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viernes, enero 04, 2013

Afuera





Desde anoche andan circulando más rumores sobre la salud presidencial, al parecer no hay más tema para los cibernautas , noto no sin preocupación que hay algunos eventos omitidos y que merecen mención aparte, por ejemplo, he venido leyendo que en alguna parte del mundo, al parecer, inventaron una vacuna contra el SIDA, esa es LA NOTICIA, sin embargo a nadie parece importarle que la enfermedad que ha costado más muertes en los últimos años esté en aparente retroceso, toda una revolución, si, leyeron bien REVOLUCIÓN ya que se acaba la época del miedo, del incomodo condon, del amor a ciegas cuan ruleta rusa, pues hasta la más cándida de las chicas (o chicos según su preferencia) puede ser portadora de la muerte, de besos que matan y noches de placer que desencadenan toda una vida de horror y médicos.
Ese descubrimiento señores debería ser considerado desde ya el invento del milenio, ser festejado e impulsado por todas las naciones del mundo sin importar un carajo ideología o religión. El amor así sea ese eterno que dura unas horas, debería ser seguro, al final es una de las pocas cosas gratuitas que van quedando en el planeta, la muerte pues cuesta mucho, no solo en lo material ya que un paciente VIH positivo le cuesta al estado millones, también en lo emocional pues una persona cualquiera puede ser portador y contaminar a su compañera y hasta los hijos se contagian, toda una generación perdida por un traspiés perdido en el tiempo y seguramente hasta en la memoria. Huérfanos con sentencia de muerte aun desde el vientre materno, vidas de jóvenes que se van al caño y quien sabe cuántos futuros truncados por un minuto de amor no protegido.
Carlos es un hombre como cualquier otro, que un dia decide a sus treinta y tantos comenzar a estudiar una carrera universitaria para buscar otra forma de vivir teóricamente más cómoda, la del profesional, no es homosexual , sin embargo y a decir verdad es un bebedor impenitente, de esos que uno ve en los pueblos en los días de fiesta, donde la costumbre de las madres es mandar a alguien a buscar al hijo o al esposo al bar de la esquina pues está segura de que ha de estar desmayado de la pea en algún rincón, una suerte de rescate organizado e institucionalizado por las señoras de cada casa. En una de esas parrandas pantagruélicas conoció a una mujer, quien en medio de los vapores etílicos de la cerveza le regaló un rato de esparcimiento.
Un año después y ya en la universidad, Carlos comenzó a sentirse diferente, adelgazó muchos kilos y no salía de una gripe, por consejo materno se hizo los exámenes , estos al final arrojaron un HIV positivo, claro este descubrimiento hizo que el pobre hombre se derrumbase y suspendiese un semestre sus clases, además con el agravante de la depresión normal y el miedo al seguro rechazo por parte de la comunidad siempre ignorante que repele lo que no entiende.
Al final, el señor quien al parecer no estaba muy seguro de su condición suspende la medicación al pensar que ya estaba sano, craso error, pues todos sabemos que la medicación es de por vida. Esa suspensión le acarreo una recaída de la enfermedad, esta vez en forma de una virulenta toxoplasmosis que lo tuvo un tiempo en silla de ruedas. Hoy día ha superado casi todos los escollos de la enfermedad gracias al cuidado médico y el cariño familiar, pero aun anda por ahí con paso vacilante, cuan abuelo prematuro, la toxoplasmosis le dejó de regalo unos nódulos en el tallo cerebral que le impiden tener memoria inmediata, vive en un olvido eterno y casi es patrimonio de la universidad pues su dolencia no le ha permitido aprobar por completo el tercer semestre.
Carlos es uno de los tantos ejemplos que caminan por estas calles, miles viven en nuestras ciudades , uno de tantos futiros truncados por la enfermedad del milenio, esa que ha acabado con millones de seres en todo el mundo y aún está escondida tras cada puerta para morder a quien le toque en mala suerte tropezársela.
Por esos millones de venezolanos sin contar los del resto del orbe, deberíamos dejar que el presidente se muera en paz (claro vigilantes siempre de las triquiñuelas del gobierno) , salir a la calle si es necesario, pero no olvidar que allá afuera están pasando cosas y que vale la pena conocerlas. Festejemos las cosas buenas, dejemos que los políticos se maten, presionemos a esos políticos a respetar el trabajo por el que se les apoya, obliguemos al gobierno a respetarnos y que se metan sus armas por donde les quepan, pero además celebremos la vida que renace luego de que la humanidad venza al enemigo más poderoso que ha tenido, el SIDA.
José Ramón Briceño 2013
@jbdiwancomeback