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jueves, diciembre 13, 2012

Cuando el verdugo pide clemencia y ni así suena sincera la cosa


El odio es una emoción de profunda antipatía, rencor, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir el objeto odiado
Anoche veía en el noticiero al canciller pidiendo que dejaran el odio hacia el comandante, que dejasen los malos augurios y el cotilleo alrededor de la salud del supremo salvador de la raza humana, sonaba como una orden o una advertencia, no en balde estaba rodeado de los ministros más cercanos, todos con cara de pocos amigos, solo faltaba un pelotón que representase a cada rama de sus adoradas fuerzas armadas.
No entendí que parte de que han vuelto mierda el país no entienden, hasta donde se, no es la oposición quien mantiene unas milicias, ni hace pactos con la guerrilla, crean un movimiento armado (Ejercito Bolivariano de Liberación Nacional), dejan libres y de su cuenta a los colectivos como “La piedrita”, el “Fabricio Ojeda” y otros tantos con chapa y protección oficial, quien adoctrina niños con el manejo de armas incluido (Infringiendo en flagrancia la LOPNA) quienes han convertido en los beneficios del estado en trueques con que apestan a chantaje, quienes han chantajeado sin ningún disimulo a los empleados del estado para obtener votos, quienes mantienen grupos de choques y comités de defensa de la revolución en cada esquina del país para supervisar con sapos incluidos la conducta de sus ciudadanos.
 Ahora pregunto yo y basándome en la definición con la que abro este artículo, si cualquier humano que se respete no sentiría aversión por quien por tanto tiempo se ha defecado en el alma de tantos, por los miles de muertos que cada día amanecen en las calles de este país, por quien a pesar de la constitución promovió el uso de una lista infame (lista Tascón) para filtrar a los empleados del gobierno, dio instrucciones para que desalojasen y expropiasen millones de hectáreas ( muchas productivas) a punta de pistola para que terminasen en la nada productiva y de paso como para más “delicadeza” nunca pagaron las indemnizaciones dejando familias enteras en la calle, además de expropiar terrenos en zonas urbanas trayendo miseria a quienes vivían de esos pues tampoco los indemnizaron.
Díganles a los familiares y amigos de Franklin Brito, los de la jueza Afiuni, los de los profesores (universitarios y de los otros niveles educativos) cuyo sueldo es de miseria y según me han dicho ni seguro privado tienen ahora, de los enfermos que no encuentran o les toca pedir limosna para una operación pues en los hospitales no hay nada ,los dueños de inmuebles que construyeron para asegurar una vejez tranquila y ahora se inventan una ley para que los inquilinos se adueñen del espacio alquilado y no exista manera de sacarlos a pesar de que quienes invirtieron tiempo y esfuerzo en construir fueron los dueños de ese inmueble alquilado.
Dígales a las madres que no encuentran lo básico en los supermercados, a quienes el sueldo no les alcanza para comer más allá de Harina Pan, margarina y queso (si los encuentran). Dígale, a quienes en su derecho a la protesta pacífica han recibido planazos y “gas del bueno” o a quienes con esfuerzo han estudiado para encontrarse sin esperanza y con un título universitario como bello adorno en la sala de su casa.
A los miles que han dejado todo para emigrar a otras tierras pues en esta se sienten personas no gratas ni aplican a ningún empleo, a quienes han sido ofendidos por los miles de “simpatizantes” armados que a nombre de la roboilusión hacen valer su ley sin que valga nada y con la ceguera de quienes deberían ser los garantes de los derechos de todos. Quien en vez de invertir en el país regala a manos llenas el dinero de la nación a otros países, que a pesar de tener un petróleo groseramente caro mantiene una devaluación perenne en la economía de este país mientras los grandes cacaos del gobierno viven como jeques y con muestras más que evidentes de malversación y jamás les pasa nada, en este país donde solo los pendejos pagan cárcel y los “vivos” pues se ríen de todos ya que de paso los premian con alguna embajada para alejarlos de las malas vibras de la ley.
Pero a pesar de todos estos detalles, sigue habiendo odio en las calles en contra del “amado líder supremo y salvador de la raza humana”, no me joda canciller, la vaina está rejodida para todos, no hay empleo, todos los día uno reza para que no le pase nada a ningún familiar, no solo por el hampa desbordada, también por que como el dinero no vale un carajo, los hospitales son un caos y nunca jamás hay nada, ni radiografías tan siquiera, además quienes tienen seguros dependientes de algunos ministerios ( el de educación por ejemplo) saben que está suspendido por falta de pago pero todos los meses le descuentan ese seguro del sueldo, entonces hasta una caída se vuelve una tragedia eso sin contar una apendicitis o algo peor.
Entonces no hay espacio para las broncas, solamente la oposición somos una suerte de malvados de la película que nos aprovechamos del dolor de una pobre familia para hacer un circo de odio, como si ellos tuviesen alguna palabra de consuelo para los miles de venezolanos que están jodidos pero sin aviones privados y juntas medicas internacionales para buscar la vuelta para su salud, no me jodan, la bronca ha de seguir, solo las focas (muy raras en sitios tropicales) desde hace 14 años han tomado este país como su hábitat, con todo y un extraño comportamiento ultra cursi que ha recrudecido en estos últimos días.
No se, yo creo que esa arrechera (cuando no odio) tiene raíces muy fuertes, las cuales difícilmente podrán ser extirpadas, a menos claro que desde el gobierno dejen de mariqueras y refloten el país que está nadando en una cloaca con todo y moscas, el único problema es que a muchos nos gustaría poder olvidarnos de la política y trabajar para vivir pero cada día estamos peor, una desmejora continuada que una parte del país no mira, pero imagino que de tanto vivir entre la mierda ya ni les hiede.
Hay motivos para la bronca, muchísimos y por cierto se supone que los Marxistas no creen en dios, así que sus rezos de embuste se los pueden meter en el bolsillo. Claro, como ser humano el sufrimiento de otros no debe dar alegría, pero después de tantos años imagino que el sufrimiento, la impotencia y la desesperanza han terminado por ser tan comunes que ya ni afectan, así que desde mis líneas le pido a ustedes (el gobierno) que se dejen de tanta payasada y dejen eso así pues uno nunca sabe que puede pasar con tanta gente descontenta y arrecha, aunque estoy seguro que todos sueñan con ser guerrilleros adalides de la libertad y matar a cuanto carajo no piense que la felicidad está en ser pobre y miserable con el añadido que por acá no hay balsa que valga.

José Ramón Briceño Diwan 2012
@jbdiwancomeback

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