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lunes, febrero 29, 2016

Soñar es gratis




La angustia es mala consejera, asì que toca buscar la vuelta antes determinar completamente loco. La ultima vez que visitè al psiquiatra èl me recomendò que buscase opciones saludables ajenas a la quimica pues no hay ninguna medicaciòn para tratar la depresiòn, el sueldo tampoco da para hacer inventos baquicos de alcohol, la escasez aleja la posibilidad de abusos con la farmacopea previa solicitud de recetas a algun amigo mèdico que extienda su recipe con firma para ir a comprar a cualquier farmacia alguna pastilla “màgica” que le baje dos al nivel de estrès.

A pesar de el panorama, ese de no poderse dar el lujo ni de enfermarse en este país , toca ir viendo el asunto si no desde el lado amable (que no existe) si buscar alguna manera de minimizar el impacto negativo de la avalancha de maldicionesque siempre tengo a flor de labios cada mañana, al decidir no desayunar para extender lo de la alacena, de usar papelon pues no hay azucar, de recolar el cafè hasta tres veces para estirarlo por caro, enjabonarse pensando donde vas a comprar la proixima pastilla de jabòn pues se te està acabando y el jabon azul la verdad no me agrada ni un poco, sin hablar del mal olor que es casi tan malo como el de no bañarse, mirar el closet y descubrir que ya pareces un dibujo animado pues no hay posibilidad de comprar ropa, con lo que estàs castigado a repetir hasta deshacerse el mismo repertorio, si es fin de semana peor aun, toca encierro pues salir es muy costoso, no debes andar tentando a la suerte por las noches y los amigos andan màs o menos en la misma onda, siendo soltero ya sabes que NO hay salida posible por las mismas razones de todos ya que invitar a una dama aunque sea un perro caliente en la acera de enfrente te va a quitar la mitad de la quincena.

Hablar con otra gente muchas veces tampoco tiene sentido pues invariablemente el tema va hacia la miseria en la que vivimos y las posibilidades nulas de escape. En este caos terrorifico me ha dado por soñar que gano en dolares el sueldo de un maestro rural en ecuador, nada del otro mundo, digamos que son 800 dolares.

Ahì la cosa cambia totalmente, puedo pensar que esta semana harè un mercado de carnes , legumbres , enlatados y licores de lujo por apenas cincuenta dolares y eso ha de duraerme todo el mes, para la semana santa planificarè un viaje a los Roques con mi hija y apenas gastarè 200 dolares de la quincena que viene, la ropa es baratisima asì que tengo que confesar que de segurio cambiarè mi vestuario y comprarè un closet aparte para los zapatos, me intoxicarè usando la colonia que me gusta por solo 80 dolares cada cuatro meses, libros tambien asì que toca desocupar la biblioteca, cambiar de celular y de computadora solo es cuestion de decisiòn, la cámara ya me aburrió asì que iré por un plan de credito a 24 meses para comprarme la de 2500 dolares con la que sueño , esa de cuatroscientos noventa y nueve terapixeles y que se puede usar en 7200 ISO sin nada de ruido digital, montarè una exposiciòn para vender mi trabajo a buen precio, me plantearè la posibilidad de editar unos libros mediante la autogestiòn , quien quita que asì se vuelva otra fuente de ingresos para ahorrar, total, vivo en un paìs donde la escasez solo es un problema de disponibilidad de efectivo y con un sueldo modesto te puedes dar la vida que no te podrias dar en ninguna otra parte ,a queja es un deporte nacional que debemos dejar de practicar.

Al momento vuelvo a la realidad y sufro otro bajòn, sin embargo yalo que queda es soñar, quizàs lograr vender algunas fotos para reunir 100 dolares y creerse Donald Trump por una semana, hasta que llega la quincena y descubres que vives como mendigo con sueldo de miseria mientras otros, los que abogan por la clase pobre, se enriquecen y sigen apoderados del paìs sin que uno pueda hacer nada.
Josè Ramòn Briceño 2016
@jbdiwancomeback












martes, febrero 23, 2016

La "Valentia" como salida



Decir algo que no se haya dicho sobre Venezuela en estos últimos tiempos es complicado, esperar algo nuevo de nadie, también lo es, la verdad ya no creo en nada, lo que veo, lo que escucho, lo que leo contrastándolo con lo poquito que se, no da buena espina por ninguna parte, muy al contrario lo que anuncia es hambre, guerra y tragedia antes de que alguna cosa buenas pase por acá.

Hace días estaba conversando con una gente, la verdad no conocía a nadie y estaba metido en la conversa por hacer algo mientras esperaba la hora de irme, uno de los fulanos decía que una de las mayores tragedias del venezolano es su cobardía innata, ciertamente tuve ganas de ahorcar al fulano y hacerlo pedacitos para que viniera a seguir opinando esas cosas de mis compatriotas , sobre todo porque ese fulano es extranjero y me parece una falta de cortesía opinar sobre política local siendo extranjero.

Me retiré de la conversa, no sin antes argumentar cualquier cosa que salvara la cara de todos, sin embargo, al irme, mientras esperaba un taxi no podía dejar de pensar en que el tipo tiene razón, somos unos cobardes. Sé que suena feo, que tenemos años sobreviviendo a la violencia, que hay mucho valiente suelto por ahí, yo mismo conozco varios, pero al pensar en lo que estamos viviendo no me queda más que pensar con tristeza en la gran carga de cobardía que arrastramos todos. Por ejemplo, hay un asalto ya nadie se mete a defender a nadie, a media noche se oyen ruidos raros y ningún vecino ni siquiera llama a la policía para hacer algo, si vamos en un autobús cualquier engendro con cara de “boleta de captura” roba hasta al chofer sin que suceda nada.

Se supone que los militares son la cosa más valiente sobre la faz de la tierra pero acá imagino que asumieron el oficio solo por andar de uniforme, sabemos que hasta el jorobado de nuestra señora de parís levanta niñas si se uniformase de blanco o de piloto, sobre todo en estos lares donde se supone que esos fulanos son ungidos por el poder y siempre han tenido preferencias más que evidentes por los jefazos del gobierno. ¿Dónde se les nota la cobardía?, simple, se dejaron poner encima a militares extranjeros, se dejaron mandonear por la guerrilla que hasta hace pocos años les mató varios compañeros de armas, se han vendido a cualquier bicho de uña pues ahora hasta sindicados de narcotraficantes, como si fuese poco también se han dejado poner presos a muchos compañeros y ellos solo miran para otro lado, verdadera manga de cobardes que son.

Tuvimos la oportunidad y la dejaron ir por cobardes, seguramente si alguien me lee pensará que yo con tan buena voz y mandando a cantar, seguramente le diré que ciertamente canto muy mal y solo no me tiro pal monte a buscar peleas contra molinos de viento mientras los otros, esos que deberían acompañarnos a muchos están encerrados bajo siete llaves, temerosos de que los miren y los pongan presos, les den dos tiros, los roben o los atraquen.

Quizás la hora de la valentía no ha llegado, a lo mejor llegará y tocará salir a batirse a las calles para sobrevivir, de repente a militares y políticos se le quita lo cobardes y se llevan por delante a todos esos animales del chavismo que de verdad tampoco es que sean muy valientes, es que le sobran armas y recursos que otros no tenemos, no sé, lo único que sé es que espero de verdad que la hora de la valentía llegue para ver en serio que hay una salida y no está porquería en la que vivimos, ya los muertos los pone la calle, con 24 mil al año es difícil hablar de la violencia que viene y no de la violencia en la que vivimos.
José Ramón Briceño , 2016
@jbdiwancomeback



jueves, febrero 18, 2016

Ensayo sobre la felicidad

Hoy he amanecido tan deprimido que no voy a relatar nada de lo que por acà pasa, solamente voy a compartir un cuento sobre la felicidad, espero les guste y me cuenten.



Ensayo sobre la felicidad

La noche de un lunes antes de quincena, frente a mi computadora oyendo a Joan Manuel Serrat, una canción que habla de un hombre que tiene un amigo que dicen que dijo que un día fue feliz, me causó cierta incomodidad la sensación por lo que toca hacer ejercicios imaginativos para encontrar algo similar a eso de ser felices en estos tiempos de crisis. Se hizo la noche y me dormí pensando en lo increíble de que un sentimiento tan agradable como la alegría sea tan difícil de pensar en estos tiempos.

De improviso tenía mismo empleo en los años setentas, una vida idéntica en esa de esta dimensión durante una época que no conocí, pero con los recuerdos de estos tiempos, en un gran aparato blanco y negro, me frustraba no encontrar el control remoto pero al detallar el modelo del televisor caí en cuenta que no son tan comunes esos accesorios en esta época, faltarían todavía varios años más para su popularización con la ventaja añadida del color.  veía un noticiario diciendo que la carne costaría apenas tres bolívares y el licor (ahora casi imaginario) tenía un aumento de un seis por ciento, el narrador de la noticia hablaba con espanto de el alto costo de la vida con apartamentos impagables que podías comprar a plazos largos a cualquier banco, lo de la tasa de entrés que había subido medio punto en los últimos diez años, la inflación de un durísimo porcentaje de 7% en los últimos 24 meses (para ponerla más trágica pues dos años no tienen tantos caracteres) , en el sueño me reía a carcajadas de la situación , mi viejo me acusó de estar drogado, mi madrastra confirma que estoy loco de bola, mi hija sonríe feliz, mi exesposa se frota las manos pensando en la venganza amable de toda ex que se respete, mis tías dolidas junto al a la familia cercana me mandaron al psiquiatra. En los días sucesivos mi ánimo mejoró hasta llorar de felicidad cada vez que entraba a un supermercado, una licorería, juguetería y hasta la bodega de la esquina, donde el amable Joao tenía en existencia unos pimentones morrones enlatados similares a los que descubrí en mi despensa, esos que me comí esta tarde como merienda, bañados en aceite de oliva extra virgen con algo de sal y pimienta sobre pan tostado con algunas lonjas de un jamón ibérico que me encontré en la nevera, por pura gula de probar cosas imposibles para mi economía del futuro 

Mientras acababa el noticiero con aquella marcha que lo caracterizaba, sonó el teléfono, un feo aparato gris y blanco, cuyo sonido le daba énfasis a su perfectamente espantosa apariencia, la llamada era de unos amigos que seguramente (imagino) han de ser iguales a los de estos tiempos aunque de seguro con estampa setentera, decían que me llamaban tan temprano para invitarme a beber. 

Pasé el rato acostumbrándome a esa nueva vida, sin los adelantos que para todos seguramente sonaban a ciencia ficción pero que para cualquier mortal del siglo XXI son indispensables para vivir, cayó la tarde sin el éxodo común de todos los ciudadanos corriendo a encerrarse en sus casas no vaya a ser que el hampa se antojara de algún despistado, volvió a sonar el aparato ese horroroso de la sala, eran de nuevo los amigos para avisar que venían por mí, a pesar del cambio igual me disgustaba manejar y la prevención va primero pues pensaba beber todo el wiski que pudiera y manejar ebrio no es una opción, aunque mis amigos de seguro dicen que borrachos manejan mejor. 

Vinieron por mí, entre una cosa y otra, brindis, comidas, conversas, hice un aparte con algunos invitados para saber la razón de tanta alegría por mi presencia. Según pregunté esa noche (de manera velada) a todos sobre la razón del apuro por hacer cita, el comentario general fue que se enteraron que el entusiasmo es contagioso y los tragos hacen más sensible a cualquiera, además habían constatado que por alguna razón les daba buenos consejos para el futuro. Las esposas dejaron de verme como mala influencia e instaban a sus maridos a invitarme a comer, me compraban fotos y libros solamente para regodearse en estar “cerca de mí”, algunos usaron mis referencias en los diarios dándome fama inmediata (no había internet así que todo era más contundente ya que la gente leía y pensaba más), todo parecía un regalo y así se lo hacía ver a los demás.

Era la sensación de estar intoxicado de alegría, como si me hubiese hecho una masiva inyección de Cannabis Sativa (me han  contado lo que se siente fumar eso) con música de fondo hasta en la calle, pues era un fulano de clase media con viajes dos veces al año, carro en la casa que por cierto había comprado ese año, biblioteca gigante, restaurante de lujo una vez al mes, derroches alcohólicos de vapores ingleses de 21 años, casa de playa (alquilada), mercado que incluye una moderada porción de delicateses , cigarrillos importados, colonia francesa original, parrilla mensual de pieza entera, póliza de seguro privado, champú, papel higiénico olor a melocotón, acampadas a la orilla del mar, caminatas a media noche por la ciudad, de solo usar efectivo pues no existían cajeros automáticos, zapatos ingleses , reloj, cadena y anillo de oro sin esconder para la caminata, ríos transparentes y limpios, amplias calles llenas de árboles, Nutella para la merienda y ahorros para la pensión de vejez pues la moneda no se devaluaba.

Como comprenderán , me sentía como acabado de escapar del infierno para pasar a uno menos amargo pues las torturas y los terrores son de menor intensidad que los vividos en la dimensión anterior, sin embargo la naturaleza humana parece ser inconforme hasta con la felicidad pues nadie entendía que todo estaba bien, que nada era tan grave, que se dedicaran a seguir así, que la izquierda estaba perdida, que sus intelectuales no lo eran tanto ya que se dedicaban a militar con la izquierda sin pensar dentro de su vasta inteligencia que colaboraban con la cosa más espantosa inventada por el hombre, aunque creo que esos señores (los “intelectuales”) lo sentían tan improbable de vivir que no hacían más que fabular para justificar su inconformidad y postura crítica.

No hallaba como hacer entender que el futuro era tan sombrío que su miseria es la alegría de cualquier contemporáneo, ahí comenzó a hacerse pesadilla pues terminaba encerrado y perseguido por todos, los que pensaban que estaba loco además de algunos factores de poder, acosados por mis sarcasmos impresos en la prensa nacional, junto al incomodo apartheid de la comunidad cultural pues con los consejos les espantaba a los clientes que comenzaron a pedir paisajes tipo portada de “Atalaya” (la revista que regalan las viejitas testigos de Jehová e los autobuses) que les cercenaban los bocetos de sus visones patrioteras ruso leninistas con barba y habano por los que cobraban cifras millonarias bebían buen vino, buenos habanos, placeres varios con viaje a París o New York para fusilar a los galeristas de allá, cosa que ya los tenia desesperados pues tenían una crisis de fe ateo comunista que les era abiertamente criticada hasta la tortura por parte de los líderes del partido comunista que residían todos en alguna urbanización al este de la capital.

Llegaron a tal punto que comenzaron a matar indiscriminadamente a cualquier personaje medianamente influyente, como todo artista que se precie tiene pretensiones de ser el mejor para poder acceder a “grandeza” y la fama, estaban asustados por la inseguridad de lo deseado, la crítica ya no tenía asidero para poder vivir pues al final  sin novedades artísticas ni pose política que asumir que no sonara a rebelión perderían la credibilidad de galeristas, museos, periódicos o revistas para segregar su veneno, la crítica estaba amenazada por perdida de interés en sus dicterios por parte del gran público culto del país, eso significaba aprender algún oficio decente con menos ingresos para poder ganarse la vida. Lo que para mí significaba que  tenía  enemigos poderosos que apoyaban su talento para atentar en mi contra.

Salí a comprar cigarrillos solo para comprobar que ahora es muy barata la marca que me gusta fumar, en la panadería de la esquina  me encontré de frente con la tropa de artistas y críticos que me reclamaban por envenenar con fantasías de libre mercado, trabajo y superación personal a los ricos con “conciencia social” que compraban su “obra”, los ánimos subieron de nivel, en algún momento comenzó un intercambio desigual de empujones, puñetazos, patadas y carreras pues el instinto de supervivencia siempre gana, a las dos cuadras pasaron factura los veinte cigarrillos diarios, perdía velocidad, tenía un miedo africano pero por obra y gracia de la adrenalina mantenía una saludable distancia de mis perseguidores, quienes se supone conformaban buena parte de la cultura nacional que junto a los disfrazados de intelectuales  me perseguían. 

Corría por una calle que no conocía pero era muy limpia, cosa que me parecía extraño y a pesar del susto con ahogo de quien no está acostumbrado a correr, me hacía voltear para admirar esa ciudad desconocida, entré a un edificio buscando despistar, comencé a subir las escaleras para poner más distancia, al tomar unos minutos de descanso sentí el ruido de  la turba, estaban más cerca, seguí subiendo , ya los oía a pocos pisos de distancia, con sus gritos, mentadas de madre, maldiciones en varios idiomas, palabrotas conocidas y desconocidas, en el último piso no tuve más escapatoria que salir a la azotea con la esperanza de que no me buscasen allí, buscando algo con que bloquear la puerta, se oyó un estrepito de gente desaforada gritando mi nombre, me encontraron, estaba perdido, no entendían nada, intenté razonar aludiendo a su intelecto pero estaban fuera de sí, me rodeaban varios que reconocí como  (ex) amigos que iban  armados de palos, piedras  y uno que otro trípode, no tenía escapatoria , en medio de la angustia recordé que todo era solo un mal sueño, no pasaba nada. Salté al vacío.
José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback





viernes, febrero 12, 2016

Contrarrevolución


Quejarse del país ya es una fija, es complicado no molestarse cuando sabes que en dos días cobras la quincena y no te alcanzará para un octavo de mercado, que no hay medicinas y que las perspectivas a corto plazo son un rosario de malos presagios, como si fuese poco a la presidencia y sus acólitos al parecer les vale nada la situación del país, se burlan de la asamblea legislativa pasándose la constitución por el forro mientras los militares ven hacia otro lado, como si ellos no ganasen su sueldo (entre otras cosas) para defender la constitución y las leyes.

Como pienso que toda historia tiene varias caras, quiero dejar a los altos jerarcas del gobierno la posibilidad de una excusa entonces toca mostrar un par de posibles tesis, la primera; es que los funcionarios que viven atemorizados le mienten descaradamente y ellos (sus jefes) están mal informados, la otra es que son unos caras de tabla que se aferran a su poder omnímodo a cualquier costo, así les toque negociar con el diablo, es preferible mentir con la posibilidad de viajes, escoltas, dólares preferenciales, cero colas y si por casualidad necesitas algo cualquier pana te lo manda en valija diplomática cuando no vas personalmente a buscarlo con la familia incluida.

La verdad me decanto por la última opción, es complicado no saber de la escasez cuando vez las colas a diario, de la falta de medicamentos si las redes sociales, las emisoras de radio y todo medio de comunicación al alcance del público está lleno de mensajes urgentes de gente buscando medicinas, además se supone que llevan estadísticas en los hospitales así que ahí tampoco hay posibilidad de excusas, eso sin contar todos los demás problemas que pasamos a diario, seguramente a ninguno de esos les importa nada pues en el olimpo de los semidioses rojos del psuv no falta nada.

Ahora bien, quejarse no tiene sentido, ya sabemos que con marchas, gritos, declaraciones, maldiciones, tuitazos y todas esas cosas no se hace nada, los funcionarios se lavan el orto y si acaso te ponen preso. Continuar creyendo que la asamblea nacional va a resolver nada es una fantasía, quizás los señores van con muchas ganas, sancionan leyes que hacen falta, solicitan a los ministros quie expliquen la razón de nuestra miseria, muy bueno por ellos, pero la verdad es que no logran nada si NADIE acata las sentencias de allí emanadas, al presidente le vale madres lo que le digan que para eso tiene un TSJ arrastrado, los ministros no asisten a las interpelaciones, las collas siguen y los militares como si nada.

La salida es terminar de entrar al infierno, el asunto es que ahora los malos son tantos que los buenos ni nos vemos, tampoco tenemos armas ni gente con guaramo para hacerles frente a todos los peligros que nos acechan, los rojos sacaran su tarjeta de racionamiento, nosotros nos moriremos de mengua,los que pueden se van y los que no pues nos quedamos impotentes ante todo esto, rogando que el desgraciado planeta Hercobulus caiga encima del palacio de Miraflores y las emanaciones toxicas del choque planetario acaben con todos los malos.
Es triste llegar a pensar que Pinochet no fue tan malo, si la izquierda chilena iba a llegar a estos extremos bien se merecían sus 40 mil muertos que la verdad es como año y medio de las morgues de las grandes ciudades venezolanas, no me gusta pensar que la salida es violenta pero ya no queda espacio para dudas, es momento que quienes puedan hagan de tripas corazón y olviden los resquemores, muertos ya hay bastantes y cada día suman más, sin contar los del hambre, miseria y escasez.
Comunista no cree en leyes y la gentuza tampoco es gente.
Josè Ramòn Briceño 2016
@jbdiwancomeback