cosas, cuando los colegas andan buscando otros rumbos, familias desperdigadas, hijos que crecen sin alguno de sus padres pues se van con la mamá a otro país y el padre se queda “preso” pues su sueldo no le alcanza para planificar una visita anual a su hijo o hija, matrimonios que se rompen ante la inminencia de que alguna de las partes se quiera exiliar y la otra no, en fin, miles de cosas que sumadas a la miseria de quince y ultimo, contrastada con la barbarie de las autoridades aliadas con el hampa donde se demuestra que ser mala gente es lo que conviene a quien quiera tener cuatro cosas en esta tierra de gracia.

Hoy terminaré mi escrito recordando a Buda “solo vine a decir como comienza, no como termina” aunque yo puedo adivinar nuestro futuro, solo me atreveré a decir que habrán muchas balas en el aire, espero que todos podamos sobrevivir y en el mejor de los casos podamos encontrar la manera de irnos de acá con todo y familia a encontrar otro rumbo, que el país se termine de ir a la mierda de donde al parecer ninguno de los integrantes de 90% de este país que vive en situación de infrapobreza (todos somos miserables pero hay peores) les gusta vivir.

P.D; si por casualidad vives en un economía donde puedas darte el lujo de donar, le será muy agradecida cualquier contribución




José Ramón Briceño,2015
@jbdiwancomeback



viernes, mayo 22, 2015

Historias del horror cotidiano (II)

De policías, ladrones y otros peores



Alguien hace días me preguntaba por qué no estaba con la revolución, si se supone que de alguna manera la intelectualidad ha de estar cuadrada con el progreso social y que ese es el fin supremo del proceso revolucionario, la verdad no le quise contestar con la amplitud que merecería pues quise saber que pasa en otros círculos para no pecar de egocentrista pues yo no estoy solo en el mundo y hay muchas cosas pasando de las que uno no se entera.

Pues bien, anoche tuve oportunidad de testear dos visiones de dos realidades muy distintas a las que uno vive día a día, la de un médico especialista en un hospital público y la de otro ciudadano de a pie que reside en la capital del país, ambas visiones se tocaban en lo referente a la violencia, el médico me comentaba la medicina de guerra que se aplica en su sitio de trabajo, de pacientes que necesitan operarse y no hay insumos, de resolver prótesis con  materiales de desecho o eso de unir huesos rotos que deberían ser operados, con yesos momentáneos que por lo general terminan siendo ,a solución ya que los pacientes no tienen dinero y el hospital no puede asumir los costes de las piezas metálicas (placas, tornillos, etc.etc) , además de la sorprendente cantidad de gente baleada que recibe su servicio a diario, con repuntes lógicos cada fin de semana. Este amigo me comentaba que el sesenta o más por ciento de esos ingresos de bala, eran ciudadanos que fueron atacados por el hampa, por robarles desde celulares inteligentes , motos, carros y hasta zapatos, lo increíble es que los carros robados lo son para dos cosas , o para cometer otros crímenes o para quitarles piezas de repuesto que no existen en el país , igual pasa muchas veces con las motos, en cambio los celulares son otra historia y su robo es para ser revendidos y así apuntalar el estatus de sus compradores quienes por lo general son gente de bajos ingresos que desean (aun no entiendo por qué carajo tener un aparato de uso ejecutivo cuando se es vendedor en alguna tienda). Va por mal camino mi país cuando la excusa para matar es un aparato tan común o una motocicleta de bajo coste que hasta a crédito te la venden.

El otro amigo me narró la historia de horror del robo de su carro, entrando al estacionamiento de su residencia fue asaltado por tres maleantes con intercambio de balas incluido, las balas las inició un vecino que harto (imagino) del abuso y la impunidad, recordemos que solo el UNO por ciento de los crímenes se resuelve en el país, decide estar armado para defender familia y propiedades, eso ayudó a que los ladrones perdieran el interés en los asaltados para responder las balas que desde el edificio les disparaban y así esconderse de cualquier otra idea genial que tuviesen los señores ladrones. Hasta allí todo transcurrió con el guion que por lo general te cuentan, golpes, insultos, y robo, con suerte no hubo muerte en ese evento, además el carro aparece tres días después en una barriada caraqueña con evidencias de haber sido usado en otro secuestro exprés, lo que se salió de madres fue el relato de su periplo por los organismos del estado para recuperar su vehículo, todos los policías pidiendo comisión para prestar el servicio por el que les pagan, hasta dicen haber oído a uno comentando en voz alta el negocio que haría este fin de semana con unos cadáveres de caídos por la violencia, eso para entregarlos a sus deudos de manera rápida, ya calculaba seis mil por cada uno y eran unos cuantos cadáveres, buena repartición de pagos extras por un trabajo por el que ya se les paga.

Toda una cadena de corrupción institucional avalada por chapas y jefes, de hecho, un abogado les recomendó no entregar la película de la cámara de seguridad del edificio a la policía pues por el modus operandi parecían efectivos de ese cuerpo quienes cometieron el atraco. Que cagada, ahora seguro saldrá un defensor del proceso y dirá que eso no lo saben las autoridades, que lo denuncien para que vean lo que pasaría cuando las inmaculadas autoridades de este país lo sepan, pues desde acá me adelanto a su pregunta y le respondo, no pasará nada si acaso los denunciantes sufran un accidente espantoso o les encuentren misteriosamente un paquete de un sospechoso polvo blanco y se les acuse de narco tráfico o algo similar  y en el peor de los casos los atraque (de nuevo) un motorizado para robarles los teléfonos con sus respectivos disparos de gracia.

Eso de que no lo saben se cae por su propio peso pues los cuerpos de seguridad tienen unidades de ¿inteligencia? Desplegadas en todas partes y seguramente saben como se mueve la plata proveniente de todo ese lucro ilegal, cuando en las cárceles mandan los llamados pranes con la anuencia de todos y están mejor armados que los custodios, no me jodan con eso de la ignorancia del crimen cometido reiteradas veces, es decir que las victimas lo son dos veces, la primera por los asaltantes y la segunda por las autoridades que se supone deben velar por la integridad de bienes y personas, que vaina más terrorífica.

En los hospitales del país se sufre una suerte de violencia en contra de los derechos fundamentales que dice defender el estado y en las calles la policía mantiene una empresa sobre la desgracia de los ciudadanos que trabajan todos los días, además de (tan evidente que me atrevo a afirmarlo) mantener una alianza con la crema y nata de la criminalidad criolla. En ambos casos se quebranta el derecho fundamental a la vida pues si no tienes un seguro médico acorde a la situación y te toca tener atención pública estas jodido. Si te atracan o matan a un ser querido también estás mal pues los criminales no son condenados y en muchos casos son los mismos que reciben la denuncia , en caso tal si saliste ileso del atraco quizás no lo hagas de la denuncia.

Entonces como estar con un estado que avala tal despropósito , que parece ser movido por lo electorero y el maquillaje para que crean que sirven para algo, que no resuelve nada a pesar de los millones de ingreso petrolero, donde policías y maleantes solo los diferencia el uniforme, y eso sin hablar de las acusaciones reiteradas de nexos criminales entre la alta cúpula militar y civil con el narcotráfico. Un estado plagado de informantes que detallan la vida y milagros de miles de venezolanos y asegura no saber nada del desastre de la administración de justicia.

Entonces no me jodan. A veces me levanto creyendo que todo es una pesadilla al mejor estilo de Stephen King, pero que la realidad me patea confirmando que no existe tal pesadilla. Nunca estaré de acuerdo con ningún estado criminal donde a fuerza de costumbre ya la gente agradece a los criminales que no los maten o hieran como si el solo hecho de la violencia no fuese ya una ofensa a la vida, donde los hospitales viven en una economía de guerra cuando la nación regala a manos llenas a cuanto presidente le jale bolas al comandante de las legiones salvadoras de la humanidad, otro crimen contra la vida, donde los militares ya no usan el uniforme verde oliva, si no el uniforme verde pimentón por aquello del guiso continuado. La vida desde cualquier ángulo es intocable pero si el mismo estado la lesiona por omisión o por acción ya estamos mal, lo peor es que ya nos estamos acostumbrando como nación a mal vivir, en esta historia de horror de una patria que alguna vez se consideró una sucursal del cielo pero que en estos años se ha transformado en un círculo infernal donde sus guardianes visten de rojo y hasta el diablo se fotografía en misa de cinco con crucifijo y lágrimas.

 Esto fue escrito y publicado hace unos años, estos amigos de los que hablo, hoy día viven felices y tranquilos en otro país, luego de la esta experiencia decidieron emigrar, con tanta "suerte" que mi amigo encontró una vacante, de la misma empresa donde laboraba en Venezuela en ese otro país, su esposa pues dejó un negocio que comenzaba a florecer pues el miedo puede más que las ganas, cosa que seguramente hoy agradecen (la huida claro) pues en el momento que estoy escribiendo esto la moneda no oficial (el dolar) según la métrica proscrita por el gobierno (dolar paralelo) amanecio a mucho más de 400 bolívares por divisa, es decir, el billete de mayor denominación no vale ni siquiera 25 centavos de dolar, mismo que se utiliza para importar todo y que el estado por irresponsable dilapidó en sus idioteces revolucionarias hasta que el petroleo bajó tanto que se desfalcaron las reservas internacionales y por tanto somos los más pobres del planeta o por lo menos del continente para no ponernos aún más trágicos. 
José Ramón Briceño
@jbdiwancomeback
P.D; este amigo que emigró hace un rato, en su cualidad de hermano de escogencia pues nos conocemos hace más de 20 años, me ha permitido usar su cuenta paypal para recibir donativos, si usted, querido lector que vive en otras latitudes quiere donar algo se lo agradeceríamos (mi familia y yo)  enormemente